Tomo su ropa de servicio y se coloco una bata encima. Corrió escaleras arriba hasta que llego a la puerta de caoba del joven amo. Nerviosa como siempre sucedía, toco dos veces con los nudillos con golpes sordos.
-Pasa – escucho decir desde dentro. Entro y cerro inmediatamente la puerta tras de sí.
Tendido sobre la cama con un periódico del día sábado entre sus manos estaba su jefe. O como el quería que lo llaman Sr. Hardenbrook. El joven heredero de una incontable fortuna, desde autos, propiedades, dinero, inversiones y muchas cosas más que Winter encontraba estúpidas pero valiosas; la esperaba desnudo.
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