enero 27, 2012

Outtake: All yours

Confieso que hay un solo bau... !Naaaaah! Lo que tengo que confesar, es que este outtake iba a ser otra temporada de El placer es mio... Lo cierto es que me encanta como outtake. Lo AMO♥ Dios... Ame escribirlo como no tienen una idea. Espero que les guste (: ♥ Y disfrutenlo tanto como yo ^^
Outtake: All yours

Noah no podía dejar de verla. Una parte de él le gritaba: Estúpido. Otra, la parte más fuerte le gritaba: Eso es, lo lograste.
Él solo le hacía caso a la parte positiva. No quería mirar atrás. Camina hacia el futuro. Kenzi lo había persuadido de ver “Meet the Robinsons”. Ella había llorado al término del film. “Lo siento… - se disculpo sorbiendo su nariz. –Es que es un film muy lindo”.






Noah la abrazo. Ella era extraña, no lloraba por otra cosa que no fuera esa película. Odiaba las comedias románticas menos dos: “10 things I hate about you” y “Sixteen Candles”. Había un par más, pero esas no las habían visto juntos, aun. Noah disfrutaba de pasar el tiempo con ella, conociéndola.
Su departamento decía mucho de ella. La decoración sin que nada combinara entre si era lo que más lo tenía sorprendido. Y es que parecía que Kenzi miraba algo en las tiendas y lo compraba, ya fuera por el color o por la forma. Tenía botellas de plástico en su cocina. Ella solo decía entre orgullosa y avergonzada “Me gustan sus formas”, sus mejillas se sonrojaban cada que Noah descubría una nueva botella.
-¿Qué tanto miras? – gruño bajito señalándolo con su tenedor. Ella había cocinado. Pocas cosas sabían hacer, entre ellas pasta y filetes asados. Con eso le bastaba a Noah para ser feliz.
-Te miro – contesto volviendo a su plato. –Esta delicioso…
-Gracias – sus mejillas sonrojadas no pasaron desapercibidas para Noah.

Cuando terminaron de comer. Noah le ayudo a lavar los platos. Ella lavaba y él secaba. Kenzi no entendía porque lo hacía pero ahí estaba Noah, parado al lado de ella con las mangas de su camisa dobladas hasta los codos.
-Quizá tienes mejores cosas que hacer – comento, rompiendo el silencio.
-¿Cómo qué?
-Mmm, no sé. Tú Spa, ir al gimnasio, pasear a tu perro, ir a bares, conocer chicas…
Noah sonrió. Conocer chicas. Eso casi podía ser un chiste. Ella aun desconfiaba de él. Ya habían pasado semanas de eso.
El año nuevo había quedado en el olvido. Lo pasaron juntos, en compañía de sus amigas y sus novios. Kenzi estuvo distante. Parecía un gato asustado. Y él una pantera a su acecho. Ella desconfiaba hasta de su sombra y eso pudo notarlo y constatarlo cada día que se reunían. Ya fuera por casualidad, mismas que Noah forzaba, o porque él la llamaba para verse.
-¿Aun no te queda claro, verdad?
-¿Claro? ¿Qué es lo que me tiene que quedar claro?
Suspiro. Dejo el último vaso en la rejilla de metal donde los guardaba, dejo la toalla colgada en uno de los ganchos y la miro.
-No quiero conocer más chicas…
-¿Quizá chicos? – levanto los hombros en broma y seco sus manos. –Uno nunca sabe…
-Venga ya – la tomo de la cadera en un hábil movimiento. Kenzi jadeo. –Tengo lo que necesito justo aquí.





Kenzi tembló. Los fuertes brazos la levantaron del suelo. Podía mirarlo a los ojos sin necesidad de levantar la mirada. La profundidad de los ojos de Noah la descoloco, sonrió sin proponérselo ante esos tres lunares debajo de uno de sus ojos. Los acaricio con dedos temblorosos. Noah cerró los ojos.
Su piel se enchino e inclino el rostro para que ella ampliara el toque. Casi podía llorar de felicidad.
-No necesito salir a la calle para buscar algo que ya encontré – aseguro con dificultad. Abrió los ojos. Sintiéndose de inmediato perforado por la verde mirada de Kenzi.
-Cuando me conozcas mejor te aburrirás – dijo con una sonrisa falsa. – Así pasa…
-No me pasara.
-Ajá – levanto ambas cejas. –Debes bajarme. Tengo cosas que hacer… - urgió.
Noah obedeció. La vio salir de la cocina y limpiar la mesa una vez más para después colocar encima montones de libretas.
-Tengo trabajo atrasado – anuncio sentándose y abriendo una libreta. –Calificar bolitas y palitos tiene su ciencia… Al menos yo se la encuentro – agrego amarga. –Hay muchos otros que no.
-Jace – dijo en un gruñido. -¿Cómo él, no?
Kenzi lo miro y asintió.
Quedaron en silencio de nuevo. Un silencio que se rompía al tiempo que Kenzi cambiaba las hojas o rayaba las libretas, poner notas con color rojo y sonreír ante los dibujos de los niños. Noah la observaba con atención, memorizando cada mueca, cada sonrisa y ruido.
-Hay cervezas en la nevera – informo. Termino las libretas y comenzó con una montaña de dibujos.
-Gracias, pero no. Planeo embriagarme de otras cosas…
-Bien – comenzó a calificar los dibujos.
-¿Te gustan los niños? – pregunto de pronto. Kenzi lo miro.
-Al principio no – confeso. –Solo sería un empleo temporal. Después me encantaron. Y decidí quedarme y abandonar mi profesión original.
-¿Cuál era tu profesión original?
-Era una ingeniero. Lo sé, pase cuatro maravillosos años matándome en los cálculos y esas cosas. No era pesado, me gustaba. Solo que nunca me lleno por completo. No sabía cuál era mi pasión… Aun así, termine mi carrera. Después surgió la oportunidad de entrar al Jardín de niños. Muy en el fondo quería enseñar.
-¿Eres feliz en el Jardín?
-Si – contesto de inmediato. –Lo soy, tengo tiempo libre y me dan café gratis en la sala de profesores. Quizá algún día sea maestra de niños de primaria. Lo cierto es que los peques de Jardín me han conquistado – finalizo soñadora.
-Es lo importante, ser feliz.
-¿Tu lo eres, Noah?
-Te seré sincero – subió los codos a la mesa. –Siempre pensé que la felicidad era y seria con Christine – Kenzi tenso los dientes – ahora no lo sé. Amo a mi hermana, y me hace feliz que ella sea feliz. Y aun así, me siento… extraño.
-Vacio…
-¿Te sientes así?
-Un par de veces a la semana – murmuro avergonzada. –Es como si nunca pudieras satisfacer a nadie. Como si no fueras digno… Es horrible.
-Conoces la sensación entonces.
-Ella duerme a mi lado – corrigió acida.
-Mentira, es mi amante – gruño.
-Amigo, te engaña conmigo.
Noah rio a carcajadas. –Venga, eres tan inocente. Yo soy mejor amante…
-Lo dudo… porque siempre se pasa a mi cama.
-¿Oh, sí? – se puso de pie. -¿Siempre?
-Todas las noches… - levanto la barbilla.
La tomo de la barbilla y la obligo a ponerse de pie. La cargo tomándola de la cadera hasta el sofá. Una vez ahí, se dejo caer y la obligo a colocarse a horcajadas sobre él.
-Por favor…
-Shh – silencio ella. –Solo prométeme algo…
-Lo que sea.
Tomo aire por la boca y bajo la mirada.
-No me pedirás sexo oral.
-¿Cómo dices? – abrió grandes los ojos.
-Se que eso les encanta. Pero no estoy dispuesta a dártelo – el miedo que reflejaba sus ojos lo derribo. Trago. Sus verdes ojos se cristalizaron. –Primero no se hacerlo y segundo no me obligaras…
-¿Qué te hace pensar que quiero eso de ti?
-No lo se – tomo aire de nuevo. –Además hay algo de mí… Que debes saber.
-¿Qué es?
-Quizá te burles y después te vayas. Da igual. Solo… quiero que lo sepas. Creo, creo – balbuceo – que eres un buen tipo. Y me gusta pasar tiempo a tu lado. Quizá no seamos amigos o algo más. Y si te has confesado conmigo acerca de… ella. Bueno, creo que yo también debo hacerlo. Si después de esto me dices que soy una mentirosa, lo respeto. Quien de mi edad… Ok – suspiro. –Y que estar sobre tus piernas no mengue la seriedad de lo que diré.
Noah asintió solemne.
-Soy virgen – soltó.
-Entiendo – no dejo de mirarla.
-¿Es… todo?
Sonrió. –No quieres que sea el primero, por eso lo dices. Soy un bastardo infeliz. He estado con muchas, Kenzi. Muchas. No recuerdo ni sus nombres, ni sus miradas, siquiera sus besos. Entiendo que me dices esto para… según tu, advertirme de algo. Realmente no se porque lo dices. Es decir, si. Para una chica… es importante.
-Ya… - bajo de sus piernas. –Es importante. Lo es… se que es solo sexo. Mete, saca, mete, saca – ladeo la cabeza y volteo los ojos. Un estremecimiento la recorrió. –No fue mi elección ser… - sus ojos se llenaron de lagrimas, cerró los ojos y estas se derramaron por sus mejillas. –Creí que cuando la perdiera… sería feliz. Solo quería que se la chupara. Tú eres un buen tipo, Noah. Si solo quieres sexo conmigo, lo acepto. Lo entiendo. Se cómo funcionan las cosas. Solo iba a decirte que fuera especial. Se que no seriamos nada después de enredarnos. Lo se, lo entiendo. Eres… quizá, uno de los mejores tipos que conozco. Sonara desesperado, pero… Estoy dispuesta a estar contigo si tú también lo deseas.
Noah limpio sus lagrimas. La miro con ternura y la abrazo.
-No. No te conformes conmigo, Kenzi.
-No me estoy conformando. Me gustas… mucho.
-Y tú a mí. Más que solo mucho. Mira… Te pasara cuando tenga que pasar…
-¡Y una mierda! – vociferó. -¡Encontraras al amor de tu vida, Kenzi! ¡Ese que te haga sentir en el cielo…! Bla, bla, bla, bla. Eso ya no existe. Se acabaron los príncipes. Los dos últimos se quedaron con mis amigas…
-¿Dices que no soy un príncipe? – fingió molestarse, la sonrisa en su rostro lo delataba.
-Digo que tu eres más como un guerrero. Ya no se ni lo que digo… Lo que se es que estoy harta de escuchar eso… ¿Vale? Palabras de aliento y frases esperanzadoras – se froto los ojos con fuerza.
-Dime que deseas escuchar… Dilo.
-Que… - sonrió como boba – nada. Ahora ya no importa…
-Eres tan necia – Noah se puso de pie. –Tan terca, necia, loca, sincera, grosera, honesta… sexy – Kenzi jadeo ante cada adjetivo. Cuando Noah la tomo de la cadera y la levando del suelo, su pulso se acelero. –Yo no solo quiero sexo contigo, Kenzi. Métetelo en la cabeza. Que seas virgen solo me hace, egoístamente hablando, el hombre más feliz de este jodido Mundo. No lo esperaba, en serio. Y no es por tu edad, si no por la sensualidad que despiertas a tu paso. Eres linda, simpática, divertida. Cualquier rufián pudo haberte tenido y gracias a que soy un hijo de puta afortunado te tengo yo.
-¿Qué diablos dices? – jadeo audiblemente.
-Me tienes loco, Kenzi. Loco. Quería tomarte y hacerte mía cuando te encerré en mi oficina en Pomaikai. Me sentí una mierda un segundo después que pedias a gritos salir y cuando lloraste… Dios. Soy un enfermo. Cuando estuvimos juntos en la habitación del Hotel Empire y te vi desnuda. Joder. Casi me corro en ese justo segundo – Kenzi se sonrojo. –Lo digo en serio, Kenzi. Después, pasar el día contigo, al principio no lo quería aceptar, pero al final del día, yo mismo quise golpear al tal Jace. Dejarlo irreconocible para que nunca más derramaras una lagrima por él.
-No se si creerte. Todo es muy… lindo.
-Jamás te obligare a creerme. Todo lo que digo es verdad. Eres mi sexy gatita – acaricio sus mejillas.
-¿Tu sexy gatita?
-Joder, si. Por favor, Kenzi. Dime algo…
-Llévame a la cama – una sonrisa enorme se formo en el rostro de Noah. Casi corriendo se dirigió a la habitación de Kenzi.
Dispuesto a entregar su alma si ella se lo pedía.



***


Noah la recostó sobre la cama, mirándola un minuto exacto, la tomo de la nuca para obligarla a sentarse en el borde del colchón y así, al arrodillarse, estar a la altura de sus labios.
-Siempre desee una chica como tú, Kenzi. Una chica que me aceptara tal y como soy…
-Con tu cabello de Tarzan – sonrió Kenzi contra los labios de Noah, acariciando las ondas oscuras de su largo cabello.
El moreno se estremecía. Dejo que fuera ella quien diera el paso de quitarle la primera prenda, fue su playera negra la que aterrizo en el piso casi a la par de un jadeo de ella.
-Dios, ¿Dónde estuviste toda mi vida?
-Follando como conejo – respondió avergonzado.
-Tomando práctica entonces – acaricio los tres lunares bajo su ojo y beso su mejilla para después llegar a sus labios y devorarlos con impaciencia. –Deseo no caminar por el resto de mi vida.
-Yo no deseo eso, Kenzi. Quiero perder los ojos en tu andar saltarín y coqueto. Por favor… - susurro en su cuello. La chica se derritió y abrió, uno a uno los botones de su blusa. -¿Me quieres matar?
-¿Lo estoy logrando?
-Puedes apostar.
La blusa de Kenzi llego al suelo, Noah perdió la mirada en sus redondos pechos, la miro a los ojos.
-¿No? – pregunto con ternura. Kenzi estaba al borde de perder la cordura.
-Si – acepto y tomo una mano de Noah para que apretada sus senos. –Mmm – mordió sus labios echando la cabeza hacia atrás, el moreno amasaba su seno lentamente, devorando sus labios, recostándola poco a poco en la cama.
Bajo los jeans de Kenzi por sus torneadas piernas y subió a su vientre con besos húmedos. Ella enloquecía lenta y tortuosamente, apretando la colcha en sus puños, arqueando la espalda como solo pensó sucedería en sus sueños y en las noches solitarias que pasaba en su habitación.
Rodaron divertidos por la cama, conociéndose con besos, mordidas y lametones. Noah, sentía su corazón salir de su pecho con las suaves caricias de ella sobre su piel. Tímida y curiosa, Kenzi exploraba a Noah a conciencia, trazando mapas que después recorría con su lengua como una experta verdugo. No era del todo inocente, sabia como volverlo loco, y sus dientes estaban comenzando a llevarlo al borde.
-¡Diablos, Kenzi! – rugió, ella lamia su cuello y sus caderas rotaban en círculos sobre su entrepierna, aun con ropa interior.
-¿Mmmhum? – lo miro con ojos cargados de fuego.
-Me vas a matar… No aguanto más.
-Puedo darme cuenta – sonriendo victoriosa bajo la mano hasta encontrarse con el duro bulto de Noah, él jadeo, mirándola con los ojos muy abiertos, totalmente sorprendido.
-¡Santo…! ¿Segura eres virgen?
Kenzi rio divertida.
-No he estado con nadie si a eso te refieres… - mordió su labio.
-La vida no es como las películas porno, Kenzi – sonrió petulante.
-Es mejor – froto sobre la tela de sus calzoncillos ajustados.
-Diablos, si. Mucho mejor – apretó las manos sobre la cadera de ella.

Intento no correrse cuando ella lo tomo en su cálida y pequeña mano, o más aun, cuando al bajar la mirada, ella sonrió abiertamente y relamió sus labios. Noah se sentía poderoso e inmensamente afortunado.
-¿Qué es… lo que piensas? – pregunto forzando la voz, ella frunció el ceño.
-¿Pensar? Apenas recuerdo mi nombre – confeso y lo derrumbo con un beso.
Noah necesitaba sentirla por completo suya, termino por desnudarla, admirando a conciencia cada curva y detalle del cuerpo de Kenzi, como esos lunares que ascendían desde sus costillas hasta sus pechos, lo beso y lamio hasta subir a la cima de sus senos y lamer su pezón provocando un gemido audible por parte de ella.
-Mmm… - las manos de ella se aferraron a su cabello.
El moreno intento decirle algo. Que era hermosa, suave, deliciosa, pero la voz había huido de su sistema, su sabor lo había noqueado, su pasión lo había quemado, la forma en que ella se retorcía y tocaba lo hacían sentirse loco.
-¿Lista?
Se detendría cuando ella quisiera. Así tuviera que sentarse en un cubo de hielo.
Con una sonrisa resplandeciente, Kenzi asintió.
-No te voy a las…
-Shh, cállate. Eres enorme – adulo sin proponérselo. Acomodo su cuerpo sobre la cama y lo abrazo del cuello.
Noah acaricio sus piernas y toco su centro húmedo y tibio. La humedad de Kenzi se impregno en sus dedos, él no podía sentirse más afortunado. Ella temblaba, nerviosa, sus ojos verdes denotaban miedo.
-¿Tienes…?
-Oh – se giro y busco en su mesita de noche. –Mierda – gruño, salió de la prisión de los brazos de Noah y busco en su tocador. En su cajón de ropa interior encontró un par, intento cubrir su cuerpo desnudo con sus brazos y manos, Noah se recostó en la cama, donde sus pies sobresalían del colchón.
-Eres preciosa – silbo al verla acercarse. Kenzi subió a la cama y le dio los preservativos.
Ella desvió la mirada del gigantesco hombre que tenía en la cama, sabía que sus ojos se ubicarían solo en un lugar. Tragando audiblemente y respirando pausadamente termino por sentarse sobre sus talones y esperar en silencio. Se sentía estúpida.
-¿Dónde íbamos? – Noah la tomo de las caderas, acercándola a su pecho.
Comenzó a respirar por la boca, Kenzi sentía los húmedos besos de Noah, caminar frescos por sus pechos, estomago y vientre hasta…
-¡Noah! – una de sus piernas estaba doblada y la otra ligeramente abierta, dándole acceso a su cuerpo. -¡Dios, Dios, Dios! – chillaba. El moreno se apodero de su cordura, besando su centro, ella se retorcía, provocándolo. -¡¡Diablos!! – vocifero cuando la lengua de Noah toco su botón, endureciéndolo de inmediato.
Con una sonrisa petulante salió de entre sus piernas y la beso. Su propio sabor no le desagrado, más caliente y húmeda que antes cerró los ojos y apretó las almohadas. Su primer orgasmo llego cuando Noah la hizo llegar solo con el toque de sus dedos sobre su clítoris. No dejo de mover sus dedos sobre ella, hasta que Kenzi rogo que se detuviera, porque no podía gritar más blasfemias. Nunca un orgasmo le supo a Cielo como ese. Su piel tenía una tenue capa de sudor que la hacía sentir pegajosa y más unida al cuerpo de Noah, respiraba por la boca, satisfecha como nunca antes.
Tomo aire por la boca y lo soltó con un suspiro satisfecho.
-Estas deliciosa – Noah se relamió los labios. – Y te ves preciosa cuando te corres…
-¡Noah! – chillo avergonzada. Sus mejillas no podían sonrojarse más. –Gracias – susurro un minuto después.
-Shh… No agradezcas nada, me encantas. Soy la Bestia de tu cuento de hadas, ¿recuerdas?
-Si – ella lo abrazo por la cadera. Kenzi estaba desnuda sobre la cama con las cobijas revueltas, mientras que Noah estaba con los pantalones puestos, descalzo. –Si esto es un sueño…
-Es el mejor de todos, gatita. El mejor – paso los dedos despreocupado por su espalda. Sonrió cuando ella se estremeció, mordiendo su labio, su aliento chocaba contra el torso desnudo de Noah.
Sus pezones se tensaron y chocaron contra la piel de Noah. Sus manos bajaron a las curvas de ella, hasta situarse en su cadera. Busco su mirada, caliente.
-No te vayas…
-No me iré.
-Solo tengo una pregunta para ti.
-Suéltala.
-¿Siempre fuiste así de delicioso?
Noah estallo en risas. Kenzi se contagio de sus estruendosas carcajadas.
-¿Tu siempre fuiste así de curiosa, gatita?
-Siempre – froto la nariz contra su barba. –Nadie, nunca… me había hecho eso con la lengua.
-Entonces tenemos que ponernos al día – beso sus labios con una abrumadora pasión.

Las dudas fueron disipadas conforme sus cuerpos se unían. Conforme sus alientos se mezclaban. Conforme sus corazones se hacían uno. Sus jadeos y gritos formaron la banda sonora de su cuento de hadas. Noah fue tierno, cuidadoso, y cuando ella se acostumbro a su cuerpo, dándole como señal abrazarlo con sus piernas, la locura en caída libre comenzó.
Tuvo que hacer uso de todas sus fuerzas para no correrse casi de inmediato en su cuerpo. Cuando ella lo alojo con ternura, mientras sus manos lo arañaban. Fue cariñoso todo el tiempo, mirándola a los ojos, sin perder detalle. Después de todo, era su primera vez.
Su primera vez.
La primera vez que Noah lo hacía con amor. No era sexo, estaba seguro; le estaba haciendo el amor a la mujer de su vida. Su corazón casi sale de su cuerpo cuando ella grito su nombre por primera vez. Un fuerte rugido salió de su pecho en respuesta a tan fuerte golpe de placer.
Sucumbió ante sus exigencias y jadeos. Ante su cuerpo húmedo pegado al de él. Ya estaba en sus redes y no quería salir de la prisión de sus brazos y piernas.
Ella alcanzo un tercer orgasmo, regalado por sus delicadas estocadas, suaves y lentas, y sus dedos curiosos frotando sin piedad su botón. “¡¡¡NOAH!!!”, grito desgarrando su garganta. Música para sus oídos. Y cuando iban por el cuarto orgasmo, él se unió a ella explotando en su interior, llenándola.
Kenzi lo abrazo cerrando los ojos con fuerza, sintiéndose protegida por los fuertes brazos que la rodeaban. Su aroma masculino entraba en su sistema cuando ella respiraba. Él no dejo de abrazarla, al tiempo que sus respiraciones se tranquilizaban. Beso su cuello mientras ella se deslizaba dentro de las cobijas. La luz de las farolas de la calle hacía ver a Noah más enorme de lo que ya era, y ese cuerpo fibroso y definido le golpeaba la razón sin piedad.
Su cuerpo y alma estaban satisfechos. Simplemente fue mejor de lo que ella soñó. Ese hombre era su mejor sueño. Lo mejor que pudo siquiera imaginar. Y estaba en su cama desnudo para ella. Kenzi sonreía como estúpida. No podían culparla. Ese hombre, salvaje en toda la extensión de la palabra le regresaba la mirada, oscura y petulante. Era como si hubieran hecho alguna travesura, pero esa travesura era la mejor de todas. Y más si no eran descubiertos.
-¿Qué miras? – pregunto curiosa, como un maldito gato, y cubrió su cuerpo, consciente de su desnudes, con la sabana floreada azul marino de su cama.
-Solo a ti… - respondió y se acerco a ella. Su cuerpo era demasiado grande para la cama de Kenzi. Ella no pudo ocultar la sonrisa. Sus pies sobre salían de la cama. Noah se dio cuenta de la sonrisita de ella, entre divertida y burlona. Levanto una ceja. –Supongo que tendremos que comprar una cama más grande.
-¿Tendremos? – levanto ambas cejas.
-Si queremos que esto funcione, tendremos que tener una cama enorme – respondió. Con habilidad la tomo de la cadera y la hizo subir sobre su estomago, por encima de su miembro. Que justo apenas la había tocado, estaba listo y dispuesto de nuevo.
Ella cubrió su cuerpo, aferrándose a la sabana oscura. Nerviosa. Sonrojada. Caliente.
-Me gusta tu departamento, es muy tu estilo.
-Todos dicen lo mismo.
Pero de él sonaba a admiración. No era en un tono despectivo. Se sintió alagada. Con él, estaba segura, podía ser ella misma. Sin tener que ocultar sus extraños gustos. Tanto en música, películas, decoración. Sentía que con Noah ella podía ser solo Kenzi.
-Ya te he visto desnuda, ¿Por qué te cubres?
Kenzi bajo la mirada. De nuevo su semblante se entristeció sin poderlo contener u ocultar.
Tardo en hablar, pero Noah espero surcando figuras por las piernas de ella y sus brazos, estremeciéndola.
-La única vez que alguien me vio desnuda no dijo que fuera hermosa, solo intento comerse mis pechos como si de ellos fuera a sacar algo de leche materna – contesto molesta, gruñendo.
-Ya… - asintió. –Mírame – ella lo miro. –Eres hermosa. Preciosa. Sexy. Ardiente. Me pones duro tan solo si me miras – se removió bajo ella para que notara que sus palabras eran una rotunda verdad. Kenzi mordió su labio inferior. -¿Me sientes? – Kenzi asintió. –Déjame verte…
De inmediato ella dejo caer la sabana, y aun algo nerviosa intento cubrir sus pechos. Noah le tomo las manos y se acerco a besar las simas de sus redondos pechos. Su barba le picaba la piel delicada de sus senos. Ella comenzó a moverse, con una música que solo ella podía escuchar. Las manos de Noah la tocaban, la quemaban. Su boca húmeda la llevo a un lugar donde no existía nadie más que ellos. Cerró los ojos, dejándose llevar por las caricias de Noah. Sus manos… Aquellas manos que la tocaron semanas atrás en Pomaikai la tocaban de nuevo, y ahora ella sabía que eran solo suyas, que podía gemir a viva voz sin avergonzarse.
-¡Mmm! – gimió tomando el cabello de Noah entre sus dedos.
Como pudo arrojo la sabana lejos de la cama y admiro, por primera vez, el cuerpo desnudo de Noah. No había parte de él que no estuviese morena. Sus ojos se clavaron en el centro de su cuerpo. De inmediato se pregunto cómo no se rompió. Sonrió estúpidamente, una risita nerviosa escapo de su garganta.
-¿Qué es gracioso? – le tomo la barbilla, obligándola a mirarlo.
-No es gracioso, es un milagro…
-¿Qué?
-Que no me haya roto cuando…
Noah la abrazo sin parar de reír.
-Pero dolió como el Infierno – agrego acariciando su espalda musculosa. Feliz, después de mucho tiempo de ser lo que era. De actuar como lo hacía. De esperar a su hombre perfecto, ese que en sueños aparecía. De soñar con alguien que la quisiera, y casi podía asegurar que la amara, como ella estaba dispuesta a amar.
Completa.
-Mi hermana dice muy seguido: Te duele pero te gusta.
-¡Lo adoro! – chillo. –Mucho – finalizo avergonzada por sus arranques de locura.
-No tienes ni idea de lo maravilloso que es estar dentro de ti… No solo en tu cuerpo, sino… en ti.
-Te volviste poeta – comento divertida.
-Me volví un imbécil contigo encima – la beso de nuevo tomándola de la nuca. –Eso soy – la besaba a conciencia. Embriagándose de su sabor, enredando su lengua a la de ella, conociéndola. –Un tremendo poeta imbécil.
“Tu poeta imbécil”, quiso decir en voz alta.
Noah nunca se sintió tan feliz. Teniendo, por primera vez, charlas de alcoba. Antes solo se descargaba y huía. Olvidaba nombres, caras, sonrisas, todo. Con ella no quería pasar ni un minuto lejos de su delicada figura, de sus atinados y sarcásticos comentarios, de sus gruñidos cuando algo le molestaba, de sus caras cuando algo la impresionaba o cuando algo la excitaba, de sus pucheros cuando algo la enternecía o le provocaba lagrimas.
Algo lo hizo frenar esas caricias. Un miedo que se propago en su pecho. Un miedo que lo hizo recordar el pasado, temer caer en él de nuevo. Vacio. Sin sentido.
-¿Qué pasa? – lo miro extrañada. Paso las puntas de sus dedos por los 3 lunares debajo de su ojo.
-No lo sé – confeso. –Creo que mejor me voy…
-No – dijo con rapidez. –No te vayas. ¿Quieres comer algo? Mi tío me enseño a hacer pastel de chocolate con fresas. O vino, tengo… - sus palabras se tropezaban desesperadas, saliendo de su boca sin pensar. Se lo pensó mejor y dejo que Noah buscara su ropa, ella corrió al baño sin envolverse con la sabana. No sería ella quien forzaría algo que Noah no quería. –Cierras la puerta cuando te vayas – grito desde el baño. Poniendo el seguro y abriendo la llave de la ducha para que él no escuchara su llanto.
¡Diablos! Todo había sido tan lindo. No podía arrepentirse. Al menos él paso un rato con ella, la abrazo. Le dijo que era hermosa…
“Consuelo de tontos, Kenzi Phellan”.
-Kenzi… - toco la puerta. Espero respuesta. –No quiero hacer de esto una novela…
-No me gustan las novelas. Miro puras series de TV. Como Sherlock y ese tipo de cosas de misterio. ¿Has visto últimamente Game of Thrones? ¡Dios! Amo a Drogo.
-No, yo…
-Me duele… - chillo.
-¿Qué? – golpeo la puerta hasta que ésta se abrió. La encontró en la tina sentada y llorando. -¿Estas bien? – no sé sobre salto cuando él irrumpió en el cuarto de baño.
-No se – chapoteo el agua. –Me duele que… Que… Intentamos ser felices pero no lo somos, Noah. El miedo es más grande que nosotros. Me han roto el corazón y he vivido de ilusión casi por toda mi vida. Te encuentro y siento que tú eres real, que eres el definitivo. Y después huyes. No soy perfecta, lo sé. Y no intento aparentar algo que no soy. Y no me vengas con la estupidez de ser amigos. Después de lo que paso dudo verte como solo un amigo – sentencio. –Estoy harta del drama. Harta. No creo poder más con problemas existenciales, no más. Necesito vivir una vida normal. Sin pesares. ¡Dios!
-Entonces hazme un espacio en la tina, gatita.
-¡Noah, basta! – se puso de pie. –No soy tu chiste. No vendrás a mi casa a decirme cosas lindas que sabes que me estremecen y después huiras porque tienes miedo. No soy tu salvavidas. Eres mi guerrero salvaje, ¿recuerdas?
-“¿Dónde firmo?” – recordó aquella navidad. –Soy la Bestia de tu cuento de hadas.
-¿Quieres serlo aun? - espero a que él contestara. Cruzo los brazos.
-Es verdad que tengo miedo, Kenzi. Y es verdad, también, que te necesito. Y que además tengo miedo… De no ser lo que tu esperas que sea o de… De volver a caer en el hoyo donde me hundí cuando apareció Christine.
-La vida es correr riesgos, Noah. Y yo estoy dispuesta a correrlos contigo. ¿Tu lo estas? – esta vez no se avergonzó de su cuerpo. Estaba segura de lo que hacía y decía. Después de todo: No hay luz sin oscuridad.
-Si – se acerco. –Si – repitió como un mantra. –Si, si, si – la tomo entre sus brazos y la levanto en el aire sacándola de la tina. –Si – dijo una vez más y la beso.
-Supongo que eso es un si – sonrió ladina, rodeándolo con sus piernas, temerosa de caer.
-Es más que un si. Contigo se acabaron los miedos, gatita. Se acabaron las dudas y la oscuridad.
-No más lagrimas.
-No más – aseguro.
-Ahora vamos al agua antes de que se enfrié – urgió removiéndose sobre los brazos de Noah. Ansiosa de jugar de nuevo con su cuerpo.
-Gatita, juntos calentaremos el Polo Norte por entero…

3 comentarios:

Violet dijo...

Pues si que estaba escondido este OT, no lo habia visto, como que me hago bolas en la pagina... bueno no soy muy HiTec, tal vez sea eso.. jaja.
si que esta espectacular este encuentro de Noah y Kenzi, me gusto mucho, justo lo que pense que debia de pasar entre estos dos y es que ese Noah estaaaa....mmmmhh.. este actor me cautivo en game of thrones donde ademas hace unas escenas que no dejan naada a la imaginacion... lástima que mataran a su personaje y no siga en la segunda temporada, pero bueno para eso me compre Conan, nadamas para verlo semidesnudo..jaja UUff ya estoy divagando..
Gracias B-B me encantooo!!!

¡¡bamh!! dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
¡¡bamh!! dijo...

ajajajajaja, si, quiza no lo viste, porque no lo he agregado a los enlaces de la historia de El placer... se me ha pasado xD Mia culpa :D
Uuuuuy, siii, este encuentro, Dioses, ese Noah, yo amo al actor y a Noah :3 Y esa Kenzi ♥ Mi vida mia :D
Y pfff, Conan, me vi como 3 veces la pelicula jajajaja, pffff! :Q_
Seeeeee, Khal Drogo ),: Nos lo mataron, Dios. Pero mi Khalessi sigue en pie de lucha dispuesta a todo por su Drogo♥ Y aaay, ya se viene la segunda tempo xD Lastima que sin Drogo ):
Que bueno que te gusto, Violet (: Gracias.

Las chicas del Té de Lemmon

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