marzo 04, 2011

Maldita delicia. Capitulo XIX


¡¡ V I E R N E S !! Quiero compartir mi libertad con ustedes. Por fin se terminaron los exámenes. Y aunque apenas estoy conociendo los resultados de no estudiar y copiar mal, pues me relajo. Si... Para que sufrir... XD El punto es que soy rete feliz :3 Y por eso subo capitulo nuevo de MD. Tengo algunas chaquetas mentales, que en cristiano quiere decir: Que tengo algunos inconvenientes en mi mente, esos disturbios no me dejan ser. Joder, odio mi mente y los libros que leo. Escribo y leo tantas cosas, que a la hora de la hora, nomas no satisfacen mis expectativas:( No se como curarme de ese mal. Jamás dejare de leer mis novelas, never de los nevers. Así que TU hombre de ensueño. Apúrate a buscarme, y más te vale que cubras cada uno de mis requisitos sino... No hay tesorito! XD

Después de mi discurso a los desconocidos y de relajarme un poco sacando lo que tenia dentro, las dejo en manos de Luna Phellan, siendo el capitulo 19 el penúltimo de esta temporada de Maldita delicia.


Cuidence muchote y feliz fin de semana ♥ Enjoy...


19. Hombres


Nota: Continuación capitulo XVI


Luna Phellan



-¿Qué demonios haces aquí?

-Podría preguntar lo mismo – Evan sonrió de lado. Sus ojos claros me regresaron la mirada. Me puse de pie lentamente. No quería que me viera desesperada y en shock por verlo de nuevo.

-¿Cuándo volviste de…? – inquirí.

-De España… - completo.

-¡Ah, cierto! Pensé que te quedarías para siempre allá.

Cuando supe de su partida, una parte de mi lo quería detener. Pero otra parte me decía que él y yo no teníamos más nada que ver.

Evan, como se imaginaran, fue mi primer novio. Mi primera vez. Aparte claro, de que fuimos amigos. O éramos.

Me atrajo a su pecho y me abrazo con fuerza. Me deje apapachar unos minutos, sintiendo la calidez de su cuerpo, el roce de sus manos contra mi espalda. Su ronca voz diciéndome que estaba feliz de volverme a ver.

Encontrarte con tu primer amor… no podía describirlo, y ahora mi cabeza no daba para más.

-¿Cómo estas? Cuéntame… - rompió el abrazo.

-Bueno, soy fotógrafa. Trabajo para Spotlight, es una revista.

-Si, algo escuche de eso, Charly me dijo algo.

Él le decía Charly a Chuck. Cosas de hombres.

-Si…

-¿Y… esperabas a alguien? – pregunto notoriamente curioso.

-No…

-¿Quieres ir por un café? Para ponernos al día…

-Me encantaría.

Camine a su lado. Evan me contaba de su viaje a España. No podía creer que hubiera vuelto. Se fue saliendo de la preparatoria. Pensaba que solo serian un par de meses su tiempo de ausencia en América, pero no fue así, solo volvió por un tiempo y de nuevo se fue. Él estudio Gastronomía.

-Así que eres Chefsito – bromee.

-Correcto. ¿Quieres que te cocine algo, esta noche? En serio que me da gusto verte. Pensé que seguirías en Kansas.

-No, vivo por Brooklyn.

-Oh… que curioso… Mi primo vive por ahí.

-¿Ah si? Como se llama…

-Eric, es policía o algo por el estilo.

-Bueno, no conozco a nadie con ese nombre.

-Me presto su auto. Le dije que tenía que buscar con urgencia un departamento…

-¿Te quedaras? – pregunte con la esperanza de que dijera que si.

-Espero que si… Un tipo de España me dijo que tenia un restaurante, dijo que podía encargarme de el, mientras él viajaba por el mundo. No se cuanto tiempo me quedare, pero espero que sea mucho – sonrió.

-Si, espero que te quedes mucho.

-Y dime… ¿Cómo esta Charly, y… Jensen? ¿Los ves seguido?

-A Chuck si, Jensen… Bueno, no quiero hablar de eso.

-¿Qué te hizo el imbécil? – gruño y se detuvo.

-No quiero hablar de eso, Evan – solté seria.

Hablar de Jensen… Ni siquiera quería pensar en eso. En él. En mí huida de su casa. No se cuantos días o quizá ya eran semanas desde el día que corrí al departamento de Chuck. No había recibido ninguna llamada de Jensen a mi móvil, ni nada. Quizá se había desaparecido de nuevo. Lo cual era bueno, pero… una parte de mi, la parte que no pensaba, la parte más estúpida de mi ser, me reclamaba. Exigía una respuesta de Jensen, una respuesta del porqué de su partida. Fui una cobarde al no preguntarle. Aunque… quizá su respuesta no seria lo que yo esperaba. O quizá no me daría una respuesta.

-Bien – Evan tomo mi mano y me jalo cerca de su cuerpo. –Luna, en serio, te extrañe mucho – musito contra mi cabello.

-¿Lo dices en serio? – lo mire.

-Más en serio que nunca. Recuerdas… la vez que nos encontramos en la licorería. ¿Cuando tus amigas nos descubrieron? Pero no te sonrojes… - acaricio mis mejillas con sus pulgares. -¿Eso es un ‘Si lo recuerdo’?

-Si – Mis mejillas ardían de vergüenza.

-¿Sabes? Te vi de espaldas, sentada en ese banco y… Desee con todas mis fuerzas que si fuerzas tu.

-¿Por qué?

-Simple, quería volver a verte. Intente regresar mi primer año lejos de ti… Pero sabía que tú me patearías las bolas. Y me enviarías de regreso.

-Tienes toda la razón. Primero tenías que cumplir tus sueños…

-Tú eres parte de ellos.

-Evan – jadee.

-¿Qué? ¿Te sorprende?

-Yo… si – admití.

-Me di cuenta de eso, los 5 años que estuve lejos. Eres una chica especial, única. Luna…

-Evan… Yo… también te extrañe – lo ataje.

-Si… - rasco su barbilla. –Venga, ayúdame a conseguir departamento.

Subimos a su auto y llamamos a los números de información de todos los departamentos que vimos en renta. Ninguno lucia como del estilo de Evan. Así que continuamos en la búsqueda un par de horas más. Cerca del atardecer, mi estomago rugía. Evan rió.

-¿Conoces algún lugar donde se coma bien?

-Bueno, hay un restaurante de comida china, en la 5ta. ¿Quieres ir?

-Tú eres la experta. Dejare que me des un tour por tus dominios – me tendió su mano. Caminábamos por las calles llenas de gente de NY. Evan dejo el auto en un estacionamiento, habíamos bajado a ver un departamento en el 5to piso. Dijo que le seria muy difícil subir las escaleras al quinto piso. Su primo vivía en un quinto piso, y solo las había bajado 2 veces, ya estaba harto.

-Soy más del tipo de ascensores – declaro con un tono de picardía. Me sonroje. –Me encanta que te sonrojes.

-Evan… - chille.

-Nada – dejo de sonreír.

-Llegamos. ¡Hola, Cho! – salude a la recepcionista.

Cho miro a Evan y después de un segundo alzo los pulgares.

-Muy bien señorita Luna. La mesa de siempre – dijo y nos guio, como dijo, a la mesa de siempre.

-¿La conoces? – inquirió Evan en un murmuro cuando Cho se alejo.

-Si, vengo muy seguido aquí…

-Ni cuenta me había dado – ironizo volteando los ojos.

-Cállate – le solté una patada debajo de la mesa.

-Luna, tranquila – tomo mi pierna y subió su mano lentamente hasta mi rodilla. Me estremecí. –Amo ese color en ti… - De nuevo mis mejillas eran rojas. Puedo apostarlo.

Trague con dificultad. Sus ojos claros no se despegaban de mí. Sostuve su mirada. Siempre lo hice, y no iba a cambiar ahora.

-Aquí tienen, -Cho dejo dos platos y dos juegos de cubiertos –provecho, Luna, joven – asintiendo se alejo de nuestra mesa.

-Joven… Nunca me habían llamado así – comento tomando su plato y se puso de pie.

Lo guie hasta el bufete. Me serví mi ración de siempre. Pollo rostizado, con un poco de pasta, aros de cebolla y bolitas de algo chistoso. Nunca sabré que son esas cosas, y poco me importaba ahora.

Evan se sirvió un poco de todo, él conocía más de comida que yo. Volvimos juntos ala mesa.

-Se porque te gusta esta mesa – tomo su tenedor y su cuchillo.

-¿Por qué?

-Los osos panda – respondió y se metió un trozo de pollo a la boca.

-Chico listo – dije y empecé a comer.

Evan me interrogo de pi a pa, acerca de mi vida en NY. Pregunto por mi hermano, por Lex; si tenia amigas ahora. Como me llevaba con ellas. Pero cuando nos acercábamos al tema del amor, Evan frenaba y tomaba retirada. Lo cual agradecí infinitamente.

Me llevo a mi departamento cerca de las 9 de la noche. Subimos al primer piso. Decía que este lugar se le hacía conocido. Después cayó en cuenta de que en este edificio vivía su primo y estallo en carcajadas. Después de calmarse por lo de su primo comenzó a bromear acerca del día en la licorería…

-Y luego ¡¡bang!! Tus amigas mirándonos…

-Ya cállate, Evan… - rogué golpeándolo en el brazo.

-No puedo no dejar de recordarlo… Recuerdo incluso el color de las sabanas, moradas.

-Evan… - jadee.

-Eres difícil de olvidar – comento tomando mi mano entre las suyas.

-Yo también soy difícil de olvidar, Evan Ross – Jensen estaba frente a mi departamento. Llevaba una bolsa de papel entre sus brazos.

-Oh vaya… pero si es Jensen… - observo Evan. Torció una mueca burlona.

Aquí ardería Troya.

-¿Qué haces aquí? – pregunto Jensen dando un paso hacia nosotros. Evan se acerco más, pero nunca soltó mi mano.

-Lo mismo pregunto…

-Vine a ver a Luna. Pero eso no es de tu incumbencia.

-Luna está conmigo, no está disponible para ti, Wyngarden. Vete – ordeno.

-Eso lo decidirá Luna, no tu Ross.

Estaban a punto de golpearse. Lo sabía. La tensión entre ellos aumentaba.

-Evan, Jensen… - ambos me miraron. –Jensen… vete, no quiero hablar contigo. ¿Quién te dijo donde vivía?

-Un pajarito – respondió con una sonrisa encantadora en su rostro.

-Fue Chuck, ¿Cierto? – gruñí. –La próxima me asegurare de apretarle más las bolas…

-No fue Chuck… - corrigió. –Tengo un amigo… y ese amigo… me dijo… cosas… y heme aquí.

-Vete, no quiero verte…

-Luna, ya te rogué por tu perdón.

-No, lo que hiciste fue engatusarme de nuevo, no estoy dispuesta a caer de nuevo…

-¿Caer de nuevo? ¿Engatusarte, dices? ¿Me crees tan vil como para jugar contigo?

-No quiero hablar de eso. Vete, por favor…

-Escuchaste a la dama, vete… O te obligare a irte – amenazo Evan, soltó mi mano y cruzo los brazos frente a su pecho.

-Ja – Jensen se carcajeo. -¡Por favor! Evan… tu linda Luna estuvo conmigo después de que te largaste a España… Fui yo quien la consoló por tu partida, yo. Y déjame decirte amigo…

Mientras Jensen gritaba nuestros secretos. Evan cerraba los puños a los costados de su cuerpo. Tenso la mandíbula, no dejo de ver en ningún momento a Jensen que continuaba la confesión como si eso lo excitara. Yo no sabía dónde meterme. ¿Quién le diría a Jensen donde vivía?

-Luna estuvo en mis brazos… - Jensen termino su ofensiva confesión. Me acerque a golpearlo, pero Evan fue más rápido.

En menos de un parpadeo se encontraban entre una lucha de puñetazos, patadas y demás.

-¡Idiotas! Basta… - pedí pero me empujaron a un muro del pasillo.

Evan golpeo a Jensen en la nariz, ésta le empezó a sangrar, Jensen se limpio la mancha roja de su rostro con la manga de su camisa. Con más bríos se abalanzo a Evan dándole un golpe en el estómago, Evan cayó al piso. Jensen le tomo el rostro, dispuesto a darle más fuerte. Levanto la mirada. Dejo su rostro y dio un par de pasos hacia atrás. Limpio la sangre que caía por su boca.

-Levántate, imbécil. No peleare delante de Luna…

-¡Y una mierda! – gruño Evan y se aventó a Jensen. Azotándolo contra un muro.

Yo gritaba que se detuvieran. Pero parecía que ninguno estaba dispuesto a escucharme. Continuaron dándose de golpes.

-¡¡Evan!! – un tipo cruzo el pasillo.

Era alto, de cabello negro un poco largo.

-¡¡Idiotas!! Basta, basta… - tomo a Evan de los hombros, lo separo de Jensen. Suspire de alivio. Terminarían por matarse si el tipo no hubiera aparecido. -¿Es que acaso eres imbécil? – preguntaba con voz atronadora a Evan.

-No soy imbécil, el imbécil es él.

-Quieto… - El tipo detuvo a Evan que estaba dispuesto a terminar lo que había comenzado. –Llegas a Nueva York y lo primero que haces es conseguirte una pelea y un par de golpes. ¿Quién demonios es él?

Jensen en silencio se limpio la sangre de su ceja y escupió sangre al piso.

-Nadie… - gruño. –Déjame en paz Eric… - levanto los brazos zafándose del agarre de… ¿Eric? ¿Su primo Eric?

Me acerque a ellos.

-Evan… - sentí la mirada de Jensen sobre mí. Trague con dificultad. –Jensen… ¿Qué demonios les pasa?

-¿Quién es ella? – pregunto Eric mirándome. Sus ojos claros penetraron los míos con intensidad.

-Yo vivo aquí… - informe. –En esa puerta – señale el departamento 202.

-Vivo en el 502 – dijo Eric.

-¡Ah! Bueno…

-Soy primo de Evan.

-Sí, ya, ya, ahora todos nos conocemos. ¡¡Lárgate, Jensen!! –gruño Evan.

-¡Evan! Cállate – rugió Eric. Evan lo miro con odio.

-No me digas que hacer…

-Tu amiga tiene que resolver esto… Ven, te llevare al departamento… pedazo de idiota – Eric jalo a su primo. Era un poco más grande y fortachón que Evan. Evan se removió furioso, pero su primo lo sostuvo con fuerza.

-¡Me las vas a pagar, idiota! – grito Evan antes de perderse de mi vista.

-Estas muy bien acompañada – dijo Jensen con sorna.

-Evan llego hoy… él no se fue de repente sin una explicación – gruñí acercándome a mi puerta. Salte la mancha de sangre de Jensen.

-Vine a explicarte eso…

-Ajá… ¿Y te decidiste mil años después?

-Luna… Chuck no me quiso dar tu dirección. Le dije que compraría su jodida empresa, pero aun así el bastardo no acepto. Dijo, además, que me rompería la cara si te hacía daño. Sabía que el muy idiota estaba enamorado de ti, pero no sabía que me ofrecería romperme la cara gratis.

-Chuck es un buen amigo… - abrí la puerta de mi casa. –Así como Evan. Y ahora que ya golpeaste a Evan y que le gritaste que tu yo tuvimos algo que ver, lárgate de mi vista. Regresa a donde quiera que estuvieras, no quiero verte de nuevo.

-Luna… No me puedes pedir esto. No, por favor.

-Jensen. ¿Qué es lo que quieres decirme?

-¿Podemos hablar adentro? – pidió.

-Tienes un minuto.

Abrí la puerta de mi departamento de par en par y vi de reojo como Jensen tomaba el contenido de la bolsa de papel que se cayó al piso cuando comenzaron a pelearse. Termino de recoger las cosas y entro.

-Traje comida china… - dijo entrando conmigo a la cocina. Me seguía muy de cerca.

-Bien por ti, pero no tengo hambre. Evan me llevo a comer.

-Traje… mierda se rompió – saco la botella de vino rota. –Era una de las botellas que le compre a Chuck a cambio de tu numero de móvil – saco los trozos de botella verdes oscuros y los puso en el cesto de basura.

-Lastima… Chuck tiene muy buenos vinos. ¿Qué quieres? Dilo ahora.

-Te explicare el porqué de mi… partida.

-Oh, por fin… - ironice.

-Luna… No seas así, por favor. Me fui porque tuve miedo. Miedo… de… lastimarte.

-Me lastimaste cuando te fuiste, Jensen – Salí de la cocina. Era un espacio pequeño. No quería sentirme atrapada entre alguna esquina de la cocina y su cuerpo.

-Lo sé, lo sé y lo siento. Créeme.

Me siguió hasta la sala. Me senté y hundí la cabeza entre mis manos.

-¿Entonces?

-Estuve… Odio al imbécil de Evan, porque cuando se fue te lastimo, por eso lo golpee hoy. Además sabes que siempre fuimos rivales en la preparatoria. Lo odio, no lo soporto al muy imbécil – dijo molesto.

-Bien… ¿Es todo? – pregunte.

-Sí, supongo. Me voy entonces… - se puso de pie. –Te compre tus dulces favoritos – de su chaqueta saco un paquete de Wonka Nerds.

-Gracias – medio sonreí. Camino a la salida. –Jensen… - me puse de pie para mirarlo.

-¿Si?

-¿Dónde estuviste durante los 5 años?

-Me fue a Londres… después… en realidad no se en donde estuve, un tipo, mi mejor amigo ahora, me ayudo. Estuve casi 3 años en un centro de… rehabilitación. Por él y por ti volví. Tarde mucho tiempo, no quería que me vieras con lastima. No quería que estuvieras con el monstruo en el que me convertí.

-Estas mejor ahora, ¿no? – inquirí mirándolo.

¿Que si estaba mejor? El tipo estaba para comérselo. Pero no, no le creería a la primera. Necesitaba hechos. El beneficio de la duda.

-Sí, sí estoy mejor – sonrió un poco. –Luna, dame una oportunidad al menos, déjame demostrarte que soy un hombre ahora, no soy el adolescente que tenía miedo de… lastimarte. En serio… - se fue acercando a mí, mientras decía eso.

No quería que se alejara, eso era verdad. Pero tampoco quería hundirme de nuevo.

-Bien…

Jensen me estrecho con fuerza entre sus brazos.

-Gracias… No te arrepentirás…

-Eso lo veremos – prácticamente lo empuje. –Ahora tienes que irte…

-Si… - sonrió. –Gracias – acaricio mi cabello. No logre ocultar el estremecimiento.

¿Qué diablos sucedía conmigo?

-Ya… - quite su mano de mi cara.

Jensen de nuevo sonrió. Esta vez lucia complacido.

-Por eso me encantas…

-Déjate de idioteces, te dije que te fueras – rugí.

-A la orden, mi señora – hizo una reverencia y dio media vuelta. -Soy tu mejor opción… - dijo antes de salir.



Mi mejor opción, eso ya lo veríamos. Me tumbe en mi diván. Mire el techo. Que día tan pesado. Primero Chuck, Evan, Jensen… ¿Qué más faltaba?

De pronto escuche que tocaron mi puerta. Con un rugido me puse de pie, seguro era Jensen. Regreso porque olvido algo… Mire hacia atrás, no había nada de él. Bueno, quizá solo volvió para hacerme rabiar, pues lo logro.

-¡¡¡A la mierda contigo, Jen…!! ¡¡Tristan!! – estaba de pie frente a mí, con esa sonrisita encantadora danzando en su bronceado rostro, enmarcado en largo cabello marrón claro.

-Hola… Encontré esto en Central Park… - estiro su mano hacia mí. Traía mi cartera.

-Oh – la tome. –Gracias…

No me percate de su perdida. Debió de haber sido porque Evan pago todo.

-Sí, bueno de nada… - hizo ademán de irse.

-Hey, ¿quieres pasar? – pregunte.

Tristan asintió y volvió sobre sus pasos hasta mi departamento.

-No sabía que vivías en Brooklyn –comento mientras le ofrecía asiento.

Aun no podía creer que estuviera él en mi casa. ¡¡Tristan en mi casa!!

-Sí, bueno… pues este es mi hogar. ¿Te ofrezco algo de tomar? Tengo agua, soda, te de limón, cerveza, vino…

-Un largo repertorio, ¿ah? – alzo una ceja desde la sala.

-Así es, una chica soltera debe tener una extensa lista de bebidas…

-¿Soltera? Por favor…

-¿No me crees?

-Francamente no – respondió. –Dame una cerveza, espero que sean oscuras, me gustan las morenas – dijo y se acomodó en el sofá.

Mmh, las moren… ¡Cálmate, Luna!

Asentí y me volví a la nevera, saque dos cervezas y le tendí la suya ya destapada.

-¿Cómo es que encontraste mi cartera?

-Bueno – le dio un trago a la cerveza. –Andaba por el lago, cuando decidí sentarme, entonces me di cuenta de un pequeño bulto negro, era tu cartera. Aunque no sabía que era tuya, la abrí y vi tu cara en tu ID. Vine aquí, en cuanto supe cómo hacerlo – sonrió – viví mucho tiempo fuera de Nueva York, mi madre me mando a un internado. Por fin salí de ese lugar apenas cumplí 18.

-Eso debió sentirse bien – comente. Se le veía un brillo en los ojos.

-Me sentía libre si me preguntas – dio otro sorbo. –Mi madre siempre nos protegió demasiado… Aunque mi hermano era un año menor que yo, nos protegía casi igual o peor que si fuéramos un par de bobos.

-Ella se ve que te quiere mucho, es decir…

-Si lo sé, pero siempre un hijo va a salir del nido. No vivirás con tú madre por el resto de tu vida, ¿o si Luna?

-No, yo vine aquí, después de vivir casi toda mi vida en Kansas, quería ser fotógrafa y lo soy, además quería estudiar en una Universidad de verdad.

-Entiendo – asintió. Dejo su botella vacía en la mesita de patas cortas de mi sala. –Bueno, fue un gusto conocer tus dominios – se puso de pie, - es un lindo lugar, como tu pero con muebles – comento divertido.

-Todos dicen lo mismo.

-Ha de ser agradable tener un lugar propio. Dorothea se empeña en decorar mi departamento. No puedo negarle nada a esa mujer… - suspiro. –Nos vemos, gracias por la cerveza.

-De nada, gracias a ti…

Camino a la salida mientras se mecía el cabello con una mano.

-¿Te parece tomar un café después?

-Mejor te invito a cumpleaños de mi amiga, Jennifer. El día de brujas, en el bar León, ¿lo conoces?

-¡Claro! Nos vemos…

-Disfraz obligatorio.

-Perfecto – sonrió y salió al pasillo. –Adiós, cuídate…

-Sí, igual tú, adiós…

Lo vi desfilar a las escaleras y lo perdí de vista. ¡Uf! Los cuatro hombres más sexys que había visto en mi vida habían estado en mi casa. Esto no era un buen presagio. Todo el fin de semana no supe nada de mi Rens. Así que pase mi tarde del domingo mirando películas en mi ordenador portátil y comiendo palomitas. Bebiendo un par de cervezas. Tenía tantas ganas de contarle lo del sábado que devore ansiosa tres paquetes seguidos de palomitas.



Y no lo fue. Como supuse, el lunes por la mañana empezó el caos. Debido a las palomitas que comí durante la tarde, en realidad por todo el domingo, mi estómago dolía a horrores. Aun así me pare y fui a la Editorial. Como pude subí al piso de la revista. Me desplome en mi oficina. Sudaba frio. Malditas palomitas.

-Toc, toc…

Levante la vista.

-Luna… No estás bien – observo Neal.

-Que inteligente…

-Luna, no me hables así – regaño. Entro por completo a mi oficina y se sentó en una de las dos sillas frente a mi escritorio. -¿Por qué mejor no te vas a casa? Luces muy mal, en serio – palpo mi frente.

-Me siento mal. Pero no me puedo ir, Dorothea puede necesitarme, me matara sino estoy aquí… - gemí.

-Espera, se de alguien que puede… Un momento – salió de mi oficina.

No pasaron ni 5 minutos. Neal regreso con Tristan de escolta. Quise erguirme y poner buena cara, fue imposible.

-¿Qué pas…? ¡Luna! – Tristan rodeo mi escritorio. Toco mi frente con sus cálidos dedos. -¿Qué haces aquí?

-Tu madre me matara sino trabajo… - repetí.

-Y te morirás si lo haces – corto. –Vamos, te llevare a tu casa. Llamaremos a un doctor ahí…

-Estoy bien.

-Te lo dije, Trish, es una necia. Oblígala sino se deja – Neal alzo las cejas.

-Eso hare, pide un auto, no la puedo llevar en mi motocicleta…

-Claro Trish – Neal dio media vuelta.

-Ahora, venga, Luna, no seas una necia.

Me levanto en sus brazos.

-Oh mierda… Voy a vom…

Tristan corrió hasta un bote de basura. Me puso en el piso apenas empecé a sacar todo. Tomo mi cabello. Sobaba mi espalda con sus grandes manos.

-Oh Dios… - jadee.

-¿Mejor? – pregunto.

-Creo…

-¿Qué comiste? Estabas pálida… - sonrió.

-Muchas palomitas de maíz.

-¿Agua? – tomo un vasito de papel de uno de los servidores de agua y lo lleno.

-Gracias – lo bebí de un trago. Lo llevo de nuevo y lo bebí con rapidez.

-Venga, no te salvas de que te lleve a tu casa… - amenazo.

-Ya estoy mejor solo necesitaba… sacarlo todo.

-No me engañas – me miro con profundidad. –Toma tu bolso, nos iremos en unos minutos.

-El auto te espera abajo, Trish – anuncio Neal con media sonrisa en el rostro. –Buen viaje… Y Luna, ya le avise a Dorothea, dijo que no había problema, que podías terminar de editar las fotografías de Samantha Woods en tu casa – dicho eso, dio media vuelta y fue a su oficina.

-Te espero, ve por tus cosas…

Aun refunfuñando regrese a mi oficina. Tome mi bolso, lo cruce por mi mecho, el maletín de mi ordenador portátil lo cargue en uno de mis hombros. Cerré mi oficina y volví al pasillo, donde Tristan me esperaba.

-Lista – me anuncie. Tristan me daba la espalda, se giró.

-Te ayudo con esto – tomo mi maletín. Empezamos a caminar. Pulso el botón para bajar del ascensor. Me detuve antes de entrar.

-¿Estas bien? – me miro deteniendo la puerta.

-S-si – asentí y entre. Me pegue a la pared. Estar tan cerca de él no sería nada bueno.

-¿Segura? Palideciste de nuevo – se acercó lo suficiente para tomar mi mentón y hacer que lo mirara. No…

-Estoy segura. Solo creo que me maree – mentí. Tristan asintió. En el piso de abajo subieron otras personas, el espacio se redujo. Tristan se pegó más a mí. Respiraba cerca de mi cabeza y yo no podía ni pensar. Su aroma masculino me aturdía. Me sentía como si estuviera ebria. Como si pudiera sonreír como estúpida por tenerlo a mi lado. Más personas subieron. No podía creer que cupiéramos tantos. Tristan recargo las manos sobre las paredes de espejo del ascensor. Alce la mirada, por supuesto que él era más alto que yo. Sonrió.

-Así no te aplastaran – justifico su posición. Asentí. No podía decir nada que no sonara como un gemido.

Por fin planta baja. Salí del ascensor con un poco de sudor perlando mi frente. Un auto negro nos esperaba en la calle. Tristan tomo las llaves que el tipo del valet parking le ofrecía. Abrió el porta equipajes, metió mi maletín. Cerro con fuerza y se volvió a mí.

-Sube – mantuvo la puerta del copiloto abierta.

Sin decir nada entre, Tristan cerro y rodeo el auto por el frente hasta entrar al lado del conductor. Nos aseguramos al asiento y él acelero.

-Sería más rápido si hubiéramos ido en la moto, pero no quiero que empeores por el movimiento tan brusco de las dos ruedas – comentaba al tiempo que tomaba el camino hacia mi casa.

-Estas muy callada, ¿te sientes mal aun? – la ventana de mi lado bajo lentamente. –No te preocupes, no tardare en llegar.

Solo asentí. No sabía si algo más aparte de los gemidos saldría de mi boca.

-Aquí estaciónate – ordene.

Tristan lo hizo. Bajo del auto, pero yo ya estaba bajando antes de que él llegara a ayudarme.

-Gracias – musite cuando tomo mi mano para llevarme a la acera. Regreso al auto y bajo mi maletín. Cerro el auto con un toque del control eléctrico. Subimos, en silencio también hasta mi departamento, rogué que Evan, Jensen ni Chuck estuvieran rondando mi pasillo. Ya tenía suficiente con la pelea del sábado de Jensen y Evan, como para soportar también a Chuck soltando alguno de sus comentarios absurdos.

Entramos a mi departamento. Tristan dejo mis cosas sobre uno de los sofás.

-¿Dónde están tus tés?

-En la cocina, ¿por?

-Te preparare uno… - dijo y camino a mi cocina. Lo escuche mover cosas y buscar otras. Deje que hiciera su voluntad, no tenía ganas de pelear, menos en la cocina que era muy pequeña. Ahora que lo pensaba, empezaba a volverme un poco claustrofóbica.

Volvió al cabo de unos minutos con una enorme taza que no estaba segura de que fuera mía. Yo estaba tumbada en mi diván, mi lugar favorito después de mi cama. Se sentó a mi lado y me tendió la humeante taza.

No le hice el feo, ya que era él quien me ofrecía la taza caliente de té. Bebí un poco, educadamente.

-Recuéstate… - me quito la taza de las manos.

-No tienes que quedarte a cuidarme, Tristan – era la primera vez que lo llamaba por su nombre. Claro, sin gritarlo como posesa, o con ojos de cachorro. Se podía decir que lo llamaba por su nombre como una persona normal.

-Lo sé, - sonrió – pero quiero hacerlo.

Mi corazón latió salvajemente.

-Solo descansa, cierra los ojos e intenta dormir…

-Hay una frazada en mi habitación – informe. Tristan se puso de pie y lo vi desfilar a mi habitación. –La segunda puerta…

-Oh, ya la vi –volvió con mi frazada de círculos de colores, me arropo tiernamente. –Cierra los ojos, no me iré hasta que no te duermas.

¿Era acaso una amenaza? Asentí con una sonrisa. Me tumbe de mi lado izquierdo para verlo. Mis ojos se cerraron poco a poco, hasta que su rostro no se volvió más que una mancha borrosa.

-Descansa, linda…

4 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

sera que Luna traera una estrellita... mi ra Beu no hagas sufrir a Chuck en verdad quier que ellos dos queden juntoooos... bueno pero es que ellas co tanta carne las comprendoo ya quiero leer mas y saber que uscede con estas loquillas..... por dios siu ya lo quiero saber todo

Karla Medina dijo...

haaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa, no puede ser Luna tiene a cuatro muchachotes omg y todos esta muy bien que digo bien bastante bien diri yo, pero ese Jenn como se puso a decir sus intimidades omg, y que lindo Evan que la defendio, pero con quie se queda haaaaa ya quiero leer mas

Ale de Moesia dijo...

Luna!!! oh por dios que buen capi lo ame!!! *¬*!! ese Evan... uffas!! Podria tener una experiencia cullinaria esa Luna con evan no?? cof cof ... que la bañe en chocolate, las fresas, el chantilli, los ojos vendados... hielos cof cof me han contado xD jajajaja aaa que presente al primo!!! ia sabes a la amiga de Luna cof cof a la pobre e insufrible Rens!!! Ay amore escribes delux!!! ame el capi me lo lei dos veces!! ay dios la pelea de Jensen y Evan uffas Jensen es un marikita!! ¬¬ como le dice eso frente a todos!! Evan la defendio como buen caballero de antaño ese Evan tiene mi bendicion para mi Lunita!! ;D y bueno osea lei bien?? Penultimo capi??? que pasara??? ose que el capi final de temporada es el de Renata??? me da me da el zoponcio!! quiero mas!!! Te amooo mi Beu!!! Amo Maldita Delicia Deliciosa!!!! QUiero mas!!! (y no es comercial tang!! xD)
Besos!!
Xau!!
PD: Amo la manera en la que envuelves todo!! ahora si estoy confundida!! xD Muero por leer el proximo!!!!!!!!!!!!!!!!

Besos!! :D

VioletaHerondale dijo...

Evan, aww me imagino el lio mental! digo me han contado, no es nada que sepa xD y luego el hermoso de Jared aunque los dos se portaron como unas nenas con su relajito ese y luego el buenote de Trish uff!

Y que se va a quedar a cuidarla? Ajá! pero espero que este no se traiga algo entre manos, bueno no la verdad que se traiga algo entre.. donde quiera pues. xD

Pero algo si te digo mi Beu que si no se queda con Chuck la mato (?) dude es que esta mujer tiene muy muy bueeenos candidatos!

Las chicas del Té de Lemmon

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