noviembre 30, 2011

El placer es mio... - Capitulo 16

Ando refeliz porque esta historia ya esta por terminar (: Todas andan recontentontas y las cosas estan en orden... Al menos para ellas :)♥ Disfruten de este capituo, y esperen muy pronto el estreno de El lado Oscuro y la Tercera temporada de Maldita delicia.
Nota del autor: Mi Adis, para que veas que las demás si se divierten ;) Enjoy ^^


Capitulo XVI


Kenzi se quedo profundamente dormida un segundo después de haber visto esos oscuros ojos. Noah la miro dormir y murmurar un par de cosas que no comprendió.
-Dulces sueños… - logro entender cuando ella unió más su cuerpo al de él.
Después de eso se obligo a dormir, manteniéndola contra su pecho, sintiendo su cálida respiración contra él.

***
-¿Así que él es un Van Der Beek?
-Ajá – Lizzeth asintió, como respuesta a la pregunta de Adam.
Se veía muy interesado acerca del nuevo amigo de las chicas. Tan interesado que Marion lo miro extrañada.
-¿Qué es lo que pasa, Adam?
-Nada, Mar, solo… es… curioso que justo ustedes lo conozcan, digo. No es como si tuvieran amigos influyentes o algo por el estilo – Marion abrió los ojos, al límite de gritar improperios. Eso no se oía nada bien. Y Adam lo sabía. –No me mal interpretes, amor. Solo… No pensé que lo conocieran.
-Mmmh – Marion frunció los labios y termino su Martini. -¿Por qué quieres saber de Noah?
-Quiero saber cómo es que mi novia lo conoce, ¿eso es malo?
-Fue cuando caí a esa coladera.
-¡Ah! Cierto… - asintió. -¿Nunca te dio curiosidad saber su apellido?
-No, ¿para que necesito saber el apellido de alguien? Simplemente sé si me cae bien o mal.
-Amor, es que tú eres una gran persona.
-Claro, mi metro setenta y cinto lo dice… - sonrió divertida y Lizzy estallo en risas.
-Tienes razón amiga – la señalo y miro a Vincent embelesada.
-¿Qué tiene que sea un Van Der… eso? – pregunto Vincent.
-Nada, nada… Simple curiosidad – sonrió Adam. –Cuéntame Vincent… ¿Qué tal el trabajo en la Galería?
-Todo en orden. No me quejo, realmente me va bien y hago lo que me gusta.
-Lo mismo me pasa con los Wyngarden – sonrió Adam terminando su cerveza. –Lo mismo…
-Nunca me has dicho exactamente qué haces ahí – recordó Marion.
-¿Me interrogaras ahora o quieres bailar?
-Tienes razón, bailemos – Marion se puso de pie a la par de Adam y se dirigieron a la pista.

Bailaron hasta que Marion estuvo segura de que sus talones sangrarían. Adam era un buen bailarín. Mientras que Vincent, divertía a Lizzeth con sus ocurrencias. Vincent era muy divertido, bromista y demás cosas.
-¿Dónde está Kenzi? – Lizzeth abrazaba su cuerpo envuelta en ese largo abrigo negro.
-Creo que la vi con ese enorme tipo… - recordó Vincent.
-Noah – corrigió Marion. Adam la abrazaba. Eran más de las 2 de la mañana. Claro que hacia frio.
-Ese. La vi, pero hace mucho…
-Mmmm…
Marion llamo a Noah.
-Está conmigo – dijo su amigo. –Está bien, solo bajamos. Ella…
-¿La cuidaras? – pregunto preocupada.
-Seguro que sí, no dejare que salga a manejar a estas horas. En serio. Marion, vete tranquila, ella está bien…
-Esta con Noah – informo terminando la llamada. –Bebió de más y bueno, se quedara con…
-¿Él? – Lizzy compuso una sonrisa maligna. –Mi Kenzi no pierde el tiempo.
-Vamos, Lizzy. Kenzi no…
-Ella es más pervertida incluso que nosotras dos juntas. Ya la conoces, siempre le encuentra el doble sentido a todo. No es que la juzgue solo que en verdad me sorprende que vaya a quedarse con Noah – explico alzando los hombros. –Además creo que eso la ayudara… Vámonos.
Camino al ascensor.
-¿Ayudarla? ¿De qué forma, Lizzy? – murmuro Marion. –Ya sabemos que Kenzi puede mandar al demonio a media ciudad. Después de lo que paso con… Ya sabes con quien.
-Apuesto que Noah no tiene el pene feo – sonrió.
-Amiga, en eso puedes tener razón.
-Lo sé – sonrió orgullosa. –Además, ¿era lo que tramabas, no? Como si no te conociera – le pico las costillas.
Los cuatro entraron al ascensor y descendieron hasta la planta baja.

Adam ofreció su auto para llevarlos a todos a casa.
-¿Lizzy, donde los dejamos? – pregunto Marion desde el asiento del copiloto.
Lizzeth enmudeció. Mientras que Vincent la miraba de reojo.
-¿Quieren ir a seguir le fiesta en mi casa? – Adam termino con el incomodo silencio, los miraba desde el espejo retrovisor. –Será divertido y hay lugar para los cuatro.
-Si, por mi no hay problema, ¿Vincent? – Lizzy miro al interpelado que asintió con una sonrisa.
-Me encantaría.
-Perfecto – Adam se metió en el tráfico.
La ciudad nunca dormía. Así que había aun un par de autos circulando por las calles. En las aceras había mucha gente y los bares y antros estaban a reventar de personas.

El piso donde vivía Adam, era un precioso y amplio loft. Había sido decorado por un chico, así que se erguían enormes fotografías de autos y algunos instrumentos musicales. No había flores ni nada de eso. El salón no estaba en un caos, como temía Marion que estuviera desde su última visita.


-Pónganse cómodos. Tengo cerveza, whisky, ron, ginebra… Siéntanse con la confianza de tomar lo que deseen de la nevera –anuncio jalando la mano de Marion y arrastrándola a su habitación.
Donde el caos si reinaba. La cama estaba destendida.
-Olvidaste algo la última noche – anuncio tomando entre sus dedos las delicadas bragas negras de ella. -¿Tienes algo que decir al respecto?
-¿Dejaremos a Lizzy con Vincent en la sala, mientras tú y yo nos divertimos? – cruzo los brazos sobre su pecho.
-Mmm… No puedo decirles que se vayan yo los invite. Los has visto, esos dos quieren terminar en la misma cama pero aun no se lo dicen – sonrió. Se dejo caer de espaldas a la cama. -¿Qué quieres que les diga?
-Tienes razón… - se acerco a él y lo beso.
-Mmm, sí, eso – Adam le tomo la cadera y la puso sobre de él. –Desnúdate para mi, Marion.
La chica tuvo la decencia de sonrojarse y comenzó a sacarse el vestido por sobre la cabeza. Adam la devoro con los ojos, pasando su hambrienta mirada por cada curva peligrosa de ella.

***
-Tomare una cerveza, ¿quieres algo?
-Tapones para los oídos. Esos dos harán ruido toda la noche – sonrió cansada. Se descalzo los pies y masajeo sus dedos.
-Oh – asintió con una sonrisa. –Entiendo… - regreso a su lado y tomo sus piernas para darle masaje en sus pies. –Bailaste lo que tenias que bailar para el resto del año.
-Si – gimió, ante el toque de Vincent sobre sus piernas. –Debiste ser masajista… Esas manos tuyas…
Sus miradas se cruzaron. Vincent no dejo de mirarla. Ambos se acercaron poco a poco, hasta que Lizzeth lo tomo del rostro, sin perder detalle de sus facciones.
Vincent se inclino sobre ella, acariciando sus piernas. Sus manos subían hasta que alcanzo la suavidad de sus muslos y sus narices se rozaron.
-Vince… - murmuro Lizzeth, totalmente enchinada por el suave roce de las manos de Vincent sobre ella.
-Liz – hablo en un susurro y rompió la poca distancia hasta tocar los labios carnosos de ella. Casi podía gritar de felicidad.
Lizzeth lo envolvió con sus brazos por el cuello, hundiendo los dedos en su cabello. Perdidos en ese beso que no querían que terminara. Sus alientos se mezclaron, sus gemidos se unieron, sus cuerpos se tocaron, aun sobre la ropa. Querían alargar ese momento lo más que se pudiera. Su primer beso.
Sabía a Cielo.

-¡Oh Adam! – grito Marion cuando Adam se unió a ella con una fuerte estocada.
Adam la llenaba con fuerza y pasión, aferrándose a los barrotes de su cama, moviendo el mundo en ella, clamando su cuerpo como una bestia salvaje, llenándose de su amor, de su pasión, de sus gemidos y sus gritos de placer.
-Dime… - bufo. –Dime qué más quieres, Mar…
-¡Cállate! – gruño tomando el rostro de Adam y lo beso. –Oh Adam… - arqueo la espalda.
Segura de que lo que se avecinaba era un enérgico orgasmo.

Lizzeth y Vincent detuvieron el beso cuando escucharon a Marion gritar. Rieron divertidos. Vincent bajo del sofá y la ayudo a acomodarse.
-Mejor nos vamos… - sugirió.
-Si… - tomo su abrigo y su bolso. Calzo de nuevo sus stilletos.
Dejándole una nota a su amiga, salieron del departamento de Adam.

Decidieron caminar un poco para calmar el libido en sus cuerpos. Ambos sabían que de no haber escuchado los gritos de Marion y los gruñidos de Adam se habrían comido a besos en el sofá.
Iban en silencio. Tomados de la mano. No necesitaban palabras para saber exactamente lo que sentían. Ambos lo sabían. Conocían sus mutuos sentimientos. Los días habían pasado para lograr que ese inesperado encuentro, lleno de confusión, los uniera.
Vincent miraba a Lizzeth cada noche en la estación del tren. A hurtadillas como un delincuente. Encantado de mirar las tiernas sonrisas de ella cuando miraba las muñecas de porcelana en los aparadores. De cierta forma, Vincent se sentía un acosador. Y después, se sintió afortunado cuando la encontró en la Galería del Sr. Hoppus, platicando con Jennifer bastante animada.
La tarde en el Parque de Diversiones, no podía describirla más que: Perfecta.

-¿Quieres ir…? – hablaron al mismo tiempo. Vincent sonrió como tonto mientras que Lizzeth se sonrojaba hasta las orejas.
-Tu primero – invito Vincent.
-¿Quieres ir a mi departamento? – pregunto con algo de vergüenza. No quería que él la viera como una chica fácil. Aunque a ella le encantaba la idea. Es decir, la aventura. La vida era para vivirla y ella hacia justo eso.
-Seguro, vamos – beso el dorso de su mano y caminaron una calle más hasta llegar a un sitio de taxis.
Al llegar a su departamento, Lizzeth removía las cosas de su bolso con nervios. Vincent la observaba con curiosidad. Mientras que ella escupía maldiciones mentales porque justo su torpeza había aparecido esa madrugada.
-Te ayudo – acaricio sus manos. Lizzeth suspiro tranquilizándose.
Vincent encontró las llaves justo en un compartimiento con zíper. Tendiéndole las llaves a Lizzeth, la observo abrir la puerta.
-Bienvenido a mi hogar – dijo Lizzeth mientras entraban.
Vincent observo cada rincón. Se veía deslumbrante y hermoso. Como ella.
-Que lindo sitio…
-Gracias… - Lizzeth le dio un tour por su casa. Ansiosa de que él conociera todo de ella. –Mis amigas me ayudaron a decorarlo – decía pasando por cada habitación.
-Liz, - Vincent se aclaro la garganta – me gustas mucho.
Sintió su corazón correr desbocado. La sangre se acumulo en sus mejillas. Sintió que gritaría como loca, pero se contuvo.
-Eres… una chica fenomenal…
-Tu también me gustas mucho, Vince… - sonrió apretando las manos de él. –Mucho – repitió nerviosa.
Vincent sonrió de oreja a oreja. Le tomo el rostro con sumo cuidado y la beso. Lento. Saboreando cada gemido de ella. Sintiendo, como con nervios, ella lo abrazaba de la cadera. Prologando el beso como cuando estaban en casa de Adam.
Dios sabia que Vincent quería saborearla toda la noche. La parte central de su cuerpo lo clamaba a gritos. Aunque también sabía que él era un artista romántico empedernido. Haría que la primera noche que pasara con Lizzeth fuera especial. Y la segunda, y la tercera y las que le siguieran. Así que peleando contra sus instintos básicos freno el beso con un gemido por parte de ella.
-Liz – hablo con la voz cargada de deseo. No quería que ella se sintiera mal. Sabía que decirle eso a una chica era… una putada. –No sé como…
-Entiendo – bajo la mirada.
¿Entender? ¿Qué demonios se suponía que entendía?
La tomo de la barbilla. Sus ojos azules se volvieron cristalinos.
-Oh, Liz – gimió. –No, no lo tomes a mal. Me encantas. Me…
-Ok – sonrió. -¿Tienes novia y aun no sabes si dejarla? – pregunto con temor.
-¿Cómo dices? ¡No! – jadeo ofendido. -¿Crees que estaría contigo si tuviera novia?
Ella apretó los labios, no se atrevía a contestar.
-Quisiera no hablar de eso – dio un paso para separarse de él. Encendió la cafetera. El punto era hacer algo. No solo mirarlo.
-Liz – Vincent la siguió hasta la barra de la cocina. –Quiero estar contigo…
-Pero… - levanto una ceja.
-No hoy – agrego. Esperando que ella estallara, se preparo para la perorata.
-Bien – asintió. -¿Café? – puso dos tazas en la barra.
-Si… - la miro con curiosidad. Lleno las tazas de café y regreso a la sala.
-¿Quieres dormir aquí? – pregunto con la taza pegada a sus labios.
-Contigo – contesto de inmediato Vincent. –A tu lado…
Curvando una sonrisa maligna levanto una ceja.
-Tendrás que hacer meritos – dejo la taza sobre su mesita de centro y camino a su habitación.
Vincent olvido por completo la taza de café humeante. La siguió como si ella fuera el polo norte y él el polo sur de un imán.
La vio entrar por una puerta y entro de inmediato detrás de ella.
Deteniéndose en seco, trago con dificultad cuando la vio quitándose el vestido. Su ropa interior negra contrastaba con su blanca piel. Vincent no podía quitarle los ojos de encima.
Aclaro su garganta para hacerse notar en la habitación. Lizzeth se giro para mirarlo. Sonrió ligeramente y se volvió a una larga cajonera para sacar un camisón de seda. Como si fuese un maldito poseso, Vincent recorrió con la mirada las curvas de ella. Cada detalle, cada lunar, fue grabado en su memoria.
-Cierra la boca – una vez que termino de ponerse el fino camisón de seda, lo miro socarronamente.
-No he dicho nada.
Acortando la distancia que los separaba, y usando un dedo, ella cerró la mandíbula de Vincent con gesto victorioso.
-Te lo perdiste – levanto los hombros y destendio las colchas para entrar a la cama. Eso era un golpe bajo.
-¿Estarás ahí de pie lo que queda del día? – inquirió entre divertida y coqueta, recargando su cabeza sobre su mano.
-¿Me invitaras a dormir a tu lado?
-Con una condición – levanto un dedo.
-Lo que sea – se apresuro a contestar.
-Desnúdate para mí.
Incluso Lizzeth se sorprendió ante sus propias palabras. Era un atrevimiento. Pero deseaba tanto a Vincent que valía la pena hablar como si fuese una experta.
Juntando todo su temple, Vincent comenzó a desnudarse poco a poco. El saco y la camisa pararon en el pequeño sofá que Lizzeth tenía en la habitación. Descalzo sus pies y se sentó al borde de la cama para sacarse los calcetines.
La chica gateo detrás de él hasta acercarse, él lo supo porque el colchón de hundió ante sus movimientos. Y casi gimió cuando Lizzeth con húmedos besos le recorrió la espalda. Se enchino de pies a cabeza.
Lizzeth bajo de la cama, ansiosa de verlo completamente desnudo.
-Te ayudo… - sonrió inocente. Vincent se puso de pie y ella se arrodillo ante él, abrió su cinturón y bajo el zíper de su pantalón negro. Los ojos de Vincent amenazaban con salirse de sus cuencas, así como su corazón.
Bajo con velocidad su pantalón. De una patada, él lo hizo volar lejos. Y aun de rodillas, ella paso las manos por sus poderosas piernas para finalmente apretarse en sus nalgas.
-¡Liz! – gimió con fuerza.
-No sabes cómo te deseo…
-Si, si se – la tomo de la barbilla, ayudándola a ponerse de pie. –Yo te deseo de la misma forma. Y me estas volviendo loco, loco… - afirmo.
-Vince… - hizo un puchero. Ese tierno y lujurioso gesto lo derrumbo por completo.
-Entonces… - sonrió ladino. -¿Cuánto me deseas, Liz?
Sonriendo de oreja a oreja, Lizzeth fue tomada del trasero para elevarla un palmo del suelo.
Enredo sus piernas sobre la dura cadera de Vincent. Gimiendo y desesperados, se enfrascaron en una lucha de pasiones sin control.
-¡Oh Liz! – gimió Vincent cuando la rubia mordió su pezón.
Divertidos y sudorosos, rodaron por toda la cama, comiéndose a besos y conociéndose con caricias.
La rubia se retorcía de placer, y estuvo segura de llorar de felicidad cuando Vincent se hundió en su cuerpo con ternura. Mirándola. Sosteniendo su celeste mirada como si fuese la cosa más hermosa del mundo.
Vincent era entregado. Un hombre que sabía satisfacer a una mujer.
Sin dejar de abrazarlo con piernas y brazos, ambos cayeron en un remolino de placer, que no los dejo de azotar hasta que estuvieron temblorosos y jadeantes. Sus corazones bombeaban erráticamente al unisonó. Las sonrisas de sus rostros difícilmente podrían ser borradas. Las piernas de ella difícilmente podían ser removidas del lugar que ahora ocupaban, sobre la cadera de él. Apretándolo aun más contra su cuerpo. Y los brazos de él reposaban rendidos rodeándola, rozando despreocupadamente la blanca piel de su espalda.
De nuevo, sin decir una palabra, se miraron a los ojos. Esa mirada podía decir mucho. Y aun así, era difícil describirla con palabras…

1 comentario:

Ada Parthenopaeus dijo...

Oh god...... hace calooor quien fuera a decir de Vicnet esto yo no... nah.. si lo sabia.. mierda he de decir lei el 17 primero y luego el 16 hahahah y los disfrute igual ahora que puedo decir ese Adam porque tiene tanto interes en la familia de Noah, a mi me late que no solo es por lo de su chica y eso que se vaya con evasivas mierda eme huele a rarooo se que algo turbio ahí por hay, mi instinto de frívola abogada me lo dicen ... Gracias Beu

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