noviembre 11, 2011

El placer es mio... - Capitulo 12

¡Chicuelas! Viernes, precioso viernes. Para mi ahora no importa el dia, tengo vacaciones permanentes. Al menos hasta que termine el año :D Enigoeys... Nueva entrega de El palcer es mio... Este capi me parece lindo. Aun no hay nada interesanteoso por qué preocuparse. Pero, mantenganse al tanto ;) Se lo cuidan. Nos estamos leyendo; cambio y fuera ♥

Nota para mi Adis: Linda, manten los "Aaaaw" en el limite ;) XOXO




Capitulo XII


El evento transcurría sin contratiempos. No había mesas elegantes, como cuando Luna Phellan fue nombrada la fotógrafa de planta de Spotlight. Esta vez varias mesas redondas y sillas altas tenían bastante contentos a las modelos, artistas y cantantes que se dieron cita en el nuevo bar del Empire.
Los sillones de piel oscuros y las mesas de patas cortas hacían del lugar un sitio agradable, acogedor, pero sobre todo elegante. Cervezas importadas y la más selecta gama de vinos, whiskys y vodkas circulaban sobre las charolas de los meseros elegantemente vestidos, hermosas meseras y qué decir de los chicos que atendían la barra. Parecían modelos.
Lizzeth, Vincent, Dorothea y su familia estaban sentados en una mesa, prácticamente al centro del bar. El cabello plateado de Dorothea relucía ante la media iluminación del bar. No había música ruidosa, ni gente bailando como si estuvieran posesos. Era un lugar sobrio. Para una reunión de negocios, o una cita intima. Lizzeth nunca había venido a un lugar como este. Se sintió incomoda, Vincent le tomo la mano y le regalo una sonrisa tranquilizadora.

Lizzeth, con los nervios que tenia, apenas había probado su copa de vino tinto. No quería hacer el ridículo ante la mirada de Dorothea.
-¿Dónde está Luna, madre? – pregunto de repente Tristan.
-Tomando fotos, como dijo que haría. ¿Por qué preguntas por ella, Trish? – Lizzeth miro atenta a Tristan. Él solo alzo los hombros y echo su cabello hacia atrás con una mano. –Pensé que no vendría. Como dijiste que Monique iba a venir…
-Monique solo se encarga de la lista de invitados de Spotlight. Solo eso. Luna hace su trabajo, como sabe hacerlo.
Tristan tenso la mandíbula. Se veía a leguas que no soportaba la presencia de Monique. Pero eso solo quedo reafirmado cuando Monique, la Clon de Jennifer, apareció. Su cabello largo y negro caía por sobre sus hombros y su espalda. El vestido strapless y con transparencias debajo del busto, cubría apenas su trasero y sus largas piernas pálidas se erguían sobre unos altísimos tacones de aguja. Lizzeth se pregunto cómo no caía al suelo, la muy perra.
Vincent la miro. Abrió la boca, sorprendido por el parecido entre ella y Jennifer.
-Lo sé – murmuro Lizzeth, ante la pregunta que no formulo Vincent.
-Dorothea… - comenzó Monique.
-Sra. Van Gulick… - corrigió Dorothea, de inmediato.
-Lo siento, Sra. Van Gulick. Los invitados ya tienen sus lugares. Todo está en orden – sonrió. La sonrisa que formo su rostro no era una victoriosa, como las que hacia cuando salía de la oficina de Luna, o como cuando perseguía a Tristan.
-Bien, es todo – asintió sin sonreír y tomo su copa de champagne para darle un ligero sorbo.
Todos se quedaron en silencio.

-Tía – hablo el hombre moreno y alto, que estaba sentado en medio de Tristan y la chica de cabello corto, Ada. -¿Debería sentarse con nosotros, no?
-Dile a los de la cabina que busquen a Luna – ignoro la pregunta del moreno, y miro con esos penetrantes ojos a Monique. La chica asintió erráticamente y se perdió entre las mesas y los sillones del bar.
-Dime… Lizzeth – se giro un poco para mirar a Lizzeth, ella estaba sentada al lado de Vincent. -¿Dónde conociste a este encantador joven?
Lizzeth se atraganto con el vino.


-Si me permite contestar esa pregunta, Sra. Van Gulick… - comenzó Vincent con esa sonrisa deslumbrante bailando en su rostro.
-Solo Dorothea por favor – sonrió.
¡Sonrió! ¡Joder!
-Muy bien, Dorothea, permítame responder esa pregunta, por favor – pidió Vincent. Miro fugazmente a los hombres en la mesa. Tristan tenía los brazos cruzados sobre su pecho, notoriamente aburrido, mientras que el otro hombre abrazaba a la chica a su lado.
-Adelante – invito Dorothea. Se veía bastante interesada. Lizzeth por su parte, respiraba trabajosamente.
-Cuando una mujer como Lizzeth se cruza en tu camino, es difícil seguir viviendo sin rogar a los Cielos encontrarse con ella de nuevo… ¿me equivoco? – miro a Tristan y al moreno.
El moreno recargo los brazos sobre la mesa.
-Sigue… - alzo una ceja. Tristan aun los miraba aburrido. Mientras que Ada tenía una sonrisa enorme en su rostro. Estaba encantada con Vincent.
-Ella, Sra. Van Gulick… Es mi musa – Lizzeth jadeo. –Ella es mi inspiración…
-¿Con que eres un artista? – inquirió el moreno.
-Así es… Mmm…
-Noah – estrecho su mano.
Lizzeth aun no salía del shock. ¿Su musa? ¡Oh que tierno!
-Tenemos un artista en la ciudad – exclamo Dorothea, encantaba como su sobrina.
-Tu hijo también es un artista, madre. Toca el piano, la guitarra…
-¿Dónde trabajas, Vincent? – corto el comentario de Tristan. Causando que su hijo tensara la mandíbula, a tal extremo que sus dientes pronto rechinarían.
-En Galerías Hoppus. Doy clases de pintura y escultura y me encargo de la venta de las pinturas.
-Oh, qué maravilla.
Era extraño como se comportaba Dorothea. Lizzeth aun no se lo podía creer. Se veía interesada en saber acerca de la vida de Vincent, incluso de la de Lizzeth. Ignoraba olímpicamente, el choque de los dientes de Tristan. Que lucía como si fuera a explotar en cualquier momento.


-Tranquilo hombre – Noah le dio suaves golpes en los hombros.
Lizzeth entonces tuvo una revelación. Noah, el Noah de Pomaikai. Nunca lo había visto, de frente al menos. Era guapísimo. Si, el tipo perfecto para Kenzi.
-¿Tranquilo? – Tristan se sobresalto. -¿Cómo mierda quieres que esté tranquilo? Dorothea me hace venir con una fulana a la cual aborrezco con todo mí ser. ¿Y todo para qué? Para humillarla frente a todos nosotros – se puso de pie y salto sobre los sillones como un felino. –Diviértete en la Inauguración, Noah. No soporto ver más hipocresía…
-Si hubieras querido venir con Phellan, solo se lo hubieras pedido – dijo Dorothea con una voz tan tranquila que altero a todos. –Nadie te obligo a venir con la Editora. Ya que ella solita se metió en tu camino, hijo. ¿Me disculpan? – se puso de pie y corto la salida dramática de su hijo.
-¡Aaagh! – gruño Tristan y regreso a su lugar.
-Tu madre tiene razón, Trish – Ada lo tomo de la mano. -¿O no Lizzy?
La interpelada jadeo.
-Bueno… creo – dijo bajito.
-¿Phellan? – pregunto confundido Vincent.
-Si, Luna Phellan – sonrió Ada. –La fotógrafa de Spotlight.
-¿La morena de rizos locos que anda con botas de combate y jeans rotos para todos lados?
-¿La conoces? – Tristan lo miro con intensidad.
-¡Claro! – sonrió Vincent. Lizzeth sabía que la conocía, pero… No sabía que tan interesado estaba Tristan en Luna. Ella los miro interesada, sin perder detalle. –Es amiga de mi hermana. Vive frente a mi hermana…
-Que pequeño es el mundo – Noah codeo a Tristan, y el interpelado apenas sonrió.

El ambiente se alivio un poco. Sin Dorothea Van Gulick ahí, todos podían reír y hablar con más libertad. Lizzeth por fin había respirado con normalidad. Su tercera copa de vino peligraba con terminarse. Mientras que Vincent, Tristan y Noah vaciaban su séptima botella de cerveza. Ada jugueteaba con la aceituna de su Martini.
-Entonces… eres amiga de… ¿Luna?
-No, no… - Lizzeth negó con la cabeza. Ada y ella estaban sentadas juntas, mientras que los hombres platicaban de autos, peleas y cosas de chicos. –Soy amiga de su prima…
-¿Su prima? – Lizzeth asintió. -Vaya… ¿Es fotógrafa también?
Lizzeth rio divertida.
-¡Que va! – exclamo. –Kenzi adora dar clase a niños de Jardín.
-Oh. ¿Y tú?
-Yo adoro leer, ver películas románticas y dejar que Kenzi me contagie con esas novelas eróticas que lee – completo bajito.
-Oh, Kenzi es de las mías entonces – sonrió Ada.
-Ada… - Noah se acerco a ellas. –Disculpa, ¿mi hermana te esta aterrorizando?
-No para nada.
-Noah siempre dice eso. Yo no aterrorizo a nadie…
-Es abogada, y cree que puede intimidar a todos – beso el cabello de su hermana.
-Puedo intimidar a todos – lo empujo juguetonamente.
-¿Eres… - comenzó tímida, Lizzeth, la pregunta que rondaba por su mente – el masajista de Po…?
-Pomaikai, si – confirmo Noah. –No estoy en servicio ahora.
-No, yo no. Una amiga lo necesita. Se estresa demasiado…
-Oh…
-Si – suspiro Lizzeth. –Yo le digo que necesita un buen polvo – Ada estallo en risas, mientras que su hermano se ahogaba con su cerveza. –Es la verdad… La pobre ha tenido malas experiencias… - meneo la cabeza preocupada.
-Tal vez lo que necesita es una cita con mi hermano…
-Ada… - regaño de nuevo.
-Oh vamos, Noah. Tú eres un amargado. Y por lo poco que se sobre Kenzi, se ve que es una linda chica… ¿o no?
-Oh si, es muy linda – agrego Lizzeth. –Sincera, mucho. Honesta un poco más. A veces le dan sus ataques de locura, pero duran poco. En general es una buena persona.
-¿Lo ves?
-Ada, estoy bien como estoy…
-Si, claro – Ada volteo los ojos. –Solo como perro…
-Basta. Mantén tu nariz respingada lejos de mi vida privada, Ada – se puso de pie y se alejo de la mesa.
Ada suspiro. –Hombres… Él no quiere chicas en su vida. Dice que solo se fijan en su dinero…
-Oh… Bueno, ser dueño del Spa. Tiene muchas citas. Marion, mi amiga…
-¿Cómo? ¿Marion es tu amiga? ¿Marion la de cabello rizado y enormes ojos marrones con una sonrisa permanente en su rostro y que siempre hace bromas por todo? ¿Esa Marion?
-Si, Marion Everett, ¿conoces otra Marion?
-Oh, no, no. Ella, yo también la conozco. Le hizo cita a una de sus amigas, una morena que siempre va seria al Spa.
-Kenzi, esa es Kenzi. Si sabe sonreír. Aunque no lo parezca.

Platicaron de todo y de nada. Ser mujer es más fácil que ser hombre. Al menos una no teme decir lo que piensa frente a otra mujer. Ada era muy parlanchina, y la risa de Lizzeth la contagiaba. Siguieron platicando horas y horas.
Ada, era abogada, pero en sus ratos libres le gustaba bailar tango. Decía que era muy sexy estar entre los brazos de un hombre con ese ritmo, sentirse uno en la pista y poder estar cuerpo a cuerpo con un buen bailarín, auguraba cosas buenas para cuando la noche de tango terminara.
Ada y Noah habían heredado el Hotel Empire, después de que su padre lo comprara años atrás y su enfermedad del corazón finalmente le tomara factura. Su madre había muerto cuando ellos eran pequeños. Le encantaba escalar, andar al aire libre, sentirse una con la naturaleza. Pero la naturaleza era salvaje, y un mal paso provoco su muerte, cuando ellos tenían la tierna edad de 6 y 4 años. Ada apenas la recordaba, pero sabía que ella la había querido mucho. Su padre la describía como un hada, o un pequeño duendecillo salvaje. Él la amo con toda su alma, jamás volvió a casarse. Al enviudar joven, a los 35 años, él tuvo bastantes mujeres acechándolo. “Caza fortunas de labios inflados que no piensan en nadie más que en ellas mismas”, gruñía Keifer Van Der Beek.
Y así, el joven Van Der Beek con ayuda de su mejor amigo James Van Gulick y su esposa Dorothea, habían criado a Noah y Ada, con la compañía de Tristan y Julien. Los cuatro niños habían crecido en un hogar lleno de amor y comodidades, demasiadas comodidades.
Mientras que el padre de Noah y Ada les enseño a sus hijos que el dinero no compra la felicidad o el amor, Dorothea les decía que si podía comprar estilo y un hermoso penthouse en Manhattan. James y Keifer hicieron de los varones, hombres de bien. Caballerosos, trabajadores. Al tiempo que Dorothea le mostraba el mundo de la moda a una muy vivaz Ada. La pequeña niña de ojos enormes color caoba como su madre, admiraba a Dorothea. La tía Dorothea la mimaba hasta decir basta. Nunca pudo tener una niña, y Ada era su pequeña princesa.
Noah había heredado de su madre el gusto por la naturaleza y lo salvaje, sentir el viento chocar contra su rostro, la arena bajo sus pies y sentirse bañado por la lluvia o bien por la nieve. Le atraía el misterio, el lado oscuro de la vida, lo cual se había acentuado cuando le rompieron el corazón. Cosa que deseaba con demasiadas ganar olvidar.
Su hermana al contrario adoraba el buen gusto – Noah apenas podía hacerse el nudo de la corbata –, como su padre, la música suave y ayudar a los que menos tenían. Por eso se había hecho abogada.

-¡Agh! – Ada bufo. –No entiendo cómo es que Noah puede andar saltando de cama en cama… - menciono asqueada cuando observo a su hermano seducir a una de las modelos rubias con un micro vestido y larga cabellera.
-Placer al cuerpo… - sonrió Lizzeth.
-Lo sé. Solo que él termina hecho polvo. Sabe que solo son mujeres de una noche, ellas no lo miran como él desea que lo miren. Me da mucha pena su caso… - suspiro.
-¿Qué fue lo que le paso? – Lizzeth miro a Noah sobre su hombro.
-Una tipeja lo enamoro… Después lo boto cuando se entero que era un simple masajista y apenas se entero que… Mi padre murió y él se hizo dueño del Empire – Lizzeth abrió la boca estupefacta, pero Ada continuo – y la zorra esa, volvió. Noah fue un imbécil – gruño – dejo que ella de nuevo se le metiera entre las cejas. Yo le decía que era solo una caza fortunas, ¿pero me escucho? ¡No! – jadeo indignada. –Lo hizo mierda, cuando Noah la vio revolcándose con un fulano en su cama. ¿Puedes creerlo? ¡En su cama! – chillo alterada.
-Diablos. Eso si es mala suerte…
-¿Mala suerte, Lizzy? Yo digo que mi hermano es un tarado con letras mayúsculas. Un imbécil, un…
-Deja de hacerle cumplidos a tu hermano – Tristan apareció cortando la perorata de Ada. La chica suspiro y apuro su Martini. –Me robe mucho tiempo a tu hombre – sonrió. –Aquí lo tienes, sano y salvo.
-Hola de nuevo – Vincent tomo lugar justo al lado de Lizzeth. Tomo su mano y beso el dorso. -¿Cómo te la estas pasando?
-Muy bien. Gracias por venir conmigo, en serio… - no había tenido tiempo de agradecerle.
-No, no. Yo te agradezco…
Ada y Tristan los dejaron solos. Cosa que agradeció infinitamente Vincent.
-Pensé que no ibas a venir – confeso Lizzeth.
Vincent le sonrió y acaricio su delicado rostro, ahora sonrojado.
-Mi hermana me detuvo un poco. Gritaba como loca y corría por todo su departamento. Me obligo a rasurarme. Espero que te guste como me veo… Me siento estúpido – paso una mano por su mentón.
-Te ves muy guapo – sonrió ella. –Muy, muy guapo – reafirmo.
-Jamás había usado corbata… Salvo cuando murió la señora de los gatos – recordó, frunciendo el seño. –Su casa olía chistoso…
Lizzeth rio.
-Gracias por venir – repitió. –Me hubiera muerto si tu no hubieras tomado mi mano… - gimió.
-Yo hubiera muerto si no te hubiera visto en la cafetería con Jennifer – soltó, mirándola a los ojos.
Lizzeth quedo muda. Perdiéndose en los ojos claros. Su labio inferior tembló y bajo la mirada.
Esto era demasiado bueno para ser verdad. Ni ella lo había soñado así.
-¿Quieres ir al Parque de diversiones mañana conmigo? – Vincent tomo su barbilla, para que ella lo mirara. Los ojos azules de ella, llamearon emocionados.
-Si, me encantaría – contesto contenta.
Esto era aun mejor. Mucho mejor. Y no era un sueño. Pero si lo era, ella jamás quería despertar.

1 comentario:

Ada Parthenopaeus dijo...

¡Oh, God! Lo ame , Beu, me rei, esa Ada si que esparlachina y que puedo decir Dorothea es dorothea, peor que suerte la de Ada jajajaja.. me rei mucho con la dinamica de ada y noah.. *suspiro* y Vicen y Lizzie.. aww iran alparque de diversiones que lindo,... ya quiero saber mas de esta historia y saber que sucede con Jullien . amo tanto el placer es mio,y obvio maldita delicia

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