noviembre 26, 2010

Maldita delicia. Capitulo IX*

Viernes. Sin mucho que hacer, más que deberes y deberes escolares. Agh, odio eso. Y más si se me juntan, como ahora XD


Por otro lado, quizá quieran linchar a alguien, yo me uno :) je. Aquí nuevo capi de Maldita delicia, como se podrán dar cuenta. Aunque han de poner mucha atención a partir de aquí, ya que los capis, no tendrán secuencia, es decir: como son los puntos de vista de las protagonistas ellas cuentan su vida y no hay secuencia con el capi que sigue. Pero por eso les dejare la notita antes de cada capitulo. Algunos si tendrán secuencia, o eso creo :P Espero que me hayan entendido, si no, solo quiere decir que estoy loca XD


Sin más. disfruten este capi :D Y que tengan un buen fin de semana :)



9. Aquella vez...



*Nota: continuación del capitulo V



Luna Phellan

Su auto era mí más bajo deseo. Simplemente no podía describirlo con palabras. Ese impala y su dueño eran jodidamente sexys. Fue un regalo de su padre cuando salimos de la preparatoria y Jensen lo cuidaba mucho, lo amaba me atrevería a decir.

Jensen tarareaba una canción de AC/DC. Yo no me consideraba una fan, pero me gustaba una que otra canción de ellos.

-Y… dime Lu, ¿Cómo te trata la vida? – me miro de reojo.
-Muy bien. Hago lo que me gusta y me pagan por eso, no puedo pedir más – le dije con orgullo. Esperando que él no comenzara con sus estúpidas excusas.
-Se que puedes pedirlo… y sabes como me gusta que lo hagas – soltó.

Sus indirectas directas, dieron en el blanco. Yo quería preguntarle, Cómo es que había vuelto, la razón de su regreso. Pero era una cobarde.

-¿Y a ti como te va con el negocio familiar? – Pregunte intentando dar una vuelta en el tema y que la conversación no se centrara en mí.
-No cambies el tema. Estábamos en eso de pedir más – se detuvo en un semáforo.
-Sip – mire al frente.

Esos ojos pardos y sonrisa seductora, me derrumbaban. Como siempre que enfocaba la mirada en él y sentía que el mismo sol me deslumbraba, como cuando era una adolescente.

-Ok, otro tema será. El negocio familiar va muy bien.

La familia de Jensen se dedicaba a la construcción. Tenían un emporio. Su empresa era muy conocida. También, hacían negocio comprando bienes y los convertían en prestigiosos restaurantes o bares.

-Estas muy callada, ¿Qué pasa?
-Ah, nada. Solo… me da gusto verte.
No supe si fue una mentía o en realidad me daba gusto verlo. Después de tanto tiempo…
-¿Cómo puedes decir eso, si no me has mirado? – sentí su mirada en mi rostro.

El auto ya iba en movimiento. Me daba una excusa perfecta.

-No quiero distraerte, vas manejando.
-Vale, eso es aceptable. Tus ojos de gato me pueden cautivar… entiendo.

De nuevo me dejo sin habla. ¿Cómo lograba eso? ¿Cómo?

-Por cierto. Esos jeans te sientan muuuuy bien.

“Extrañe tus labios”, “Extrañe cada deliciosa pulgada de tu moreno cuerpo, como un maldito loco”, “Continua sonriendo así, Luna y no respondo”. Esas fueron algunas de sus frases más… decentes.


Dejo el auto en manos del Valet Parking del edificio en donde vivía.

Subimos al ascensor. Ese lugar me traía recuerdos, recuerdos muy pecaminosos, acepto. Ya no podía ver un ascensor como solo un artefacto que nos hace olvidarnos de las escaleras.

Definitivamente amaba la imaginación de Jensen.

-Imagino que recuerdas la ultima vez que compartimos un ascensor, ¿ah?

Baje la mirada.

Obvio que lo recordaba. Eso fue cuando salimos de la preparatoria, después de cortar con Evan. Jensen me dijo que no me olvidaría nunca. Fue algo muy lindo de hecho. Mi primera vez, fue Evan, pero estar con Jensen me hizo sentir miles de cosas. No sabia explicarlo con claridad.

-Ven… - tomo mi mano cuando salimos del ascensor.


Recordaba su casa, pero hace mucho tiempo que no ponía un pie en ella, desde… la muerte de su padre.
Pase un par de noches aquí, cuando su madre Bianca, había muerto; era una mujer preciosa, amable y cariñosa; sabia que Jensen la amaba, y sabia cuanto la extrañaba. Y sabía que él había intentado vivir lejos de este lugar que le traía recuerdos de su familia.
Una parte de él no podía alejase de este lugar, del hogar en donde su madre lo crió tantos años, donde su madre le enseño tantas cosas y donde también aprendí un par. Amor por sobre todas las cosas.

Subimos a su alcoba. Era enorme, una cama King size en el centro. Mesitas de noche a los lados. Un escritorio con su ordenador portátil, un mini estereo. Cerca de una de las ventanas estaba su librero, repleto de revistas de autos, fotografías de sus padres, de sus viajes por el mundo.

Me sorprendió ver en el buró izquierdo de su cama, una foto mía.
-¿Qué es esto? – camine hasta mi retrato.
-Eres tu, claro – se deshizo de su saco.
-Si, pero…
-¿Por qué? Esa es tu pregunta – asentí. –Te dije que no te olvidaría.
-Oh – la coloque de nuevo en su lugar. Me dejo sin palabras.

Me senté en la orilla de su cama. Era como si sus palabras me dejaran sin mis habilidades motrices. Me sentía como gelatina y lo más inteligente en ese momento era sentarme. Aunque yo quisiera salir corriendo de ahí, sabía que no podía ni dar un paso lejos de él. Por más que yo quisiera, por más que hubiera intentado negarme a verlo hablando por teléfono, simplemente no podía hacerlo. Lo sabía.

-¿Pasa algo? – se arrodillo frente a mi.
-No.
-No sabes mentir, Luna.
-Yo… es que tu… Me dan duro tus palabras, es todo.
-Sabes que solo hay una forma en la que te quiero dar, Lu.
-¡Agh! ¿Podrías hablar sin ser un pervertido por una vez en tu vida? – estalle.
-¡Whoa! Tranquilízate, Lunática – tomo mis muñecas. –Solo estoy bromeando.
-Si ya… es tarde, tengo que irme.

Si, soy una cobarde. Lo se. No quería enfrentarlo, no después de tanto tiempo. Pensé que ya había superado esa etapa de mi vida. No era así. De nuevo sucumbiría ante la mirada seductora, la voz y el tacto de Jensen.

-Bien. Te llevo a casa –ofreció.
-No, estoy bien…
-Luna – me regaño.
-Jensen.
-No quiero discutir contigo, porque sabes a donde nos llevan las discusiones, Lu.
-Si, lo se.
-¿Entonces? – Alzo la ceja.
-Quiero irme a casa.
-¿Quieres olvidarte de mi, no? Entiendo que es… difícil verme después de tantos años de ausencia. Pero tenia que hacerlo, ¿sabes? Mi madre murió, mi padre murió, mi hermano… mi hermano… tú sabes como es él. Chuck me mantuvo al tanto de todo, yo solo quería escapar…
-Escapar de mi…
-No, no, yo no dije eso.
-Pero lo sientes. Lamento no ser la persona que deseas, Jensen. En verdad que lo lamento. Quiero ser tu amiga. O eso creía, ahora no se, y luego vuelves y quieres que las cosas vuelvan a ser como cuando teníamos 15 años. No se que quieres de mi, Jensen – estuve al borde del llanto.
-Quiero todo de ti, Lu. Todo – se llevo las manos a la cabeza, se quedo en silencio un rato, mientras se mecía el cabello nervioso. -Ok, mira. Soy una mierda. No debí dejarte, no debí. Era solo un adolescente cuando me fui.
-Si, lo se. Tengo que irme, es tarde.

Tome mi abrigo.

Jensen no me detuvo cuando salí de su antigua habitación ni cuando baje las escaleras.

-Señorita Phellan, que gusto verla con el joven Jensen. Él la necesita tanto – Clarisse su ama de llaves me intercepto con una mirada tierna al pie de las escaleras.
-Hola, ya voy de salida.
-El joven Jensen ha estado muy mal los últimos años. No había venido a casa desde aquella vez…

Aquella vez…

Aquella vez en la que su padre murió en un accidente de autos. Jensen perdió el control de su vida. Su padre era su héroe. Quería ser como él cuando creciera. Siempre fue su mayor sueño.

Jensen se perdió del mundo muchos años. Su hermano mayor Jason lo culpaba por la muerte de su padre. Desde entonces no se hablaban. Jensen dejo la Universidad para irse a quien sabe donde. Su madre murió cuando teníamos quince años y su padre la alcanzo cuando cumplimos 18.

Volvió un tiempo para la lectura del testamento y nuevamente se perdió sin dejar rastro. Chuck hablaba con él, pero Jensen jamás le dijo con quien o donde estaba. Su hermano se hizo cargo de la empresa, la mantuvo a flote muchos años. Louis Parker era el mejor amigo de su padre, lo consideraba un hermano. Era el tío Lou. Él intento reformar a Jensen, pero no lo logro, intento hacerlo volver de no se donde, pero con los mismos resultados.
Y ahora que tenía cinco años de ausencia, volvía para retomar el camino.
¿Era eso posible? ¿Era posible, dejar todo atrás y de nuevo volver a la vida que dejaste? ¿Podía volver a confiar en él?

-Yo…
-Señorita Luna, usted mejor que nadie sabe de lo que es capaz el joven Wyngarden. Volvió hace un día y no lo había visto sonreír desde su partida.
-Si, yo solo…
-No lo deje, no ahora que intenta volver.
-Si… Clarisse, ¿sabe? Intento creer de nuevo en él. Lo intento.
-Usted tiene miedo, comprendo. Pero él también. Perdió todo lo que tenia, todo. No lo deje solo… - Apretó mis manos mirándome como una madre mira a sus hijos después de muchos años de ausencia.
Ella también extrañaba a Jensen, pero diablos que yo lo extrañaba más. Lo extrañe tantos años. Cinco años para ser exactos. Y cada maldito año, me dolía no tenerlo cerca de mí. Clarisse volvió a la cocina, después de apretarme el hombro maternalmente.

Me quede helada. Se suponía que Jensen y yo éramos… amigos. O al menos así nos considerábamos. Me dolió mucho su partida, más cuando me dijo que yo no era nada para él. Intente buscarlo como una loca, pero no sirvió de nada, él era bueno para no dejar rastro. Además el Licenciado Parker no me dijo donde estaba aunque yo le rogué y le rogué que me diera su paradero. Él solo dijo que no era el momento. Que Jensen tenía que estar solo…

Subí a su habitación. No me importo anunciarme tocando la puerta. Entre.

Jensen estaba sentado junto a su ventanal.
-Ham, hola.
-¿Olvidaste algo? – no me miro.
-Jen, mira… me dolió que te fueras, que me dejaras y más tus palabras.
-Lo lamento.
-Si, vale. Creo que no quieres hablar. Esta bien. En serio me da gusto que volvieras. Al menos puedes… puedes… ¡Maldita sea, Jensen! ¡Puedes estar contento de que no te odio como debo hacerlo! – Él me miro. -¡Puedes estar feliz de verme completa de nuevo después de que me gritaste que no era nada para ti!

Di media vuelta y corrí escaleras abajo.

Estaba por entrar al ascensor cuando Jensen tomo mi codo.
-¡Suéltame, pedazo de basura!
-Eres todo para mi – Jalo de mi y me envolvió en sus brazos.
-Jen…
-Luna. Quise volver todo este tiempo para verte de nuevo. Pero me convertí en algo que no quería que vieras. No soportaría darte lastima, que me miraras con pena o vergüenza.
-Jamás podría verte así – Hundí mi cabeza en su pecho.
Olía tal y como recordaba.
-Nunca quise decirte eso, pero quería que me olvidaras, no quería lastimarte.
-Pero…
-Lo se, lo hice al irme. Perdóname, perdóname… - Sollozo.

Me uní a las lágrimas. Su cuerpo temblaba conforme él lloraba.
-Tranquilo, aquí estaré, para ti… lo juro.
-Gracias – se separo. –Gracias por no odiarme como lo merezco.
-De nada – sonreí.
-Si tienes que irte, déjame ir por mis zapatos y te llevo a casa – sus ojos estaban húmedos y rojos.
-No quiero irme, esta vez no me dejaras.
-Eso es una amenaza – Dijo con media sonrisa. Limpie sus mejillas húmedas.

Solo vi una vez a Jensen llorando, cuando su madre murió. Siempre lucia como un tipo duro, ese día llego a mi casa, cuando vivíamos en Brooklyn. Lucia devastado. Mis padres no estaban, así que paso la noche conmigo.
Esta vez no lucia como un adolescente desmoronado, era un hombre ahora. Un hombre que expresaba su dolor. Un hombre que movía mi mundo.

-Solo es una advertencia, Jen. Si vuelves a dejarme, te juro que moveré cielo, mar y tierra para encontrarte y hacerte volver.
-Esta vez no me iré, no me iré jamás. Te lo prometo – Era su turno de limpiar mis lagrimas.

-Demonios Luna, ¿Qué haces para tenerme así? – pregunto de repente.
-Así, ¿Cómo?
-Así… - tomo mi mano y la llevo a su entrepierna. Jadee. –Esto lo causas tu, pequeña. Te extrañe cada noche, cada día, cada hora y cada maldito segundo que no estuviste a mi lado. Ahora no puedo dejarte ir. No puedo.

Lo mire a los ojos, mordiéndome el labio inferior, en un tonto intento de parecer inocente. Después mi mano apretó el duro bulto bajo esos jeans. Que esta de más decir que le sentaban perfecto.
Jensen cerro los ojos. Mi mano masajeo sobre el jean. Jensen se aferro a mi muñeca, aumentando el ritmo de mi caricia.
-Oh, Dios – gimió.
-Arriba – logre decir.

Prácticamente corrimos a su habitación. Me moría de nervios. No había estado con él desde hace cinco años. La noche de su partida fue nuestra ultima noche juntos.

Comenzó por desvestirme. En ningún momento quito sus ojos de los míos. Me hacia sentir más nerviosa.
-Me encanta tu cuerpo – dijo besando mis hombros.
Estaba en ropa interior. Él aun completamente vestido.
-Luna, no sabes cuanto te extrañe…
-También te extrañe – le dije con voz ronca.

Dio media vuelta y me recostó sobre su enorme cama. Él empezó a desvestirse, lentamente y sin dejar de mirarme. Casi me da un ataque cardiaco cuando lo mire en boxer. Había embarnecido, no era el joven delgado que conocí. Jensen no estaba mal en la preparatoria y menos en la Universidad, pero ahora era punto y aparte.

Tenia su pecho tonificado y bronceado. Su abdomen de tableta de chocolate. Sus hombros, brazos y piernas estaban tensos. Y su boxer se levantaba entre sus piernas.

Se inclino a besarme. Sus manos, ¡oh Dios! Tocaron cada parte de mi anatomía como si fueran mágicas. Mis vellos se enchinaron, la piel se me puso de gallina.
Sus labios besaron mi cuello y cuando llegaron a mis oídos. No pude más. Me volví loca.

-Si Luna, así… - Abrí mis piernas para que él se acercara más. -¿Sabes? Esto es mejor que mis recuerdos.
-Bésame – lo tome del cuello.

Sus manos bajaron por mi cadera, llegaron a mis bragas y las bajo. Se relamió los labios cuando miro mi triangulo oscuro.
-Te voy a comer…
-¿Qué?
-Solo espera y veras… - ronroneo.

Su cabeza se perdió entre mis piernas y su lengua…

-¡Ahhh!
-Si, Luna, eso es… grita. Quiero escucharte…

Su lengua masajeo mi botón. Mis manos se cerraron en puños sobre su colcha. Me retorcía de placer y eso parecía gustarle. Y que decir de mi. A mi me encantaba. Nadie me había hecho eso. Nadie. No con la lengua y con…

-Oh si, más…
-Dime un número… - pidió besando mis pliegues.
-No se… - grite.
¿Un numero? ¿Pero que diablos…?
-Solo dilo – exigió torturándome. Sus dedos viajaron a mi centro y entraron bombeando con fuerza.

Como por instinto cerré las piernas para sentirlo ahí más tiempo. Él las separo y soplo.
-Ahh. Dios. Dios… ¡cinco, cinco!

No me venia a la mente nada más que sus años de ausencia. Mismos que haría que pagara con creces.

Pronto sentí como mi cuerpo se llenaba de fuego. Como mi frente se perlaba de sudor, mi respiración se agito aun más. No podía resistir más tiempo. Jensen seguía bombeando sin piedad, acariciando mis senos, mordiendo mis muslos.

-Correte, correte para mi, Luna.
-Si, si… así.

Quería decirle que se detuviera, pero no me creí capaz. Su lengua entraba y salía de mi cuerpo, así como sus dedos, que pronto dejaron de ser dos. Su pulgar frotaba con furia mi botón y sus dedos: índice y medio me hacían gritar como loca. Eso era ahora, una loca.

Cerré los ojos y eche la cabeza hacia atrás. Jensen froto y bombeo con más fuerza y mi cuerpo estallo. Me estremecí como nunca antes. Grite su nombre con fuerza. Lo escuche decir un par de cosas más y mi cuerpo se aflojo extasiado.
Su mano subió por mi cuerpo hasta mi boca. Donde me dio a probar el jugo de mi orgasmo. No lo rechace. Lamí sus dedos, gustosa. Él sonrío y me beso una vez más, robándome el aliento.

-Siempre quise hacértelo de esta manera – se coloco a mi lado, rodeándome con sus brazos. Recargue mi cabeza en su pecho.
-Estuvo delicioso – Suspire.

Mi corazón estaba normalizándose. Trazo dibujos con sus dedos sobre mis brazos.
-Muy delicioso – contribuyo besando mi frente. –Descansa, Lu. Ahora nada te alejara de mi, nada. Además aun hay noche por agotar – susurro con lujuria.

Hice lo que pedía. Cerré los ojos. Su cuerpo calido, me abrazaba. Esta vez no dejaría que me abandonara de nuevo.

-*-

¿Recuerdan ese número que grite como loca cuando él me tomaba con su boca?

Bueno, ese fue el numero de veces que me devoro, ¿el numero de los orgasmos? Joder, apenas recordaba mi nombre.

Dormí demasiado cansada y con las piernas doloridas, Jensen abrazando mi cadera, sentía su respiración normalizada y sus dedos trazando figuras sobre mi vientre.

Esto era… era… era como el día en que me dejo. Cuando al despertar, encontré su lado de la cama vacío y una nota. Misma que enfermamente guardaba en un libro que él me había regalado. "Estudio en escarlata, de Arthur Conan Doyle"



“Lo siento, lamento haberte hecho perder el tiempo. Jensen”.


Después de ver la nota e intentar encontrar algún mensaje secreto. Me vestí con prisa y salí corriendo a la calle, donde Clarisse se encontraba.

-¿Dónde esta?, ¡¡¿Dónde?!! – grite.
-Fue al aeropuerto. Hace como unos 10 minutos – dijo con el labio temblando.
-¡¡Taxi!! – grite con la garganta seca y el corazón latiéndome errático en el pecho.

Apenas llegue y corrí como loca por cada una de las salidas, rogando por encontrarlo abordando. En el vuelo a un lugar que ya no recuerdo, pero que era una de las últimas puertas, a donde la gente casi no abordaba estaba un tipo, era él sin duda. Corrí hasta él, gritando sofocada su nombre, él giro la cabeza.

¿Por qué corría tras él?

Hasta ahora no tenia una respuesta para esa pregunta que retumbaba en mi cabeza. Cuando recuerdo ese día y solo las ganas de maldecir mi actitud surgen a la sombra de las velas y de un par de botellas de vino.

Si lo pienso con la cabeza fría y poniéndome los zapatos de Emily, se que corrí tras él porque fui una estúpida. ¿Por qué más lo haría? Si, tal vez necesitaba una respuesta. No se.


-¡Luna! – jadeo sorprendido.
-¿Por que me dejas, por qué?
-Luna… yo… - miro a todos lados.
-¡Mírame! Y dímelo de frente como el hombre que se supone que eres – gruñí.
-Luna, no eres nada para mí. Solo… eres la chica con la que pase una de las mejores noches de mi vida. ¿Creíste que sentía algo que solo lujuria por ti? Lo siento.
-No, no lo sientes – el nudo de llanto se formo en mi garganta.
-Eres… estupenda…
-¡¡Cállate!! – lo señale. Mi mano temblaba y deseaba partirle la cara por jugar así comigo. –Púdrete bastardo…
-¡Luna! – tomo mi codo y jalo de mi hacia él, cuando estuve unos pasos lejos.
-¡Déjame! Lárgate… vete… - forcejee mi brazo de su agarre y él me soltó con el rostro turbado de dolor.

Un dolor que no creía. Un rostro que me seguiría cada noche después de ese día. Que torturo mis noches, los siguientes 3 años. Jack, mi hermano, estaba dispuesto a matarlo.

Ambos acordamos jamás decírselo a mis padres, ya que mi padre, seguro que lo mataría. Y mi madre, bueno, ambos pelearían por quien matarlo primero.

Jack y Lex fueron de mucha ayuda los primeros años. Después, aparecieron Renata, Emily y Jennifer, cuando él me dejo y abandono la universidad. Renata indiscutiblemente se volvió mi hermana. Y aunque a grandes rasgos, sabia de la existencia de Jensen, ella desconocía la verdadera causa de su partida. Quizá fuera su padre muerto y mi estúpido intento de ayudarlo. Si, estúpidamente creí que dándole mi cuerpo, él dejaría de atormentarse con su muerte. Error.

Me uso y después me desecho, como las chicas con las que se acostaba y de las cuales Chuck y yo conocíamos. Él era un mujeriego con todas las de la ley. Y yo caí en su juego. Era inevitable no caer. Sus ojos pardos de cachorro, su cuerpo de infarto. Era como una planta carnívora, que te hipnotiza con su hermosura, su galantería y sus palabras. Caí rendida cuando él me dijo que extrañaba a su padre.

Intente consolarlo. Lo abrace y después tome su rostro entre mis manos, suspire antes de besarlo y de hundirme en su delicioso sabor, mismo que tras tantos años de conocerlo, moría por retener en mi memoria. Una cosa llevo a la otra y… el resto es historia.

Ahora, ahora decía que no quería lastimarme. Que había huido por el dolor y el tormento que sentía al perder a sus padres. Pero… ¿yo donde quedaba?, ¿Dónde?

¿Solo fui un juego para él? ¿Solo me uso y me desecho como a sus otras gatitas? Yo que lo quería sinceramente y que estaba dispuesta a todo por él. Volvía después de 5 años, así sin más. Y yo, caí en su juego una vez más. Dándole mi cuerpo y mi alma sin condiciones de nuevo.

¿Qué diablos pasaba conmigo?

Salí a hurtadillas de la cama y después de vestirme en silencio, baje las escaleras. Tenia la suerte de mi lado y Clarisse no estaba en el salón principal.

Huí.

4 comentarios:

Karla Medina dijo...

wooooooooooooooooooooooooooooooooooooooo, estuvo geniial, me gustaria saber el por que hullo Jensen, auque creo que si se enamoro de Lu, que lindo, y no te preocupes si se entienden tus explicaciones jajajajajja :)

Ale de Moesia dijo...

-Se que puedes pedirlo… y sabes como me gusta que lo hagas – soltó.

Enmarquen esa frase!!! xD

Ame este capi primero dije oh por dios!! Jensen Cullen!!! xD y despues quiero castrarlo!! como le hace eso a luna!!! Eso de que jueguen contigo es estupido y horrible!! Pero mas que no sepas que pasa contigo, que incluso vayas contra lo que piensas contra ti misma... se por que huyo luna no la culpo... Y ese Lex cof cof!! xD

Y si quiere un numero es este xD 493492492748374 jajaja Te amo mi beu!! alabada!! dios que capi espero con ansias el siguiente!!!! xD no me tortures!! Te amooooo
Suerte Besos xau xD

Ada Parthenopaeus dijo...

OOOOOO DIOS MIOO!!! CASPITA!! BEU!! CASPITA este capitulo me dejo entre ajdenado y maldicieno a Jensen y Dios Luna hyendo NO Luna no huya!!!1 noooo noooo!! simpelne te maravilloso ya quiero sber mas d e este fic que pasar a con lunatica y con Jensen... aaw!!!

VioletaHerondale dijo...

Las mujeres somos tan... como decirlo sin que suene feo...
ok. no, lo diré aunque suene horrendo pendejas, esa palabra lo define todo!
No pude evitar recordar a Eduardo cuando regresa y dice porque te amo te dejé baaah! que se joda.
Pero eso si! oh que sesión! ya , mejor paso a leer otro antes que algo suceda xD

Las chicas del Té de Lemmon

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