julio 29, 2011

El placer es mio... - Capitulo 3

¡Viernes!
Lindo y precioso viernes.

Un viernes más, traigo para ustedes mis queridas lectoras y seguidoras, un nuevo capitulo de "El placer es mio..."

Poco a poco la verdad sale a la luz. ¿Todos estaran felices con lo que descubriran? Averiguenlo (:

Enjoy ^^ Espero sus comentarios y pasen un lindo fin de semana.

Por cierto, la historia "Cuando los planetas se alinean" esta un poco retrasada, pero no teman, esta por ponerse mejor (: ♥

Capitulo III

-Así que…
-¿Así que qué? – Adam me miraba con ojos de perrito sin dueño. Se veía tan tierno.
-Nada – bajo la mirada y se puso de cuclillas para acomodar los nuevos brazaletes que había hecho. –Son lindos… - tomo uno con piedrecillas blancas y lo examino entre sus largos dedos.
-¿Quién crees que los hizo?
-No sé, déjame adivinar – se incorporo lentamente. Nos separaba a lo mucho una pulgada de distancia. Mi corazón se acelero.
-No te hagas el gracioso, Adam – advertí.
Él se sonrió encantadoramente y unas pequeñas arrugas se formaron a los lados de su boca. Dios, su boca. Esos delgados labios me volvían loca.
-¿Yo? ¿Hacerme el gracioso? Me ofendes, mujer – sus pulgares acariciaron mis mejillas, ahora coloradas. -¿Te he dicho que ese color te va? Combina perfecto con tus labios… - me beso apenas rozando mis labios, de inmediato cerré los ojos y mi rostro se inclino hacia adelante para seguir sus labios y sus besos adictivos.
-Tranquila, Mar… - susurro.
No abrí los ojos. Sabia de ante mano que él me estaba mirando y en su rostro estaba formada esa sonrisa petulante. Su tono de voz tan seductor lo delataba.
Continúe con los ojos cerrados y di un brinco cuando una de sus manos paro apretando uno de mis glúteos.
-No te asustes, se que te gustara… - Adam era un pervertido, y me encantaba eso de él.
Eso y sus tatuajes.
Otra de sus manos atrapo uno de mis pechos y lo amaso con ternura, mientras que sus labios viajaban descubriendo mi cuello y mis hombros. ¿Cuándo me bajo los tirantes de la blusa?
Bah, que importaba. Se sentía tan bien.
Alguien se aclaro la garganta. Adam no se aparto de mi cuerpo, solo dejo caer las manos a mi cadera y volteo. Hice lo mismo, pero con mis mejillas sonrojadas y sintiendo un dulce calor entre mis muslos.
-Jack… - jadee e intente apartar a Adam de mi cuerpo. Él se negó y me apretó más.
-Mar… ¿Qué hay? – sonrió. Se quito las gafas oscuras y se acerco a las vitrinas que estaban pegadas a la pared de mi local. –Busco algo para… alguien…
-Oh – me aparte finalmente de Adam que gruño por lo bajo y salí del mostrador principal para ayudarlo a buscar. -¿Es una chica, supongo?
-Así es…
-Y… ¿tiene el cabello corto o largo?
-¿Eso que tiene que ver?
-Bueno, si le gustara una gargantilla, unos pendientes, o un collar largo o un brazalete… Eso es importante, Jack… - observe.
-Mmm, no se – rasco su barbilla. –Bueeeeno, es… Ok, es… una chica que me gusta, la conocí en un bar y la invite a cenar, la verdad quiero sorprenderla – confeso sonriendo un poco.
Jack era el primo de Kenzi. Y Adam tenía problemas con él, nunca me quiso decir que tipo de problemas así que yo no me detuve a hurgar en su pasado. Kenzi se ofreció a investigarlo, siendo una buena Phellan no dudaba en que encontraría algo sucio de mi novio. Así que decidí que Adam fuera el que se confesara.
Por su parte Jack tenía un taller automotriz cerca de la última estación del tren subterráneo, de vez en vez, Kenzi le ayudaba. Le encantaba embarrarse de grasa y usar ese overol azul lleno de mugre. Sus cosas…
Le mostré a Jack un par de pendientes de perlas y unos dijes muy bonitos en forma de estrellas.
-Creo que ella es más del estilo de anillos… - comento.
-Muy bien – saque un estuche donde tenía varios modelos de anillos de oro blanco. –Solo que te advierto, regalare un anillo a una chica es…
-Lo sé, algo muy grande… - no dejaba de mirar los anillos. –Pero sé que ella es la indicada.
-Jack – jadee. -¿Lo dices en serio?
-Muy en serio… - confirmo con voz clara. Sin dejar lugar a dudas.
-Si como no… - Adam no había abierto la boca, pero apenas lo hizo, el aire podía ser cortado con navaja suiza.
-Perdón, Adam, pero estoy hablando con Marion, no contigo…
-¡A la mierda! Eres un cretino de mierda… - estallo Adam, lo mire entre confundida y con los ojos muy abiertos al escucharlo. –Por tu culpa perdí el contrato de mi vida…
-Tranquilo. No fue mi culpa… - Jack no alzaba la voz, pero Adam ya estaba con las orejas rojas de furia.
-Si, seguro… fuiste tú y tu estúpido amigo… Alexander…
-Ni Lex ni yo tuvimos que ver con que la disquera decidiera no grabar nuestro demo, venga Adam, de eso ya tiene 5 años, supéralo – esta vez sonó a burla.
-Y una mierda. Fue tu culpa… - lo señalo y salió detrás del mostrador para empujarlo.
Intente detenerlo pero Adam fue más rápido y le propino un puñetazo en el rostro.
-¿Qué sucede contigo, Adam? – grite empujando su hombro. Salvaje.
-Sucede que este idiota arruino mi vida…
-Ya te lo dije, Adam, la disquera contrato con otros tipos, una boy band de mierda… no querían unos cantautores como nosotros – Jack limpio la sangre de sus labios. –Y no me gusta pelear lo sabes…
-Si, porque eres un cobarde de pacotilla. Te escondiste en ese asqueroso taller…
-Cuidado – advirtió Jack. –No me gusta pelear, pero eso no quiere decir que no pueda darte la zurra de tu vida…
-Chicos, chicos… por favor.
Jack me miro.
-Lo siento, vuelvo luego… Gracias – dio media vuelta y salió de la tienda.
-¿Qué es lo que te sucede? – acuse de nuevo.
-Ya te dije que él arruino mi vida… - repitió tensando la mandíbula. Tomo su chaqueta de detrás del mostrador y se fue.

No llame a Adam en toda la tarde. De cualquier forma sus problemas mentales eran sus problemas mentales, sino quería contármelos era cosa de él. No lo obligaría a confesarse. No perdería mi tiempo en rogarle que me contara si él no quería.
Decidí, entonces, dedicarme a acomodar mis nuevos brazaletes y a limpiar las vitrinas.


-Ouh, mis hombros…
Cuando finalmente había terminado con la limpieza de mi tienda me dolía el cuerpo como si miles de caballos me hubieran pasado encima. Solo había una cosa que me sanaría el cuerpo, justo ahora que Adam estaba de niña.
-¿Diga?
-Hola, Noah… - salude al enorme tipo bronceado que intentaba meterle entre ceja y oreja - y entre otras partes más -, a Kenzi.
-Hey, Marion, ¿Cómo has estado? – saludo alegre. Siempre era amable. Y tenía de conocerlo más o menos 3 meses. Cuando tropecé en una coladera abierta, mi pie se lastimo un poco, así como mi tobillo, pero él siendo un buen masajista y quiropráctico experimentado, mi pie había quedado como si nada en un par de sesiones. Había vuelto a su negocio otro par de veces más, cuando necesitaba de un poco de paz física. Y esas manos… ¡No digas! Eran la cosa más deliciosa del mundo. Lo malo, en aquellos tiempos, era que Noah tenía novia, y estaba perdidamente enamorado, o como yo diría, estupidizado por ella. Al final, la perra lo había dejado por otro tipo, que está de más hablar de él, ya que era un papanatas.
-Bien, aunque… justo ahora estoy molida. ¿Podrías hacerme un hueco en tu agenda de hoy?
-Mmm… seguro, te acomodo a las 7 de la noche, ¿está bien para ti?
-Seguro… - suspire. –Dios sabe que necesito relajarme.
-Por el tono de tu voz apuesto a que fue Adam… - comento.
-Exacto. De nuevo tuvo uno de esos ataques donde no me quiere contar nada…
-¿Y de nuevo no quisiste preguntar qué pasaba? – tres meses eran suficientes para conocerme a la perfección.
-Si pregunte, solo que él de nuevo contestó seco. Con su… “Él arruino mi vida” – gruñí imitando el tono de voz de Adam.
Noah soltó una risita encantadora.
-Caray, mujer… Bueno, ven a desahogar tus penas en mi mesa de masajes…
-Si, lo necesito enormemente, Noah. Nos vemos más tarde. Adiós…
-Adiós, Marion, cuídate… - colgamos al mismo tiempo.


Mis tripas rugían de hambre. Esas manzanas picadas no habían despistado a mi barriga hambrienta. Mis amigas no me habían llamado para comer, seguro estaban ocupadas.
Escuche la campanita de la puerta que anunciaba que alguien entraba. Alce la vista.
-Lo siento, está cerrado…
-Marion… - era Adam. Siempre que se avecinaba una disculpa usaba ese tono lastimero.
-Adam… - alce la ceja, y para nada imite su tono de voz, el mío era acido y aburrido.
Dios sabe que si no se hubiera enojado y puesto como niño berrinchudo lo habríamos hecho en el almacén, o mejor aún, hubiéramos subido a mi loft y me lo hubiera comido en la mesa de centro.
-Lo siento…
-Que bueno… - tome mi bolso y las llaves del local. Era hora de cerrar y hora de comer. Por el momento comida solamente. Ya después me aseguraría de comer carne de hombre.
-Marion, por favor, te estoy ofreciendo una disculpa por mi comportamiento infantil de hace rato… - tomo mi muñeca antes de que llegara a la puerta.
-Si, pues no me convences – alce la barbilla. –Tendrás que esforzarte más, niño malcriado.
-Necesito que me eduques… - sugirió.
Dios. Esa mirada. Si, él necesitaba unos azotes.
-Necesitas más que eso, Adam… - me solté de su agarre. Me miro contrariado. Y un segundo después mi mano voló a su entrepierna y la apretó. –Necesitas más que eso para dejar de ser berrinchudo…
Adam jadeo y su rostro se contrajo en una mueca de placer y sorpresa.
-Pégame si es necesario… -dio un paso hacia adelante, dejando que lo acariciara a conciencia, y lo hice.
-Te atare… - prometí.
-Se escucha tan ruin viniendo de ti – sonrió de lado.
-No escucho miedo en tu voz, Adam…
-Es porque no tengo miedo – respondió seguro de si mismo.
Y yo me aseguraría de quitarle todo resto de petulancia a su voz y a su sonrisita.
Le palmee el trasero lo más fuerte que pude. Él jadeo.
-Uh, ¿se supone que tiene que darme miedo?
-No… aun no – apreté sin nada de ternura su entrepierna. Lo vi morder sus labios y tensar la mandíbula. Si eso le dolía lo ocultaba muy bien.
-Me encanta que pierdas la cordura… - comento, una vez que comencé a abrir sus jeans. Dispuesta, esta vez, a comer carne humana.
Como pudimos subimos a mi loft. Vivía sobre mi tienda.


A trompicones lo arroje a la sala mientras cerraba mi puerta. Me volví hacia él. Adam estaba sobre mi sofá de tres plazas rojo.
-Quítate la ropa… ¡ahora! – ordene.
Adam sonrió y se deshizo de su chaqueta y su playera blanca. Iba a abrir su cinturón cuando lo detuve.
-No… quiero hacerlo yo… - me hinque frente a él.
Adam sabía lo que tramaba, acaricio mi cabello y mis mejillas conforme lo despojaba de sus ropas.
Su miembro prácticamente salto a mi boca cuando le arranque el bóxer. ¡Estoy famélica!
-¿Sabes que es lo que pasara, verdad?
-Y quiero que lo hagas lento… - susurro mirando mis ojos.
-¿Lento? ¿Así? – bese la punta de su pene y poco a poco llegue a la base, mis manos mientras tanto, acariciaban con ternura sus testículos.
-Oh si, así… - jadeo.
Tenía hambre, mucha. Además de que quería darle una lección por comportarse como un infante.


Un par de horas más tarde, después de devorarlo, de torturarlo y de atarlo a la cabecera de mi cama, Adam me abrazaba, durmiendo sobre mi pecho. Sus musculosas y ligeramente velludas piernas me hacían cosquillas, era una sensación agradable.
Soltó un suspiro y se acerco a besarme.
-Marion… estas completamente loca…
-Dime algo que no sepa, Adam – mordí su labio inferior.
-¿En serio?
-Si… - asegure.
-Marion… - suspiro. –Quiero hablar de… Jackson.
-¿Qué pasa con él? – Salí de debajo de su cuerpo y envolví mi cuerpo desnudo con la sabana, recargue mi espalda en el almohadón largo contra la cabecera de mi cama.
-Antes… - se sentó contra sus talones, cubriendo su desnudo cuerpo con un extremo de la sábana blanca – éramos amigos.
-Ajá…
-Pero tuvimos problemas – continuo.
-Si, por lo de la disquera, ¿no? – interrumpí.
-Si y no…
-No entiendo…
-Éramos amigos y… si queríamos hacer un disco… Y yo tenía novia – bajo la mirada. Sabía que aquí venia la bomba.
Por favor que no me saliera con que era casado, o que Jack le había bajado a la novia o que tenía hijos o no sé qué más.
-Conocimos entonces, a un tipo… Julien… él… se metió con mi novia…
-¿Por eso odias a Jack? – interrumpí ansiosa.
-No… - frunció el ceño. –Lo odio porque… porque… si no hubiéramos ido a esa estúpida fiesta, no hubiéramos conocido a Julien, y así… Lilian – cerró los puños contra la almohada. –Ella está muerta por su culpa. – exploto finalmente. –Lilian no quería ir, pero… Jack le dijo que sería divertido, pero era una mentira, ambos queríamos que esos tipos de la disquera nos vieran, que supieran que podíamos estar frente a mucha gente, ya que ahí tocaríamos, entonces Julien engatuso a Lily… y… la drogo…. – su rostro reflejaba puro dolor. Acaricie sus manos.
-Tranquilo…
-¿Cómo mierda quieres que esté tranquilo? ¡Todo fue culpa de Jack! ¡Todo! Lilian, no estaría muerta de no ser por él. ¿Entiendes?
-Pero Lilian quiso meterse con el tal Julien – comente.
-¿Acaso no escuchaste que la drogo para encamarse con ella? ¿Eres estúpida?
-No me digas estúpida, cretino – lo empuje. –¡¡Lárgate de mi casa, vete, fuera!!

2 comentarios:

Ale de Moesia dijo...

OMFG!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Julien!!! es un psicopata!! droga a las chicas y las mata?? O.O!! En donde me anoto por que primero se la encamo y luego la mato oh mis dioses!!! Tremendas decaraciones!!! Ese Adam!!! Le pego a mi Jackson!! Y Alexander!! Andas mi Lex!!! Osea que lex,Jack,Adam y Julien se conocen??? Y me dejas asi!!! Por dios que dira Lex cuando se entere con quien ha pasado sus ultimos dia Rens!! Y Marion!! se la come!! digo se la sabe!! Soy su Fan!! xD Uff este capi me dejo asi!!! O.O!! quiero mas!! y no me das mi droga ToT!! Te amo Beu Ribe!! Alabada sensei sabes como hacer que mi adrenalina se dispare y uff!! quiero mas!!!

Ada Parthenopaeus dijo...

Ahhhh! Joder Adam si que la sab e cagar pero al menos ya sabesmo mas de JULLIEN po por lo meno s yo que me atrase con MD

Las chicas del Té de Lemmon

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...