febrero 13, 2013

Delirios Placenteros Capítulo 4: Tormenta.

Si, merezco muchas cosas. Pero aveces la inspiración juega horrible con mi psique y las tareas amenazan mis letras...
Oficialmente es Día del amor y la amistad ¿Pero saben? Se ama los 365 o 366 días (Si es bisiesto) no hay momento que o amemos algo.
Basta de lo convencional y lo comercial.
Y a los amigos no les dice solo un día que los quieres, simplemente los haces sentir acogidos en tu vida siempre.
Esta historia es tuya Beu, mi mejor amiga se que si te decía algo no era sorpresa XD no podía darme el lujo de delatarme como con el disco.
¿Que me falta decirte que no sepas?
¡Te amo! Eres mi mejor amiga por siempre, mi media naranja, mi Nini, mi Luna, mi Sensei. Hace años que siento que te conozco y hay cada recuerdo y linea que a tu lado me son unicasy eternas.
Feliz día amor aun me falta llenarte de chunchas obvio ¡Eh!
NA: No me odies... no mucho que publico el Sábado lo mejor <3 p="">





Capitulo 4: Tormenta

Su mirada me atrapo, sus manos se quedaron tensas y quietas a los lados de su cuerpo mientras su aliento se deslizaba en mi rostro.

Tuve que encontrar mi control antes de siquiera intentar moverme, pero el solo aroma de su cuerpo me hacia querer delinear con mi nariz cada pulgada de piel e inhalar su aroma hasta quedar extasiado de ella. Esta mujer me hacía perder el hilo de cada acción, sobre todo cuando su mirada se torno curiosa y a la expectativa, como si incitara o retara a continuar pero a la vez algo la pudiera frenar.

-Yo…  quiero gritarlo…-Susurro bajo, antes de deslizarse por el sofá hasta recostarse por completo, aquella acción fue la gloria pura. En ese momento quise desgarrar su ropa, quise tomarla como un poseso, pero no era un simple polvo. Lo supe de inmediato cuando una sonrisa suave apareció en su rostro.

No quería que acabara, no solo quería hundirme en su cuerpo cono sino hubiera mañana; También quería escuchar su risa y mi nombre en su boca cuando la sintiera correrse y pedir una clemencia que no era ni de cerca negociable.

Lleve una de mis manos para acariciar sus mejillas y bajar por sus labios, mi otra mano separo sus piernas que temblaron cuando mis dedos trazaron un camino sobre la tela de los vaqueros hasta sus muslos. Beu cerró sus ojos y ocupe ese instante para colocarme entre ella tomando la invitación de sus piernas, eleve una de ellas a la altura de mi cadera antes de bajar mis labios hasta los de suyos que emitieron un suspiro que quedo inconcluso cuando choque busque un beso cauto que al instante me supo a gloria.

Al inicio intente moderarme, encontrar el tacto exacto para sus labios, pero el cuidado se fue al diablo cuando sus manos viajaron a mi nuca para acercarme. Su sabor me invadió haciendo de mi  un adicto inmediato; Había localizado mi nuevo sabor predilecto, mi nuevo descubrimiento me llevo a desear mas, tanto que de inmediato me senté en el sofá con ella a horcadas mío. Mis manos se instalaron en su cintura acercándola a mí, su pecho choco contra mi torso dándome el dulce tacto de sus pezones erectos. Sonreí  cuando mis palmas ahuecaron sus nalgas.

-Por si no lo sabías me han vuelto loco desde que te vi…-Gruñí cuando en respuesta mordió mi labio inferior.

Mi boca trazo un camino hasta su cuello donde localice el punto que hizo que su garganta gimiera sacudiendo así todo mi mundo. Mi erección dio una punzada necesitada que ella no paso desapercibida ya que comenzó a frotar su cadera contra mí de una forma lenta incluso en que en el vaivén parecía haber un tinte diabólico porque ella comprendía que los gruñidos en mi pecho eran causados por ella.

Sus manos viajaron a las orillas de su playera, en sé momento la detuve.

-Yo quiero hacerlo…-Hable de forma ronca presa de la necesidad de tenerla desnuda para mí.

Me deshice de la tela para mirar un sostén negro que resguardaba con recelo sus pechos, mi lengua tuvo voluntad propia por que comencé por saborear su piel, a sentir su carne tibia en la punta de mi lengua, a hundir mi nariz en el valle de sus pechos hasta que una de mis manos les libero desabrochando el broche que se situaba al frente.

Tome aire cuando quedo totalmente expuesto su torso, ella quiso cubrirse pero atrape sus manos antes de tomar uno de sus pezones entre mis dientes, su sabor y textura se impregnaron en mis labios hasta que mi boca comenzó a demandar mas de ella, mi lengua se perdía en enroscarse en su punta.

 Solté sus muñecas cuando quedaron flojas y supuse no opondría resistencia alguna, aunque para mi suerte ahora sus dedos se dirigían a mi playera para quitarla.

Me regodee cuando una sonrisa satisfecha apareció en sus labios al mirarme. Fue el único momento que me permití separarme de aquel par de manjares que apuntaban hacia mí.

Volví a recostarla para sacarle los estorbosos pantalones necesitaba con urgencia sentirla, una vez la mezclilla abandono mi campo de visión y sus piernas quedaron a mi vista deleitándome con su piel morena invitando a comprobar que fueran tan suaves como aparentaban. Que eran fuertes al colocarse en mi cadera mientras la tomara de pie.

Sus bragas negras coordinas con el sostén que había desaparecido en algún punto de la estancia, daban el toque inocente y decadente por el que ahora mi deseo llameaba por reclamarla mía entre sus muslos. Salive solo por pensar el probarla, ahí tumbada era la criatura más hermosa que hubiese visto jamás, simplemente no pude pensar en otra cosa que no fuera ella. En ese par de ojos, en sus labios entreabiertos y su pecho subiendo y bajando. La viveza de sus ojos me hacían pensar que me perdía de algo importante, de algo que había vivido hace tanto.

Sus pies desnudos mostraban sus uñas en color borgoña, sus tobillos se sentían suaves cuando comencé a besarlos, sus piernas eran deliciosas y permisivas cada vez que las acariciaba, sus muslos vibraban contra mis labios cuando ascendía hasta toparme con el puente de sus bragas que se encontraba húmedo para mí. Necesite únicamente mis dos dedos índices para tirar la tela abajo y mostrarme lo que celosamente resguardaban de mi vista hambrienta.

Su centro brillante y rosado estaba ante mí con la orden silenciosa de devorarlo, mi nariz experimento la locura cuando su esencia se fijo en mi mente. Mi lengua se encamino a saborear sus pliegues que palpitaban contra cada papila, sus piernas temblaron cuando las eleve a mis hombros y guie mis dedos para acariciarle hasta que algo hizo que me frenara de golpe.

-¿Eres virgen?- Mi pulso desacelero cuando sus mejillas se tornaron mas rojas y sus manos cubrieron sus ojos asintiendo lentamente.

La duda en mi interior cernía sobre el deseo que era una fiera queriendo seguir y reclamarla mía en tantos aspectos, incluso podía divisarla feliz de ello. Por otra parte se encontraba la razón teniendo un argumento convincente. ¿Quién era yo para reclamarla mía?

Mi pecho dio un respingo de dolor ante ese hecho, Beu era joven, sus ojos tenían el brillo de juventud y rebeldía pero sus sonrisas seguían conteniendo el fulgor de ternura e inocencia que había pasado desapercibida hasta ahora.

Quise separarme de ella pero me era imposible, sobre todo cuando su expresión se volvió triste e insegura.
Su rostro cedió tres tonos dejando un color parecido al de la cocoa ceniza.

Tomo uno de los cojines y se lo acerco para cubrirse.

La había jodido estúpidamente.

Sus rodillas comenzaron a encontrarse y a indicarme que ya no era bienvenido, que bien podía irme a la mierda o lo que me quedara más cerca.

¿Podría hundirme en la tierra?

Bueno, yo nunca había tenido tanta suerte.

Mi miembro dio un respingo en la prisión de los vaqueros, mismos que seguirían en su sitio al menos hasta que fuera a dormir.

Eso era otro tema; Dudaba si quiera concebir el sueño ahora que ella estaba en cada uno de mis sentidos, en cada uno de mis pensamientos.

En tres segundos ella se hubo levantado con un par de cojines para cubrirse, su rostro estaba carmesí, pero ya no más por el placer de hace unos instantes. Ahora era un constante recordatorio de cómo yo de alguna forma la había herido.

Me quede ahí en la orilla del sofá hasta que el ruido de su puerta y el seguro resonaron.
Era un imbécil, el idiota más grande del mundo y quizás merecía cada cosa que ella estuviese pensando justo ahora.

-Speirr…- Ceara apareció con una sonrisa de disculpa antes de estirar su mano como una forma de apoyo. Una mano que no volvería a estrechar.

-¿Qué pasa? –Zanjee con eso cualquier tema, no quería ser centro de atención ni mucho menos contarle mis problemas de cama a mi hermana muerta.

Si de por si sonaba horrible en mi mente, no me quería si quiera preguntar cómo era decirlo abiertamente.

-Averigüé algo…-  Su tono era inquietante lo que me hizo por fin ponerle más atención.

-¿De qué? –Respondí de vuelta.

-Bueno de la chica que está molesta contigo…- Señalo en dirección al pasillo –Beu… -Susurro.

-De hecho creo que me gane su odio eterno por esta vida y todas sus reencarnaciones…- Me encamine al refrigerador para tomar una cerveza oscura y darle un trago que me hizo bajar medio contenido de la misma.

-Tú ya la conocías Speirr…- Se acerco con ese andar casi flotante. – Tú la amaste… incluso antes que a tu propia N…-Trago el nombre y carraspeo –Tu ex esposa –Corrigió.

Estuve tentado a escupir la cerveza a gritar, reírme y vociferar pero era mi hermana, su ceño fruncido y serio me hizo únicamente masajear el puente de mi nariz.

-¿Qué es lo que dices? ¿Estás si quiera segura de lo que intentas…? –Mi pregunta quedo en el aire cuando una silueta conocida para mí se situó en el sofá de mi estancia.

Morrigan se alisaba el cabello mientras pasaba una sonrisa para tentar el ambiente.



-¡Hola Speirr!- Saludo lentamente.

-Pensé que no te volvería a ver…- Me senté en el sofá frente a ella.

-Aun me siento un poco responsable por lo que paso con Sunshine, es decir al final siempre vi por ella y la apoye aun cuando su elección te lastimara a ti- Dio un suspiro largo –Ella es feliz incluso ya encarga un par de bisnietos hermosos para mi…- Mordió su labio en arrepentimiento cuando yo la mire con furia.

Trague la zozobra y desazón en mi garganta.

Bueno, no podía simplemente correrla de mi casa, al final no puedes hacer mucho en contra de un dios, sumado a que en mi caso era algo cercano al ex algo incómodo.

-Gracias pero no pedí un resumen de su vida… si estamos preferiría no hablar de ella mas –Comente intentándome relajar. Cosa muy poco probable ahora.

-Perdón. Pero he venido por otra cosa, bueno por alguien a quien tienes aquí…- Elevo sus cejas y sonrió en complicidad.

-¿Disculpa? –Espete a la defensiva.

-Tu amiga que se hospeda contigo… a la hechicera… -Sonrió con malicia.

-Sigo sin entender que quieres Morrigan, ella está a mi cuidado. Y ya que estamos dudo que sea mi amiga si quiera –Rodé los ojos, pero por dentro sentí ese latigazo de culpa que atizo como madera en el fuego.

-Vine a hablarte de ella… de ustedes –Comenzó.

-¿Nunca te preguntaste porque nunca sentiste un clic mucho mas especial con tu antigua esposa? ¿Incluso la sumisión a la que tú estabas acostumbrado, no te pareció extraña? –Inquirió haciéndome dudar en cada palabra.

-Yo la amaba –Refute-
Ella negó lentamente, esta noche necesitaba paciencia infinita al parecer.

-Creías que la amabas por qué no tenias opción, pensaste que el mundo estaba en tu contra y quizás era así pero antes de ella tu tenias a Beu, la conociste primero, la amaste a ella primero –Señalo con calma – Tienes recuerdos que te hice creer, tenía que protegerla para ti, debía hacerlo porque ambos tenían un amor más grande que los mismos Tristán e Isolda. Ese tipo de amor que está predestinado solo para ti, para que suceda. –Tomo aire en tanto yo dejaba fluir el conocimiento de sus palabras, de una forma ilógica me aturdían.

-Tú, trajiste a Sunshine de vuelta. Dijiste que era para mí –Solté con ira.

-La traje de vuelta porque su suerte se me hizo injusta, ella no debió morir de esa forma. Además ambos estaban tan fascinados el uno con el otro que no sentí necesario contarles esto. Menos cuando Acheron consiguió tu alma y te libero de Artemisa. ¿Sabes que hubiese dicho ella? Créeme, esa mujer me exaspera más de lo que debiera su seguridad.

Ceara se situó a mi lado, su constante mirada iba y venía entre Morrigan y yo.

-Esto es una mierda… ¡Yo no soy un premio de consolación y no la quiero a ella como tal!- Aclare mi garganta y me levante del sofá.

-Solo vengo a decirte la verdad Speirr, aquí la tienes de nuevo yo solo vengo a regalarte tus recuerdos, esos que oculte de ti y de Camulos para seguridad de ambos. –Un destello apareció en mi mente, algo parecido al vértigo me invadió cuando me vi en un prado seguir a una joven con una capa amarilla.

Su risa fue un canto conocido. Ella aparto el gorro de la capa de su rostro cuando llegamos a un campo de girasoles, sus ojos eran los mismos, su piel, su rostro, su cuerpo que ondeaba  bajo el vestido de trabajo que transparentaba cada una de sus curvas producto del rio en el que habíamos estado hace minutos.

Se tumbo junto a un par de enormes flores que saludaban al sol haciendo de ello mi acto de rendición.
Ella era mi hogar, mi escape, mi bendición y yo la amaba, de verdad estaba prendido de su fuerza, de su rebeldía y de la forma en la que sus ojos me miraban a cada instante.

Era ella, no había duda que era ella y que yo justo ahora la necesitaba.

Mil recuerdos absorbieron mi tiempo y espacio esparciéndose sobre cada rescoldo libre en mi cabeza. Tuve que aferrar mis manos a mi sien ante el punzante dolor.

-¿Mañana también me amaras, Speirr? –Ella susurraba acariciando mi rostro con los pulgares mientras su cuerpo se amoldaba al mío después de haberla tomado en el molino abandonado en el que ambos nos veíamos por las noches cada tres días.

-No…-Suspire y ella mordió su labio –Te amare por el resto de mi vida, por el resto de esta noche, por las siguientes albas, por mil años y aun así el tiempo me será insuficiente… te amare aun cuando tu no quieras, aun cuando no deba y aun cuando yo muera…-Jure y ella coloco su índice para silenciarme.

-Mi celta…-Su sonrisa se ensancho cuando dio un suspiro satisfecho –Sabes…-Bajo su mirada dejando aparecer en sus mejillas un cumulo de motas canela –Me encanta estar contigo y al otro día sentirme adolorida y feliz por ti –Yo reí mientas ella negó y mordisqueo mi cuello.

Cada fragmento perdido encajo, cada pieza quedo clara.

-Luego tú la olvidaste, un día no apareciste y rompiste su corazón… no hubo más. Yo ayude a su fuga, una fuga que ella acepto gustosa. Aprendió la alquimia y después todo fluyo en su propio eje.
Ella era hechicera por derecho, al salvarla bueno después no pude seguirle más la pista. – Se explico en un tono tranquilo.

Mi corazón daba latidos exasperados y mi mente amenazaba con abandonarme. Si algo de esto era cierto yo estaba jodidamente maravillado.

-Eso significa que…- Deje la interrogante en el aire.

-Que te encontró o la encontraste. Aunque en realidad ¿Eso importa? –Cuestiono de manera plausible y emocionada.

-¡Es mía!- Sonreí abiertamente mientras la diosa asentía


-Hombres… Sienten que pueden usar el tono posesivo –Chasqueo la lengua –Pero si te hace sentir bien, adelante –junto sus manos y apareció un par de colgantes en la mesa de café que ahora yo reconocí de inmediato.


Aquellos los había hecho ella como forma de compromiso, uno tenía una piedra lunar y el otro una solar. Ella solía reír cuando me explicaba la forma en que había conseguido aquellas piedras.

Los tome en mis manos rápidamente.

-Ten mucho cuidado de la forma que se lo dirás. Hay recuerdos diferentes y para ella no es fácil. Recuerda que tú la abandonaste- Advirtió Morrigan con los ojos entrecerrados.- Quiero obsequiarle a ella la inmortalidad ¿Imagina el potencial de sus poderes sumados a mi pequeño obsequio? –Sus ojos chispearon un segundo.

Tenía un millón de preguntas, otro tanto de emociones y un puñado de dudas una vez se despidió Morrigan y me dejo aturdido pasada las 2 de la mañana.

Ceara se hubo marchado dándome espacio, cosa que agradecí infinitamente.

El seguro de la puerta se abrió y segundos después Beu apareció con una maraña azabache en su cabeza, con una camisa larga que limitaba apenas la visión de su cadera. Sus pies descalzos y silenciosos deambularon hasta la cocina donde abrió una repisa y se sirvió agua.

Aquella imagen era perfecta excepto por el hecho de que sus ojos estaban rojos y ligeramente hinchado debido a mi.

Sin darle posibilidad de huir y teniendo a mi favor que no se diera cuenta de mi presencia destelle frente a ella.

El vaso en sus manos cayó al piso haciéndose añicos.

La tome en mis brazos de inmediato pese a sus quejas.

-No quiero que te hagas daño…-Respondí a su maldición a mi persona.

-De eso te encargaste tú –Mascullo.

Pude dejarla en el umbral de la puerta y marcharme pero no pude. Su cuerpo se sentía tan bien sobre mis brazos.

La deposité en la cama donde ella busco el resguardo de las sabanas.

-Ahora vete –Soltó sin mirarme.

Me quede a su lado, sentándome al filo de la cama.

-No –Conteste.

-Bueno, me iré yo…-Anuncio removiéndose para levantarse.

-Ni en tus sueños, gatita…- Susurre sin darme cuenta que la había llamado de la forma en que lo hacía antes cuando ella hacía alusión a su forma de devorarme y de acecharme como un estudiado felino, incluso la forma en la que amaba pasar sus uñas por mi espalda.

La sonrisa de Beu se volvió una línea tensa.


-¿Qué dijiste? –Se giro a mí completamente.
No le di tiempo a más y la acerque para besarla y pasar mis manos bajo de la tela de algodón holgada que resguardaba sus deliciosas curvas.

Sus manos en puños protestaban y sus dientes incluso atraparon a mis labios mordisqueándolos hasta que cedió y me devolvió un beso que cedió a mi control, que me traspaso en cuerpo y alma.

Mis dedos se dieron cuenta que ella se había colocado un nuevo juego de bragas.

Levante lo suficiente la playera para mirar la forma en la que aquella prenda se delineaba, tome aire antes de pasar mi mano para dibujar los bordes hasta llegar al elástico en la cadera y romperlo de un tirón.

-¡Hey!- Su queja fue divertida.
-Viene lo mejor...-Prometí antes de morder su lóbulo izquierdo.


1 comentario:

¡¡bamh!! dijo...

No se que poner. Realmente no se, me quede... en blanco. Fue... magistral. Estupendo. Estoy conteniendo el aliento y usando lo poco que me queda de razón para escribir algo que puedas entender, amor.
¿Odiarte decías?
JAMÁS
Eso nunca pasara.
Odiarte... Odiarte se me antoja estúpido, absurdo, ilógico y eso nunca pasara.
N U N C A.
Mi Ale, mi vida, mi inspiración, mi Sol, mi Lily, mi Rens, mi Cricri, mi pequeño saltamontes, mi Zanhodia, mi media naranja, mi cerveza fría...
Decir TE AMO, no alberga todo lo que realmente siento y significas para mi. Y no me cansare de repetirlo; te amo, mi Ale.
Te amo por mil razones, porque me lees, porque me entiendes, porque eres tu, porque soy yo, no hay ataduras entre nosotras.
Sigo creyendo fervientemente que nos unieron. Así fue.
El capitulo... Me emocione, me retorcí de placer, y mi corazón se contrajo en el justo instante de la linea de Talon diciendo "¿Eres virgen?", bang, morí. Morí de una forma, extrañamente, deliciosa. Y me recordó a una canción de Arjona. "Mi cama no merece tu cuerpo, virgen como el Amazonas, mucho para un lobo cazador...".
Eres... (Lo más quiero en este mundo eso eres ♪♫), eres el Universo mismo para mi. No eres mi nube gris, ni mi tormento, eres todo. Día, noche, luz, oscuridad, sal, dulce. Eres todo mi vida, y tus letras son exquisitas, se disfrutan, ya te he dicho mil veces que amo la forma en que describes los sentimientos, la forma en que me haces enamorarme de los personajes y la forma en que me haces amar más al celta. Joder...
La sonrisa en mi boca no podría ser más estúpida. Y durara el día entero, el mes. Venga, que si solo de leerte soy tremendamente feliz. Gozo de leerte como no tienes idea. Es un gusto leerte. Aquí, en las historias, allá, en el FB diciendo bobadas. Gozando de la vida contigo.

Dioses...
El capitulo.
Lo leeré de nuevo y lo gozare aun más, estoy segura. Y vaya que me hiciste sufrir no platicando mucho los días pasados. Es, sin duda, lo que puede matarme lentamente, no leerte. No platicar contigo es la peor tortura de todas. La más letal y ruin del mundo.
Dioses...
Mi celta. Dijo mi palabra mágica.
¿Ves? ¿Ves como me haces salivar por ese hombre? Dioses...
El mundo ya no es el mismo desde que conoces a los cazadores. ¡¡¡Damn!!! El mundo no es el mismo desde que te conocí.

Y ¡aaaay!, me conoce antes que a Nynia ¡¡Chúpate esa, Nyniaaaa!! xD *-* Demonios, que rico fue leer eso hahahaha. Dios, lo disfrute como una perra xDDD *-*
Lo voy a leeeeeer de nuevo xD Aaaay, y mil veces más xD Joder, me encanto... *-*

Gracias, amor. No solo por la historia, sino por ser tu. Por ser mi amiga. Por ser todo. Y como dice la primera entrega, impresa en los talleres de mi casa (xDDD) "Gracias a ti, por ser tu".
Te amo, vida mía, no me cansare de decirlo♥

Las chicas del Té de Lemmon

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