septiembre 25, 2010

Maldita delicia. Capitulo I - Renata Cotty -


1. Amigas

Renata Cotty

Mi alma gemela, mi vida entera descansaba los ojos a mi lado: Luna Phellan. Conocerla fue una suerte. Casi podía decir que como la canción: “Conocerte fue mi suerte, amarte es un placer**”, si, sonaba lesbico, pero nuestra amistad iba más allá de este plano en el planeta, nuestra conexión era sensorial.

Claro que también Jennifer y Emily eran mis amigas, pero nadie me entendía como Luna. Compartíamos tantas cosas que hasta podíamos entablar una conversación solo con mirarnos. Era genial.
-¡Hey! – alguien golpeo la mesa y me sobresalte. Alce la mirada, era Jack, el hermano de Luna. –Hola chicas, sabía que las encontraría aquí. ¿Cómo están? Oh ya veo, están molidas… ni modo, querían ser independientes, ¿no?
-Ja, hola Jack.
-Hola Nata… - se sentó al lado de su hermana, que tenia la cabeza sobre los brazos, los audífonos de su Ipod en sus oídos, seguro la música medio alta para poder dormirse. Solo así conciliaba en sueño en lugares públicos.
-Mmm, Luna aun no se asusta – su hermano se rasco la barbilla. –En fin, le dices que la veo en su departamento más tarde, pasare por unas cosas que me guardo, ¿vale? Cuídense mucho… - se puso de pie, se despidió con un beso en mi mejilla y salio de la cafetería.

El hermano de Luna prácticamente era como mi hermano. Uno bastante loco. Tenía un taller de autos y una banda. Hablando de bandas, uno de sus amigos si me podía…
-¿Eh? Le juro que… - Luna por fin se despertaba. No se por cuanto tiempo habíamos dormido.
-Lu, ya despiértate bien, tenemos muchas cosas que hacer antes de perdernos en alcohol – sonreí.
-Oh si, si… Muchas cosas – volteo los ojos.

Después de pagar la cuenta salimos al clima otoñal de Nueva York. Luna se ciño su abrigo de doble fila de botones negro y yo mi abrigo largo color borgoña, ajuste mi bufanda bien a mi cuello y caminamos al menos dos manzanas hasta llegar al tren.

-Joder, ya no puedo más con estos tacones.
-Ya solo falta poco – le anime.
Mujer prevenida vale por dos y siempre en mi bolso llevaba otro par de zapatos de piso, elegantes y sofisticados, pero muy cómodos.

Subimos al vagón del tren entre empujones, pisotones y quejidos altisonantes por parte de Luna.
-Hey, tenga la amabilidad de quitar su pie de mi zapato, gracias – le decía a un tipo que…
-Disculpe señorita - sonrío de una forma que me hubiera desnudado ahí mismo.
-Si… - Luna tenso los labios. Siempre hacia eso cuando se ponía nerviosa. Asintió y se alejo del tipo. Yo camine detrás de ella, hasta que estuvimos lejos del tipo lo suficiente para cuchichear tranquilas, ella se puso colorada.
-Maldita sea mi suerte.
-Tranquila, no paso nada. Solo pusiste en su lugar aun hombre que daría mi ceja izquierda por tenerlo entre mis piernas, Lunática – solté divertida.
No era para menos, el hombre vestía un elegante traje gris Oxford, cabello rubio perfectamente bien peinado, alto, fuerte, masculino, un Dios.
-Un Vikingo – dijo Luna, como si escuchara mis pensamientos.

-Si, puede ser… - lo mire a hurtadillas. El tren iba lleno, ningún lugar para sentarse. Así que el tipo, iba agarrado del pasamano del techo del vagón. Su saco se alzaba y su trasero dejaba mis pupilas dilatadas. Un trasero digno de ser tomado. Alzado de a cartón de cervezas. ¡Dios!

Cuatro estaciones antes de la nuestra, logramos sentarnos, Luna se desplomo en el lugar y dejo caer sus cascadas de cabello rizado alrededor de su rostro. Por mi parte coloque mis audífonos en mis oídos y cerré los ojos. La música me relajaba, quería estar tranquila para disfrutar de la noche de chicas.

-Disculpe señorita, lamento molestarla – era el Vikingo, le hablaba a Luna.
Abrí los ojos de inmediato. Afortunadamente llevaba mis gafas oscuras y no podían ver que los miraba de reojo, expectante ante las miradas de fuego del hombre. Luna alzo la cabeza y sus ojos se abrieron de par en par, sobresaltados.
-¿Si? – intento sonar tranquila.
-Es usted hermosa – le dijo con una voz ronca y masculina que podía mojarme… no, corrección, ya estaba mojada.
-¿Gracias?
-No tiene porque agradecer, yo solo digo lo que veo. Me presento, William Northman.
-Hola – mi amiga sonrío nerviosa, - Lunática, Luna – corrigió de inmediato – Luna Phellan. Ella es Renata Cotty, mi amiga – me presento después de que babeo al tomar la mano de aquel Vikingo.
-Un placer, señorita Cotty – estiro la mano y estrecho la mía. Su piel era suave y algo fría, el clima supongo.
-Igualmente – “Ya mismo tómame”, exigió mi mente.
-Pensaras, Luna, ¿puedo tutearte?
-Si

El hombre, William, era un caballero con todas las palabras, miraba directo a los ojos a mi amiga, sus ojos azules eran electrizantes. Hermosos, cautivadores.

-Perfecto. Luna, ¿tomarías a mal mi atrevimiento de invitarte a salir esta noche? –para cuando él preguntaba eso, ya se había sentado al lado de Luna, mi amiga movió su cuerpo involuntariamente en dirección al Vikingo. No había mejor manera de llamarlo.
-Yo… sucede Señor…
-Solo William – corrigió.
-William, ya tengo planes, saldré con mis amigas. Lo siento.
-Yo también lo siento… - bajo la mirada, se podía ver triste, decepcionado. –De cualquier forma, ¿Puedo darte mi número?
-Claro – Del bolsillo interior de su saco, tomo una tarjetita de presentación.
-Que tengas un buen fin de semana, Luna. Un placer conocerlas, hermosas mujeres no se ven todos los días. Que suerte tuve – se puso de pie y en la estación que seguía bajo. Asintió a modo de despedida y sonrío. Parecía que el sol se posaba sobre su rostro.

-Ni una palabra del Vikingo a las otras dos –advirtió Luna al bajar del tren.
-No iba a decir nada de todos modos. El tipo esta para comérselo. Luna, le hubieras dicho donde nos veríamos.
-No, no puedo. Jennifer lo abordaría de inmediato y… bien, al conocerla no creo tener oportunidad con él. ¡Vamos! No soy tan linda como ella.
-Claro que lo eres – grite. –Además él se fijo en ti, eso ya era un ventaja.
-Si, como sea. Hoy es noche de chicas y no quiero perdérmela – agilizo sus pasos.

Vivíamos en departamentos separados, pero cerca una de la otra. Necesitábamos nuestra privacidad si queríamos echar pasión. Al llegar a nuestro edificio cerca de Brooklyn, Luna tomo aire.
-¿Crees que deba llamarlo?
-Si, pero date a desear, quizá la próxima semana. ¿No?
-Tienes razón, ¿Qué haría sin mi Natita? – me abrazo.
-Yo también quiero un abrazo, Lunática… -Era Jack.
-Claro – sonrío Luna y abrazo a su hermano.
-¿No hay abrazos para mi? – Detrás de Jack, surgió Lex. ¡Dios!

La noche no se podía poner mejor. Lex era amigo de Jack, tocaban en una banda juntos y trabajaban juntos en el taller de autos. Imaginarlo con grasa me provocaba pensamientos impuros. Lex sacaba lo peor de mí. Su mirada electrizante y sonrisa seductora, podían conmigo cuando quisieran…

-¿Qué hay, Ren? – sonrío.
-Hola, Lex. ¿Cómo estas?
-Jodido, necesito unos tragos. ¿Tienen planes para hoy?
-Bueno, saldremos con las chicas… - contesto Luna.
-¿Puedes incluirnos en los planes, Lu? – Jack hizo cara de perro sin dueño. Luna no podía negarle nada a esa cara, ni yo podría.
-¿Qué dices Natita, les damos un lugar a estos cachorros?
“Entre mis piernas por favor”
-Claro. Son bienvenidos.
-Yeah, esa es mi chica – Lex me abrazo. Olfatee su aroma. Fresco, sexy.
-Nos vemos en el Centro a las 9, ¿vale?
-Ahí estaremos… - Jack beso a Luna en la frente y a mi me dio uno en la mejilla. Lex sacudió el cabello de Luna y a mí, me dio un beso en la comisura de los labios.
-Esta noche, será una agradable noche – susurro en mi oído, su nariz trazo la línea de mi mandíbula y a mi casi se me doblaron las rodillas al sentirlo exhalar cerca de mi cuello.

Sin duda seria una noche estupenda. Oh Lex…

Fantaseaba con Lex desde que lo conocí. Desde hace unos 3 o 4 años. Sin duda era un hombre sexy, arrinconable.

Tenía en mi haber una lista de músicos arrinconables. Como ese chico, Jared… Mmmh. Si, acepto soy una adicta al sexo con músicos. Esperen dejen recuerdo nuestro encuentro.
Él bajo del escenario en un bar en el centro de Kansas, había acompañado a Luna a casa de sus padres. Esa noche salimos por unos tragos junto con su hermano. Que como tocaba la batería conocía a muchas banditas locales.

En cuanto lo vi bajar de las tarimas, con sudor en el rostro, mi corazón bombeo a mil. Mi cuerpo casi podía imantarse con la sensualidad que desprendía. Luna me codeo y él poso sus ojos azules en mí. Sonreí tímida. Jack nos presento. Una semana después ya gritaba mi nombre entre las sabanas de su casa. Vivía en Manhattan, toco esa noche con su banda y de pura suerte lo había conocido.

Hacia meses que no lo veía. Creo que viajo a Singapur o algo por el estilo. No importaba mucho, había tenido el mejor sexo de mi vida entre sus brazos. O al menos hasta que Lex jadeara mi nombre.


Continuara...

5 comentarios:

Ale de Moesia dijo...

Mi dios!! Esa Renata me cae super genial!! Yo solia ser como ella mmm mas fuerte u.u amo como escribes las emociones amor mio dios mio io quiero a ese Lex lo quiero ahora mismo jajaja tambien al hermano de luna xD y dios encontrarme de nuevo con jared!!! quiero saber que mas sigue... (aunque tengo mis corazonadas!!) Te amo beu !!!

Ada Parthenopaeus dijo...

Jajajaaja no se poruqe Nata se me aseme a la cabelitaaaa en muchas cosas oh siiiiii me encnata su lema con contra cabe , cabe, claro que cabe jajajaaj y Wily yomiyon, Jak y Lex yomiyom ahor asi que maldita deliciia moriis

Teles dijo...

Oh my God! el Vikingo!!! Ohhhhhh!!! los pensamientos en el taller!! Ohhhhhh!!!Oh Lexxxxx!!!! Ohhhhhh!
Natitia y Lunática!!! Me encanta! voy a por la siguiente!
Besos!
T.

VioletaHerondale dijo...

La odio! quien ptas se cree para meterse con Lex!!! he is mine! ¬¬ he dicho !

Violet dijo...

pues si me gusta el lema de Natita de que cabe, cabe!!! estas dos son geniales!!

Las chicas del Té de Lemmon

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