El origen de Proyecto Frankenstein

¿Alguna vez se preguntaron de donde saco mis locos títulos de historias? ¿O quizá el origen de la sarta de fantasías que escribo? Bueeeeeno... Esta noche podrán saber como y porqué surgió Proyecto Frankenstein. Diviértanse con las estupideces que escribo en Caralibro :D

Indómitos... Capitulo 2

Nenas perdon no habia podido actualizar debido a problemas de Internet... como se hace necesario!!! aunque sobrevivi leyendo y escribiendo xD Espero les vaya de maravilla! Y mis amores gracias por sus comentarios!!! Mi Teles mi Beu y mi Ale!!! <3<3 y a las demas que se pasan por aca ;D
Aqui el segundo capitulo...
Cuidense buena semana!!

Las amo!!!
Besos!!
Xau!!

Capitulo 2: Contra luz…

La mayor declaración de amor es la que no se hace; el hombre que siente mucho, habla poco- Platón

El hombre frente a ella parecía un relámpago imponente inclusive irradiaba un aura de luz atrayente, el mirarlo hacia que el tiempo pareciera correr despacio como si le estuviera otorgando algún tipo de ventaja a Sophie quien a pesar de la situación en la que se encontraba, recordaba cada momento vivido con él desde hacía aproximadamente 4 meses en los que se habían estado esforzando por que funcionara una relación, la cual ahora parecía hundirse sin dejar siquiera algún eco de supervivencia.

Patrick por su parte no parecía muy entusiasmado de verla, al menos eso se apreciaba a  primera vista, ella comprendió que era una careta ya que la comisura de su labio se alzaba cuando se encontraba nervioso justo como ahora apostaría que estaba. A Sophie le había costado tiempo conocer e interpretar cada gesto, palabra y acción. Aun así y pese a todo lo que supuso creer acerca de él fue derrumbado cuando miro la mano de este entrelazada con la de su amiga fue que sintió por primera vez celos.

El pensamiento llego a su mente de manera tan arrebatadora que le costó contenerlo, la claridad era simple; Él era suyo, era primitivo que pensara de ese modo, pero había un vacío en su estómago y un estremecimiento invadiendo su pecho corroborándole el sentimiento.

Se había esforzado a no aferrarse a las cosas o a las personas, ella conocía de primera mano el dolor de crear lazos y perderlos. Al único que se permitía querer por sobre todas las cosas era a Travis a quien consideraba la única excepción a la regla. Siempre tenía marcada una línea en la cual las personas llegaban a un punto en el que se resignaban a quedarse en delimitados por sus actitudes en un lugar marcado dentro de su vida o terminaban por alejarse de ella sin más.

El aire se tensó. Patrick por primera vez en mucho tiempo se sintió increíblemente equivocado. 

No quería pensar en el hecho de lo que estaba haciendo, en como los ojos grises que amaba mirar mientras Sophie reía, ahora lo miraban de manera tan herida. Él sabía perfectamente cuánto daño hacia y aun así no podía detenerse.

Travis quiso ignorar el hecho de cuanta importancia estaba girando alrededor del momento. El gesto indescifrable de su amiga era claro; Estaba demasiado incomoda, nerviosa e intuía que había algo más pero aun no lo podía determinar del todo.

Sophie estaba con la garganta seca, literalmente se había quedado sin sonido alguno, las preguntas y palabras urgían por salir, incluso su mano tenía la extraña sensación de querer acallar la furia en ella y arremeter contra la mejilla que hacia menos de 2 días había besado por encima de la tenue barba que la delineaba.

Luego descubrió el factor que le trastornaba de manera baja pero determinante; El gesto teñido de esperanza en su amiga lo hacía más doloroso, incómodo y confuso.

-¿Se conocen?- Hannah pregunto y la cabeza de Sophie dio mil giros con recuerdos tan vividos que aun podía sentir los labios de Patrick sobre los suyos, exigentes y delicados. No sabía qué hacer, el evito su mirada y eso le había dolido de una forma irreparable, fue como si ese gesto la hiriera más allá de lo comprensible. ¿Acaso ella había sido solo un error? Pensó mientras buscaba la mano de Travis para no derrumbarse ahí mismo.

-Algo así, un día nos topamos en una cafetería- El hombre intentó restarle importancia. Eso basto para que el torbellino dentro de la chica estallara, ahora tenía 3 necesidades; gritar, llorar y maldecir, todo en ese orden. Dudaba ahora cuanto tiempo podía seguir ahí de pie mientras su memoria era contradecida por él.

Patrick la observo para que ella interpretara su mirada, que supiera que todo tenía una explicación, que le dolía mirarla así, que era consciente de cuánto daño le estaba haciendo. Pero no lo miro. Supo en aquel momento en que ella asintió y alzo los hombros para darle la razón a aquella verdad a medias. Era cierto que la había conocido en una cafetería mientras ella ordenaba un Late y el un americano se había enamorado de su sonrisa cálida y sus vibrante mirada. Al saber su nombre quiso más de ella, hasta llegar al punto de salir desde hacía 4 meses, a pesar de los contradictorios que parecían ser sus personalidades la mayoría de las veces.

Él estaba fascinado por la forma de ver la vida y el concepto que Sophie tenía de ella. Amaba cuando ambos solo se tomaban de la mano o la lluvia les refrescaba el rostro en medio de un beso.

Detalles como esos se habían incrustado en el corazón y la memoria de Patrick.

Sophie miro a Travis buscando una salida de aquello, no quería dar explicaciones pero necesitaba salir de ese lugar antes de que perdiera la entereza.

El ambiente se volvió tenso, la confusión se respiraba en el aire.

-Pero esto es una fiesta por que no entramos...- Stuart hablo rompiendo el silencio que había crecido un grado más de incómodo. Cuando se retiraron Travis jalo la mano de su amiga y la llevo al jardín donde se encontraban un par de columpios propiedad de las hermanas pequeñas de Stuart que solían visitarlo cada dos fines de semana y que él se había encargado de instalar.

Sophie se encontraba mirando a la oscuridad, su amigo espero paciente. Ella mientras hizo lo que solo podía hacer en ese momento; Lloro, al principio quiso ser discreta pero el dolor en su pecho se hacía cada vez más profundo haciendo que el aire fuera apremiante.

-¡Sophie!-Travis la abrazo con la preocupación tallada en el semblante, busco su mirada pero tenía los ojos tan anegados de lagrimas que no podía ver nada en sí, solo formas irregulares.

-Vámonos por favor…-La chica reunió todo su fuerza pero sobre todo aire para poder hablar.

La garganta le comenzó a doler por el esfuerzo del llanto.

-¿Qué pasa?- Pregunto con la voz tensa mientras le limpiaba ambas mejillas con sus pulgares.

-Me siento mal…-No mentía del todo, ahora solo quería llegar y tumbarse en la cama, acurrucarse y llorar en el silencio de la habitación. Necesitaba alejarse de ellos, incluso de su amigo quien la sujetaba fieramente. Esto era algo que se quedaría en el silencio tal como lo había dispuesto Patrick, se prometió no exteriorizar nada y al parecer no le estaba resultando muy bien.

-¿El te hizo daño?- Su tono cambio tiñéndose sombría casi afirmando todo, incluso se notaba la nota como había comprendido quien estaba involucrado. Lo que menos quería ella ahora era un espectáculo y por estúpido que fuera no deseaba que hirieran a Patrick. Sophie comprendía cuan estúpido e irracional era desear aquello después de lo que le había hecho. Su amigo cerró los puños anticipando furia así como los hechos.

-No…el no tiene nada que ver... es solo que hoy en el trabajo recordé a mis padres. David me dio una foto de ellos cuando estaban en la universidad…-Era una verdad a medias de cierto modo. Su jefe le había dado aquella fotografía pero no había dolor en Sophie por ello, quizás un poco de nostalgia por que ver a sus jóvenes y felices padres sonreír en un día de verano según revelaba aquella fotografía había sido lo mejor de su día. Ella odiaba mentir y se odio aún más por haber involucrado a sus padres en ello, por algo que no debería haber ocultado desde un principio pero las circunstancias se habían vuelto totalmente en su contra.

-Está bien… mejor vámonos, después de todo no está muy buena la fiesta- Travis reacciono como ella había casi predicho; Cedía ante su petición. Otra punzada de culpa se arrebolo en su consciencia. Más tarde ella habría de ajustar cuentas consigo misma y eso de cierta forma le decepcionaba aún más.

Ambos caminaron en silencio hacia la camioneta hasta que Stuart apareció llamándole a Travis quien miro a su amiga sin saber que hacer.

-Yo me adelanto….-Le contesto ella mientras se despedía de Stuart con la mano. El solo asintió e imito el movimiento.

La chica se encontraba frente a la camioneta mientras esperaba miro el esplendor de la oscura noche, la brisa acariciaba sus mejillas aun húmedas sintiendo arder los ojos.

-Sophie… -Aquella voz se coló como un llamado bajo ella hubiese pensado que era producto su imaginación. Que quizás ya había perdido la cordura. El susurro de aquella voz lastimosa hizo que la piel se erizara a pesar del candor del verano que se percibía en el ambiente.

A pesar de su impulso por seguir ahí de pie inerte a aquella voz siguió su instinto aquel que le hizo girar de inmediato para retar a su razón, después de todo a estas alturas quizás ya comenzaba a alucinar con imposibles. Su corazón dolió con suave y extraño sentimiento de añoranza al mirar a Patrick con los ojos embravecidos como si se debatiera en mil opciones antes de si quiera acercarse.

-Por favor…Vete- Suspiro reteniendo el estremecimiento al desear su toque, o peor aún que su presencia de algún modo la tranquilizara.

-Te amo…. es solo que es complicado- Tomo su mano e hizo que se detuviera antes de abrir la puerta. Su piel estaba tibia, aun podía sentir la sensación de sus manos en torno al cuello cuando la besaba delicadamente. Respiro profundamente.

-No te compliques… -Lo miro fijamente. Sabía lo que vendría, conocía ese camino, ese lugar... lo conocía a la perfección. Sabia cuan irracional era recordar todo con claridad. Conocía la mentira, el dolor y su mirada que desarmaba pero aun así se forzó a solo sonreír. Lo que hacía no tenía razón alguna, sabia cuan mentiroso era... el que estuviera aquí lo confirmaba.

-Sophie no… por favor…-Susurro con dolor mientras acorto la distancia con su rostro tan cerca del suyo que su aliento le rozo con calidez la frente.

-Eres libre... siempre lo fuiste- Lo detuvo Sophie bajando el rostro e intentando un tono imperturbable-Además tu y yo solo somos dos extraños coincidiendo de nuevo…-Patrick tomo su rostro para que viera el dolor que sus palabras le provocaban, ella dejo escapar con ese toque la poca sensatez que le quedaba. El guio sus labios estampandolos con los que se encontraban tensos frente a él, las manos de Sophie viajaron a su rostro desesperadamente, como si esperara encontrar algo fuera de su lugar, el la acerco a su cuerpo de una forma que desarmaría a cualquiera. Aquel beso era más necesidad que pasión.

-¡No! No me dejes…-Susurro el hombre contra su boca.

Unos pasos se escucharon acercándose. Sophie se separó de él rápidamente subiéndose a la camioneta.

Patrick se quedó con la mirada dudosa, con los brazos vacíos. Pero cambio su gesto cuando miro a Hannah acercarse, tomo su mano y se alejaron.

-Listo ya vámonos- Después de unos cuantos minutos más anuncio Travis una vez que estuvo dentro del vehículo. Ella por su parte tenía la vista en el cristal mirando a la nada y comprendiendo todo.

El trayecto fue silencioso, Sophie lo agradeció ya que no deseaba volver a recordar todo lo que había pasado, lo que ya sabía, lo que sentía.

Aquella noche fue tranquila, no había tenido una así en años, pese a la predisposición de la pesadilla segura. En vez de eso tuvo un campo lleno de flores donde corría libre, donde portaba un vestido vaporoso y ligero.

-¿Hoy deseas ir a la playa?- Travis entro con un café en la mano y un poco de fruta picada en trozo desiguales que denotaban cuanto se había esforzado en servirla.

-Hoy no…-Sophie se frotaba los ojos a la vez que se incorporaba de la cama a medias para tomar el tazón de sus manos y le agradecía con la mejor sonrisa que le salía.

-Bueno iré un rato para que después vayamos a ver una película-Su amigo suspiro mientras le daba espacio. Se despidió, mientras daba sorbos al café que reposaba en su termo verde.

Así termino de comer en silencio y con demasiada calma aquel desayuno. No es que tuviera hambre, más bien lo hacía por el esfuerzo que su amigo había puesto en su preparación.

Después de reunir toda su fuerza de voluntad se levantó, ordeno la casa, su habitación así que cuando se encontró segura que estaba limpio ya que comenzaba a desordenar para limpiar de nuevo el mismo lugar 2 veces seguidas fue que supo su necesidad de dejar aquello por la paz antes que resultara en un trastorno compulsivo.

Se ducho rápidamente y se colocó sus jeans desgastados y una playera negra que resaltaba 2 cosas; Su piel y su humor.

El clima en Long Beach era acalorado y con la presión de un conjunto de nubes que se cernía sobre ella, se decidió a alcanzar a su amigo a la playa, pero primero quería caminar a solas para enfrentarse a todo con lo que evitaba lidiar desde la noche pasada.

Tomo su bicicleta dirigiéndose al lugar que ella escogía para estar a solas de vez en cuando, aquella playa vacía con formaciones rocosas cercándola así como acantilados que ocultaban su ubicación. El lugar se lo había mostrado por primera vez su padre a los 7 años, después ella lo había seguido visitando y manteniendo en secreto. Ni su amigo sabia de la existencia del lugar, incluso para llegar a él había que pasar por una cueva corta, solo había un camino que la dirigía ahí. SI alguien ajeno quisiera ir solo terminaría topándose con humedad y una pared con techo de estalactitas.

 

Después de recorrer el camino casi de forma automática llego al sitio lleno de paz, de oleaje quieto, de brisa apacible y en vez de encontrarse reconfortada, de pronto se sintió extraña. Busco en aquel espacio con la sensación de que no se encontraba sola.

Nada era suyo, incluso aquel pedazo de recuerdo también había sido reclamado por alguien más. Quiso llorar cuando una voz deleitante hablo tras de ella.

-No vine a quitarte nada…-Hablo lento y con total control.

Sophie quería gritar, aun así intento tranquilizarse, dudaba de girarse a mirar a su acompañante, no tenía ganas de encararlo.

-No le puedes quitarle nada a quien nada tiene- Espeto secamente mientras se escuchaba un suspiro cansado detrás de ella.

-Dudo que eso sea cierto… tienes seres queridos…-La voz se escuchaba más cerca, incluso podía sentir el calor del cuerpo cambiando de posición.

-No tienes ni idea…- Se giró a observar al hombre portador de tal voz. Había algo en ella que la hacía estremecer intrínsecamente.

Cuando se giro pudo observar a un hombre atractivo, aunque aquella palabra no podía describirlo del todo, inclusive parecía absurda y errónea para tal hombre. Su piel dorada estaba abrazada a cada musculo detallado y duro. Su torso desnudo solo reafirmaba aquella idea, con el abdomen marcado de tal manera que Sophie sintió la necesidad de sentirlo bajo su palma. Su rostro enmarcado por un cabello castaño oscuro húmedo que llegaba hasta la altura del cuello delineando un rostro portador de un par de hermosos y atrayentes ojos color acero. La chica no hizo reparo en mirarlo, se detuvo al contemplar sus brazos fuertes y duros que parecían tener como fin estrechar y levantar cuerpos sin trabajo alguno. Y aquella barba que marcaba su mandíbula la hizo acercarse casi de modo inconsciente hasta que se encontró demasiado próxima a él.

-Hola…-El extraño sonrió de lado mientras colocaba sus brazos en jarras.

-Hola- Sin tener un motivo claro Sophie le devolvió la sonrisa.

-Debes venir conmigo…-Murmuro el hombre haciendo que la conciencia de la chica tirara fuerte.

-Creo que no…- El hombre se acercó con paso firme y cautivador, parecía esclarecer todo de ella. Su mirada la traspaso haciéndola sentir transparente.

-Tu padre quiere verte…-Dicho eso la sorpresa la invadió y antes que pudiera preguntar aquello el hombre, este acorto distancia y beso su mejilla haciendo que su cuerpo se desvaneciera atrayendo oscuridad a sus sentidos….

Proyecto Frankenstein, muy pronto

Todas deseamos al hombre perfecto. Ese que haría cualquier cosa por ti, que sea un caballero, que tenga una sonrisa deslumbrante, que te haga estremecer y reír como loca todo el día. Pero sobre todo, que te adore como la cosa más maravillosa del mundo. Porque eso es lo que somos...

Situaciones normales que pueden subir de tono. Porque todas podemos tener un hombre perfecto. Solo hace falta sacar su lado salvaje (:

Maldita delicia, segunda temporada. Capitulo XV

Por la mañana estaba platicando con mi Ale, con mi Cricri. Me resulta bastante relajante poder platicar con ella, aunque fueran solo 10 o 15 minutos. Eso me hacer sentir feliz :3 Harto feliz.

Así que, como ando muy feliz. Y quiero a mi Ale de regreso al mundo blogger y al maravilloso mundo del interné, les dejo un nuevo capitulo de Maldita delicia. Sabremos un poco de los que se creían perdidos... :D

Las quiero harto... Buen inicio de semana! :)

15. Citas salvajes y su propio chocolate

-¿Qué él qué? – chillo Luna. Sus orejas se enrojecieron. Renata le había contado los días con Julien, los días en que él la ignoraba. Y Luna estaba que echaba humo por las orejas.
Le dio un puñetazo a la mesa y Renata dio un brinco del susto.
-Es un cretino de mierda, ¿Qué le pasa? – se puso de pie estallando en groserías altisonantes. –Ni crea que lo veras hoy, no, no. Sobre mi cadáver que ese mierda piensa que te tiene en sus manos. Oh no, oh no señor – decía dando vueltas por la salita. –Le daremos una cucharada de su propio chocolate. Lo ignoraras y sabrá lo que es amar a Dios en tierra de indios – gruño, finalmente con una sonrisa maligna en su rostro.
Renata se puso de pie y la abrazo.
-Sabía que me entenderías. Él me ponía loca, ya sabes cómo son los Van Gulick – decía aun con Luna entre sus brazos.
-Si… lo sé, su hermano hace lo mismo conmigo. Incluso… ya no me importa si Kenzi ve a Chuck, ya no me importa – reafirmo. –Pero odio que la perra de Monique se aparezca en mi oficina cada que Tristan me visita. No para de bambolearse como la perra que es… - gruño.
Renata soltó una risita y contagio a Luna. Ambas reían como el par de locas que eran.
Después de un par de minutos se separaron. Regresaron a la mesa y Luna termino su café –ahora frio-, Renata termino su muffin de chocolate.

-Entonces te veo a las 6 afuera de tu edificio… - repitió por milésima vez Luna. Renata asintió sonriente. El plan que habían formulado no tendría fallas. Por supuesto que no. Si algo tenia Luna, era una mente brillante para hacer sentir mal a las personas, claro, solo cuando se lo merecían. Y esta era una ocasión especial. Julien pagaría por hacer hecho papilla a su amiga. Nadie la haría sentir así, nadie.

Luna entro a su oficina. Y para sus pulgas, Monique se acercaba a ella.
-Hola, Luna… - saludo.
-Hey… - cabeceo Luna y dejo sus cosas en la silla frente a su escritorio. Así la Clon no se sentaría y no tendría oportunidad de quedarse a charlar con ella.
-Quería… preguntarte un par de cosas… - la Clon recargo las manos en el respaldo de la silla.
-¿Te tardaras mucho? Tengo algo de trabajo…
-Oh, no. Solo es una simple pregunta…
-Hazla – Luna se sentó en la silla de respaldo alto y rueditas. Recargo su barbilla sobre sus puños y sus codos sobre su escritorio. Miro a Monique con ojos cansados. Y no es que estuviera cansada, simplemente la Clon la ponía de malas, muy de malas.
-¿Sabes si Tristan planea algo? Es decir… - soltó una risita tonta. –Me invito a salir y me dijo que estuviera… preparada para una cita salvaje…
Luna dejo de escucharla después de que menciono: “Me invito a salir…”, su esencia se fue de viaje. Ella solo quería golpearla. ¡Que perra!
-Te pregunto porque… ustedes son amigos, ¿no? – sonrió encantadoramente. Pero Luna no se trago esa sonrisa de mosquita muerta.
Luna asintió sin escucharla realmente.
-No se… No sé nada – contesto como zombie a una pregunta que no había entendido.
-Ouh – hizo un puchero. Pero Luna ya veía rojo.
¿Por qué? ¿No se suponía que ella y Tristan tenían una conexión especial? ¿No se suponía que estaban más cercanos ahora?
-Bueno… gracias. Buen día, Luna – Monique salió de su oficina.
Y fue entonces cuando Luna estallo. Arrojo lejos de ella el casco rojo que Tristan le había regalado. Ese brillante casco que ella atesoraba en su oficina y que incluso tenía un lugar especial en su casa. No es que ella esperara casarse con… Bien, ¿a quién engañamos? Tristan era especial para ella. Y con la noticia de que saldría con Monique era como una patada en el estomago. O aun peor. Mucho peor, que no tenía con que compararlo.
Sin proponérselo y sin querer detener el vergonzante llanto, ella dejo que las lágrimas cubrieran su rostro. Que arrasaran con las ilusiones de su mente, con los sueños húmedos que tenia sobre Tristan.
¿Cómo podría Tristan fijarse en ella? ¡Perra! Ella, que desde el principio Tristan señalo como “una entrometida”. ¿Cómo?

-¿Luna?
-Estoy muerta, déjame en paz… - contesto oculta entre sus brazos. No había ni abierto su ordenador portátil. No tenía ganas ni de hablar. Sabía que Tristan y ella no eran nada, pero sentía que podía tener algo más que amistad con el mayor de los Van Gulick.
-Te busca un tipo. Un tal… - Lizzeth, la asistente de Dorothea, removía sus notas con rapidez. –Es muy guapo…
-No estoy para nadie… Hoy no.
-Es un tal… - Lizzeth no la escucho, Luna hablaba en un tono bajo tan lastimero que era imposible escucharla. –Jensen Wyngarden.
Luna levanto la mirada de golpe. ¿Jensen? Vaya, incluso ella se había olvidado del asunto.
-¿Jensen?
-Si – sonrió Lizzeth. –Es muy guapo… - dio un par de brinquitos. -¿Le digo que pase? Está en el lobby, y luce… -jadeo- devastador.
-No, yo iré… y si Dorothea pregunta por mí, ¿podrías decirle que… me sentía mal?
-Claro, Luna, yo le digo – sonrió la rubia.
Luna tomo su bolsa estilo cartero y dejo su oficina. Cerrando de un portazo que estremeció los cristales ahumados, incluso las chicas de los ridículos cubículos alzaron los ojos para verla cruzar el pasillo hasta el lobby con pasos decididos. Con un nudo en la garganta, porque tenía unas ganas enormes de golpear a alguien, ella continúo su camino ignorándolas.
-Luna… - Jensen jadeo al verla, pero la morena solo alzo una ceja. Jensen la siguió y juntos entraron al ascensor. -¿Estás bien?
Ella negó con la cabeza.
-¿Te despidieron? – ella volvió a negar. -¿Qué pasa entonces?
-No se… - confeso.
Jensen tomo su mano. Luna miro la unión. Y por raro que le pareciera, le gusto. Le gusto volver a sentir la mano de Jensen cubriendo la suya. Se sintió protegida de nuevo.
-Se que… - Jensen rompió el silencio – he cometido errores. Errores que estoy seguro no podre reparar…
-No estés tan seguro – interrumpió Luna apretando la mano de Jensen.
Él después de todo, era su salvavidas. Y siempre tuvo un lugar especial en su corazón. Ella no podía negarlo. Quizá podía hacer como si lo hubiera olvidado, pero después de todo, Jensen la salvo del vacío que dejo Evan cuando se fue a España.
-Todos cometemos errores… Errar es humano…
-¿Qué quieres decir con todo eso Luna?
-Nada, no quiero decir nada…
Jensen la miro curioso.
-Tengo ganas de… un enorme tazón de helado… - gimió ella cuando las puertas se abrieron.
-¿Cómo dices?
-Si, helado. Como cuando íbamos a comer helado a la cafetería después de clases, ¿te acuerdas?
-Si… - frunció el ceño. -¿Qué tienes?
-Jensen… todos cometemos errores – se detuvieron en la recepción. –Y mi error fue no patearte las bolas cuando te vi después de 5 años de ausencia. El tuyo fue dejarme. Pero, todos cometemos errores. Y no quiero perder un amigo más – miro los pardos ojos de Jensen.
-¿Alguien te bateo, cierto?
Ella hizo un gesto indignado.
-Eso no es asunto tuyo… - lo empujo.
-Oh vamos, es eso, ¿verdad? Luna, te conozco mejor que nadie. Y cuando quieres helado es porque estas triste…
-Pues nadie me bateo… - camino a la salida. Jensen la siguió.
-Lo siento, ¿Qué paso entonces?
-Creí algo que no iba a existir… - ella aguanto el llanto hasta la salida, iba a cruzar la calle cuando Jensen la jalo hacia atrás y un auto se detuvo de golpe. Iba a matarla.
-¡Dios! – chillo Luna.
El conductor del auto bajo. Era Tristan.
-Luna, por Dios. Ten cuidado…
-Déjame… - se alejo de Tristan.
-¿Qué es…? – quiso preguntar el mayor de los Van Gulick. Luna solo negó con la cabeza.
-Nada, estoy bien – agrego ella. Después de todo… él y Luna no tenían nada, nada que ver. Salvo en sus sueños.
-¿Segura? Lo siento, apareciste de repente…
-Si, estoy bien. Me siento un poco mal, pero me iré a casa…
-Puedo llevarte…
-No – interrumpió ella. –Jensen me llevara… - miro a Jensen.
Jensen asintió con una sonrisa victoriosa. Tristan asintió.
-Con cuidado… -Luna apenas sonrió y camino hasta el auto de Jensen.
-¿Es él… quien te bateo? – Luna podía percibir el tono burlón de la voz de Jensen. Choco los dientes y entro al Impala de Jensen dando un portazo fuerte.
Jensen entro al lado del conductor.
-¿Qué te hace pensar que te llevare a tu casa? No soy tu chofer…
Ella lo miro con la boca abierta. Iba a bajar del auto, pero Jensen la detuvo.
-Solo bromeo – volvió a cerrar la puerta. –Solo bromeo, Lu… Te llevare a un lugar mejor, y te olvidaras de ese cretino… - arranco.

Jensen tarareaba un par de canciones de AC/DC. Golpeaba el volante simulando tener una batería. Ella iba con una risa contenida en los labios.
-Me da gusto poder divertirte… - comento.
-Lamento… usarte – murmuro ella. La sonrisa se borro de su rostro. La culpa invadía su ser.
-Supongo que lo merezco – alzo los hombros. –Después de todo… es mi culpa.
-¿Tu culpa? –frunció el ceño.
-Si, que te fijaras en ese cretino. Si no me hubiera ido… estarías conmigo…Todo sería diferente – suspiro.
Ella solo asintió y miro por la ventana. El pasado. Aun después de 5 años, le dolía recordarlo. Se sentía tan reciente no saber porque se había ido.
Jensen se detuvo en un mirador. Desde ahí podía verse toda la isla. Era hermoso. Luna salió del auto. Jensen la imito. La ayudo a subir al cofre del Impala.
-¿No temes que se abolle tu precioso Impala?
-Con tu trasero todo es gloria – contesto con una sonrisa picara.
-Que tonto eres… - le dio un golpe en el brazo.
-Hey, solo soy un tipo sincero…
-No del todo – agrego acida.
-Bueno, fui a buscarte para confesarme.
-Mil años después…
-Es mejor que nunca – defendió pícaro.
Ella no podía negar que Jensen siempre fue un tipo que se salía con la suya. Con esa carita tan tierna y a la vez picara. Siempre estuvo enamorada de él desde que era una adolescente. Claro que después se hicieron amigos, y ella descarto toda posibilidad, hasta que Evan se fue… El resto es historia.
-Entonces dime… ¿cual es tu excusa? – cruzo los brazos bajo sus pechos y lo miro alzando una ceja.
-Te amo…

***

Renata se derrumbo en su silla de rueditas. Le encantaba la silla y siempre se sentaba ahí, cuando quería pensar las cosas. Salvo que ahora no tenia que pensar nada. Porque todo estaba planeado. Planeado sigilosamente por su mejor amiga.
Luna tenía razón. Julien era un cretino que pagaría cada momento que la hizo sentir como una maldita mucama fantasma. Ella le enseñaría como se pelea en su territorio. Era como decir: Cachetada con guante blanco.
-¿Rens? – William se asomo por su puerta. Ella sonrió, recordando su primera vez con él. Y tenía demasiadas ganas de hacer “trabajo de escritorio” con William. Con ese rubio de sonrisa angelical y cuerpo de infarto.
-Hola…
William entro y se sentó frente a su escritorio.
-¿Quieres ir a comer después del trabajo conmigo?
-Seguro…
El plan con Luna rendía frutos. Parecía que Luna tenía ojos en la nuca. Ella sabía que iba a pasar. ¡Wow!
-Perfecto… Hay un restaurante, dicen que la comida es deliciosa…
-Si, si, donde tú quieras…
-Vamos – suspiro. –Me haces sonrojar – cubrió sus mejillas teatralmente.
-Al contrario… - rió ella. –Soy yo la sonrojada.
-¿Te hago sentir calor? – pregunto inclinándose sobre el escritorio.
-Mucho… - ronroneo ella, inclinándose también y lo beso ligeramente. William la atrajo a su boca tomando su barbilla. Se puso de pie, obligando a Renata a levantarse un poco de su silla.
Sin despegarse de los labios adictivos de Renata, William rodeo su escritorio, esta vez, provocando que Renata se pusiera por completo de pie. William la tomo de la cadera y subió su falda hasta que descubrió sus muslos. ¡Que delicia!
Intercambio lugar con Renata. Ahora él se sentó en su silla de rueditas, invitando a Renata a sentarse a horcajadas sobre él. Y ella lo hizo.
“Lleva liguero… Nunca falla”, recordó Renata a su amiga, cuando estaban organizando su Plan infalible. Titulado por ambas: Delicia deliciosa.
William acaricio sus muslos, tanto por fuera como en las caras internas. Mientras Renata jadeaba en su boca. Enloquecida y enfebrecida por el delicioso tacto de las manos de William sobre ella.
-Mmm, amo los ligueros… - William abrió los broches que sostenían las medias de ella al liguero que estaba sobre su cadera, y deslizo hasta la mitad de sus muslos, las delicadas bragas negras de encaje –húmedas por cierto – de Renata. –Quítatelas… - sonó a orden.
Ella recargo las manos en su escritorio y se sentó en el borde. Logrando así, sacarse las braguitas. William las olfateo.
-Que rico hueles… - la tomo de nuevo de la cadera y la puso en la posición de antes. Siguió acariciándola, esta vez sus manos subían hasta el centro de sus muslos. Esparciendo la humedad de su cálido centro por sus piernas. –Dios, que delicia… - se llevo los dedos a la boca, impregnados por la excitación de Renata.
Ella se lanzo a besarlo. Ansiando saborear sus labios. Mientras que una de sus manos, ataco el bulto duro y palpitante de William, que soltó un gemido cuando ella lo froto sobre la tela de sus pantalones.

-Oh… si… así – gruño.
Renata lo torturo sobre la ropa, hasta que después de un rato, no fue mucho tiempo realmente. Pero a razón de William fueron minutos largos, torturantes y deliciosos. Fue él mismo quien libero su duro miembro que salió implorando las manos tiernas, pequeñas y cálidas de Renata.
Se sintió en el cielo cuando ella lo froto con suavidad. Aumentando la dureza y la necesidad de su sexo por ella. Por su caliente cavidad, apretándolo. Por la voz jadeante de ella rogando y gimiendo de placer.
-Te necesito… ahora – logro decir con la voz cargada de deseo.
-Yo también… - confeso.
Fue entonces cuando las fuertes manos de William la tomaron de la cadera y de un solo movimiento entro en ella. Logrando un grito ensordecedor proveniente de su garganta. Ella movía su cuerpo sobre él con ritmo, cadencia, volviéndolo loco. Ella tenía el control, y eso le encantaba a él.
Renata dejo que William la subiera y bajara a lo largo de su tieso miembro, húmedo y caliente. Mientras ella lo tomaba de los hombros y chillaba de placer. Aumentando el ritmo cardíaco de ambos y orillándolos al máximo placer del ser humano.

Una vez que culminaron, William la abrazo con una necesidad que le provoco miedo. Renata era una mujer hermosa, inteligente, divertida, carismática… y libre. Sobre todo libre. Ella podía elegir lo que quisiera y deseara, lo que necesitara. Y esperaba que él fuera lo que necesitara ella.
Pero eso estaba muy lejos de saberse. Renata aun estaba enamorada de Julien, y eso, por más que le doliera que él la ignorara, era la verdad. Las cosas estaban lejos de ponerse en su lugar. Por lo pronto Luna y Renata podían disfrutar de las delicias de Manhattan. Claro… Al fin eran libres de darle placer al cuerpo.

Maldita delicia, segunda temporada. Capitulo XIV

Mis chiquitititas! XD Ok no ._. Solo mi Cricri es mi Chiquititita ♥ Y la amodoro con todo mi corazón (: Pero a ustedes también las quiero por leerme y seguir nuestro blog... Y las querría más si comentaran, pero en fin... (suspiro).

Les dejo el capitulo 14 del tan esperado regreso de Maldita delicia :)

Que disfruten este capitulo, nos leemos pronto :3

14. Logan Lacrosse, mi Maldita delicia

-¿Co-como?
-No lo dices en serio, ¿verdad?
-Quisiera que no fuera verdad, Jennifer – Emily tomo un trago de café.
Ella y Jennifer estaban en la cafetería de siempre. Esta vez ni Luna ni Renata las acompañaban, Emily no se sentía segura para contarte la verdad sobre Logan a sus amigas, se sentía desdichada, vacía. Haciendo a un lado, claro, el hecho de que Logan le hubiera mentido tanto tiempo.
-¿Qué dice Nicky… se curara?
-Ella no dice mucho, esta aferrada a guardar el secreto porque Logan es su paciente.
-¡Pero tú eres su hermana! – chillo Jennifer un poco molesta.
-Si… lo sé, se lo recuerdo por teléfono y cada que la veo. No sé qué hacer, Jenn – suspiro.
Jennifer la tomo de la mano.
-Estar con él, Emily… Hasta…
-Que la muerte nos separe… - término ella.

Era fácil decir esas palabras: Te amare hasta que la muerte nos separe. Era fácil.
Lo difícil era… seguir viviendo después de que la muerte finalmente los separara. Eso era la parte difícil de esa frase trillada.
Emily amaba a Logan, de eso no había duda, y sabia que él la amaba. Pero…
-¿Qué hare si se muere? – pregunto al aire.
Jennifer sintió su pecho encogerse. No podía dar consejos. Ni ella misma sabia que hacer si Rosty… No, ni pensarlo podía.
-Se fuerte… Ya verás que Logan se pondrá mejor, ya verás…
-Si – sonrió apenas. –La esperanza muere al último…

-Emily… - Logan jadeo.
Ella corrió desde la sala hasta la habitación de Logan en la segunda planta de su departamento en Manhattan. Con el pulso a mil. Y esperándose lo peor, lo encontró con un sobre entre sus manos.
-¿Qué…? – jadeo entrando de lleno a la habitación y lo tomo del rostro. –Dime, dime…
-Nicole me mando a hacer un par de estudios… para… descartar tumores o cáncer… - murmuro.
-¿Por qué no me dijiste nada de eso? ¿Por qué? – acuso furica y le empujo el pecho.
-No quería que te asustaras… Yo… lo siento, Emi. No sabía qué hacer…
-Ya… - suspiro. –No importa, ¿y son los resultados? – miro el sobre.
-Si… - paso una mano por su rostro. Estaba nervioso, mucho.
Había sido un gran error no hacerse los análisis una vez que su cabeza amenazaba con explotar, cuando se sentía cansado sin razón aparente y cuando su corazón latía sin control sin haberse agitado.
Una vez que había vuelto con Emily, se había repuesto. Era como si ninguno de los síntomas hubiera existido alguna vez en él. Un milagro… Eso según palabras de Nicole.
-Logan… - Emily tomo la mano libre de Logan, -pase lo que pase, yo te sigo amando…
-Hasta que la muerte nos separe – agrego Logan con temor grabado en la mirada.
-Si… - carraspeo Emily. Comenzaba a odiar esa frase.
Mirando el sobre, Logan soltó la mano de Emily después de haberle besado los nudillos. Le regalo una sonrisa tranquilizante y abrió el sobre de un costado.
Aclaro su garganta.
Emily se tronaba los dedos, angustiada. No podía con la angustia, no podía. Su pulso agitado le martillaba los oídos. Quería vomitar y estaba segura que vomitaría su corazón.

***

-¿Qué demonios?
-¿Por qué no nos dijiste nada Emily? – estallo Renata después de Luna.
-No… no sé, tenía miedo, tengo…
-¡Bah! –exclamo Luna. -Mentiras… tu sonrisa de estúpida no puede ocultar tu felicidad. Estas que te mueres… perdón – se disculpo al usar esa palabra, ahora tan horrible. – Estas que te cagas de felicidad, ¿mejor? – miro a Jennifer que segundos antes la había reprendido.
Jennifer asintió, y entonces Emily sonrió.
-Si, es… estoy muy feliz – sonrió finalmente. –Nada ni nadie me quitara al amor de mi vida…
-Yeah – sonrió Renata y la abrazo fuertemente. –No nos vuelvas a ocultar las cosas Emily, no sé cómo pudiste resistir tener ese secreto en la oscuridad tanto tiempo, yo hubiera estallado – confeso. –No puedo vivir sin decirle mis cosas a Luna…
-Ya… - Emily le regreso el abrazo. –Lo siento…
-Si, si, ya, ya. Todo está en orden, ¿no es así, Em? – cuestiono Luna tomando la mano de la interpelada.
-Si… - sonrió abiertamente. – Los resultados de los análisis dieron negativo a todo. Y según mi hermana, los… síntomas que presentaba Logan eran de una enfermedad… psicológica.
-No entiendo – confeso Luna mirándola curiosa. –Era como si Logan estuviera… ¿loco?
-Mmm…
Todas volvieron a sus asientos. Estaban en la casa de Emily. Ella tenía montones de cajas y maletas en la salita, todo indicaba que ella estaba por mudarse al departamento en Manhattan de Logan. Ahora si, vivirían juntos como se debe.
Luna subió los pies al sofá, cruzo las piernas y recargo los codos sobre sus muslos, mirándola detenidamente. Renata cruzo una pierna sobre la otra y jugó con uno de sus largos mechones oscuros, a la espera de la explicación de Emily, mientras que Jennifer que ya conocía las buenas nuevas cerraba con cinta adhesiva las cajas apiladas.
-Díselos ya, Em, estas que mueres… perdón, que te cagas de emoción – Jennifer uso las mismas palabras que Luna y se sonrió divertida.
-Si, bueno, si estoy emocionada, feliz…
-Dínoslo por favor… - chillo Renata. Luna secundo asintiendo.
-Bien – accedió con una sonrisa y tomo aire para relatarles la historia. –Deje a Logan… Es decir, Logan y yo íbamos a casarnos, antes de conocerlas – agrego ante las miradas de sorpresa de Luna y Renata, pero se mantuvieron en silencio para que Emily continuara con la historia.
-Pero tuve miedo y lo deje plantado en el altar… - espero a la reacción de sus amigas, que tardaron exactamente un segundo para gritar como locas.
-¿Qué?
-¿Lo dices en serio?
-Si… - asintió.
-¿Y qué paso luego? – preguntaron al unisonó.
-Bueno… pues las conocí. Y me entere después que Logan se había casado con…
-Molly… - interrumpió Luna. –Y ella murió… - adelanto antes de que Emily asintiera.
-Si, ella murió. Murió después de que salvaran a su hijo.
-¿Estaba embarazada de él? – chillo Renata.
-Si… Ella… Logan… dijo mi nombre estando con ella, se enfureció y salió a la autopista y después… - al voz se le corto. Un nudo se formo en su garganta.
-Ya… - Jennifer se coloco a su lado y le paso un brazo encima. –Cuenta que paso después…
-Bueno, viene la parte linda… Logan, me busco, invirtió en León y… ya saben… - se sonrojo.
-Oh, si, omite la parte donde bailaban desnudos – bromeo Renata, las 4 se soltaron a reír.
-Ok, bueno… yo no quería ni verlo, pensaba que aun estaba con Molly, pero ya saben eso, así que después… bueno, terminamos juntos. Y para resumir, según Nicky los síntomas que tenia Logan era porque lo había abandonado. Porque él se sintió morir después de que… lo deje plantado.
-Oh – exclamo Luna. –Se deprimió entonces…
-Más que eso, Lu, él quería morir… pero…
-No se atrevía a matarse… o a buscarte hasta que Molly lo descubrió… - razono Renata.
-Según los análisis, así fue. Él se sentía muerto en vida, un zombie… los síntomas solo fueron causados por el estrés, la tristeza y… el amor que me tiene.
-Oh, entonces el amor si mata – jadeo Luna cubriéndose la boca con las manos. Toda una dramática.
-No seas boba, Luna – sonrió Emily, y le arrojo un cojín de los sofás. Luna lo atrapo. –Pero si, algo así…
-¿Ahora está mejor? – pregunto Renata.
-Si… estamos juntos y él ha dejado de tomar medicamentos, ahora solo un par de vitaminas por tanto trabajo…
-¿En qué trabaja?
-Es dueño de un restaurante…
-¡Woh! – jadeo Luna.
-Si, de hecho él contrato a tu amigo Evan… - anuncio. –Y no deja de hablar de ti…
Luna se sonrojo.
-Uhhh – hicieron mofa, Jennifer y Renata. –Venga, Lu, dile que solo quieres su palito de pan…
-¿Palito? Nada. El tipo esta enoooorme – jadeo Renata, aun conservaba en la memoria la escena en la cama de Luna.
-Ay, ya cállense – la morena se cubrió la cara con las manos.
Todas estallaron en risas. Y eso alivio, finalmente, la tensión de los hombros de Emily.

***

Por fin estaba con el hombre de su vida, que estaba más sano y delicioso que las manzanas. Y llegando a casa, se lo comería como a un buen trozo jugoso de fruta, sin duda. Ansiaba con locura poder estar con su hombre, con su maldita delicia, que las piernas le temblaban de pura anticipación.
Dejando a sus amigas en sus respectivos hogares, ella se dirigió con una sonrisa enorme al departamento de Logan, su nuevo hogar. Saludo a Larry y subió al piso de Logan por el ascensor.
Al abrirse las puertas, encontró un camino de velas que cruzaba la sala y subía las escaleras. Curiosa siguió el camino. Su corazón latía desbocado.
Abrió la puerta de la habitación que compartía con Logan, mejor conocida como “Nuestra habitación”.
-Te estaba esperando, Emily…
-¿Logan? – entrecerró los ojos acostumbrándose a la oscuridad apenas iluminada por la luz de la velas que desprendían un olor a canela.
Logan estaba de pie ante la cama. Con un pulcro traje negro. Estaba demasiado cojible que de inmediato Emily se humedeció. Sonriendo ella se acerco a él, y él estiro la mano para que ella la tomara.
-No puedo esperar más, Emily… Quiero que seas mía, como siempre debió ser. Quiero que envejezcamos juntos como siempre debió ser, quiero que seas la madre de mis hijos, que rías a mi lado, que me abraces, que me beses, que me ames… No puedo esperar más… Una vez más, con el corazón en mi garganta… - Emily no pudo contener las lágrimas. En silencio comenzó a llorar. -¿Quieres ser mi esposa?
-¡Si! – chillo de alegría. –¡¡Si quiero, si quiero!! – repitió colgándose de su cuello. –Siempre he querido ser tu esposa, fantaseaba con tu apellido en la placa de mi oficina en la Universidad, ser tu mujer con todas las de la ley, Logan, te amo, te amo…

Lo beso con furia. Sellando un pacto de amor que nunca debió posponerse. Amaba a Logan con todo su ser, con cada pulgada de su cuerpo, con cada razón y con cada sinsentido de sus actos.
Lo amaba, y no había poder humano ni sobrenatural que los separara. Nunca más. Porque él, era su Maldita delicia…