septiembre 11, 2011

Indómitos...Capitulo 3

Niñas Buen fin de semana.... Exámenes y tareas... así fue mi semana pasada en resumen xD Espero que la suya vaya de lujo... Acá otro capitulo de Indómitos... Saludos!! Cuídense mucho!!

Las amo!!

Besos!!!

Xau!! ;D



Capítulo 3: Deja-vu

-Este cosmos, que es el mismo para todos, no ha sido hecho por ninguno de los dioses ni de los hombres, sino que siempre fue, es y será un fuego eterno y vivo que se enciende y se apaga obedeciendo a medida.-Heráclito

La oscuridad era tranquila, el silencio acogedor. Así se encontraba Sophie en la inconciencia de su mente.

-¿Fuiste cuidadoso?- Pregunto un hombre con cierto tono de preocupación.

-Lo juro- Susurros corrían a través de aquel lugar, sonidos que se fueron haciendo más claros para la chica que sintió bajo de ella una superficie cómoda y mullida.

Los ojos de Sophie permanecían cerrados, su mente comenzó a intentar captar los últimos sucesos y encontrarle sentido. Quizás solo había soñado todo aquello y apenas iba a despertar. Pensó. 


-Bienvenida-Una voz masculina y poderosa hizo que abriera los ojos de golpe. 
Quiso gritar pero no encontró la voz para hacerlo. El sitio donde estaba se encontraba tenuemente iluminado, el color azul y madera predominaban en aquel ostentoso sitio. La cama en la que se encontraba recostada bien podrían caber más de 5 personas, se encogió de tal forma arrinconándose en una esquina cerca del dosel mirando todo con miedo y pánico.

Esto no le podía estar pasando, los hombres frente a ella eran desconocidos y un aura misteriosa y peligrosa los rodeaba, aunque el primero era al que había visto a la playa, el que la había traído. El segundo le era de un modo extraño familiar.

-No me hagan daño…-Quiso sonar firme y demostrar que si bien estaba sola no era lo suficientemente débil como para no dar lucha. Ambos hombres se miraron entre sí.

-Nunca podría hacerte daño…-Dijo el hombre que no parecía no pasar de los 34 años, se miraba sabio, eso revelaban sus ojos. Era atractivo, su cabello peinado y con un aire antiguo. Tenía gracia y derrochaba un porte clásico.

-¡Tu!- Señalo al último hombre que había visto, el que la había traído a este lugar y el que ahora la miraba tenso.

-Anteros…-Dijo tranquilamente-Mi nombre es Anteros no “Tu”…-Un poco de arrogancia escapo súbitamente en su tono.

-¿Dónde estoy?- Le pregunto a un paso de la histeria.

-Temo que si te lo digo yo… nunca me lo creerías…-Sonrió burlonamente mientras negaba. Su rostro adopto un gesto encantador, sus ojos parecían brillar mientras la miraba de nuevo.

Sophie miro al otro hombre para que le diera respuestas.

-Tranquila… estas en casa...-La chica se congelo al escuchar aquello. Ahora si había perdido el poco temple.

-Qué Demonios…-Anteros rio por lo bajo.

-Tu hija es perspicaz- Alzo las cejas de forma inocente mientras se daba vuelta-Te dejo…-El hombre se encamino de forma elegante, ahora su torso se encontraba cubierto por una playera de algodón de color olivo que resaltaba su piel de una manera poderosa.

-No soy tu hija…-Sophie sintió su sangre helarse, ahora mismo teorías descabelladas abordaban su mente. ¿Acaso había quedado en manos de un demente que quería resarcir la aparente perdida de su hija con ella? El solo pensar de ese modo hizo que una parte minúscula en ella sintiera pena por aquel hombre. La parte dominante se encontraba paralizada miedo.

-Lo eres Sophie…-El hizo una mueca-Aunque deje a tu madre que te pusiera el nombre he de decir que siempre serás mi Alysa, mi Aileen.- Dio un paso lento intentando no asustar aún más  a la chica frente a él.

-No es posible… mis padres murieron…-Intento explicarse con voz quebrada.

El hombre negó y fijo su vista en ella. –Descansa por ahora…-El conocía perfectamente que la verdad no suele ser benévola algunas veces, además no podía aun soltar todo lo que tenía como si fuera la cosa más simple del mundo. Hizo que cayera en un sueño profundo de nuevo y le intentaría explicar un poco de la historia por ese medio, necesitaba aligerar de algún modo la verdad, todo lo que había pasado y le dejaría ver que su vida cambiaria para siempre a partir de ahora.

***

Sophie cerró los ojos como si le hubiesen dado la orden, la oscuridad invadió los extremos de su consciencia al menos al principio, ya que por alguna extraña razón se sentía participe de su mente cuando imágenes se comenzaron a formar atrayendo formas y recuerdos.

-Sabes que te amo….- Mencionaba una mujer de forma solemne, parecía medir sus palabras.

-Entonces por qué no te quedas esta vez aquí... desearía que esta pequeña naciera en su casa, en sus tierras…-El hombre que había visto aquella tarde en el sueño se veía de la misma forma imponente aunque ahora una extraña aura de adoración recorrían sus ojos cuando miraba a la mujer frente a él. Lo que la sorprendió fue precisamente aquella mujer que estaba en un diván de color azul mientras acariciaba con amor su vientre ligeramente abultado. Casi dio un grito ahogado; Ella era su madre.

Sophie quiso llamarle y correr hacia ella, pero pronto cayo en cuenta que era invisible, podía mirarlos de cerca pero no sentir su aliento solo ver aquella escena como un simple espectador fantasma.

-Sabes que es necesario, además tu mejor que nadie conoces la regla entre el nacimiento y la muerte…-La mujer toco su vientre de manera protectora y sus ojos brillaron de alegría.

-Es que no soporto la idea de separarme de ti tanto tiempo…-El hombre tomo la mano de la mujer con vehemencia.

-Hades solo quiero que sepas que te amo y que el tiempo que me voy es para que una parte de todo nuestro amor viva…-La mujer le dio un corto beso en los labios- Sabes que volveré después de 9 otoños…-las lágrimas comenzaron a rodar de sus mejillas-sola…-A completo

-Perséfone… mi luz de luna, mi prado verde, mi flor naciente…-Recitaba Hades con la voz llena de verdad y entrega. Así hubieran paso siglos juntos, él la seguía contemplando como el primer instante en el que se había enamorado de ella. Por qué eso le había pasado pese a cualquiera que hubiese pensado distinto. Ella era su reina, la única que lograba domar sus deseos, la que acariciaba su corazón. Aquel que latía fuerte y potente cada vez que sus ojos grises coincidían con los suyos.  La beso de forma tierna, delicada mientras cerraba los ojos.

Perséfone se quedó quieta mientras disfrutaba del roce de Hades, su corazón parecía querer salir de su cuerpo cada vez que aquel hombre la tocaba. Siempre había sido de ese modo, siempre aquel deseo y pasión había existido, incluso pese a los discursos que su madre  le ofrecía cada año que debía visitarla y quedarse la mitad de este tal como lo había dispuesto su padre Zeus para evitar la inanición mundial.

Ambos se besaron haciendo de la imagen un perfecto cuadro. Sophie no sabía que pensar, cerró los ojos sin saber qué hacer ni en donde se encontraba.

Otra imagen arraso, mientras iba apareciendo algo similar a un hospital.

-Ella es hermosa…-Decía una mujer de al menos unos 36 años, su cabello castaño claro y ojos de un color gris y verde vibrante que parecían brillar por si solos, era sin duda hermosa e incluso la palabra se quedaba corta. Vestía un delicado vestido de gasa violeta mientras acariciaba la mejilla de la mujer en la cama de hospital que resultaba ser su madre.

-Mi dulce Sophie…-Murmuro Perséfone mientras una enfermera le llevaba a una pequeña en brazos.

Sophie se quedó sin aire, la sorpresa la invadió cuando cayó en cuenta que estaba observando su nacimiento. Se acercó lentamente, miro a su madre fijamente, miro a la otra mujer y se vio a sí misma. Con apenas unas horas de vida durmiendo con un puchero en los brazos de su madre.

-Mi nieta es hermosa de eso no hay duda… por ella habrá miles de flores en la primavera, y te aseguro que un cielo azul por parte de su abuelo…- La mujer beso la frente de la bebe.-Sabes… es más Alysa que Sophie…-Deméter su abuela hizo una mueca dulce.

Así que después de todo si tenía abuelos, pese a todas las veces que su madre le había dicho lo contrario.

-Aunque no lo creas eso tienen en común tú y Hades…. El prefiere Aileen- Negó mientras acariciaba  la pequeña nariz de la bebe.

-Eso y que ambos te amamos con locura…-Su padre apareció en el marco recargado en el marco de la puerta observando aquella escena.

-Hades...-Se irguió con desdén la madre de Perséfone.

-Deméter...-Saludo el hombre acercándose sin otro objetivo que su mujer.

-Las amo…-Pronuncio dando un corto beso en los labios a la madre de su hija.

-Diga lo que diga tu madre para mi serás Alysa Aileen…-Sonrió a la pequeña.

 Deméter se relajó al escuchar eso.

Esa imagen desarmo a Sophie, su familia. Su madre y su amor incondicional y ahora que encajaban piezas miraba a su padre con cariño y anhelo. Hasta que cayó en cuenta de lo más importante que estaba pasando por alto.

¿Hades y Perséfone? ¿Deméter? Eso si mal no recordaba un poco de lucidez y clases de filosofía e historia era parte de la mitología griega... Eso no podía ser posible, es decir en que dimensión extraña y desordenada estaba como para resultar ser hija de personajes extraordinarios.

Quiso recordar historia palpable, aquella que incluía un poco al poeta Homero para recordar o reconocer a aquellas personas.

Despertó de pronto y sin poder evitarlo.

Sus ojos estaban completamente llenos de lágrimas y su mente de dudas. Quizá ya habría perdido la cabeza.

-No es verdad… esto es un sueño-Se abrazó a sí misma. Tenía que ir por aire y a refrescar su boca seca.

Camino hacia la puerta y la abrió para encontrarse con un pasillo grande y contemporáneo. Se dirigió hacia donde la única puerta se encontraba abierta; Era la cocina, o al menos esa era la idea principal frente a tanto… había demasiados electrodomésticos, y aquel lugar era inmenso. Incluso la cocina de cualquier chef famoso quedaría humillada.

Se acercó por un vaso para tomar agua que reposaba en una jarra de vidrio en la encimera principal.

-No lo haría si fuera tú…-Reconoció la voz de inmediato y sintió un escalofrió por su espalda.

-¿Por qué habría de hacerte caso a ti?- Reto Sophie mientras llenaba el vaso.

-Touche…-Anteros se acercó y se posó frente a ella con gracia.

La chica estaba a punto de llevarse el vaso a sus labios con una sonrisa burlona.

-Solo déjame advertirte algo princesa…-Detuvo el vaso antes que este llegara a su boca.

-Una sola gota y quedaras aquí para siempre…reglas de la casa- La miro fijamente y después alzo los hombros despreocupadamente.

-Eres libre de escoger… solo debía advertírtelo- La chica lo miro detenidamente y pese a todo le creyó. Dejo el vaso alejándose de este como si fuera veneno.

-Tranquila... que el vaso no te atormentara ni te hará o incitara a que lo bebas- Anteros rodo los ojos.

-Quiero regresar a mi casa…. Todo esto es demasiado…-Sophie casi grito, sino fuera por el miedo que comenzaba a sentir.

-Princesa… te aseguro que no tienes por qué temer nada…yo... –se corrigió-nosotros no dejaríamos que nada malo te pasara-Sus ojos plateados la calmaron un poco.

-Es que entre más me encuentro aquí más confuso es todo, primero te apareces en la playa, luego me encuentro con un hombre que dice ser mi padre, después tengo una especie de visiones que me revelan que probablemente este demasiado demente como para pensarme una historia tan descabellada. Y ahora me dices que si como algo en este sitio puedo quedarme para siempre y créeme no tengo ni idea de lo que quieres decir realmente…-Recupero el aire-Esto es demasiado…-Una lagrima rodo tímidamente en su mejilla.

-Resumido básicamente…-El hombre se acercó. Quiso consolarla, abrazarla, reconfortarla. Pero se quedó quieto antes de llegar totalmente a ella.

Sophie lo miro enojada.

-¿Sabes? ¡Quiero irme ahora mismo!- Exclamo furica.

-Pensé que querías saber el resto…-Sentencio el hombre frente a ella fingiendo inocencia.
Ella quería saber cada detalle, era increíble el modo en el que acertaba con ella. Era como si…

-Un momento como… ¿Acaso puedes leer mi mente?-Pregunto alarmada

-Algo así…-Contesto despreocupadamente Anteros.

-Solo hubieras dicho que si…-Contesto una muy indignada Sophie.

-Es que solo me pasa con muy pocos… tú eres una excepción a la regla…-El hombre se decidió a acortar la distancia entre ambos teniéndola demasiado próxima a ella y a sus labios rosados-Eres especial...-Acaricio su mejilla, secando el tímido y húmedo camino de la lagrima que había osado a resbalarse por esta.

-Necesito más respuestas…-Suspiro Anteros antes de alejarse de su dulce toque

-Yo te diré todo lo que mereces saber…-Pronuncio Hades entrando en la cocina.

-La verdad...-Exigió Sophie

-Solo la verdad lo prometo- Apenas y pudo sonreír tenuemente el hombre. 

2 comentarios:

¡¡bamh!! dijo...

Anda pues!!!
Que nuestras mentes perversas trabajan igual, piensan lo mismo! Gandy!!!! :D
Oh que capitulo! Pfff! Que cooooooooooooosas! :Q_
Ya quiero saber más! Jajajaja X)
Siempre me dejas deseando más, eres mala! XD ajajajaja Love you! ♥

Teles dijo...

Heráclito es uno de mis presocráticos favoritos :-)
Y la cama con dosel me fascina, jajaja, deben ser reminiscencias de Sisi y las princesas (y bueno, si nos ponemos sucias...^^)
Anteros...wow!
Perséfone, Hades, Demeter...oh my God! (literal ;-))
Voy a por el 4! Yeah!!!
besos besos
T.

Las chicas del Té de Lemmon

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