septiembre 23, 2011

Maldita delicia, segunda temporada. Capitulo XIX

¡¡VIERNES!! ¿Y mañana? ¡Sábado!
Ando de simple, perdón ._. Pero es que...
HOY SE ESTRENA LA NUEVA TEMPORADA DE SUPERNATURAL!! Soy super fan de esa serie! Y si... hoy nuevo capitulo! Joder que estoy emocionada. Uuuf! Respiremos...
Aparte, estoy emocionada por esta nueva temporada. Algunas ya encontraron su otra mitad, pero otras... Están aun lejos de saberlo. No se pierdan estos últimos capítulos y sus historias paralelas, porque ahí, en donde se revelan secretos importantes. Todo se descubrirá muy pronto! :D
Trabajo en una historia nueva, bueno en dos. Pero aun están en proceso. Mientras disfruten de estas historias, que mi Ale y yo les traemos con mucho gusto! :D Cuidence harto tipo MIL -dejare de leer a Cindy la Regia ._. - y buen fin de semana!
Enjoy ^^, dejen sus comentarios y todo y todo XD
P.D.: Mi Ale, perdón, no pude subir el capitulo temprano como te prometí. Mi mami me rapto todo el día y no pude subirlo hasta ahora. Sorry. Sabes que te amodoro con todo mi jodido corazón! ♥



19. Un baño de placer


Luna corrió hasta la estación del tren directo a su departamento. Subió las escaleras y, prácticamente, aporreo la puerta de Renata. Estuvo a punto de derribar la puerta, totalmente desesperada.



-Oh, Rens, no me hagas esto por favor – gimio colocando la frente en la puerta de su amiga. Eran las 7 de la noche. Renata siempre volvia a casa despues del trabajo. Siempre.


Suspiro y entro a su departamento. Esperaba que su amiga estuviera bien. Si, seguro que si estaba bien. Más que bien. Si todo iba como ella habia planeado, William la tendria en su casa, pasando un buen momento, que su amiga merecia.



Se dio un rapido baño, corria por toda su casa, dejando gotitas de agua por el pasillo. Realmente esa noche estaba muy nerviosa. Corto sus uñas, aunque no tenia necesidad. Siempre las llevaba cortas. Depilo cada zona de su cuerpo que podia ser depilado. Se miro al espejo miles de veces. Primero en el lavabo de su baño, despues en el que estaba detrás de la puerta de su armario. Se probo varios conjuntos de ropa interior. Y al final se decidio por un coordinado negro simple de algodón, si nungun detalle en las copas del sosten y con un pequeño moño al frente de las bragas.


No queria lucir desesperada por tener a Jensen en su departaento ni que tampoco se viera desinteresada por tenerlo cerca.


Claro que no iba a ponerse un vestido. Obvio no. Unos jeans quiza con los stilletos que habia comprado recientemente. No, si, mejor un vestido.


Luna corrio de vuelta a su habitacion, y se quito los jeans mientras rebuscaba ese vestido negro suelto que le encantaba. Lo rebusco por todos lados, sacando toda su ropa y aventandola a la cama.


-¡Aaaay! – gimio.
El vestido no estaba en ninguna parte.



Su telefono sono.

-¿Hola? – suspiro.
-Luns, hola. Soy Jennifer. ¿Hey que talla eres?
-Mediana, creo. No se realmente. Me compro lo que me quede – recordo.
-Cierto. Oye, ¿te sigue quedando ese vestido negro que me dijiste que le arreglara los tirantes?
-¡Tu tienes mi vestido negro! – recordo de pronto. Se lo habia dado a Jennifer, no recordaba la razon, pero ella lo tenia.
-Si, nena. ¿Lo ibas a usar hoy? Uy, ¿con quien?
-Con nadie – atajo, regresando la ropa al armario, derrotada.
-Dime, anda, anda. ¿Por eso estabas rara hace rato en tu oficina?
-No, - termino con la ropa y volvio a ponerse los jeans – en verdad no era por eso.
-Dime que no te pusiste los jeans…
-No lo dire entonces – se miraba en el espejo, totalmente abatida.
-¿Es una cena, fueras o en tu casa?
-En mi casa – contesto. –Iba a usar el vestido pero no lo tengo. Ay, Jenn, estoy desesperada.
-Se escucha en tu voz.
-Eso no me ayuda, Jenn – gruño. – ¿Qué debo ponerme? Él en serio me gusta. Y…
-¿Lo conozco? – pregunto interrumpiendola.
-No, era un antiguo algo de la Universidad…
-¿Evan? – chillo.
-No, Evan no. Jensen…
-¡El del Impala! – grito. –Oh Dios, que delicioso esta ese tipo.
-Dime algo que no sepa – sonrio. –Vendra a mi casa, él cocinara. Quiero verme…
-Sexy… pero no desesperada.
-Correcto.
-Te entiendo amiga, mira. Tienes un linda blusa de encaje, esa queda perfecta con los jeans negros y tus stilletos. Lo dejaras deslumbrado. Y si puedes, no uses blusa debajo de la blusa de encaje. Esos dias en que te vas a correr han rendido frutos, creeme. Suerte, mi Lun, adios – colgo.

Luna hizo lo que su amiga sugueria. Delineo sus ojos de negro. Alboroto los rizos y se los ato en una coleta despeinada. Nerviosa pintaba sus labios y recoguia el desorden de su sala. El timbre sono, exactamente a las 8:00, Luna dio un gritito ahogado y respirando trabajosamente abrio la puerta.

Jensen cargaba una bolsa de papel con una sonrisa deslumbrante. Silbo cuando paso sus ojos pardos sobre ella.
-Estas preciosa.
-Pasa – abrio más la puerta. Jensen entro. Ella perdio la mirada en su trasero enfundado en esos jeans. -¿Son nuevos tus jeans? – pregunto sin poderse contener, caminando detrás de él hasta la cocina.
-Lo notaste, ¿ah? – dejo la bolsa de papel sobre la mesada de la cocina y fue vaciandola poco a poco.
-Sip – asintio, examinando el contenido de la bolsa.
-Pues si, si son nuevos – sonrio, pequeñas motas rojas se juntaron en sus mejillas. Luna rio para sus adentros. Al menos no era la unica desesperada aquí. –Tambien lo es la camisa y mis… - se aclaro la garganta.
Luna se percato de la vergüenza de Jensen y tomo una lata de las 4 que habia sobre la mesada.
-¿Qué es lo que cocinaras? – pregunto muy curiosa.
-Haremos lasaña – sonrio.
-¿Haremos? ¿escuche bien? – se altero. ¿Ella, cerca de la estufa? No. Mala idea.
-Si, Luna, escuchaste bien – de la bolsa saco un recipiente de plastico con carne molida de res, aun cruda. –Primero haremos que la carne este lista. ¿Dónde tienes una olla?
Luna le acerco todo lo que él pedia. Ollas, aceite, cucharas para remover la carne. Claro que no era una retrasada. Sabia encender los calentadores de la estufa, usar la licuadora, el horno de microondas por supuesto. Pero no le hablen del horno de la estufa, porque era una completa extranjera en ese tema.
-Abre las latas y… - señalo las latas de leche condensada y la de tomate – vacialas en la licuadora. Hey – sonrio tomando a Luna de las mejillas. –No es nada del otro mundo, peque… ¿Si? – Luna asintio erraticamente. –Eso – le dio un suave beso en los labios y la observo en la tarea que le habia puesto. –Ahora licualas…
Luna lo hizo. Una vez que todo estuvo homogeneo y las pasta de lasaña estaban sobre un colador dejando escapar la humedad, Jensen pidio un molde rectangular.
-Tengo… - Luna se estiro para tomar un molde que su madre habia dejado en casa la navidad hace dos años. –Este… - lo levanto en el aire triunfante. Era un molde de acero inoxidable.
-Muy bien – Jensen lo tomo. Y lo lavo para quitarle el polvo. –Ahora untale mantequilla – se lo acerco a Luna que tomo la barra de mantequilla.
-Lu… - ella dio un brinco cuando Jensen se le acerco detrás. –La cocina de disfruta más con las manos – le quito el cuchillo de untar. -¿Bien? Hazlo asi… - le quito la barra y comenzo a untarla por las paredes del molde.



Luna suspiro. La mantequilla se resvalaba entre sus dedos. Pero lo hizo lo mejor que pudo. Nunca escucho una queja de Jensen. Él sazonaba la carne de res con un poco de zanahorias finamente picadas y salsa de tomate. La pequeña cocina olia delicioso. Jensen no quitaba esa sonrisa ladina de su rostro.
Juntos pusieron una capa de la pasta verde que Jensen había cocido.
-Una de pasta – decía acomodando la pasta de forma uniforme. –Una de carne – Luna colocaba la carne con una sonrisa. Había pellizcado la carne antes de vaciarla sobre la pasta.
-Esta riquísima – exclamo.
-Gracias – Jensen rayo el queso manchego sobre la capa de carne que Luna había terminado de colocar, intentando no verla porque ella chupaba sus dedos. –Ahora más pasta – dijo con voz ronca. –Luna, por favor sigue colocando las capas: pasta, carne, queso, salsa, hasta que se termine la pasta, ¿si?
-A la orden capitán – le dio la espalda para seguir con las capas. Su estomago ya rugía de hambre. Todo olía muy bien.
Él encendió el horno y salió de la cocina.
-¡¿Qué haces?! – grito Luna desde la cocina.
-¡Nada…! - contesto de inmediato. –No asomes tu cabeza en la sala o no habrá lasaña para ti.
Luna hizo un puchero y termino su tarea.
-¡Listo!

Jensen apareció para cubrir el molde con papel aluminio después de que le puso más queso manchego encima con más salsa.
-Ahora son 20 minutos en el horno para que gratine el queso – informo cerrando el horno.
-Sip… - limpio sus manos y se hinco para mirar a través del cristal del horno.
-Vamos… - estiro su mano para que Luna se pusiera de pie. -¿Por qué tienes miedo de cocinar? Lo haces muy bien…
-Soy muy… descuidada. El agua se me evapora, la carne se me quema, todo sale chamuscado para cuando termino de cocinar.
Jensen rio. –Me parece que solo necesitas un poco de práctica.
Llegaron a la sala. Él había arreglado la mesa redonda de Luna. Velas, copas, cubiertos, servilletas, vino.
-¿De dónde sacaste todo eso? Solo traías una bolsa de papel. Es hermoso, ¡me encanta! – exclamo. Muy sorprendida, sonriendo lo miro a los ojos.
-Tengo mis contactos – la ayudo a sentarse. –Y no me mires con esos ojos, no te lo diré… - aseguro.
Se sentó frente a ella. Se quedaron en silencio unos minutos. Luna jugaba con la servilleta de tela frente a ella mientras que Jensen peleaba internamente. No sabía que decir, en verdad estaba nervioso. No solo por poder volver a estar con ella, sino por el escote debajo de esa blusa de encaje transparente. Sus pechos subían y bajaban acorde a su respiración. Sus largas pestañas adornaban sus grises y enigmáticos ojos.
-Te ves preciosa – repitió sin saber que decir. Luna levanto la mirada para verlo.
-Gracias, tu estas muy apuesto… - balbuceo.
-Luna – estiro la mano y busco la de ella sobre la mesa. –Lamento… Soy un idiota Luna, no debí dejarte. No debí.
-Jensen… -negó con la cabeza. –No digas más nada. Es pasado.
-Quiero que todo quede claro entre nosotros Luna. Me sentí una mierda cuando no amaneciste a mi lado.
Luna apretó su mano.
-Creo que quieres saber porque me fui, ¿no? – Jensen la miro.
-No, tuviste tus razones y las respeto…
-Me fui porque tuve miedo de que me dejaras de nuevo – interrumpió. –No quería sufrir de nuevo porque te hubieras ido. Cinco años sin saber nada de ti… Cinco – gimió conteniendo el llanto. –No la pasaste nada bien, lo sé. Pero… - una lagrima rodo por su mejilla. –Yo tampoco…
-Luna – se puso de pie y la tomo entre sus brazos. –Quería que esta noche fuera especial y ya estas llorando, perdóname.
-Estoy bien – limpio sus mejillas. –No hablar del tema no solucionara nada, Jensen. Volviste, me explicaste tu partida y yo te explico que paso cuando te deje.
Jensen tomo aire.
-Volví por ti, Luna. Solo por ti – le tomo el rostro entre sus manos.
-Lo sé – sonrió un poco. –No te vayas de nuevo, Jensen – pidió con los ojos cristalinos. –No me dejes de nuevo…
-Primero muerto – afirmo serio. –Primero muerto, mi Luna.
Hizo un puchero y se colgó de su cuello para besarlo. Jensen la beso con ternura. Tomando su cintura para pegarla a él. Esto no era un sueño, repetía su cabeza, ella era real. Era su Luna. La Luna que tantas noches lo miraba a través de sus sueños, la que lloraba en sus pesadillas, la que sonreía en sus fantasías y la que gritaba de placer en sus mejores noches.
-Si continuo besándote, cosa que deseo hacer toda la noche, se nos quemara la lasaña – hablo con su frente unida a la de ella. Luna sonrió avergonzada, asintiendo se alejo de él.




Jensen sirvió generoso. La lasaña humeaba desprendiendo un delicioso aroma. Luna se relamió los labios una vez que Jensen lleno las copas de vino tinto y tomo su lugar frente a ella.


-Se ve muy bien… - sonrió.
-Muy bien – afirmo. –Bueno, a comer.
Ambos hundieron el tenedor en la pasta. Luna no dejaba de gemir por la comida tan deliciosa. Y Jensen no paraba de apretar las piernas por los sonidos que ella hacía. Lo estaba volviendo loco. Su pene ya clamaba el cuerpo de ella como un maldito loco. Jensen no había estado con nadie desde que ella había desaparecido de su cama. Y no había podido estar con nadie cuando la dejo por 5 años. Con nadie. Si, era difícil de creer, pero así era.
Jensen solo funcionaba con Luna. Solo con ella. Y continuamente Jared le hacía burla: “No me digas que no te has encamado con nadie que no sea la morena, por favor”, volteaba los ojos. Jensen solo negaba con la cabeza: “No puedo. Y no quiero”, completaba. “Ella es la mujer perfecta, Jared, y yo la cague al irme lejos de ella”.
Solo que ahora estaba de vuelta en Nueva York, y estaba más que dispuesto a estar de vuelta en la vida de ella. Haría cualquier cosa. Lo que fuera.
-Quiero más – Luna levanto su plato.
-No – sentencio Jensen. –Hey, no me mires así ‘ojos de pistola’. La cena aun no termina.
Frunció los labios y lo miro.
-¿Qué sigue?
-Si te lo digo no es sorpresa… - sonrió victorioso y comenzó a limpiar la mesa. Luna iba a ayudarle, pero la mirada severa de Jensen la hizo detenerse apenas había tomado un plato.
La mesa estuvo limpia y los vasos y cubiertos también en un santiamén. Ella lo miraba con los brazos cruzados, recargada de espaldas al respaldo de uno de sus sofás.
-Solo espera un minuto – Jensen miro su reloj. –No hagas esa cara… - acaricio sus mejillas.
-¿Qué es lo que planeas? – entrecerró los ojos.
-Esta vez no lo descubrirás Sherlock Phellan – se alejo de ella y fue hasta la puerta. Apenas toco la perilla, sonó el timbre. Jensen abrió y le tendieron algo que Luna no alcanzo a ver. –Gracias – la puerta se cerró.
-¿Qué es eso? – Jensen se arrodillo ante la mesa de centro de Luna y saco muchos recipientes.
-Algo que te encanta – abrió los recipientes y después saco un sixpack de cerveza oscura. Luna abrió la boca.
-Son… dulces enchilados – gimió. -¿Dónde los compraste?
En Nueva York era difícil conseguir cualquier cosa que fuese picosa. Luna con la sangre latina que corría por sus venas, amaba cualquier cosa que tuviese picante. Dulces, gomitas, fruta, todo. Se acerco a Jensen y la cerveza que había comprado era mexicana. Luna abrió la boca.
-¿Cómo… cómo? – ahora si estaba sorprendida.
-Gracias – atino a decir y lo abrazo. Él le regreso el abrazo acariciando su espalda.
Se separaron un minuto para que Jensen pudiera sacar todo el contenido del paquete. Pusieron a enfriar las cervezas. Sobre la mesa había gomitas de figuras enchiladas. Polvo picosito agridulce que tanto amaba Luna, un liquido rojo que la etiqueta rezaba Chamoy* . Toda una bomba gástrica, según recordaba Jensen. Luna amaba todo lo típico mexicano. Así que él estaba dispuesto a complacerla.
-¿Tu comerás conmigo?
-No – atajo. –Claro que si – sonrió un segundo después. –Así sea lo último que haga – le guiño un ojo.
Luna hizo vítores y se arrodillo al lado de Jensen para tomar una gomita enchilada en forma de estrella.
-Oh, mmm, hace miles de años que no como algo así. La tienda de dulces que vendía esto cerro hace mucho – tomo otra. -¿Quieres? – le acerco una a Jensen que la tomo entre sus dientes y después hizo una mueca. Ella estallo en risas. –Eres un bebé – se burlo.
-Nunca he probado nada de lo que tu comes, Luns, no me culpes – hizo otra mueca pero continuo comiendo.
Luna no podía quitar la sonrisa de su boca. Las gomitas desaparecieron en un santiamén, cosa que agradeció Jensen, porque sus labios ya picaban de lo enchilado que estaba. A veces, incluso, agradecía que Luna no supiera cocinar, porque así no podía hacer los platillos picosos que ella amaba comer. Cuando iban a comer comida china, ella bañaba sus aros de cebolla y tallarines con salsa picante y limón.
Pasaron de estar arrodillados en la alfombra a estar abrazados en el sofá. Luna tenía los pies sobre el sofá mientras que Jensen pasaba los dedos por sus rodillas estremeciéndola. Le encantaba ver que ella diera brinquitos y le lanzara manotazos, pero que no se moviera ni un milímetro lejos de él.
-Amo esa película – gimió.
-Luna, la has visto mil veces – acuso divertido.
Step up 3* . La tenía encantada. Los bailes, las canciones, todo. Adoraba a Moose.
-¿Cómo lo sabes? – gruño.
-Te conozco, desde el pelo… - se acerco a sus hombros – hasta la punta de los pies…
-¡Yo no ronco por las noches! – chillo nerviosa, cuando él beso su cuello.
-Lo sé – dijo con media sonrisa, a punto de morderle la oreja.
Poco a poco la dejo recostaba en el sofá. Sus manos volaron a sus pechos, ella gimió cuando los apretó. Arqueando la espalda y abriendo las piernas dándole espacio en el sofá.
-La próxima vez vemos Kick-Ass – gimió.
-Veremos lo que tú quieras… Pero me encantaría ir al cine contigo – decía mientras la besaba, -y sentarnos en las filas de los besos.
Ella rio nerviosa. Se colgó de su cuello.
-Jensen – él detuvo los besos y la miro. –Hazme tuya…
-No tienes que pedirlo dos veces.





Lentamente comenzó a desnudarla. Absorbiendo cada gemido y sonrisa de ella en sus sistema. Recordando el tiempo con ella en su adolescencia. Las sonrisas, las lágrimas, los gritos, los pucheros y los brincos. Le saco la blusa de encaje por la cabeza, poco a poco. Sabía que a ella le gustaba ir lento. Tan lento que enloquecía de inmediato.



Mordió el borde de sus pechos, sin sacarle el sostén aun. Ella apretaba los hombros de Jensen, encantada. Poco a poco le bajo los jeans. Sus stilletos cayeron al suelo. Él recorría la morena piel de su estomago, su vientre, bajando peligrosamente a la unión de sus piernas.


-¡Jensen! – gimió con voz aguda.
-¿Sabes para que era la cerveza?
Ella negó con la cabeza.
-Desnúdame y te lo diré… - sonrió.
Las posiciones cambiaron, Luna lo montaba de la cadera, inclinada sobre él, pasando las manos por su duro torso. Le saco la camisa y la playera que usaba debajo. Advirtió en la etiqueta que aun pendía de su playera y sonrió. Toda su ropa era nueva. La arrojo al lado del sofá, mordiendo su pecho, hasta que llego a su pectoral izquierdo, arriba del pezón, Jensen tenía un tatuaje. Una pequeña luna creciente en extraños trazos.
-¿Qué…? –Luna no termino la pregunta porque Jensen se había incorporada para besarla.
-La tengo desde hace un tiempo. Para ser exacto cuando me dejaste en la cama con tu olor impregnado en mi piel, con tus besos aun quemándome los labios, con tus gritos de placer carcomiéndome el alma…
-Jensen – gimió conmovida. –Es precioso… - acaricio la luna creciente con las puntas de sus dedos.
-No como tú.
-Basta, jamás terminare de desnudarte si sigues adulándome – lo aparto de ella y finalmente le quito los jeans.
Su bóxer negro ajustado al cuerpo dejaba a la vista de Luna el duro bulto entre sus piernas. Se arrodillo para sacarle las botas mientras que él se quito los calcetines algo nervioso y apenado.
Cuando los dos estuvieron en las mismas condiciones, Jensen le tomo del trasero para cargarla y cruzar la sala y el pasillo hasta el baño.
-¿Qué haces? – cruzo los tobillos. Acaricio su cabello.
-¿Recuerdas que alguna vez leíste un libro de un tal… un tipo celta?
¡Lo recordaba!
-Ajá, ¿Qué con él? ¿Te dejaras crecer el cabello? – pregunto divertida.
-Lo haría si me lo pidieras – la miro con intensidad, dejándola en la duela del cuarto de baño.
-No, me gusta que seas tú mismo – acaricio su cabello. –Ahora dime, ¿qué tiene que ver el celta con nosotros?
-Lo siguiente… Algunas se bañaban en sangre – hizo una mueca desagradable – otras, en vino, o leche de cabra. Pero como yo se que amas la cerveza oscura… Te bañare con ella.
-¡Jensen! – chillo. -¿Estas loco? ¡No!
-Tu cara – le tomo el rostro. –No desperdiciaremos la cerveza así, Luna. Solo beberemos como malditos locos después de que te haga el amor en la tina…
El pulso de ella se desato.



La promesa de él quedo corta. El agua mojo todo el cuarto de baño. Luna temió perder la voz por cada grito ahogado que su garganta dejaba escapar a cada embestida de Jensen. Sus uñas, a pesar de estar cortas, dejaron marcas rojas en la espalda de él. La piel clara de Jensen hacia contraste con la de ella. Combinaban perfecto.
Sabían que les gustaba. Que les encantaba. Y que los volvía locos. Como que Luna lo devorara, enviándolo al límite, haciendo que ella se sintiera poderosa y que él se sintiera en el espacio por la prodigiosa lengua de ella.
Siempre adoro que ella tomara las riendas de la relación, y aun más en la cama. Jensen cumplía cada una de sus exigencias. Como esos locos gritos de “Más rápido”, “Oh Jensen, muérdeme, muérdeme”, clamaba ella cuando él se disponía a tomarla con la boca. Ella se volvía loca estando con él.
Sus caderas lo hipnotizaron cuando fue turno de Luna de estar arriba.
-Adoro que hagas eso… - él apretó sus pechos, incorporándose para morderlos. –Oh, Dios, Luna, así… - gruño.
Ambos se abrazaron. Jensen giro, colocándola debajo de él. Sus embestidas fueron fuertes, certeras, con demasiada potencia. Amenazando con romper a Luna de placer.
-¡SI! – rugió ella. – ¡No te detengas! ¡No te detengas! Oh, bebé – gimió. Hundió la cabeza entre su cuello y su hombro. Apretando a Jensen dentro de su cuerpo.
Ambos estallaron, Jensen unos minutos después de ella. Jadeante, Luna se deslizo hasta quedar tumbada en su cama. Las sabanas estaban revueltas. Jensen la siguió hasta quedar bajo las cobijas.
-Aun nos faltan las cervezas – comento besando el hombro de ella.
-¿Podemos dejarlas para mañana? – pregunto con un tono de voz bajo. Su voz estaba algo ronca. Claro, no pueden culparla. Después de las veces que Jensen la hizo explotar. Cualquiera hablaría en un susurro. –Aun me siento… satisfecha – sonrió.
-Seguro - sonrió besando sus labios. Pegando su cuerpo al de ella con una necesidad que lo asombro. Ella era su salvavidas. La chica que lo sacaba de sus casillas. Que lo hacía enfadar tanto que no podía ocultar la sonrisa estúpida cuando ella intentaba remediar el daño.
“Perdón – decía haciendo un puchero. Tomando su mano y jugando con sus largos dedos. –No lo haré de nuevo, lo juro”. Mentía, claro. Pero qué más daba. Ella valía cada maldito momento de vergüenza. Que la gente te mirara curiosa cuando ella gritaba indignada. Cuando reía escandalosamente. Cuando se quejaba porque le pasaba de todo cada que salía al centro de Nueva York. Era una aventura estar a su lado. Una aventura peligrosa. Y él amaba el peligro.

1 comentario:

Ale de Moesia dijo...

Haber pecado mio!!! No comente y ho zaz que me canso de leer mi tarea y me pongo con MD!! Uff ese Jensen!! es el sueño de cualquiera!!! Definitivamente me enamoro de el ( pero no se lo digas a luna!! xD) esa rens ha de star ocupada xD Me encanto el capitulo!! solo tu podrias resaltar ese tipo de detalles!! que a una chica nos mata!!! De verdad que ya veo que ninguna de las dos la tendra facil en la decision por que ahora mismo ya las veo con Jensen y Will y el felices por siempre y luego un extraño episodio de "Guerra de novias" casandose las dos al mismo tiempo xD en el Palace <3<3 MD definitivamente quiero mas lo juro!!! :D

Las chicas del Té de Lemmon

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