diciembre 07, 2011

El placer es mio... - Capitulo 19

¡A un solo capitulo de su GRAN final! Harto emocionada porque se acerca el estreno de la TERCERA TEMPORADA de Maldita delicia♥ Kenzi, Marion y Lizzeth encontraron el camino del placer (: Pero los secretos y los misterios aun estan en el aire :D

Nota del autor: Mi Adis, no te desmayes... (:♥ Enjoy! ^^
Capitulo XIX


Marion aun sospechaba del Jefe de Adam. Él actuaba indiferente, asegurándole que era un hombre poderoso, que lo mejor era no meterse con él. “¡Le tienes miedo! ¿Eso intentas decirme?”, jadeaba Marion, indignada. “No es eso, Mar. Simplemente no me interesa lo que haga con su tiempo y su dinero”, contestaba serio y algo aburrido de mantener la conversación por semanas.
Pasaron las semanas, el mes de diciembre estaba por terminar. Navidad la pasarían juntas. Marion por supuesto cocinaría. Lizzeth llevaría el vino y un delicioso postre, mientras Kenzi decoraría el loft de Marion. A las 3 se les veía muy contentas. Emocionadas por este fin de año.
Lizzeth con el encantador de Vincent, yendo y viniendo por toda la ciudad. Ahora tenía más tiempo que antes. Luna y ella hacían un buen equipo en la Editorial. Todo estaba en orden. Kenzi a pesar del regreso de Jace lucia contenta. Y sus amigas ya la veían con esos ojos soñadores que tanto desearon verle durante largo tiempo. Marion, como siempre, fue la primera en notarlo.
-¿Quién es, lo conozco? – pregunto, mientras Kenzi terminaba de decorar el pequeño árbol de Navidad con esferas y luces.
Kenzi enmudeció de inmediato, desviando la mirada.
-¡Dime! ¡Soy tu amiga! – chillo en chantaje. Kenzi suspiro y rodo los ojos.
-Solo es una fantasía – dijo abrumada.
Solo una fantasía…
Noah era eso para ella. Una fantasía. La mejor si le preguntaban. Ella estaba tentada a llamarlo o aparecer en Pomaikai como si nada, pero su lado racional no se lo permitía. No habían pasado nada maravilloso juntos, solo una borrachera que termino en llanto y durmiendo juntos semidesnudos. Temía contárselo a sus amigas. Después de todo, quizá no había significado nada para él. Compartir un par de secretos, el almuerzo, lagrimas, era, quizá, para Noah, nada de relevancia.
-¿Te ha llamado? – inquirió removiendo el adobo de la deliciosa carne de cerdo que preparaba. Olía estupendo.
-No lo sé, no, no creo – dijo haciendo memoria. Se había negado a estar pegada al móvil o al teléfono rojo de su casa, esperando una llamada que quizá jamás recibiría. Ella continúo. Sin lagrimas como había dicho el mismo Noah, semanas atrás frente a su edificio.
Marion la miro un par de segundos. De pronto el timbre sonó y Kenzi di un brinco, provocando que tirara una esfera que se hizo añicos ante sus pies.
-Abre, yo recojo esto – ordeno Marion tomando su escoba y un recogedor.
Kenzi fue a la puerta y abrió de par en par. Solo esperaban a Lizzeth con Vincent y a Adam. Pero no fue a ellos a quien encontró del otro lado de la puerta.
-¡Kenzi…! – el enorme moreno de 1.93m saludo a nuestra adorada Kenzi con una sonrisa de oreja a oreja. Enorme en todo su esplendor, Noah lucia aun más devastador. Enfundado en un abrigo largo y un traje negro sin corbata que lo hacía verse aun más imponente. Kenzi apenas tuvo tiempo de ver su atuendo, porque solo tuvo ojos para su rostro. La barba de días y ese cabello largo en ondas que ella deseaba acariciar, no pudo ni respirar ante la imagen. Erótica e impresionante.
-Hola – articulo apenas sonriendo.
-¿Cómo has estado?
Kenzi iba a contestar cuando una vocecilla detrás de Noah, que prácticamente acaparaba toda la puerta, la interrumpió:
-Noah, no se tu, pero yo muero de frio… - era Ada, su hermana.
El moreno asintió y le dio paso a su hermana. La chica sonrió amistosamente y abrazo a Kenzi con fuerza.
-Feliz Navidad, Kenzi – apenas le dio oportunidad de respirar. –Él es Patrick, mi novio…
Un hombre guapísimo entro detrás de ella. Más bajo al menos 10cm que Noah, con un porte de modelo experto de pasarelas, la sonrisa le sacaba arruguitas en el rostro, pero no dejaba de ser encantador.
-Hola, Kenzi. Me han hablado mucho de ti…
-¿En serio? – Kenzi lo miro contrariada.
-Dejen la charla para la cena, Pat – apresuro Noah cerrando la puerta tras de sí.
-Entiendo – Cabeceo Patrick y Kenzi los guio a los sofás.
Ada no dejaba de sonreír, tomando la mano de Patrick, y él, bueno ni se diga. La luz de sus ojos claros le iluminaba el rostro como si una bombilla estuviera dentro de su cabeza. Así lucia alguien verdaderamente enamorado.
-Mmm, huele delicioso – aprecio Ada.
-Marion cocino. Cerdo en adobo, le queda de maravilla y no lo digo porque sea mi amiga…
-¡Chicos! – Marion apareció en el saloncito para abrazar a los recién llegados.

Media hora más tarde, apareció Lizzeth y Vincent. Y al final Adam con una botella de champagne. De nuevo los abrazos no se hicieron esperar y la cena tampoco. En medio de halagos a lo buena cocinera que era Marion, al bueno gusto de Lizzeth para los postres y a la excelente decoración de Kenzi, transcurrió la noche.

-¿Cómo se conocieron? – pregunto Kenzi a la adorable pareja que formaban Ada y Patrick.
Ada moría de ganas por contar la historia, que incluso brinco en su asiento, mientras Patrick le daba un sorbo a su taza de café y sonreía.
-Tomamos clases de baile juntos – comenzó Ada. –Éramos pareja de baile. Desde el primer momento que lo vi… - suspiro – me enamore de él.
-He escuchado miles de veces la historia – anuncio Noah.
-Tu porque eres un amargado– hizo un mohín en desapruebo su hermana. –Pero así es esto hermanito, si dejas pasar la oportunidad nunca la tendrás de nuevo.
-Así es, Noah, no la dejes pasar – beso la mano de Ada. –Y sí, yo también me enamore de ella.
-¿Por qué tomaban clases de baile? – inquirió curiosa, Marion.
-A mí me gusta bailar, mucho. Adoro bailar – contesto Ada. –Solo quería tener un poco más de habilidad.
-En cambio yo, tengo dos pies izquierdos.
-Mentira, Pat, bailas muy bien… - adulo Ada. Lucia tan enamorada que derramaban miel sobre la mesa. ¡Dios!
-Eso gracias a ti, pequeña – le dio un beso rápido. Kenzi desvió la mirada, Noah le dio un sorbo a su copa de vino, y Marion en conjunto con Lizzeth y sus parejas imitaron a Ada y Patrick.
-Wow – exclamo Kenzi por lo bajo. -¿De pronto esto se volvió una pelea de lenguas?
-¿Celosa? – sonrió ladino el moreno.
Kenzi le devolvió la mirada fría y seria. Choco los dientes e hizo caso omiso a Noah. ¿Celos? Si, muchos. Adoraba ver a sus amigas contentas. Dios sabía que si. Ella deseaba lo mismo.
Dejo la mesa y camino a la sala. Intento terminar de decorar el árbol que lucía preciosas esferas y moños purpuras con estrellas doradas. Guirnaldas sintéticas adornaban las paredes al ras del techo. Había puesto todo su esfuerzo en la decoración. Ni su departamento lucia tan lindo como el de Marion.
-¿Tu decoraste? – Noah admiraba el loft.
-Si.
-Esta fabuloso.
-Gracias – Kenzi se sentó al lado del árbol. Incomoda. Sintiendo un revoltijo en el estomago, provocado por Noah, por los ruiditos de los besos y caricias de las 3 parejas en el comedor. Ella quería salir de ahí. Trono sus dedos, mordió sus labios y suspiro pesadamente.
-¿Quieres salir de aquí tanto como yo?
-Más que tu – respondió sin mirarlo.
-Vamos – estiro su mano para que la tomara. Levanto la mirada, sorprendida. ¿Era en serio?
La palma de la mano de Noah permaneció firme. Esperándola.
Ella no la tomo, se puso de pie y se ciño un abrigo largo, tomo las llaves de su auto y su bolso y salió antes que Noah. El moreno la siguió.
-Esta vez será en mi auto – anuncio Noah. La tomo del codo y la guio hasta donde estaba su auto.

Un Jeep Wranglen Rubicon rojo los esperaba en el estacionamiento adyacente al edificio de Marion. Kenzi abrió la boca. En particular los Jeep le resultaban salvajes, exóticos y lindos.
-Vaya… - se acerco con los ojos bien abiertos.
-Lo sé, es mi bebé – Noah le abrió la puerta para que ella subiera. Después rodeo el auto y subió. –Ya verás lo que es bueno…
-Mi Mini Cooper también es un lindo auto – defendió levantando la barbilla.
-Ya se, ese clásico que tienes me encanta – encendió el auto. –Pero mi bebé es más grande – le guiño un ojo.
Se puso el cinturón de seguridad. –Deberías hacer lo mismo.
-Me gusta la aventura…
-No quiero que mueras – él freno en una esquina y se puso el cinturón. Le dedico una rápida mirada. Las calles estaban casi desiertas. Todos estaban en las cenas de Navidad, quizá abrazándose, deseándose lo mejor. Riendo, bailando. Conviviendo en familia. Y ellos dos, arriba de un auto sin calefacción. No porque no tuviera, Noah no la había encendido. Estaba más entretenido en mirar las piernas de Kenzi bajo ese vestido que lo había olvidado.
Había intentado llamarla. Vaya que si. Solo que no tenía nada que pudiera decirle. Sus dones de conquista se habían ido al caño. Se habían desmoronado cuando la vio llorar hace semanas. Ahora. Ahora todo lucia diferente. ¿Ella… ella realmente se interesaba por él?
-Listo.
Apago el auto. Kenzi titirito de frio, juntando las piernas, mirándolo curiosa.
-¿Qué? ¿No tienes gasolina?
-No, si, si, si tengo – balbuceo. –Solo…
-¿Qué? – presiono ante el silencio de Noah. Temblando.
-¿Tienes frio?
-No, no mucho – mintió, haciéndose la fuerte.
-Ya… - Se quito el abrigo y se lo coloco sobre los hombros, no sin antes abrir el cinturón de seguridad. -¿Mejor? – acomodo el abrigo cubriéndola más.
-Si – asintió. –Gracias. Tengo frio en las piernas…
Los ojos de Noah volaron a las piernas de ella, cubiertas por unas medias de encaje y unos zapatos de piso negros. Su vestido también de encaje le ceñía el busto desquiciantemente. Él deseo sentarla en sus piernas, darle calor con sus propias manos. En el Jeep no podría. Así que arranco el auto y la llevo a Central Park.

-¿Aquí? – ella bajo del Jeep con ayuda de Noah.
-Quizá veamos la nieve caer – la tomo de la mano. Kenzi tomaba con una mano las solapas del abrigo de Noah y con la otra la enorme y suave mano que le ofrecía el moreno. Cálida a pesar del frio y del llano saco negro que lo cubría.
Limpiando una banca de la fría nieve, Noah se sentó, muy cerca de Kenzi, mirando el lago ahora semicongelado. No había ni un alma en el parque. Solo estaban ellos, el frio y el viento ondulando sus cabellos.
-¿Quieres matarme de frio?
-Nunca – Noah le paso un brazo por los hombros y tomo las piernas de la chica con habilidad posándolas sobre las de él. Kenzi jadeo. Abrió grandes sus verdes ojos pero no dijo nada. Sus mejillas se colorearon de inmediato.
-Mejor así… - bajo las piernas y subió por completo al regazo de él. -¿No crees?
-Mejor – asintió abrazándola, como si ella fuera una niña pequeña. Sintiendo el calor de ella, su perfume chocando en sus sentidos. Era extraño como se sentía. No quería lastimarla. Asustarla ni mucho menos. Se había abierto hacia ella con un par de tragos encima, pero de la manera más honesta del mundo. Ella lo había escuchado sin burlarse. Exponiendo sus secretos también. Ambos con el corazón hecho añicos, intentando recuperar las piezas faltantes y unirlas finalmente.
-No regresaste al Spa.
-No quería molestar…
-¿Molestar? – la miro. -¿Por qué harías eso?
-La última vez no fui muy amable ni tú lo fuiste – recordó.
-Lo lamento en serio. Me comporte como un animal.
-Lo sé – sonrió con malicia. –Solo quería escucharte decirlo de nuevo.
-Soy un animal. Ese día si fui un maldito cavernícola. Perdóname…
-Bien – asintió, Kenzi.
-¿Solo eso?
-Por ahora, si.
-Ok.
Un momento más de silencio, adornado por la respiración de ella y las manos de Noah frotando su espalda. El perfume floral de Kenzi lo tenía aturdido. Su cabello olía delicioso. Sus manos, dentro de su saco, frotando lentamente sus costillas lo mantenían al borde. Esas inocentes caricias, lo hacían desearla más. Sentirlas por completo sobre su piel desnuda. Sintiendo su cálido aliento contra su boca. Morder su lengua y sus labios, mientras ella, valiente, reprimía los gemidos y apretaba los puños. Sabía que haría eso por como se había comportado en su primer sesión de masaje. Lo sabía y deseaba poder constatar sus teorías.
Quería tomarla de la nuca para profundizar el beso. Besar después sus orejas y suspirar en su cuello, estremeciéndola. Enredarse en su cuerpo como una serpiente, explorarla. Besar ese tatuaje en su nuca y morder su espalda para recorrerla de apoco. ¡Dios! Solo imaginarlo le daba calor. Una de las razones por las que le dio su abrigo.
-Hey…
Ella lo miro.
-¿Tu mamá se enojara si te doy un beso?
Kenzi se paralizo un segundo y sonrió ligeramente después.
-No lo creo…
Noah se acerco lentamente a ella. La tomo de la barbilla y la beso…

1 comentario:

Ada Parthenopaeus dijo...

CABROONA! eso es lo que eres por dejarme asiiiii por Diooos quede babeando y con la boca abiertaa!!!!!! Mi Dios, por Fin Noah que se te iban las luces niños.... aaaaaaaaaahhhh! que lindos! kenzi y él son mi pareja preferida- y no porque sea mi hermano ficticio- pero que son una monada!!! awwww!!! y la cena... esa Ada si que sabe como tratar al guapeton de Patrick yeah!!!!!!!!!! No quiero que se acabeeeee! snifff.. snifff... snifff.... maldita me haces adicta... espero con ansias el siguiente y maldita delicia un abrazo enorme mendiga sensei

Las chicas del Té de Lemmon

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