noviembre 06, 2011

Historia para mi Ada!!! "Solo tú"

Y es que yo habia escrito algo para ella en su cumpleaños lo juro, pero no me parecio lo suficientemente ¡Wooow! para mi hermosa pollis por lo que busque mi inspiracion para despues encontrarme con una historia de nada menos que 33 hojas con letra calibri 11 xD y esque me agarro la inspiracion hasta que por fin pude darle un fin. y de verdad que ame escribirte esto amor con todo mi jodido y reconstruido corazon!!! Y es que no se como decirte que te amooo y que en verdad agradezco esa amistad que me brindas, las veces que me has leido triste, llorando o radiante de alegria!!! Eres mi pollis mi Edwarda!!! mi amore mio de io de mi misma!!! y escribi esto con la intencion de que te entretengas un rato y como pense primero hacer 4 capitulo y creeme que lo pense asi mejor lo publicare en 2 capis para mantenerte en suspenso!!! ;D Te amo Ada!!! no lo olvides nunca!! eres una persona maravillosa mi pixie!!! mi angelita!! que me cuida y visita aun en sueños <3<3<3 Que disfrutes este regalito atrasado pero con todo mi corazon!!! Feliz no cumpleaños pero disfruta del regalo!!! :P La otra parte esperaras el viernes por que la escuela no me deja terminar de editar o subir ¬¬ Eso sin mencionar que haya subido hasta hoy habiendote prometido esto desde el viernes pero bueno mis dias no han ido bien amor.... en fin Te amooo!!
Besos!!!! :D















Parte 1: Entre Hiedras y Tulipanes.....




“Probablemente cuando leas estas líneas me habré ido”…



Releí por séptima vez la frase con la que iniciaba aquella nota y finalizaba un capitulo en mi vida. Con el corazón embravecido recordé por que había dejado pasar tanto tiempo. Mi mirada se torno vacía, no me quedaba nada a que aferrarme en aquel lugar. Yo no amaba al hombre que me recibía cada noche con una sonrisa. Que hacía de mi vida cómoda y simple.



-Es lo mejor que puedo darte…-Dije de modo automático. Yo había prometido hacer lo correcto para él, alejarme y dejarlo para que alguien lo pudiese amar de verdad.



Tome mi bolso y una maleta. No me permití tomar nada que él me hubiese dado. Así como había llegado me iría.



Ya pasaban de las 5 de la tarde y el cielo comenzaba a pintarse de tonos naranjas y remolinos

grisáceos. Me detuve a esperar un taxi que me llevara al aeropuerto. Probablemente viajaría a

España o Italia. Esta vez necesitaba comenzar de cero y darle un giro a mi vida. Y mi empleo parecía facilitar mi huida.



Las calles de Boston estaban saturadas de luces, de autos y de personas apuradas. Después la ciudad me tendió la última llovizna que vería en aquel lugar. Sonreí a modo de despedida mientras unas tenues gotas trazaban caminos desiguales en el cristal del taxi.



El aeropuerto estaba transitado, las personas iban y venían. Era nostálgico mirar cómo se reunían familias, amigos y parejas. Ahí era donde miraba lo que anhelaba; Un abrazo sincero, un beso fugaz y una mirada cargada de entrega.



Camine sin ánimos a la taquilla. Al parecer la llamada de mi jefe había decidido el destino de mi boleto; Italia. Quizás comenzar en una villa… Apenas intentaba formar un plan cuando una voz apareció junto a mí inundando mi cabeza y haciendo que mi piel se entibiara.



-Un pasaje a Italia…- El hombre no pasaba los 30 años, tenía el cabello corto, la piel tenuemente bronceada, una barba adornaba con sutileza aquella mandíbula que portaba con fiereza un par de labios rellenos y curvados en una sonrisa segura. Su cuerpo ajustado en un traje gris Oxford corte italiano. Pero lo que más me llamo la atención fue aquel par de ojos color azul profundo con motas grises. Me quede helada cuando el poso una mirada tranquila sobre mí, hizo que el aliento me faltara y las piernas me temblaran.



-Hola…-Susurro girando la mitad de su glorioso cuerpo en mi dirección. Podía casi asegurarlo con sangre que debajo de esa costosa tela se escondía un perfecto torso marcado y una espalda maravillosa que estaba segura se amoldaría debajo de mis caricias.



-Hola...-Le devolví el saludo mientras lo miraba en todo su esplendor. Me gane una sonrisa completa que hizo que mi corazón bailara de pura vanidad.



-¿Vas a Italia también?- Le escuche preguntar mientras recibía su pasaje. Yo también tome el mío y en un abanico de caballerosidad tomo mi equipaje y sujeto mi mano como si aquello fuera una costumbre arraigada. Su tacto era cien veces mejor que cualquier otro. Su piel estaba tibia.



-Eso dice el pasaje…-Sonreí.



-Lo sé…-Me gustaba aquello, me proponía seguir con un juego parecido lo que durara su compañía a mi lado.



Supe en la sala de espera que era un Arquitecto, que iría a Italia a cerrar un negocio, que el azul de sus ojos era parecido al cielo despejado del mediterráneo, que su aroma era delicioso; Una mezcla de colonia y su propia esencia masculina me hacían sentir curiosidad sobre que sería inhalar en su cuello. Después me perdí un momento en las curvas y formas que se dibujaban debajo del traje que llevaba.



Al abordar el avión reviso su teléfono y sonrió. No quería admitir que aquella sonrisa me derritió casi a la vez que un fuego furico que reconocí como celos se apropiaba de mí. No era de las personas que creía en celos, de hecho siempre había sido neutral en ese aspecto, pero justo ahora los experimentaba de una forma ilógica.



-Ella es Jenny….-Una mujer de cabellera chocolate y mirada jade sonreía mientras sostenía a una niña de aproximadamente 2 años. Ahí se había acabado todo el cuento de hadas, las mariposas, la sensación de calor. Solo sentía un rotundo sentimiento de frustración que pronto fue aliviado cuando nos dieron asientos separados.



-Que linda familia….-Dije mordaz mientras me zafaba de su agarre y le quitaba mi equipaje con sutileza.



El hombre parecía incluso ofendido ante mi falta de interés. Pero siendo honesta, no toleraba que primero me brindara esperanza y después arrasara con ella.



-Debo aclarar que ella no es mi esposa…-Dijo muy seguro de sí y con un cierto aire divertido.



-Aja…-Alcance a murmurar sobre todo porque no se me ocurría un dialogo convincente.



-Es mi hermana y mi sobrina…-Explico volviendo a mostrarme la fotografía –Ellas residen en Italia junto con mi cuñado. Iré a hospedarme en su casa-Diciendo lo último se separo de mi dirigiéndose a la esplendorosa primera clase. Yo me había quedado si bien agradecía que no fuera la clase turista estaba en algo parecido a “intermedio”.



Suspire cansada. De nuevo había metido la pata.



Las cansadas horas de vuelo y las continuas paradas en un par de aeropuertos me hicieron de verdad extrañar una cama y la ducha.



Suponía que mi cabello era un completo desastre, a veces me preguntaba como llevándolo corto podía convertirse en una maraña de 8 cm.



El aeropuerto fue solo una pequeña probada de lo que me esperaba, el lenguaje no era para nada familiar, quizás unas cuantas palabras las entendía pero la fluidez se convertía en un verdadero desafío. Tome mi equipaje con la completa certeza que aquella nueva vida era lo mejor, que empezar de cero seria una aventura.



***

Tenía una semana y media de haber llegado a Italia, me acostumbraba al cambio de horario, a las comidas exquisitas, al vino en tres tiempos, al clima pero sobre todo a intentar trabajar y concentrarme en el caso que me había traído aquí con todos los gastos cubiertos. Después de un descanso de 2 días completos había decidido que quería trabajar y mi jefe había coincidido con esa idea.



-¿No iras a dormir hoy Ada?- Franco pregunto por tercera vez, el estaba encargado del área de archivos. Le había pedido por 5ta vez en la semana y apenas era miércoles que me permitiera los documentos del caso Triane que trataba básicamente de un divorcio en primer plano. Lo complicado era hablar de las propiedades, la fortuna de ambos y lo más triste del asunto legal y el pleito es que recaía en los dos hijos de aquella pareja.



Sin duda el involucrar a los niños era lo más bajo del asunto. Los padres se debatían en casas de verano en Ibiza o una villa en Francia, yo preferiría pensar en la custodia completa, la niña de nombre Nicole tocaba el violín magistral y melancólicamente en cada cita de sus padres con los abogados de por medio. El pequeño James no pasaba los dos años mientras jugaba silencioso con sus pequeñas manos. Si sus padres supieran lo que estaban perdiendo realmente. Apostaría que dejarían de “Jugar al divorcio” que sus reglas se reducían básicamente a; “Dame lo mío y también lo tuyo…”



Suspire mientras intentaba ponerme neutral, pero en mi profesión siempre intentaba equilibrar todo, ambas partes. Lo justo de lo injusto y no es que precisamente una abogada se reconozca por ello. Me agrada pensar que soy una excepción.



Después de terminar de leer la última declaración del conteo total de los bienes fue sin duda desmotivante conocer que el matrimonio de ambos se reducía a aquella cifra morbosa y desvergonzada. Dinero al fin y al cabo, nada de amor solo números.



Salí del despacho con el pecho repleto de desazón. Los humanos podíamos dejar de amar tan pronto y a la vez enamorarnos en un parpadeo. Me despedí del portero, un señor de aproximadamente unos 50 años con un rostro tan apacible y sereno que cuando sonreí una hilera de arrugas se precipitaban de manera agradable a sus ojos.



Me estaba alojando en una villa. Insistía en que una posada era suficiente pero mi jefe había presionado tanto que no quise desairarlo. Además sentía que era un plan elaborado para que considerara la plaza que se encontraba aquí en Florencia. Uno de los despachos más importantes y reconocidos había requerido a alguien extranjera y competitiva. Me agradaba tener conocimiento y orgullo de saber que era una candidata fuerte para tal empleo.



Al llegar en el automóvil Clío que amablemente me había facilitado el despacho mire una luna en su total esplendor. Era increíble como parecía bañar los viñedos de la propiedad vecina y de la mía temporal de una manera irreal. Este espectáculo solo lo podrías describir al mirarlo, los propios recuerdos no le hacían justicia.



Una sombra se vislumbraba en la entrada de la construcción de 2 pisos. Era demasiado extraño ya que yo soy la única habitante del lugar. Una vocecilla me sugirió dar la vuelta e irme, pero por la forma en la que la figura se desplomo supe que estaba herida. Como medida extra tome un tubo que se encontraba en el asiento trasero, esta ciudad era muy tranquila pero me gustaba estar preparada para todo, tal como ahora.



Baje del auto con la bolsa aferrada a mí, había leído en algun lugar que si te encuentras en una situación de peligro y un asaltante te toma por sorpresa es mejo darles todo. Nada de “Están en el auto” eso solo podría complicar las cosas de manera peligrosa. Así que ahí estaba yo, envuelta en un halito de adrenalina pura, incluso me había quitado las zapatillas para una huida rápida y nada torpe con los Juneau, mis vecinos.



Me acerque con precaución hasta llegar al desconocido que se quejaba quedamente.



Una risa se coló en el aire acallando todo alrededor.



-Te lo dije ella está sola…-Una voz poderosa retumbo en las sombras.



Mi cuerpo se paralizo cuando el desconocido se levanto rápidamente atrapándome entre sus brazos. Aquello había pasado tan rápido que pude contarlo en un aliento.



-Dulzura…-Mis huesos se helaron ante sus palabras. No soy una mujer tan proclive a asustarme pero aquella amenaza sonaba jodidamente a muerte.

Intente recordar como flexionar mis piernas para poder liberarme, solo necesitaba un par de segundos para gritar y que mis vecinos salieron al rescate. Aun así el pánico se apodero de mi cuando un hombre salió de entre las sombras sujetando una cuerda.



-No vas a gritar…-Parecía que explicaba a un niño una regla básica.



El corazón latía embravecido en mi pecho, incluso sentí de primera mano aquello que suelen decir las personas con respecto a ver la vida pasar.



Suponía lo que vendría, era aterrador, jodido e increíblemente infortunado. Ya podía verme en el anuncio de periódico de al día siguiente, aunque claro podía ser que solo formara parte de una estadística.



-Así que… ¿No les da vergüenza?-Aquella voz me saco de control al igual que a mis atacantes quienes se mostraron enfadados al principio.



-Aléjate no es de tu incumbencia…-Murmuraron ácidos intentando llevar mi cuerpo al interior de la casa. Había experimentado la rabia de ver y escuchar como revolvían mi bolsa en busca de mis llaves.



-Déjenla ir…-Aquella orden sonaba amenazante. Quise gritar que me ayudara pero la cinta que habían colocado en mi boca no me permitía si quiera respirar bien.



-Vete a la mierda-Espeto el tipo que me sujetaba antes de caer al suelo y dejando caer mis pies estrepitosamente.



-Te dije que….-La voz del otro agresor se quedo muda al mirar como su compañero había caído derribado.



-Si, está muerto- Contesto el que suponía como mi salvador.



-Como te atreves…-Grito el tipo corriendo y dejándome yacer en el piso de la entrada mientras se acercaba al bulto que se encontraba inmóvil



-Te lo advertí… además te he hecho un favor, él pensaba traicionarte con la chica. Quería que fuera solo suya- Su sarcasmo me hizo cuestionarme ¿Qué tan bueno era que él se involucrara?



-Era mi hermano…-Odio y rencor se filtraron en su voz, después un golpe en seco lo había tumbado junto al que había revelado como hermano.



-Ahora estas a salvo- Las palabras de aquel hombre misterioso no me habían tranquilizado del todo. Cerré los ojos para evitar mirarlo y comprometerme a reconocer a algún criminal.



-Limpiare mi desastre-Murmuro cuando se inclino para levantarme. La sangre se me helo por completo acaso el podía…



-Puedo escuchar tu mente…-La trivialidad de su respuesta me tomo por sorpresa –Y no, no voy a hacerte daño… abre los ojos- Obedecí lentamente mientras la tenue luz de la luna se reflejaba en sus facciones. Y lo que vi no me lo podía creer en el más loco alucine o sueño de mi vida. Aquellos ojos celestes los reconocí de inmediato. Era el tipo del avión. Quito la cinta de mi boca y puede al fin exclamar.



-¡Eres tú!- Casi grite.



-No soy yo quien tú piensas…-Me respondió rápidamente sin dejarme de observar con curiosidad.



-¡¡Claro que eres tú!! Eres Ashton- Espete con la boca seca.



-Claro que no…-Sus manos deshicieron con facilidad toda atadura, sus ojos me inspeccionaban con un interés increíble. Incluso estos a pesar de ser idénticos a los que hacía unos días había visto parecían diferentes de una forma extraordinaria.



-¿No me recuerdas? Hace días que nos conocimos en el aeropuerto de Boston…-Intente explicar pero en un segundo me encontraba en la puerta de mi casa con la agitación de no saber cómo había llegado hasta ahí.



-¿Qué demonios…?-comencé pero fui parada por él.



-Abre tu casa… platicaremos dentro-Se explico tendiéndome las llaves que hacía unos momentos había visto en manos de aquellos tipos que ahora se encontraban estorbando el jardín.



Al abrir mi casa me encontré relajada y un poco más segura.



-Invítame a entrar…-susurro no muy seguro de querer sonar necesitado. A pesar de haberme salvado no se notaba que fuera del tipo de hombres que fuera por la vida haciendo el bien. Al encender la luz de la estancia pude mirar con detenimiento su atuendo. El vestía un impecable outfit casual pero jodidamente sexy negro.



El pantalón de cuero parecía amoldarse a sus piernas sin reparo alguno, podía incluso ser pecaminoso el modo en el que él lo vestía. Ni si quiera en los 80’s se había visto que a alguien le quedara bien como al hombre que tenia frente a mí. Su torso se encontraba desnudo y al alcance de mis manos, lo único que tapaba la completa visión de su piel era una chaqueta de cuero con cierres y hebillas que imaginaba lanzando por los aires.



-Cambiaste de estilo ¿ah?…-no era lógico mencionar algo como aquello pero era lo primero masienos coherente que había podido pensar después de lo que había experimentado, aun mis piernas no las lograba sentir del todo, además mi pulso aun ensordecía un poco mis oídos.



-Yo no soy Ashton…-Parecía cansado al decir aquello.



-Pues entonces te pareces demasiado… aunque hay algo diferente ahora…-Mire mis manos cuando su mirada se poso en mi tan increíblemente azul que hizo que mi corazón latiera de pura excitación.



-Mi nombre es Asher…-Explico mientras se acercaba al sillón de una pieza donde se encontraba una pila de frazadas.



-Acaso pudiera haber la posibilidad de que ustedes…-Me sorprendió que tomara una de las frazadas y me la colocara en la espalda con cuidado.



-Somos hermanos…-Contesto mientras un roce casual de sus dedos paso sobre mi hombro.



-Esto es jodidamente extraño…-sentía que había entrado en alguna especie de dimensión extraña.



-Es terriblemente extraño te concedo eso, pero tienes que admitir que soy mejor parecido que el- Aquel intento de hacerme sentir mejor me conmovió por muy estúpido que aquello pareciera.



-Son idénticos solo que tú no eres tan quisquilloso al vestirte-Mencione dándole una corta mirada de deseo. Aquello era extraño dado a lo que había pasado pero su presencia era abrumadora en el sentido de que sentía mi cuerpo encenderse con cada respiración.



-¿Te incomodo?-Su aliento rozo mi rostro cuando el acorto la distancio haciendo de ello algo más personal.



-Yo… yo…-Quise refutar aquello pero cuando su mano tomo mi cintura y me acerco a él mi cordura escapo de mi cuerpo.



El pareció disfrutar el momento exacto en el que un jadeo escapo de mis labios presurosamente.



-Eres hermosa…-Cerré los ojos al deleitarme con sus manos que recorrieron mi espalda bajando hasta mis nalgas.



-Asher…-Cuando de mis labios salió su nombre hubiera podido gemir. En mi boca la pronunciación se sentía tan bien.



-Ada…-Susurro mi nombre con una sensualidad nata en mi oído estremeciendo hasta mis bragas que se encontraban más que dispuestas a descender sin trabajo alguno e incluso podía asegurar que lo podría hacer en un solo movimiento.



Mis manos temblorosas tocaron aquel glorioso abdomen en el cual una fila de 6 músculos se estremeció bajo mis curiosos dedos que los marcaban y trazaban.



-Te necesito…-Y antes que pudiera parpadear el me sujetaba entorno a su cintura obligándome por inercia a aferrarme con mis piernas a él. Y no es que el no parecía tener la situación bajo control.



Sus labios buscaron los míos no sin antes trazar un húmedo camino en mi pecho que después de un tirón a mi camisa quedo expuesto ante sus exigentes labios. Sus caricias eran certeras y dejaban fuego por donde tocaban, incluso podía asegurar que mis gemidos eran escandalosamente comunicativos de lo que experimentaba.



El hombre sabia como tocar a una mujer, conocía cada punto en el que podía gemir o jadear o quizás solo era algo natural en el ya que con cada sonido que salía de mi boca el parecía maravillado.



-Deliciosa…-Pronuncio contra mi garganta a la vez que me estremecía ante la sensación de sus palabras chocando contra mi piel expuesta.



-Hazme tuya ahora mismo- La voz me salió ronca y exigente. Pero tan pronto como me había sentido en los brazos de Asher ahora sentía el piso bajo mis pies.



-Sopesa el peso en tus palabras…-Sus ojos ya no eran celestes sino fieros y de un color negro que le daban un toque peligroso pero que no dejaban de ser sensuales y hermosos.



-¿A qué te refieres?-mi humor se veía afectado entre la respiración entrecortada que alcanzaba a controlar con mucho trabajo.



-Si te hago mía… dudo que pueda dejarte ir…-Abrí mis ojos ante semejante explicación. Es decir, desde cuando el sexo se había vuelto tan complicado tanto o aun más que el amor.



-Bien… si no querías estar conmigo solo lo hubieras dicho, es decir ya somos “mayorcitos” para saber que es un “calentón”- Gire mis ojos con frustración. Ahora me encontraba traumatizada y me había bajado la libido hasta el subsuelo.



-No entiendes…-Soltó acido y sereno.



-Bueno no, puede que no entienda, pero lo que es claro es que quiero estar sola…-Antes de que hubiese terminado mi demanda, el había desaparecido. Me asome al jardín buscando alguna pista de él y solo observando que los cuerpos que pensaba encontrar habían desaparecido dejando todo como si no hubiese pasado nada.



Cerré la puerta colocándole el pestillo y un seguro. Además de una silla para atrancarla.

Mire mis muñecas contemplando lo enrojecidas y amoratadas que comenzaban a ponerse. Mis tobillos se encontraban de la misma forma así, al menos así lo revelaban las medias rotas. El dolor y cansancio se apodero de mi cuerpo, supongo que esto era a lo que se referían con el “conocimiento del shock” Decidí ir a mi habitación a darme una ducha caliente y rápida.



***

La noche había pasado un tanto tranquila, asumí que era cansancio y sueño acumulado que me habían permitido dormir rápidamente.



Al otro día en el trabajo me prometí no salir tarde de nuevo. El día pasó sin mucha relevancia.



De nuevo había recibido un puñado de correos de mis amigas y familia donde me pedían que regresara desesperadamente. Mis amigas solo pedían un suvenir, fotos y en algunos casos alojamiento para dentro de un mes.



-¿Disculpa puedes ayudarme?-Aquella voz la reconocía al igual que mi cuerpo que comenzó a experimentar una especie de familiaridad patosa.



Alce la mirada para encontrarme el par de ojos azules que había mirado la noche anterior, solo que esta vez parecían más amables, menos fieros. Eran los de Ashton.



-Así que…-Mi asombro se disparaba al mismísimo cielo.



-Ya no te encontré aquel día-Sus ojos brillaron y mi pulso se descarrilo-así que hoy por azares del destino mire el periódico y estabas en la séptima plana con la noticia que estas en el equipo de abogados en un divorcio glamoroso- Explico apaciblemente.



Este hombre tenía un estilo increíblemente acorde a su personalidad. Se miraba poderoso enfundado en un traje azul marino con una camisa azul pálido y una corbata azul cobalto.



Aquella combinación era increíblemente coordinada con su mirada.



Sería una ciega si el hombre no me atrajera y claro que lo hacía pero había algo que faltaba. Su hermano por menos que eso me había puesto a palpitar necesitada.



-Así que ¿quieres ir a cenar?-Pregunto atrayendo mi atención. El hombre sonreía de una manera que debería considerarse de infarto.



-Yo creo que…-Mi móvil sonó atrayéndome un momento para reponerme.

Un mensaje de un teléfono desconocido anuncio la pantalla.



De verdad desearía verte de nuevo y terminar lo que empezamos… Hoy desperté con tu aroma en mi piel, con tu nombre en mi boca y con el firme deseo de volverte a ver…



Asher



Un suspiro salió de mi pecho arrebatándome el aliento e incrementando el calor de mi cuerpo de manera apabullante. Incluso podía sentir la piel palpitarme.



-¿Todo en orden?-Menciono Ashton captando mi atención por un minuto.

Y es que tenerlo aquí no ayudaba precisamente a que la calma me llegara. Simplemente era la imagen que mi mente había grabado celosamente y que ahora recreaba a antojo.



-Si, solo quiero preguntarte algo muy personal…-Mordí mi labio por qué no alcanzaba toda mi boca para callarme, es decir, que tendría yo que andar de detective en torno a la vida de ambos hermanos.



-Te dije que es mi hermana, aun así no estoy casado, no consumo narcóticos, bueno quizás tome un par de veces pastillas para dormir y para no dormir en la universidad pero fue estrictamente necesario y educacional- Una sonrisa divertida cruzo su rostro, sus mejillas formaron un par de hoyuelos encantadores. No eran profundos pero marcaban considerablemente su gesto.



-Es acerca de ti…-Comencé cautelosa-y de tu hermano…-El frunció el ceño.



-Solo tengo una hermana que es Jenny-Explico confundido.



-Bueno pues no es precisamente lo que vi ayer…-No sabía cómo empezar a explicarme o si quiera si era yo la que debía informarle de Asher.



-No te entiendo-Su ceño se frunció de una forma única. Aquel sentimiento de confusión nunca se había convertido en algo tan jodidamente sexy.



-Bueno, no sé si deba yo…-Justo cuando iba a comenzar mi historia el móvil sonó de nuevo.

Otro mensaje.



Cariño no le digas nada a Ashton, el no tiene conocimiento de mi existencia y se debe quedar el asunto así. Y vamos quita esa adorable expresión de sorpresa de tu exquisita boca…



El mensaje me atraía llana y simple confusión. Era un tanto molesto que alguien me dijera que hacer, que decir y sobre todo que supiera cada movimiento o pensamiento mío.



-Es solo que fue un sueño y bueno le hago mucho caso a mi subconsciente- En este punto solo pensaba un enorme “Trágame tierra” con todo y tacones por favor.



El negó con algo parecido a la ternura mientras tomaba mi mano sutilmente. Su tacto era reconfortante, era cálido como me había parecido en nuestro primer encuentro. Podía incluso apostar a estas alturas que Ashton era el tipo de hombres que difícilmente encuentras en la vida, que puedes presentárselo a tu madre sin necesidad de recrear todo un dialogo, del que tus amigas se enamoraran por completo, del que las mujeres te envidian y sobre todo del que alguna vez había soñado.



Pero incluso ante mi pensamiento pude encontrarme con lo abrumador que podía resultar tanta perfección vista desde mis ojos.



-Entonces… ¿Nos vamos?-Me saco de mis cavilaciones tirando gentilmente de mi mano para que me pusiera de pie. Alcance a apagar el ordenador y a colocar un par de folders en el cajón de mi escritorio.



-¿A dónde vamos?-Pregunte cuando las puertas del elevador se cerraron. El me tendió una mirada que intuía por experiencia era seductora.



-Estamos en Italia, comeremos en “La mia vitta”-Enfatizo el nombre demostrándome su acento italiano claramente perfecto.



Cada quien hizo el viaje en su auto a pesar de la mueca de Ashton ante la idea. Yo agradecí ese tiempo para marcar un numero que no conocía pero justo antes de darle marcar, mi celular sonó con el característico timbre que le había asignado.



-Hable-Conteste



-Decidía incluso con el móvil-Su voz a pesar de la distancia no perdió efecto alguno ya que una serie de descargas me invadió por sorpresa.



-Primero me besas y “arrinconas”, después me dices que no puedes hacerme el amor y por ultimo me abandonas sin darme explicaciones ni motivos. Y hoy se te da por mandarme mensajes extraños, claro sin mencionar que sabes que pienso, que hago…-



-Y que deseas o quieres…-Completo de forma irónica.



-Exacto, pero lo peor es que no entiendo qué hay de ti y de tu hermano que debo mencionarte que me ha invitado a comer…-Concluí antes de recibir una molesta interrupción. De todas formas por lo poco que sabia el ya debía tener conocimiento de mis planes.



-De hecho es cena…-rectifico –Y no me tiene muy contento te lo juro-Su tono fue sereno y conciso.



-Yo pienso que es amable y lindo-Solté y seguido escuche un bufido bajo por el otro lado.

-Záfate y ve a tu casa….podríamos estar juntos- Por mucho que esa promesa me entusiasmara no estaba del todo convencida.



-Eres tan increíblemente imposible…-Respire profundamente-no llevamos ni siquiera un día de conocernos y ya deseas que tenga una enferma disponibilidad para ti. ¡Vamos! Sé que me salvaste la vida y dignidad pero no significa que yo sea ahora de tu propiedad y te deba algo como esclavitud o sumisión eterna- Mi paciencia comenzaba a experimentar un sube y baja de emociones tan variadas que de un momento a otro me encontraba enfada pero un segundo después encantada y así la cosa no mejoraba nada.



-Lo sé, pero todo es por tu bien



-No quiero excusas ni que adornes verdades. Créeme que ya tengo suficiente edad para la verdad no importa lo cruda que pueda ser.



De pronto la imagen de Randy el tipo que casi había considerado el amor de mi vida me había mentido no sola una sino varias veces, incluso cuando yo le había dicho que conocía la verdad él no había cedido ni un poco.



-Te veo en tu casa y prometo contarte todo…-Pronuncio después de un corto silencio.



-Me tendrás que contar todo o mejor evita ir…-Corte la llamada con la ansiedad golpeando mi cabeza haciendo eco en mi conciencia.



Cuando por fin pude concentrarme en el camino, observe la apacible villa en la que estábamos. Había intrincados caminos antiguos, un par de fuentes y por supuesto que todo acceso a aquella pintoresca promesa era a pie.



Aparcamos los autos y nos unimos para caminar. Ashton tomo mi mano dirigiéndome hacia un puesto de hermosas flores. Me compro un improvisado ramo de girasoles con un tulipán en el centro. Ese gesto hizo que mi corazón se desbocara, es decir, si había recibido obsequios de ese estilo pero nunca había visto algo como lo que él había hecho. El ramo lo elaboro el mismo, escogió desde las flores y el acomodo de estas hasta el listón de color rojo.



Ambos seguimos caminando, y me di cuenta que me podría llegar a acostumbrar a ello, a caminar con el de la mano en la ciudad, en las villas o incluso en los viñedos mientras sonreíamos y descubría cosas como mas sabores de gelato como el de menta que ahora comía y que perfilaba a ser uno de mis favoritos.



Llegamos al restaurante con pinta rustica y acogedora. Un icono de Italia, había todo lo que me podía haber imaginado relacionado con el país.



Después de una pasta, lasaña y una botella de vino, salimos a la noche que cubría en esplendor y belleza el cielo. Tal como lo había dicho Asher aquella salida había sido más bien una cena.



Caminamos de regreso por las calles iluminadas con farolas haciendo incluso de un simple paseo algo formidable y único.



Ashton me acompaño hasta mi auto, charlar de cosas triviales con el resultaba bastante fácil.

-Espero que hayas disfrutado la cena y que te hayan gustado las flores- Tomo un mechón de mi cabello colocando detrás de la oreja delicadamente. Después dirigió una caricia suave a mi mejilla.



-Gracias por todo-Murmure a la espera de lo que sabía que iba a pasar a continuación.

Su boca busco la mía sellando la cercanía con un roce que se convirtió en un beso acompasado y paciente, pero que hacía que quisiera mas.



Sus manos viajaron a mi cuello acariciándolo mientras su boca exigía la mía con pasión. Mi aliento se escapo cuando su cadera rozo la mía en una caricia intima.



-Quise hacer esto desde el momento que te conocí-Murmuro contra mis labios.

Su confesión tiro de los hilos de mi razón. Los recuerdos de aquel día de pronto fueron aplastados por los de la noche anterior. Ashton besaba bien. Pero el hombre que me había besado la noche anterior aun de forma ilógica obtenía aun toda mi atención.



Me separe aun contra los deseos de Ashton quien tomaba mi rostro para acercarlo al suyo.



-Creo que esto va muy rápido-Era la mentira mas estúpidamente fabricada, sabía que si esto hubiera ocurrido hacia un par de días atrás yo hubiera pertenecido incluso al club de las alturas ya que hubiéramos hecho de todo en el baño del avión. Ahora las cosas habían cambiado y el beso no es que hubiese sido malo. Pero no me motivaba de una manera salvaje a exigir más de él. No era como su hermano que por menos de una caricia ya me tenía dispuesta para él.



Asintió y se despidió de mí con un casto beso en los labios y la promesa de una próxima cita. Y yo ni siquiera tenía claro el momento en el que habíamos pasado de una comida casual a una cita.



Conduje a mi casa surcando en la carretera, una brisa se precipito refrescando la noche deliciosamente. Ahora me encantaba mas la lluvia ya que resaltaba el aroma de los viñedos de noche, además incluso la tierra parecía tener un aroma diferente. Mi recamara siempre permanecía con el tenue aroma a lavanda para evitar que los escorpiones curiosos se

metieran por la ventana o por toda la casa.



Llegue a la entrada y mire una sombra esperando en la puerta. Mi corazón latió rápido ante el temor de que todo volviera a repetirse. De pronto la luz de la entrada alumbro al glorioso Asher quien ahora vestía de nuevo los pantalones de cuero pero su torso se encontraba cubierto con una playera negra con la satírica leyenda “Live fast…Die Young”.



Baje del auto con la anticipación recorriendo mi sistema, mis piernas temblaban un poco mientras me acercaba a él.



-Pensé que no llegarías…-Sonrió al mirarme, sus ojos se iluminaron aunque hoy eran diferentes.



-¡¡¡Tus ojos son verdes!!!-Jadee al reconocer el color totalmente opuesto a como lo recordaba.



-Y los tuyos como Azabache, cálidos, misteriosos, inteligentes y hermosos-Respondió acortando la distancia entre ambos.



-Me refiero a que los tuyos cambian de color- Alegue.



-Y yo a que te extrañe todo el jodido día- Sin más me beso. Su boca ensordeció cualquier cosa que hubiese querido decir. Su sabor danzo en mi lengua adhiriéndose en cada papila gustativa. En mi memoria conservaba su aroma que ahora inundaba mis sentidos irrevocablemente.



-Vamos adentro… no quiero darles ideas a tus vecinos con lo que hare contigo- Murmuro roncamente elevando mi deseo hasta un punto alto. No me había pasado nunca que alguien con solo pronunciar palabra me calentara del modo en que me estaba pasando ahora.



Abrí la puerta con temblores sacudiéndome cada vez que él se acercaba a besar mi cuello. Una vez dentro él se deshizo de su chaqueta que no me había percatada cuan mojada estaba hasta que una vez cayó al piso salpico el piso.



Volvió a atacar mis labios sin tregua y magistralmente, no tenia duda alguna ni si quiera me puse a contemplar el arte que ponía en no soltar el beso mientras se quitaba los pantalones hasta quedar completamente desnudo y accesible para mí.



Cuando sentí su piel caliente contra mis manos fue que le puse atención. Ahí se encontraba desnudo, duro y exquisitamente sensual para mí.



Su mirada se torno radiante cuando mire aquel bulto entre sus piernas que parecía sacado de la imaginación de una de las autoras que solía leer. Aquel hombre estaba más que bien armado. Sería una mentira si dijera que el tamaño no me importara a mí o a todas las mujeres. Tarde o temprano aquel tema termina por ser completamente esencial. Incluso yo lo veía con los divorcios. Muchos de ellos habían sucedido por que las mujeres no eran felices. Pero yo con lo que tenia frente a mi podía ponerme a llorar de pura felicidad.



-¿Te gusta?-Hablo bajo y sensual, y eso basto para que mi corazón latiera tan fuerte que dudaba de la resistencia de mis costillas.



No conteste ante algo que era obvio, más que obvio ya que mi boca se había abierto como dándole idea de un lugar donde podría colocarlo.



Se acerco de nuevo a mí atrayendo mi rostro y mi cuerpo a él no dejando ningún espacio.

Estando tan íntimamente cerca que podía sentir su erección palpitando y estaba segura que él podía sentir mi propia humedad. Me saco el saco y la rompió la blusa color blanca que poco me valió que los botones salieran disparados al piso tintineando por lugares que probablemente nunca identificaría.



Me saque el pantalón que me estorbaba para poderle sentir de verdad. Y no es que no tuviera la clara idea de cuán bien podía sentirse aquello, la tela me estorbaba así que cuando pude sacarme los tacones él pantalón se deslizo por mis piernas dándole paso al tacto de nuestra piel. Mis piernas acariciaron las suyas de forma suave mientras me disponía a sacarme la lencería el detuvo mis manos.



-Quiero hacerlo yo mismo…-Aquella petición sonaba a necesidad, su voz ronca me hipnotizaba de tal manera que mis manos quedaron a los lados de mi cuerpo.

Y como si fuese yo la cosa más delicada del mundo él me acaricio, desde el cabello que apostaba se encontraba en desorden, pasando por mi rostro, delineando mis labios y mi mandíbula para después bajar por el valle de mis pechos que se encontraban más que sensibles. Después continuo bajando por mi vientre deslizando una caricia tímida a mi centro, en ese momento doble las piernas de pura excitación. Bajo por mis piernas acariciando la cara interna de mis temblorosos muslos incitándome a la locura al deseo desenfrenado de tenerlo cerca de mi cada vez más cerca.



Me saco el sujetador con una sola mano mientras que la otra se deshacía de mis bragas que reflejaban cuan afectada estaba por el hombre frente a mí.



-Solo quiero que sepas que estamos destinados a partir de esto a estar juntos por siempre-

Asentí sin más. Si era verdad o mentira aquello no me importaba en ese momento. Solo necesitaba sentirlo dentro de mí, necesitaba sus caricias, su aliento rozando mi cuello. Su voz encandilando mi oído y sus manos sobre mi piel.



Y así fue como el de forma lenta pero con determinación entro en mí, sacándome un sonoro gemido y un ronco jadeo. La sensación era nueva, como si de pronto el tiempo se parara, como si fuera consciente del todo y de la nada. Me sentía completamente plena y no solo por lo obvio. Podía sentir el nirvana de forma más duradera como si estuviera alucinando. El comenzó a moverse de forma cadenciosa y poderosa. Casi podía asegurar que más que estar teniendo sexo lo nuestro era un arte.



Cada caricia era más profunda y me encontraba más sensible a los besos, a la humedad que su boca iba regando por mi cuello, a la sensación que sus embestidas le otorgaban a mi cuerpo. Casi podía llorar de placer. Sentía que podía explotar de un momento a otro de puro y llano placer.



Me cargo elevando mis caderas y sopesándose mi cuerpo sin trabajo alguno mostrando sus magistrales movimientos mientras continuaba entrando y saliendo de mi con el rostro deformado de manera sensual y erótica por el placer.



Lo hicimos en la estancia, en la encimera, en la lavadora en la cual incluso habíamos colocado un trapo para que trabajara. El concepto de lavar y del ruidoso bamboleo del aparato había cambiado para mí. Después lo hicimos en las escaleras adaptándonos increíblemente en 4 escalones y subiendo.



La habitación fue la última parada ya que lo hicimos en el estudio y en la ducha. No había utilizado la enorme tina clásica hasta ahora y supe que había hecho bien. No creo que hubiera disfrutado alguien de ella tan bien como yo.



La última parada era mi habitación. El me llevaba en brazos ya que mis piernas se sentían temblorosas y doloridas de una manera deliciosa por la actividad.



Después de desacomodar toda mi habitación desde el tocador hasta las mesas de noche supe que si se podía ser plenamente feliz.



El hombre era maratónico, y decir que tenia aguante era poco. Incluso se miraba que podía aguantar más pero mi cuerpo necesitaba descansar y asimilar el placer que me recorría aun de punta a punta de mi cuerpo.



-Duerme cielo…-Me abrazo y tapo mi cuerpo con la sabana que yacía enredada entre mis pies.



-si me vas a abandonar hazlo antes que despierte…-Alcance a pronunciar antes de que sus labios besaran mi frente y mi mente quedara sumido en la oscura consciencia….





Te amo pollis!!! :D

4 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

No tengo palabras para agradecerte por este bello regalo, mi pollismia de io de mi mismitica. Lo disfrute tanto, cuando lei Asthnon grite oh si! vamos bien... luego Asher y he de admitir dije mierda como me conoce mi pollis que sabe que mi sucia mente desea dos y cuando dices hermanos y gemelos ñaca..ñaca ñaca... una de mis fantasias- si mucha info. pero este regalo me ha dejado con una sonrisa de oreja oreja y ansias de saber un poco mas. Dios Ale, lo ame me ha encantado un mundo

¡¡bamh!! dijo...

¡Santa Madre de Jebus! D8
He quedado llena de envidia xD ¡Gosh!
Que puto rico !!!! DX Jajajaja
Uy, Adis, que envidia... Y como no hay envidia de la buena, espero que corazón que no te pares derecha nunca!!! xD jajajajajajaja
Uuuuy! Ale, te saltaste la barda! ;) ♥ Yo, como Ada, quiero saber más y más y máaaas! :Q_ *¬*

Violet dijo...

Ayyyyyy!!!! Ada eres una suertudota si te salen galanes de lo mas, carontes, cazadores no bueno, si que tengo envidia mi reina!!!!
Pero me conformo con mis manzanas con chile!!! Jaja!!
Esta muy padre esta historia Ale, caliente y entretenida , siiii!!!
Me encanto encontrar su blog lemonero!!! Y ya vi quen muuucho que leer aqui!!!
Les deseo una excelente media semana!!!!!

Unknown dijo...

aosgsndbozdxhdgndxh..!!!

en estos momentos mis pensamientos se esta reordenando porque mi me mente se quemo ejeje..!!

Las chicas del Té de Lemmon

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