diciembre 09, 2011

El placer es mio... - FINAL

Gracias. Gracias por leer esta historia, y gracias a ti mi Ada por comentarla, no sabes que sonrisas salian de mi rostro cada que te leia, o cada que me dejabas un comentario en mi Caralibro, en serio me alegran el dia. Quiza muchas otras la lean, pero no dejan comentarios, tambien gracias chicas anonimas (:
La historia ha llegado a su final... Por el momento. Lejos de ser una historia aparentemente con un final feliz desde el principio no es totalmente rosa. Como he dicho desde el principio... Atentas a los detalles (:
Nuevamente gracias por leer esta pequeña locura, que es mi segunda historia finalizada. Dios, que emocion :D Y si mi Timi y mi Lizy de la vida real llegan a leer esto:
Amigas, gracias por estar en mi loca vida, por hacerme reir y hacerme enojar XD Todo se agradece. Todo. La vida tiene un por qué, y yo quiero descubrirlo. Muchas gracias por dejarme compartir un poco de sus vidas en la mia. Gracias, tambien, por la inspiracion. Las quiero mucho, mucho... Gracias♥

Nota del Autor: Mi Adis, gracias por seguir la historia, te prometo noches infinitas con Pat (: Te quiero MIL ♥
Nota de autor: Mi Ada, tranquila, tendras tu noche con Patrick (: Te quiero MIL♥ Enjoy ^^
Final: Capitulo XX

Kenzi cerró los ojos y se dejo llevar. Su mente y su corazón se lo pedían a gritos.
Cerro las manos en puños mientras Noah la exploraba con la lengua. Ella mordía sus labios, despacio y con cuidado. Sintiéndose unida a Noah de inmediato. Jamás creyó que fuera real eso de “embriagarse de su sabor”, pero ahora sabía que era cierto. Era verdad, era real. Nadie lo había inventado.
Noah profundizo el beso tomándola con lentitud de la nuca. Enredando los dedos con ternura en su cabello, jalándola hacia él. Ella sonreía contra sus labios. Disfrutando de un beso que jamás creyó tener. Ni en miles de años.
Un beso de verdad, un beso con toda regla. Uno digno de recordarse y por el cual perdería el sueño durante días, estaba segura. Un beso por el cual no habría remordimientos. Un beso que sería un tesoro para ella. Así fuera el único. Un beso que hacia enloquecer su corazón, su pulso, su cuerpo.
Él la besaba con ternura, cariño. No llevaba prisa. Había tiempo de sobra. Solos. O aun si tuvieran público, él la besaría a conciencia. Con el fuego alentándolo. Con el fuego quemándolo. Como a ella.
Fue un beso lento que le robo el aliento con velocidad supersónica. Para cuando termino, los labios de ella deseaban más de Noah. Mucho más del hombre frente a ella. Abrió los ojos, acoplándose a la cercanía del moreno.
-Hola – dijo Noah como un niño pequeño.
Kenzi rio, nerviosa y… si, feliz. Muy feliz. Satisfecha.
Noah de nuevo la abrazo y suspiro contra el cabello de ella. El beso fue… MEJOR de lo que él pudo siquiera imaginar. Mil veces mejor.

El miedo se apodero de ella. La duda traspaso sus sentidos. Se negó a guardarla en su sistema. No le daría la oportunidad al miedo de crecer en su cuerpo. Nunca le había pasado algo así. Jace la había besado con urgencia, pero no con necesidad. La había besado y se había aprovechado de la situación para meter las manos dentro de sus piernas y tocarla. Lo recordaba y le daba asco haberlo aceptado como algo importante en su vida. Nadie había sido tierno con ella. Nadie había aguardado para besarle con ternura. Nadie, nunca, la había tomado de la nuca para besarla.
Noah era tan diferente a los hombres de su pasado. Con los cuales no había pasado nada, por más que ella lo hubiera deseado. Simplemente su cuerpo no ardía como era debido, o como esperaba.

El silencio permaneció entre los dos.


Nuevamente Noah, luchando contra todo impulso, tomo tu barbilla y la beso. Su cuerpo ardió. Cobro vida. Las manos de ella lo jalaban del saco. Ansiaba sentirla… amarl… no lo sabía. No se atrevía a pensarlo siquiera. Muy en el fondo, no importaba cuanto lo ocultara de sí mismo, él no deseaba otra relación basada en la mentira y el que dirán.

Pasaría la tarde besándola. Sintiendo el cuerpo de ella sobre sus piernas, acariciar sus rodillas y su cintura, estremeciéndola. Escuchando las risitas tontas y los suaves jadeos que se escapaban traicioneros de su boca. Era deliciosa. Sus ruidos, sus besos, sus manos, las tímidas caricias. La forma en que al terminar el beso, ella desviaba la mirada. Mordiendo sus labios y sonriendo sin mirarlo. Perdiéndose en un punto fijo, inexistente.

-Besas delicioso…
Ella sonrió, mirándolo. ¿Tendría que decir… tú también? Él era mejor.
Sin previo aviso se acerco a ella y la tomo de la nuca. Le hizo ladear la cabeza y despejo sus oídos para besarla. El pulso de ella se desato, él lo sintió. Sus manos se cerraron en puños sobre su saco negro. Esta vez si gimió audiblemente. Afortunadamente no había nadie cerca, posiblemente de haberla escuchado, habrían huido de ahí. O quizá, los habrían acusado con los policías.
Nadie le había hecho eso, nunca. Besar sus oídos. Cerró los ojos y ladeo aun más la cabeza, sintiendo cosquillas mientras la lengua de Noah la torturaba, y bajaba peligrosa a su cuello para besarla. Era la mejor experiencia de todas. La mejor.
-¿Quieres volver a casa? – rompió el silencio, abrazándola aun.
-No – contesto. –Me gusta aquí…
-Igual a mí. Es tranquilo. ¿No crees?
-Noah – se volvió a su rostro. –No digas más nada…
-No arruines el momento, ¿uh? Eso falto – su tono de voz se volvió duro. Tenso. Acido. Como de reproche.
-No quise decir eso – defendió, bajo de las piernas de Noah con cuidado de no caer. Le devolvió su abrigo y ajusto el suyo levantando las solapas cubriendo su cuello.
-¿Qué fue lo que quisiste decir?
-Nada – negó con la cabeza. –Nos vemos después.
No dijo más y se alejo de ahí. Pensó que sus piernas fallarían, pero éstas respondieron bien a pesar de todo. No sabía realmente porque había dicho eso. Besarlo había sido maravilloso. ¿Qué significaba para él un beso? Nada. Su mente contestaba con rudeza.
-¿A dónde crees que vas? – Noah la alcanzo y la detuvo en seco.
-Por ahí… - intento esquivarlo. –No quiero volver al loft.
-Habla – exigió. –Habla y mírame. ¿Qué es lo que paso? ¿Te lastime?
-No – lo miro como pedía. Sus ojos oscuros le devolvían la mirada. –No sé cómo empezar… Sin que suene a locura.
-Solo dilo.
-Nos han roto en pedazos, Noah. Yo no estoy dispuesta a pasar de nuevo por ese camino oscuro que parecía no tener final. Tampoco quiero que pienses que eres… mi salvavidas. Pero…
-¿Pero?
-Nada – negó de nuevo. Abría y cerraba la boca en busca de palabras. En búsqueda de algo que sonara coherente y no desesperado. Nada como: ¡Dios Noah, besas como el Paraíso! ¡Me encantas! , nada de eso.
-Mira, tienes razón sobre lo del corazón. Yo tampoco deseo que pase de nuevo. Contigo es… - trago con dificultad – diferente. Eres… diferente.
-Ya – asintió. Su piel se enchino. –Fue lindo. El beso, digo. Mejor me voy. No se rompe nada y ambos estamos felices con lo que tenemos. ¿Eh? – lo esquivo esta vez. Se alejo de él.
-¡Yo no estoy feliz con lo que tengo! – grito en respuesta. -¡Mi vida de miseria apesta! – ella se detuvo. –Quisiera algo nuevo. Algo contigo.
¡Lo dijo!
-Christine se llevo parte de mí que encontré contigo. Estuve a punto de hacer lo que ella decía, solo por no estar solo. Vestir elegante, sonreír a cada momento sin sentirlo o desearlo, besarla sin poder llenar el vacío. Solo, aun estando a su lado. ¿Sabes a quien encontré en su cama? ¿En mi cama?
Kenzi se volvió.
-No…
-A mi primo. Él… él no sabía que ella era mi novia. Desee partirle la cara. Romperle el cuello y… - se froto los ojos. –No pude. Al final del día, que Christine se hubiera enredado con mi primo era una carga menos. Me pude deshacer de ella. Por más que rogo, suplico y lloro, ya no sentía la necesidad de estar con ella por no sentirme solo o desdichado. Su cuerpo no bajaba el libido y el fuego de mi ser. Comencé a salir con cuanta tipa se me puso enfrente… Pero el vacio seguía ahí.
Se acerco a él y tomo su mano. El dolor que reflejaban sus ojos era autentico. A pesar de su altura y porte, lucia vulnerable.
-¿Qué intentas decir?
-Contigo el deseo de aventura volvió.
Kenzi jadeo.
-No aventura de saltar de cama en cama e irme antes del amanecer. Eso es una mierda – explico. –El deseo de despertar al lado de alguien y sentir los rayos del sol, el viento, el calor, el frio…
-Bueno, me da gusto que te sirva de aliento – sonrió. –Ahora puedes ir con cualquier chica…
-No entiendes…
-Entiendo fuerte y claro. Fui tu salvavidas. Ahora que estas en tierra firme, puedes ir en busca que tu sirena… No soy buena con las analogías.
-No quiero una sirena – lo miro serio.
-¿Algún tritón?
-Quiero una gatita…
Su pulso se disparo. ¿Lo decía en serio? ¡Dios!
-En la veterinaria – bromeo.
-Eres increíble – bufo. –Te quiero a ti. Solo a ti, Kenzi. ¿Cómo es que no lo entiendes? No te llame porque soy un pendejo. Un cobarde. Tuve miedo de… caer en tus redes. Lo cierto es que estuve en ellas desde la fiesta de mi hermana. Sé que no me crees, pero es la verdad.
-No sé qué decir…
-No tienes que decir nada. El que no arriesga no gana. Quería que lo supieras. Me plantee la idea de ir a tu casa miles de veces, llamarte… En fin. Ahora, estoy aquí, frente a frente. Sin temor al que dirán.

-Nadie me había besado como tu – atino a decir avergonzada, después de un largo silencio donde Noah la miraba con intensidad. Quemándola. –Cualquier otro, como Jace, ya me hubiera metido la mano entre las piernas y me hubiera apretado los pechos y… - tomo aire, agitada. –Lo que digo es… No sé lo que digo.
Noah avanzo hasta tomar su rostro.
-Lo que yo digo es… ¿Kenzi tomarías el riesgo con un cavernícola salvaje como yo? Quiero ser la Bestia de tu cuento de hadas mi Bella.
Su pulso se desato ante esa declaración. Ni en sus sueños más fantásticos se había creado la imagen que tenia ante sus ojos. Noah era sin duda el chico de sus sueños. Fuerte, salvaje, inteligente, rudo, alto y devastador. Ella sabia la respuesta y la daría ya mismo. El que no arriesga no gana, no hay segundas oportunidades en la vida.
-¿Dónde firmo?
Noah estallo en risas. La levanto del piso y le dio vueltas abrazándola. Nada lo había hecho tan feliz. Pleno. Sin pesar. La vida era más llevadera si pensaba en ella. Una aventura que había regresado de nuevo a su vida. Sabia, sin que ella lo dijera, que lo aceptaba tal y como era.

***


-¿Dónde demonios se metió Kenzi?
Un rato después de que terminaron de besarse, Marion pregunto por su amiga. No estaba su bolso ni su abrigo.
-Debe estar con Noah. Él odia que empiece a besarme con Pat frente a él – comento alegre Ada.
-No debes ser tan mala con tu hermano, Ad – regaño sutilmente Patrick. Ese hombre de ojos claros podía pedir que cacarearas como gallina y gustosa lo harías, con tal de ver esa sonrisa una vez más bailando sobre sus labios.
-Vale – Ada rodo los ojos. –Solo porque tú lo dices.
-Tiene razón, Patrick, Ada. Noah no es un mal tipo, digo, me ayudo en mis terapias cuando caí…
-Así que ese es el famoso Noah – hablo Adam. –Vaya… Es enorme – jadeo. Adam no era pequeño, pero vamos, 10 centímetros eran 10 centímetros. Y eso era lo que Noah tenía más de altura que todos los hombres en ese loft. Nadie, a menos que fuese estúpido se metería con él.
-Pues yo digo que soy afortunada por el hombre perfecto que tengo a mi lado – sonrió Lizzeth y se colgó del cuello de Vincent. Él sonriendo la tomo de la cintura y la beso.
-El afortunado soy yo – corrigió.
-¿Y si vamos a bailar? – chillo Ada. -¿Seria genial, no?
-¿Creen que haya algo abierto? Es Navidad…
-Seguro que si, Mar. ¡Vamos!

Cada pareja subió en un auto. Patrick ayudo a Ada a subir a un Bora negro. Adam a su BMW y junto con ellos Vincent y Lizzeth.
Tardaron mucho en encontrar un bar abierto. Casi llegaban hasta el puente de Brooklyn.
El lugar era acogedor y tenia buena música. Las chicas de inmediato pidieron una ronda de cervezas y comenzaron a bailar. La diversión y el buen ambiente no borraban esas sonrisas de sus rostros.
Adam lucia cansado a pesar de todo. Las ojeras se marcaban en su blanca piel, lo que le llamo la atención de Marion. Sigilosa se acerco a él.
-Luces muy cansado. ¿Quieres mejor ir a casa?
-No, estoy bien. Ya se me pasara. De verdad.
-Dime que es lo que pasa – exigió seria.
-Es mi trabajo…
-¿Pasa algo malo?
-No, claro que no… Solo, es raro.
-¿Raro como qué?
-Ven – el tomo de la mano y salieron juntos del bar. Una vez afuera la jalo a un callejón. Marion lo miraba curiosa. El callejón estaba solo. El frio calaba sus huesos.
-Mi jefe me dijo que le enviara un libro a la prima de Kenzi.
-¿Un libro?
-Si. Un libro. Pregunte cual y él dijo que importaba una mierda cual fuera. Ella tenía que recibir algo en su casa. Aparte dijo que enviara a Thomas y no un mensajero cualquiera.
-¿Quién es Thomas?
-Thomas es la mano derecha de mi jefe. Son mejores amigos y trabajan juntos. Él no me da buena espina. Es un hombre que tiene una mirada… turbia. ¿Me explico? Mar – suspiro. –No quiero perder mi empleo.
-¿Solo por enviar un libro?
-No sé si sea solo eso – bajo la mirada. Se veía que en serio eso era una gran carga para él.
-¿Escogiste un libro en especifico?
-¿Eso qué importa? Le envié un libro de cocina. ¡Dios! – se meció el cabello. –Pero parecía urgente. Mucho…
-¿Qué crees que sea?
-Por la forma en que mi jefe se alegro de saber que ya había enviado el libro y cuando Thomas le mostro un par de archivos… - soltó el aire. –No creo que sea nada bueno.
-¿Es una trampa?
-Por favor, Mar. No digas nada. Prometí no decir nada acerca del envió del libro. Firme… firme un par de cosas donde juraba ser total responsable si abría la boca. No sé si sea…
-¿Algo malo? – exploto. –Dios, Adam. ¿Cómo que firmaste ser totalmente responsable? ¿Y si algo le pasa a Luna, la prima de Kenzi? ¡Dios! – lo abrazo. –Esperemos que no sea nada grave, Adam.
-Por mi bien y por el de Luna espero que sea asi…

Los copos de nieve cayeron finalmente sobre la ciudad. El frio helaba los huesos, pero el calor humano siempre entibia el alma. Ahora, nuestras chicas están listas para comenzar su más grande aventura. Ya lo dicen todos, el amor, la amistad, el cariño, las sonrisas, las risas, los abrazos, mueve al mundo. Mientras que el odio, la avaricia, la intriga, lo paraliza… Pero esa es otra historia.

1 comentario:

Ada Parthenopaeus dijo...

Reitero SERAS CABRONA Y MEDIA!!!!!!!!!!!!!! jodido final que dejas, no mames Beu, me dejas loca, digo ato cabos y se que este final se complemetneracon MD3 pero no joder que me dejas alusinada.... y siii supire y sonrei como mendiga a que Noah es una cosa monisima me encanto esa escena awwwww!!! y los tortolitos.... pero mierda me dejas inquieta con ese paquete ¿que deparara maldita delicia? y ven ¿con cual de los dos primos?¿sera tristan? sera el rebelde sin cuasa... miiiierdaaaaaaaaaaa EXIJO MAS.... MI DINERO NO A ACABADOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!!!!
COMO DICE EL DICHO EL PLACER ES MIO! ame esta historia de cabo a rabo creeme promocionareeee te adoro SEN SEI

Las chicas del Té de Lemmon

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