octubre 20, 2010

Búscame - Capitulo VII

Hola lectores del Tea Party, se que he tardado en subir capis de Búscame, pero es que luego no me da tiempito o me dedico a otras historias ;( sorry. Pero aquí tienen un nuevo capitulo. Si, yo también odio a la perra de Serena, la infeliz obtendrá su merecido :) Sin más, disfruten de este nuevo capitulo. Lemmon... ñam, ñam :D
Por cierto, estreno portada de la historia, ¿les late? Eso de las clases con el Cara de Nuez de la India si sirven :P Bueno, me esfuerzo por que salgas chicles... XD


Capitulo VII

Termine de vestirme y abrí la puerta. La verdad no supe porque lo hice, hubiese sido mejor dejarla gritando por el pasillo, llorando, totalmente devastada, pero no, yo no era una vil rata.

-¡Oh Eric! – Serena se aventó a mis brazos apenas la puerta le dio el suficiente espacio para hacerlo.
-¡Dios! No sabes cuanto te necesito… - sollozaba.
-¿Qué haces aquí? – pregunte separándola de mi.

Creí que mi corazón se desmoronaría de nuevo, como cada vez que ella venia y lloraba en mi hombro, no fue así. Al contrario. No sentí nada. Quizá pena, sus ojos estaban rojos e hinchados, estaba totalmente húmeda, no sabia que llovía afuera.

-Yo… - sorbió su nariz. –Dijiste que podía venir cuando quisiera.
-Eso fue antes de que termináramos con el trato – le recordé.
-Pero, pero… no sé a quien más acudir.
-Dime que sucede – exigí molesto.
-¿Es un mal momento, cierto? – Miro mi camisa apenas bien abotonada.
-Algo por el estilo – fruncí los labios.

¿Acaso ella esperaba que la consolara como si nada hubiera pasado? Pues no. Estaba equivocada.

-¿Eric? – Amelie estaba a mis espaldas, podía sentirla. Su aroma, su calor.
-Estoy bien, Amy – le dije mirando hacia atrás, ella llevaba su vestido y su cabello estaba despeinado.
-¿Quién es ella? – reclamo Serena.
-Hola soy Amelie – se autopresento. Estiro la mano para saludarla, Serena hizo cara de asco y solo asintió.
-¿Qué hace aquí?
-Bueno, podemos preguntar lo mismo, ¿ah? – Amy saco las garras.
-Eric… ¿puedo hablar a solas contigo? – alzo la ceja.
-No – le dije con voz segura.

Los tiempos en los que la voz de Serena me hacia temblar las rodillas habían pasado a la historia.
-Pero…
-Lo escuchaste, preciosa, ¿o qué? ¿En tu palacio no te bañan bien? – Amelie se acerco y abrió la puerta. –Si eres tan valiente para ir gritando y despertando a la gente, se valiente y dinos que demonios haces aquí, sino, mejor lárgate, princesa.
-¿Vas a dejar que me hable así, Eric? – chillo, Serena.

Esto de cierta forma me daba risa, pero la oculte aclarando mi garganta.

-Amy tiene razón, ¿Qué haces aquí? Habla o vete, Serena.
-Mi padre murió, ¿ok? Mi madre esta devastada y mi prometido iba en el mismo avión que mi padre, ambos murieron.
-Lo… siento… - No sabia que más decirle. No me alegraba verla así, no sentía nada.
¿Me estaba volviendo un monstruo?

-Lo siento – hablo con total sinceridad, Amy.
-Cállate – grito, Serena.
-Hey, no te permito que le grites. Largo… Serena vete de mi casa y no vuelvas más, ¿escuchaste? –tome su brazo y la jale a la salida.
-Pero, pero… ¿no te das cuenta? Podemos estar juntos, tú me amas…
-No, ya no… la verdad no se si alguna vez te ame, o solo fuiste un capricho. Vete…
-¡No! Se que me amas, lo se, lo se – Se colgó de mi cuello y empezó a besarme, me separe de ella con toda la calma que mi ira me podía regalar.
-Serena, vete. En mi vida hay alguien más. Vete, lamento tu perdida, pero se que encontraras a alguien más. Adiós.

Serena salio y en el pasillo grito:
-¡Te arrepentirás Eric! – señalo mi rostro, hizo una rabieta y se fue.
-¡Uf! Pero que amiguitos te cargas, Eric – comento Amy con una sonrisa un vez que azoto la puerta.
-Calla – le sonreí de lado.
-Es la verdad.
-Lo se, por eso mejor no digas nada – estire la mano para que ella la tomara.

Asintió y tomo mi mano. Su roce calido me reconforto. Ella era la que me calmaba la ira, la que calmaba mis constantes achaques, era ella la que me hacia sentir feliz. Lo supe apenas sonrío y me aventó al sofá.
-¿Dónde íbamos? – pregunto desvistiéndome.
-No se, ¿puedes recordármelo?
-Quizá, ¿se te antoja un baño? – alzo la ceja y se fue dando saltitos al cuarto de baño.

La seguí dándole un poco de ventaja. La encontré desnuda apunto de meterse en la tina. El agua caliente sacaba vapor y las puertas de cristal de la regadera se empañaron.
-Ven acá – estiro la mano.

Me desvestí con rapidez, mirándola a los ojos.

Entre a la ducha y ella me abrazo, sentándome entre sus piernas. Mi espalda podía sentir sus pechos redondos y generosos. Sus pequeñas manos, suaves y ahora tibias por el agua, me acariciaban el pecho.

Recargue mi cabeza sobre su hombro. Sonrío. Sus ojos azules me abrían las puertas del paraíso.

-¿Puedo hacer otra pregunta?
-Si.
-¿De que trato hablabas con la chica que vino?
-Bueno, la conocí hace unos meses, le dije que podía venir cuando quisiera, le… ofrecí momentos en los que ella olvidaría hasta su nombre, el trato era placer por placer. Sin ataduras, pero…
-Te enamoraste de ella – término por mí.
-Si, o eso creía. Ahora que estas conmigo… es diferente, me siento diferente.
-Ok, ¿a mi también me harás olvidar mi nombre? – alzo una ceja y metió las manos al agua, las burbujas me hicieron perderlas de vista.

Di un brinco cuando las sentí a mí alrededor.
-¿Te gusta? – Jadeaba en mi oído.
-Si, si…

Cerré los ojos y las manos sobre el borde de la tina. Amy me estaba volviendo loco. Frotaba mi dureza con la potencia y ritmo adecuados, era como si leyera mi mente. Una de sus manos se ceñía en toda mi extensión mientras que la otra masajeaba mis testículos. ¡Dios!

Los dedos de mis pies se tensaron, ella froto con más rapidez y soltó un par de gemidos cerca de mis oídos.
-¿Te gusta? –pregunto.

Yo al borde la locura, al borde del abismo del éxtasis. El agua se agito aun más, por los movimientos de sus manos. Pronto llegaría, lo sabia, lo sentía. Un torrente de electricidad me atravesó el cuerpo, se acumulo más sangre en la parte donde Amy frotaba con furia.

-Oh, Amy… Amy – jadee un segundo antes de venirme en sus manos. Froto una vez más la cabeza de mi pene y explote con un grito.

-¡Aaah! – rugí.


Después de que los espasmos del orgasmo recorrieron mi cuerpo, me sentí muy cansado. Completo, extasiado, feliz.

-Oh Dios, Amy – creo que lo dije ronroneando.

Ella agito las manos en el agua, estiro la mano y tomo la toalla que estaba sobre su cabeza y se seco las manos.

-Eres lo mejor de mi vida, Eric – confeso.
-Siento lo mismo contigo, Amy – me incorpore con dificultad, aun sentía el cuerpo abatido y flojo por el orgasmo que me hizo sentir Amy.

Me arrodille entre sus piernas y le bese, comencé con ternura, mordiendo y lamiendo sus labios poco a poco, dejando que ella llevara el ritmo. Sus jadeos y caricias desesperadas no se hicieron esperar.

-En la tina no – alcanzo a decir entre gemidos.
-Te llevare a la cama, preciosa – le dije susurrando en su oreja y ella se estremeció, pero no se separo. Me abrazo el cuello y dejo que la sacara de la tina.

La lleve entre mis brazos hasta mi habitación. Ésta se encontraba al final del pasillo, mismo que moje al pasar por ahí. Ella besaba mi cuello mientras llegábamos a la cama.

La tendí y se veía más que preciosa en ella. La colcha oscura resaltaba su pálida piel, sus ojos combinaban con la luz de la luna. Al parecer había dejado de llover.
Amelie estiro sus brazos, deje que me abrazara, fundiéndome en sus labios rojos.


Hacer el amor con ella, porque eso mismo fue lo que hicimos, no fue sexo de una noche, como yo temía que pasaría, no. Le hice el amor de una y mil formas, deleitándome de la cremosidad de su piel, del sabor a miel de su piel blanca. Sus hombros, su cuello, sus bien dotados senos, sus piernas, si vientre, sus mejillas y sus labios, fueron el camino a mi locura.


Por la mañana, ella dormía con una sonrisa en los labios, mis sabanas abrazaban su cuerpo con perversión o es me pareció, que seguro ya tenia la mente tan dañada de lujuria que todo lo que veía alrededor de ella me endurecía inmediatamente.

No era tan malo tenerla en mi casa, en mi cama y desnuda para mí. Era quizá, todo lo que alguna vez soñé, pero que perdí esperanzas de que sucediera, ya que ella vivía en Londres.

-Eric… - Amelie murmuro mi nombre en sueños. Se removió entre mis brazos y después suspiro.

Su tibio aliento me removió las entrañas y mi entrepierna grito por su húmeda cavidad por quinta vez. Parecía no cansarse de hacerla gritar, no. Jamás me cansaría de eso. Nunca.

1 comentario:

Ale de Moesia dijo...

Mis dioses!!! Cuando aparecio serena casi muero!! jaja PERRA xD me choca eso, y hubiese odiado (pokito) a Eric si le hubiera consolado, por que al fin de cuentas ella lo dejo, ella se casaria y no se que mas, y ademas jugo con el!! Odio eso ¬_¬!! Y esa Amy mi dios!! la amoo!! jaja que destreza tiene con esas manos xD Beu me ha encantado, he amado el capi y es mas deje un poco la tarea de lado por leerme a Eric y Amy!! y ahora tengo una sonrisa en los labios!! Te amooo amore no lo olvides y gracias por actualizar!! dios ahora me queda la duda de que pasara?? que hará la cof cof perra para separar a esta encantadora pareja?? xD me escuche como el de misterios sin resolver jaja xP
PD: Dame a eric, aunque no tenga tina, puedo ingeniarmelas :P jaja
Quiero ia el proximo!!! xD
Te amo ai lob iu !!!
Xau!!!

No me canso de decirlo!!

Soy tu fansese!!!

Las chicas del Té de Lemmon

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