mayo 18, 2010

Búscame - Capitulo II

Como lo prometido es deuda. Aqui tienen el segundo capitulo de "Búscame". Para mi Cricri, que cumplio con el trato: Capitulo por capitulo XD . Ella sube algun capi de sus historias que me tienen con Chuchín en la boca (ohh mi Jisus), y yo subo uno de Búscame :] Es un buen trato ¿no? Casi tan perfecto como el de Eric Ross y Serena :D Espero que disfruten el capitulo y como dice mi Cricri, los comments nos alientan para seguir escribiendo :] o al menos para seguir subiendo capis. Enjoy ^^...

Si le pinchas en la palabra que tiene (*) te llevara a la foto del actor que es más o menos a como imagine el personaje =)

Capitulo II

No quería abrir los ojos, no quería encontrarme de nuevo con la cama vacía, al alba y si su cuerpo a mi lado. El sonido del teléfono de mi buró termino por despertarme. Estire la mano tanteando la zona aun con los ojos cerrados.

-Hable –Dije un tanto molesto.
-Eric, caray hombre –Era Cameron*, mi compañero del trabajo. -¿Aun en la cama? Noche loca ¿ah? –bromeo.
-No, solo me desvele un poco –Parte de nuestro trato era que nadie sabría lo de “nosotros”, si es que existía uno. Lo dudaba y mucho.
-Si claro, oye, el jefe quiere verte. Y ya sabes como se pone, peor que si tuviéramos esposas –soltó una carcajada.
-Ya voy –colgué el teléfono.

Abrí los ojos. Estire mis brazos, haciendo que la espalda se destensara un poco. Arroje las sabanas al suelo. Camine a la ducha más por la rutina que por placer. Como cada Lunes, tenia que ir al trabajo.

Abrí la puerta del baño y como si mis deseos fuesen concedidos, ahí estaba ella. Su cuerpo era rozado vilmente, casi burlándose, por el agua tibia de la regadera. Parpadee un par de veces, quizá ya estaba volviéndome loco. No, ahí seguía ella.

-¿Serena? –Pregunte para no asustarla. Y para percatarme que no estaba loco.
-Oh, hola –volteo. Podía ver su cuerpo desnudo detrás de las puertas de vidrio de mi regadera. Mordió su labio inferior. Mismo que ayer recorría mi cuerpo, quemándolo, amándolo.
-¿Quieres acompañarme? –Sonrío tímida.
Esta mujer estaba por matarme. Entre a la ducha con ella. Tomo un poco del shampoo, comenzó a frotarme el cabello. Jamás habíamos hecho algo así. Ella solía irse temprano. Nunca nos habíamos duchado. No pude dejar de sonreír, era como estar en el cielo.

Tome sus caderas. Sus mejillas se sonrojaron. Maldición, esto estaba mal, muy mal. No podría contenerme más tiempo, mi entrepierna comenzaba a tensarse.
Termino por quitarme el jabón del cabello. Tomo la esponja y le puso jabón, después lo paso por mi pecho, mis hombros, brazos, estaba por inclinarse, pero la detuve.
-¿Qué pasa? –Poso sus oscuros ojos en los míos y supe, al ver la lujuria de su mirada, lo que estaba a punto de hacerme. Menos mal que la detuve, sino jamás saldría de mi departamento.
-No hagas eso –le dije con la voz pastosa. Asintió con la cabeza. –No es que no quiera, sino…
-Déjalo, es tarde - Enjuago su cuerpo, me dio un beso fugaz en los labios y salio de la ducha, dejándome más duro que nunca. Maldije a todos los Dioses habidos y por haber. ¿Qué había hecho que me condenaron a este sufrimiento?



Subí al auto, acelere sin pasarme del límite. No estaba de humor como para ser detenido.
-Caray hombre, tienes una cara de dolor… ¿Pasa algo? –Cameron golpeo mi brazo.
-No, solo estoy algo cansado –Si a eso le sumabas mi extrema excitación al verla salir de la ducha.
-Ajá.

Cameron era mi mejor amigo, el único que tenía de hecho. Decía que yo era un tipo muy reservado y claro, amargado. Como no estar amargado, si la mujer que me traía vuelto un loco salía de mi vida cada mañana sin dejarme más que su lado frío de la cama.

-El jefe dice que quiere noticias sobre la desaparición de ya sabes quien –Susurro.
Pasábamos por el pasillo de la estación de policías. Ambos éramos detectives. Un trabajo arduo y muchas veces aburrido.
-Ajá…-sin muchas ganas le conteste.
-Además te quiere en su oficina –eso último lo dijo con miedo.
-Claro… -Camine solo hasta la oficina del jefe.
Voltee, Cameron sonrío y subió un pulgar. Alce una ceja. Necesitaba más que eso.

-¿Quería verme señor? –Asome mi cabeza por la puerta.
-Pasa, Ross –Me miro.
Me senté en una de sus sillas, frente a su muy ordenado escritorio.
-Tengo entendido que trabajas en el caso de la chica desaparecida –Me miraba aun por encima de su periódico.
-Claro, señor.
-Eric, no tengo problemas contigo, nunca los he tenido y no creo tenerlos jamás. Eres mi mejor elemento, pero, no se, quizá es que mis hijas me traen por las bolas, siento que te hace falta compañía. Corrígeme si no estoy en lo cierto.

No me hace falta compañía, me hace falta Serena, solo eso. No pido mucho. En realidad si, ella era todo. Inteligente, graciosa, aventurera, independiente, necia, muy necia, hermosa. Perfecta.

-Señor, con el debido respeto…
-Ya, no me tengo que meter en tu vida, lo se –Dejo su periódico. Subió los codos al escritorio. Sus ojos azul eléctrico eran letales.
-¿Cuál es su nombre? ¿Es linda? –Pregunto de repente.
-¿Perdón? – ¿Como es que él…?
-Soy viejo, no estúpido. Conozco esa mirada. Yo la tuve alguna vez. Y ahora ella es mi mujer.
-Señor… -Tenía que ponerle fin a esto, parecía que sabía más de mi vida que yo mismo.
-Oh, la amas en secreto –Rió. –Si, suele pasar. Solo te diré que si la amas, ve por ella tigre, que ningún cabrón, te la quite de los brazos –Golpeo el escritorio.
-No entiendo…
-Claro que entiendes, solo que eres una mariposa. Como quieras… Es todo, trabaja duro y quiero más avances de la desaparición para el miércoles. Largo de mi vista. Ahora.

Rápido me puse de pie y salí de su oficina. Definitivamente era un viejo loco.

Entre a mi pequeña oficina. Minutos después Cameron entro.
-¿Qué te dijo? –él si que le tenia miedo al Señor Baker*.
-Que quería avances de la desaparición de la chica.
-Ya estamos cerca. Yo confío en que su madre la enterró en el patio de atrás.
-Tu y tus estúpidos chistes –Bufe.
-Vamos hombre. No seas amargado –Golpeo mi espalda.
-No soy amargado, no estoy para chistes hoy, Cam, la chica… ese es nuestro trabajo.

Cameron salio de mi oficina murmurando algo parecido a esto: “Necesita una noche de sexo”. No creo necesitar solo una noche, necesitaba a Serena.

Investigue un poco acerca de la desaparición de la chica, sus padres decían que el fin de semana salio a una fiesta y no regreso.
-Quizá el novio la mato –Especulo Cam.
-Puede ser… -rasque mi mentón. No había llamadas de secuestro ni nada. -¿Conocemos al novio?
-Claro un tal… Dustin River –Cam me acerco un folder con sus datos. Vaya, el tipo era bien parecido. Jugador de americano, próximo a tener una beca completa en la mejor escuela de NY. Un buen partido para cualquier chica, sin duda.
-Se fue con él –Dije.
-¿Lo crees? –Cameron frunció el ceño.
-Lo se, míralos.
En el archivo había una foto de los dos, y en la mano de la chica un anillo. Uno de compromiso. Se casaron en secreto y se fugaron. Caso cerrado.

-Busca capillas de bodas rápidas, archivos de bodas recientes. Salidas recientes, autos robados, cualquier dato que nos de una pista de su paradero.
-Claro jefe –Cameron volteo los ojos.
-No empieces. Iré a ver a sus padres…
Me puse de pie, tome mi saco y salí del lugar.


-¿Cómo? Mi Mandy, se fugo con ese patan –refunfuño su madre.
-Así es señora. Así que si su hija no esta perdida, esto ya no nos incumbe. Solo podemos decirle donde se encuentra, trabajamos en eso.
-¡Claro que les incumbe! Es mi niña…
-Lo siento, pero no. Según los archivos, su hija tiene 18 años y es libre de elegir –me puse de pie, sin más ganas de pelear.

Camine a la puerta, cruce rápido el jardín hasta llegar a mi auto. Arranque con velocidad, en el camino recibí una llamada de Cameron.
-Hey, la chica esta en Hawai… -Informo con una risa contenida.
-Infórmale a sus padres. No podemos hacer nada más.
-Claro jefe, ¿regresaras para acá?
-No, le enviare el informe por correo electrónico al Sr. Baker, nos vemos mañana.
-Bien, buen día.

Apague el teléfono. No recibiría llamadas de Cameron invitándome a pasar un buen inicio de semana en sus lugares favoritos. Estaba cansado de ver bailar chicas con nada de ropa que no me provocaban nada.

Subí hasta mi departamento en el 5to piso de un cómodo edificio. Unos sollozos me hicieron aumentar la velocidad.

-¡Serena!
Corrí hasta ella. Sus lagrimas eran negras, su mirada triste se ilumino cuando me vio, estaba tirada en el piso frente a mi puerta, tocando con los nudillos.
-Dios, ¿estas bien? –La jale para ponerla de pie, oculto su cabeza en mi pecho. Continúo llorando un rato. La consolé o intente hacerlo acariciando su espalda…
-Tranquila, tranquila…
-¿Eric? –Maldición, no podía estar más jodido. Era Cameron.

Gire para verlo. Traía un six de cervezas. Aspire hondo antes de contestar a sus estúpidas preguntas.

-Por eso querías llegar a casa, vaya, pillin –Soltó una risotada.
-No seas imbécil… - Lo mire con furia. Serena se despego de mi pecho y limpio su rostro con su mano.
-¿Y tu preciosa, quien eres? – Pregunto con malicia.
-¡Es mi hermana, idiota! - ¿Qué? No puedes ser más imbécil Eric, tu hermana, ajá, claro.
-Si - ¿Escuche bien? No, Serena no podía seguir con mi mentira… ¿o si? –Soy Serena… -Estiro su mano para saludarlo.
Cameron la miro como a un trozo de carne y la sangre me hirvió.
-¿Qué haces aquí? –Pregunte a Cameron, quería que la dejara de ver.
-Oh pues, vine a celebrar que el caso esta cerrado por fin –sonrío.
-Como puedes ver, no tengo tiempo para ti, mi…
-Hermana – termino Serena.
-Si eso, ella esta aquí y tengo que estar con ella.
-Claro, como sea. Un gusto preciosa. Soy Cameron por cierto – Le guiño un ojo. Maldito, esta coqueteando con ella.
-Mucho gusto – Serena apenas sonrío y me sentí en las nubes.

Cameron bajo las escaleras, me asome al barandal hasta que lo perdí de vista. Me volví a Serena, tomaba su bolso del suelo. Limpio de nuevo su rostro.
-Estarás muy cansado después del caso de hoy – Sonrío apenas. –No te molestare.
-No me molestas, anda quédate. Viniste a buscarme ¿no?
-Si, pero… - Las lagrimas se juntaron en sus ojos.
-Anda, entremos.

Abrí la puerta y la hice pasar primero.
-Siéntate.
-Gracias – dejo su bolso en el suelo.
-¿Quieres algo de beber?
-Un whisky – susurro.
-Eso es muy fuerte…
-Quiero uno – Dijo segura.
-Bien – me quite el saco, desajuste mi corbata y se lo serví. Algo estaba muy mal para que quisiera beber eso.
-Toma – le puse un cubo de hielo solamente. Lo bebió de un solo trago. –Hey tranquila, ¿Qué sucede?
-Le dijo a todo el mundo que me había acostado con él y ahora todos me llaman zorra o peor, golfa y muchos otros adjetivos que no quiero decir en voz alta.

Sentía la ira juntándose en mi cuerpo. Quien se atreviera a las lastimarla se metería conmigo. Pero… una parte de mi, me decía que me mantuviera alejado, ella podía hacer y deshacer su vida, yo solo le podía dar mi cama, no más.

-Serena, yo…
-No digas nada, no vine aquí a contarte mis penas, son estupideces al fin y al cabo, cosas que a ti no te deben importar –Sonrío. Se veía tan hermosa así.
-Aun así…- quería reconfortarla, hacerle saber que estaba ahí para ella. No, eso no podía ofrecerle, ese no fue el trato.
-Shh – puso un dedo en mis labios para silenciarme.
Acerco sus labios a los míos y me quede sin aliento. Sin previo aviso me desnudo, dejándome totalmente a su merced. Se subió a horcajadas sobre mí y empezó a acariciarme…

Gruñí al sentir su tibia mano llevándome al éxtasis. Lamia mi cuello mientras se movía en círculos sobre mí, provocándome más y más. Mi cuerpo se incendiaba al sentirla a mí alrededor, al unirme a ella. Me dejaba totalmente estúpido cuando me corría dentro de ella.

-Te ves tan sexy cuando te corres –soltó picara.
No supe que contestar, así que la bese de nuevo. Provocando que ella gimiera. La lleve al orgasmo cuando bese su centro, lamiendo y mordisqueando sin piedad, logrando así que ella rogara porque la penetrara. Y así lo hice, me uní a ella de nuevo. Mordió mi oreja al tiempo que sofocaba un grito.

Con su respiración agitada, nos llego la noche. El peor momento estaba por llegar.

-Tengo que irme –suspiro. Besaba su cuello en un tonto intento de que se quedara a dormir a mi lado. Que por fin se rindiera y se diera cuenta que yo la amaba, que la protegería. No sirvió de mucho, me empujo con delicadeza, tomo sus ropas del suelo y en silencio empezó a vestirse.
-Estuvo delicioso –Sonrío.
Seguro pensaba que eso levantaba mi ego, pero no. Mi ego estaba en la mierda cada que ella se iba. Y ahora la mierda estaba totalmente llena de mi orgullo, de mi dolor, de mi corazón.
No conteste, solo la vi vestirse. Tape mi erección instantánea con un cojín. Estaba listo para ella en cualquier momento, bastaba que Serena me mirara para que yo me pusiera al rojo vivo. Como un adolescente.

Tomo su bolso y se fue. El portazo me regreso a la realidad. Mi fantasía acababa de dejarme caliente, ardiendo por ella. Me tumbe en el sofá. Cerré los ojos recordando su sonrisa…

**
-¡Hey fíjate! – gritaba molesto a una desconocida que acababa de atravesarse en mi camino para salvar a un estúpido gato.
-¡Tu fíjate pedazo de idiota! ¿No ves que ibas atropellar a un gato? –levanto la mano molesta, alzando el dedo medio, mostrando así su enojo con una señal obscena.
Volvió a la acera con el gato entre sus brazos. La seguí con la mirada. ¿Qué tenia esta chica que no podía dejar de verla? Sus jeans desgastados, con una blusa de tirantes y sandalias, le lucían bien, su cabello alzado en una coleta detrás de su nuca con unos cuantos mechones sueltos, le daban un toque bastante provocador.

Avance en el auto, lento, siguiéndola. Si, estaba loco, yo un detective, siguiendo a una desconocida… Que enfermo.
Ella no noto que la seguía o eso parecía, hasta que tomo una botella de vidrio y la arrojo al parabrisas del auto. La fuerza con la que la aventó causo unas grietas en el auto.
-¿Qué demonios te sucede? –Salí del auto gritando.
-¿Qué me sucede? Me estas siguiendo, maldito enfermo. No puedes negarlo, hace dos calles que me sigues… -Estaba molesta. Que hermosa se veía.
-Yo… lo siento, yo solo…
-Aléjate de mí si no quieres que llame a la policía –me señalo.
No pude evitarlo y me reí.
-No estoy jugando –Alzo la barbilla.
-Soy policía –le mostré mi placa.
-Ah, ¿y crees que eso te da derecho a seguirme, idiota?
-Hey, tranquila. Solo quería ver que estuvieras bien. Después de…
-¿De gritarme? Claro, estoy bien. Ahora lárgate y déjame en paz.
Me dejo ahí parado en la calle y continuo su camino con el gato en los brazos.
**

Ese día deje de seguirla, no quería meterme en problemas por acosador. También deje de pensar en ella, sino tendría que desahogarme en la ducha, imaginando sus delicadas a manos a mi alrededor…

2 comentarios:

Ale de Moesia dijo...

Beu!!!! aaaaa!!

Ame este capi!! pero q serena se de cuenta si no io me quedo con el jajaja al fin q ia me vio con mi gato en la calle xD

lo ame de verdad jajaja!! lo de la chika en hawai jajaja asi es la juventud xP

Me encato y ya sabes eh eh!! capi por capi jojo

Me dejas asi O_O!!

la otra chika q onda!!sigue beu!!! x.x

Besos amors mi Sensei!! wii!!

Xau!!!

Anónimo dijo...

HoLA beu!!!!!!!!!
oIe qUe bUeNa eSTa La HiStoRiA!!!!!!
SiWeLe nO Me DeJeS A MeDiAs eSpErO El OTrO cApi!!!

IoE uNa PrEgUnTA iNdIsCrEtA OnDe pUeDo cOnSeGuIr uN ErIck ASy dE WapEtOn Y PuEs Si sErENa no MaS nO lO qUieRE nO tE oLvIdES dE MI iO sI Lo QuIerO saz!!!

buewno espero el otro cApi!!!

bye!!!

ATTe: ALE siii la Otra jajaja

Las chicas del Té de Lemmon

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