mayo 09, 2010

Búscame - Capitulo I

Capitulo I

-¿Hola? –La voz dulce, tierna y tímida de Serena, llego a mi sistema inundándolo de deseo una vez que abrí la puerta de mi departamento.

Lucia preciosa como cada día, esta noche en especial, estaba exquisita. En una palabra: Devorable. Esos jeans viejos a la cadera y esa playera morada, hacia que mis ojos se desviaran a su escote, dándole imágenes a mi cabeza de su bien dotado cuerpo. Su vestimenta desenfada, siempre hizo volar mi imaginación.

-Hola –Apretó con fuerza la correa de su mochila. Ésta le cruzaba el pecho, separando sus senos tan sensualmente que sentí una palpitación por debajo de mis pantalones de algodón. –Pasa –Dije una vez que trague el nudo de deseo de mi garganta.

-Gracias –Paso a mi lado, apenas rozándome un poco con uno de sus brazos y, todo se fue al carajo. Aspire su aroma. Esta niña no paraba de comer caramelos. Su mochila en vez de libros y cualquier otra cosa de la escuela cargaba envolturas de caramelos, chocolates, paletas, de todo. Su aroma, era como estar en una confitería.

Se dejo caer en mi sofá de piel, donde minutos antes estaba tumbado con los pies sobre la mesa de centro, con una cerveza fría en una mano y el control remoto en la otra. Cambiaba de canal sin mucho interés, hasta que ella interrumpió.

-¿Qué haces aquí? –Nunca me visitaba a menos que estuviera desesperada o tuviera algún problema.
-Si estas ocupado, puedo irme –Se puso de pie tan rápido, que sus senos brincaron a la par. Trague con mucha dificultad.
-No, no… Solo preguntaba –Intente que no sonara como un gemido.
-Dijiste que… -Empezaba con su intento de disculpa.
-Ya se lo que te dije, no me molesta.

Para nada me molestaba. Le había dicho que me buscara, cada que…
-¿Me das una cerveza? –Interrumpió la línea de mis pensamientos cuando aventó su mochila al suelo y se deshizo de su playera.
-Si… -Le di la espalda caminando a la cocina.

Cuando regrese, se quitaba sus Chuck Taylor negros y desabrochaba sus jeans.
-Gracias –Estiro su mano tomando la cerveza y sonriendo inocentemente.
-Ajá –Ese bronceado cuerpo me robaba el aliento.
No podía evitar sentirme así cada que ella venia. Caliente. La piel me ardía y reclamaba el roce húmedo de sus labios en cada rincón de mi ser.
-Eric…- Dijo con la cabeza gacha.
-Dime –Estaba de pie en medio de la sala. Ella aun con los jeans, dejándome a la vista una playera de tirantes blanca, encima de un sostén negro con motas blancas y encaje del mismo tono al contorno de las copas, que resguardaban sus redondos senos, que como cada noche que me visitaba, ansiaba probar. No venia todos los días, pero como demonios deseaba que fuera así.

-Si no tienes tiempo hoy, lo entenderé
-Tengo todo el tiempo del mundo. Es sábado en la noche, no tengo nada que hacer, créeme –Le dije muy sincero.
-Te noto ausente.
¿Ausente? Estoy perdido en la grandiosidad de tu cuerpo, pensé.
-Estoy bien. Ahora dime, ¿Qué pasa?
-Tú sabes que pasa –Contesto aburrida.
-No, no lo se, cuéntame –Tente mi suerte, sentándome a su lado.
-Me siento sola, Eric, eso pasa.
-Si, me imagino –Mi dedo índice, atrevido, paso por sus hombros.
-Bésame –Ordeno. Y rendido, tome su cara, contemple sus ojos oscuros como la noche, enigmáticos como toda ella, lento, muy lento, me hundí en su sabor. Esta noche una paleta de cereza embriagaba mi cuerpo.
-Eric…- Gimió.
-Ajá…- Lamí su cuello dándole espacio para que hablara.
-Él… -Sollozo. –Él me dijo que era una puta porque… porque…
-¿Qué? –Solté molesto. Cualquiera que le faltara al respeto se las vería conmigo.
-Si –Sollozo aun más fuerte. Deje de besarla, sus mejillas estaban surcadas por lágrimas. Como me dolía verla llorar. Era lo que más odiaba en el mundo, bueno, eso y no poder tenerla solo para mí.
-Me dijo que era una zorra, que jamás podría amar a una perdedora como yo, que solo pienso e imagino cosas estúpidas. Como… -No continúo su relato, se dispuso a llorar, rompiendo en pedazos este estúpido corazón.

¿Qué podía hacer? Le ofrecí mi casa y mi cuerpo para cuando ella se sintiera sola, cuando necesitaba de alguien que la escuchara, que la amara, que la hiciera sentir mujer. Eso le daba yo: placer; y ella, me lo daba a mí. Pero como un idiota que no sigue las reglas, me enamore como un estúpido. Estaba tan enamorado de ella, que tan solo, tocarla, verla, olerla, sin duda me hacia sentir en el cielo. Mi cuerpo se despertaba de todas las maneras posibles. Me odiaba por sentirme así, por amarla, por necesitarla, por ansiar su cuerpo aun cuando no era mío, cuando jamás lo seria. Ese fue el trato. Placer por placer. Y nada más.

Esas lágrimas y labios rojos provocaron el colapso.

-¿¡QUE!? –Grite, le provoque un brinco y lloro más.
-No sabia a quien acudir… -susurro.
-Perdón, perdón, solo que… ¿por que te diría algo así?, ¡es un hijo de puta! –grite.
-No lo se, no soy lo suficientemente mujer para él –Cubrió su rostro.
-¿Qué?, ¿suficientemente mujer? ¿Pero qué mierdas son esas? Lo que ese idiota debió de decirte es que él no es suficiente hombre para ti…

Yo quisiera intentar ser el hombre para ti. Despertar a tu lado cada día, besarte, amarte, limpiar tus lágrimas. Quiero ser tuyo.

Ese tipo de pensamientos me azotaban cada mañana al verla partir.
-Tranquila, no llores más. ¿Sip? –Limpie su rostro con mi playera.
-Soy una idiota, ¿Cómo pude creerle?
-Déjalo ya, no vale la pena que llores por un tipo así, que no te valora y que jamás te merecerá –Tome su rostro acunándolo entre mis manos y la bese de nuevo.

Deje que fuera ella la que profundizara el beso, para mi fortuna abrió su boca metiendo con inocencia su lengua, misma que busco con urgencia la mía y que ésta deseosa de su sabor se dejo acariciar.

Sus manos fueron al cuello de mi playera polo gris, que usaba para dormir, la subió y metió sus manos debajo, acariciando mi piel. Sus pequeñas manos eran como si la más fina seda me tocara, como si las nubes me quemaran. Sin quererlo evitar gemí ante su tacto.

-Hazme tuya, Eric –Aquello sonó como petición, para mi ya era un deber, el mejor de todos.

La recosté en el sofá, sus cabellos oscuros se extendieron en el asiento, combinaba perfecto con mi sala y conmigo. Su pecho subía y bajaba agitado. Moje mis labios y me hundí en su sabor, acaricie sus senos por encima de la ropa.
-Ahh- Gimió. Eso me prendió. Apreté su seno de nuevo y arqueo su espalda.

La boca me ardía, tenerla lejos me provocaba dolor, soledad.

-Bésame… -Jadeo.
Mordí su labio inferior y lo jale un poco. Subí su playera, tocando toda la bronceada piel que tenía a mi paso. Alzo los brazos para quitársela. Mi pulso casi se detiene cuando sus senos me rozaron los dedos. Los bese y apreté, intentando no ser brusco, mi ansiedad por ella aumentaba. Era inevitable sentirme así estando ella bajo mi cuerpo o encima.

Disfrutaba de tenerla gritando por mi causa, sentirme entre sus muslos era indescriptible.

La desnude poco a poco, grabándome en la retina cada parte de su cuerpo. Ella se dejaba llevar. Cerro los ojos, cuando besaba su estomago, se mordió el labio, cuando ya estuve más abajo.
Abrí sus piernas, tocándolas suavemente. Probé una vez más la zona que la volvía loca. Mi lengua entro sin freno a su cuerpo y ella apretó los puños, soltó un grito ahogado al sentirme jugando en su centro.
-Ahh, ahh –le escuchaba entrecortadamente.

Roce mi dureza contra su intimidad. Araño mi espalda. Detrás de esa fachada de niña tierna, habitaba una fiera, sus ojos eran puro fuego. Y no le hacia justicia a su nombre, a menos que estuviera dormida entre mis brazos.
-Ya… Ahhh –Su cuerpo se tenso, antes de que yo me uniera a ella. El segundo orgasmo de la noche.
-Todavía hay noche que agotar –le dije en su cuello. Embriagándome de su aroma a confitería.
La alce y la hice que se sentara en mis piernas. Su coloco a horcajadas sobre mi, y de un solo movimiento nos unimos. Sus caderas reaccionaron como por arte de magia.

Eche su cabello a un lado para besarle los hombros. Los mordí un poco, asegurándome de no dejarle marcas. Ella no procuraba lo mismo, mi espalda tenía ligeras señales de su pasión.
Bajo una de sus manos y acaricio mis testículos.
-Oh –Un sonido gutural salio de mi boca. –Si sigues así, no podré…
-No te detengas, quiero que te vengas –Mordió mi oreja.
Su voz segura y sensual me estremeció. Brinco sobre de mi, y sus senos rozaron mi pecho, apreté sus pezones, sin nada de ternura.
-Ahh –Grito.
-¿Te gusta?
-Sabes que si…
Siguió tocándome y yo mordiéndola. Pronto… pronto… sus paredes se cerraban a mí alrededor, dándome más y más gozo.
-¡Dios! –La abrace a mi cuerpo, penetrándola un par de veces más. Quería llevármela conmigo.
-¡Siiiii! –grito con demasiadas ganas.

Se derrumbo en mi cuerpo y me abrazo. Ese era mi momento favorito del día. Cuando me abrazaba y sudaba sobre de mí. Cuando su corazón palpitaba junto al mío, como si se pertenecieran. Cuando podía cerrar los ojos y sentirla mía en cuerpo y alma.





[[ Hola, hola. Empiezo nueva historia. La verdad es que ya la tenia en mente, pero mi editor de imagenes se rebelo y por eso no la habia subido, espero que les guste. Comenten :], si quieren claro. ¿Les gusta Eric? Uuuy, a mi tambien xD Enjoy! ]]

4 comentarios:

Romina Muguia dijo...

Tia Beu....estuvo genial....que bien que por fin lo hayas publicado...sabes que esta genial....

Y ademas ese Erik o si por favor yo quiero ese Erik desenvuelto y para llevar por favor....

Espero el proximo capitulo...

Besos... Rommy perver

Neny W Cullen dijo...

Wuuuooo!!
Ese Erik esta buenisimo para tener la idea de placer por placer!
jajajja
Beu! genial!
Hace calor o es mi idea??

Besos grandes
NENY

Ale de Moesia dijo...

mi beu GENIAL!! excelso!! ame el capi!! erik es sin duda lo q nos falta... ese que nos de placer por placer.. jaja que rica tasa de te de lemmon me acabo de tomar!! chasquidos y aplausos mi beu!! escribes genial!! y quien no ha pasado por un erik asi? jaja io quiero unoo!! *¬*!! algun dia me lo rabare una noche jajajaxD

Esperare el proximo capi!! xD

Te amo SenSei!! mi amorchito mi mita!!

Xau!!

Beshos!!xD

Isabella Macouzet dijo...

Eh!!! al fin, ya desde hace mucho tenia ganas de leerme esto y no habia podido pero ya.

Esta super y Erick, oh Erick ¿donde se esconde? ja, ja.

Las chicas del Té de Lemmon

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