octubre 15, 2010

Maldita delicia. Capitulo III


Hola, hola. Como dicen por ahi: "Gracias a Jebus es Viernes! :D!"
Seee... viernes de cine, de besos, de cervezas, de ver a nuestros amigos... aunque los veamos a diario, no importa, el chiste es verlos... pero todo cambia porque es ¡VIERNES!

Ustedes perdonaran mi emocion, pero es que... ¡¡E-S -V-I-E-R-N-E-S!!
Ya despues me preocupare por los examenes, mientras a disfrutar de este rico fin de semana.

Y que mejor empezando por un capitulo nuevo de Maldita delicia. Ahora las chicas andan de fiesta y Luna esta que se muere... pero para que les sigo echando el choro mareador, mejor preparence para leer ;)

Saludos y gracias por los comments chicuelas ;D Enjoy! ^^

3. Y el Oscar es para...

Renata Cotty

-Así que… tu y Lex, ¿ah? – Las lagunas mentales de Luna después de una borrachera, no eran del todo lagunas, para mi eran más como pequeños charquitos.
Intente evitar su mirada gris, no lo logre.
-Ya dime… - pidió aplicándose una mascara negra en las pestañas. Preparándose para la fiesta de bienvenida a su nuevo empleo.

Esperaba que la suerte nos sonriera a todas. Así yo dejaría de ser una asistente contable y pasaría a ser la mano derecha de la jefa del bufete de Arquitectos. Si, me imaginaba saliendo toda elegante del edificio, con mi nombre en letras doradas, mostrando mi puesto y mi categoría en la puerta de roble negra al lado de la jefa. Mi gran sueño. Bueno, no del todo, quería formar una familia, obvio después de hacerme mi lugar en el mundo laboral.

-Después del Centro nos fuimos – dije calzándome mis zapatillas.
-A cuchi planchar – dijo sonriente, mirándome desde el espejo que tenia dentro de la puerta de su closet.
-¡Lunática! – grite. Ya nada podía sorprenderla.
-Ay por favor, a mi no me puedes engañar y lo sabes Renata – menciono mi nombre completo. Eso no estaba nada bien.

Ocultarle cosas a mí mejor amiga, a mi media naranja, era como ocultarse a los ojos de Dios. Esta bien, no. Solo quería enfatizar que nada podías ocultarle a Luna Phellan. Tenía ojos en la espalda.

-Ya… - dije levantándome, desarrugando un poco mi vestido.
-Bien. Solo me faltan las zapatillas – dijo con muy poco entusiasmo.

A mi me encantaban los tacones altos, estilizaban mi figura y me hacían ver más alta, cosa que me fascinaba. A Luna, bueno si por ella fuera siempre andaría con esas botas de motorista. Esas que le regalo su padre una Navidad. Lucian como nuevas, pero tenia años con ellas.

Salio del baño con unos tacones altos, no tan altos como los míos, pero para ella todo era alto.

-Jack y Lex pasaran por nosotras – anuncio. Mi corazón latió rápidamente de nuevo.

¡Oh Lex!

-¡Ajá ja! – grito señalándome. Les digo, a Luna no se le escapa nada. Aunque seguro mi cara se torno roja.
-Si ya, de todos modos ya sabes lo que pasa en mis sabanas lilas, Luna. No entiendo porque tengo que recrear cada momento…
-Porque somos amigas… - dijo alzando la barbilla.
-Buen punto. Pues si. Me hizo el amor de todas las formas posibles, aun me pregunto como es que me siento derecha después de la noche de sexo maratónico con Lex. ¡Dios! – bufe. No tenía intención de recordarlo, no frente a Luna. Una tiene su pudor.

Mi amiga se tapo la boca, pero no logro ocultar una carcajada que me lleno de risa el pecho y estallamos ambas en gritos y abrazos locos.

-¡Sabia que ese muchachón estaría entre tus sabanas! – grito una vez que nos separamos. –No quiso nada conmigo, por ser la hermana de su mejor amigo, pero de eso ya miles de años ¡eh! – aseguro.
-Si ya… - miles de años. No quería, en serio que no quería, pero una diminuta espinita de celos o envidia o no se, se me clavo cerca de mi jodido corazón. Respire, no podía enojarme con mi Luna. No quería, éramos amigas desde la preparatoria. –Estoy nerviosa – dije después de un rato.

Luna me miraba, se tronaba los dedos, una mala costumbre en ella.
-No más que yo – contesto sombría.
-Si, no puedo ni imaginarme como te sientes. El desmayo y todo. Porque… ¿te desmayaste por eso, no?
-Ajá – asintió. Paso la mano por su frente secando un sudor que no existía.

Ambas quedamos en silencio. Uno silencio cómodo, si me preguntan. Ya que, si Luna decía algo más sobre Lex, mi yo interno, ese que tenia un monstruo gruñendo por las palabras de Luna, estallaría en insultos. Jamás imagine que Lex quisiera algo con Luna…

-Ren, lo siento. No quería… él jamás quiso conmigo. Él dijo que me veía como su hermana, la que nunca tuvo. Que era como de la familia… yo estaba embobada por él, pero era cuando iba en la secundaria. ¡Dios! – exclamo, se arrodillo ante mi.
-Oh Luna… - Siempre estábamos conectadas. De una extraña forma yo también quería ofrecerle miles de disculpas. Claro después de estallar como loca diciendo cosas de las que me arrepentiría una milésima de segundo después.
-Perdón, mi comentario tan fuera de lugar, perdón. Fue la puta emoción. Es que Lex es perfecto para ti, y tú para él. Se ven tan jodidamente lindos juntos.

Luna solía mezclar palabras de amor con un par o quinteto de groserías, era su estilo particular de hablar. Y muy sincero de decir las cosas.

-Gracias… - el monstruo en mi interior se calmo. –Yo… me sentí celosa, pero ya estoy mejor.
-No quiero perderte amiga, eres la única que me comprende.
-Lo mismo digo… - ambas nos abrazamos, ahí hincadas en la alfombra de lana de su salita.

Tocaron la puerta y ambas nos pusimos de pie.

-Wow – silbó Lex. Me sonroje. Él lucia un traje negro. Con corbata negra delgada. Comible.
-Te ves linda Lu – le dijo su hermano tendiéndole el brazo para que Luna, se colgara de él.
Bajamos. Una limosina. Si, una limo nos esperaba en la calle. Con chofer y todo. Dios bendito. Me sentía una estrella famosa.

-Que bueno que me invitaste Lu, pensé que irías con alguna de tus conquistas – dijo su hermano una vez dentro de la limo. Él también lucia despampanante, se rasuro correctamente la barba. Se cortó el cabello, estaba guapo.
-No agradezcas Jackson, tú espantaste a mi última conquista, cretino – contesto ella con una sonrisa maliciosa.
-No fue mi intención. Además ese payaso empezaba a verte de una forma que no me agradaba. Era un idiota – gruño en defensa.

Oh, el chico del supermercado, el que decía ser abogado. Y al final no resulto más que un vulgar e inmaduro estúpido. Que bueno que lo alejo, a mi ya me caía mal. Pero si hubiera alejado a Evan. No, no, yo misma hubiera golpeado a Jack. Evan era un amigo de Luna, en la preparatoria fueron novios y hace apenas un mes habían tenido un encuentro, del que casi fui protagonista. Mmmmh, verlo desnudito enredado con las sabanas blancas de Luna fue…
¡Jesús! Ese Evan tiene lo suyo. Creo que se fue a Europa. Lastima.

-Bueno, bueno ya. Casi llegamos – intercedió Lex, los hermanos iban a empezar una guerra de insultos.


**
Jennifer Lamb

Esperábamos Rosty y yo, si, porque lo invite. Bueno, obviamente. No podía dejar a este bizcocho fuera de mi alcance después de la noche salvaje que tuvimos en su casa.

Rosty me tenia de la mano. Sus largos y precisos dedos aun me hacia sudar.
-Mira, ahí vienen – dijo.

Luna tenía una cara de zombie, de un zombie con nervios. Su cabello en una coleta, con un vestido strapless negro, pegado al cuerpo, que le quedaba arriba de la rodilla, unas zapatillas negras complementaban su atuendo.
Renata con un vestido de tiras y la espalda descubierta, de largo debajo de la rodilla, con unas zapatillas de tiritas delgadas. Ambas estaban hermosas.

-Rens, Lunática – salude.
-Oh, hola, Jen – contesto Luna mirando a todos lados.
-Chicos, él es Rosty…
-¿Rosty? – pregunto extrañado Jack.
-Robert, pero todos desde que tengo memoria me dicen Rosty.
-Oh, ok. Rosty – saludo estrechando fuertemente su mano Jack. Después Lex lo saludo. Y entonces mire a Renata, que tenia la mano entrelazada con la de Lex.
Picara.
-Emily aun no llega, ya saben como se tarda.

Luna aun miraba hacia todos lados. Esa chica si que era nerviosa.
-Iré al tocador. Sola – complemento.
-Uh, esta bien, gruñona – bromee. Luna andaba rara. Bueno, ella es rara de por si.

A los diez minutos de que se fue Luna, perdiéndose entre la multitud de gente, la asistente de su jefa, creo que dijo llamarse Lizi, nos condujo dentro del Hotel Palace. El salón de eventos estaba rodeado de mesas redondas con velas, bastante elegante. Ahora veo porque los nervios de Luna. Yo también tendría nervios.

Nos sentó a todos en una mesa, cerca de la plataforma de presentación.
-Hey, ¿Dónde esta Luna? – susurro Jack.
-Ella esta preparándose – contesto Lizi.

Después la vimos alejándose casi corriendo. Lizi era una chica menuda, parecía apenas ir en la Universidad. Y estaba igual de nerviosa que Luna seguramente. No era para menos, su jefa era una tirana, una tirana con mucho poder en la industria de la moda.

Yo quería ser diseñadora, si tenia suerte Luna le hablaría de mi, obvio si la señora tenia al menos un minuto disponible, así mi amiga podía conectarme y lograr ser un poquitín famosa o tener un poco más de dinero, así dejaría de trabajar de mesera.
No es que no me gustase mi trabajo. Pero los fines de semana, yo quería divertirme y descansar, más divertirme que descansar. No podía porque era mesera en las noches. Solo así podía pagar el alquiler de mi pequeño departamento. Emily, miles de veces me dijo que viviera con ella, que así nos ayudaríamos en los gastos, pero no quería ser un estorbo para ella. Además de que las dos éramos tan activas, que no quería arruinar sus momentos de echar pasión.

-Oh, lo siento, lo siento… tuve algunos imprevistos – por fin había llegado Emily.

Ay ajá, imprevistos. Dorian, su peor es nada tenia esa sonrisa de oreja a oreja. Y que decir de Emily, ella lucia las mejillas mas coloradas que de costumbre. Su tez blanca casi transparente la delataba.

-Después te cuento – dijo cortante ante mi mirada.

Paso al menos media hora. Tiempo en el que Rosty se dedico a contarme su día en el gimnasio.
-Imagino que es lindo estar rodeado de cuerpos musculosos y sudados – dije sin mucho pensar.
-No sigas, que me pondré celoso – remato con una sonrisa.
-Oh, tranquilo. La celosa soy yo – le dije acariciando ligeramente su pierna.

Aun recordaba como es que habían estado duras y fuertes al embestirme con potencia. Como mordía ese excitante tatuaje ahí en su cadera después de hacerlo explotar en mi boca. Cada ruido proveniente de sus labios, sus gritos cuando alcanzo el clímax, rugiendo con potencia mi nombre. ¡Uy! Eso aun me enchinaba la piel. Cosa que noto y paso sus dedos por mis brazos desnudos.

-Me encanta tu vestido – dijo cerca de mi oído. Su tibio aliento me estremeció.

No podíamos hacer nada. Al menos no ahí. Trague mi gemido y me limite a sonreír como boba.
-¿Sabes que me gustaría más?
-No – casi fue un gemido, lo juro.
-Quitártelo con los dientes – dijo con descaro. Cosa que mojo la diminuta tanga de encaje que vestía.
Mordí mi labio inferior. Este chico me ponía caliente. Deseaba aventarlo a la mesa y devorarlo.

La cabeza fría Jennifer.

La voz de mi estúpida razón me advertía no entregar de nuevo mi corazón. Mi corazón no estaba en juego. Rosty sabía que nosotros solo éramos una aventura. Y como dice la canción “Una aventura, es más bonita”. Nadie sale herido y le das placer al cuerpo. Lastima que no sabía eso cuando estuve con Carter. Maldito idiota.

-¿Sucede algo? Estas tensa – no había notado que apretaba con fuerza mi bolso.
-Si, estoy bien – mentí.

Pensaba de nuevo en Carter. Agh, su nombre. Dios… ¿por qué tenia que encontrarlo en mi vida? Él acabo con mis sueños de formar una familia. En serio que lo ame, le di todo, todo de mí. Lo ame sin límites. Y él solo jugo conmigo. Debí de ser más lista cuando yo le decía que lo amaba y él respondía besándome. Esa era una señal. No se interesaba por mis cosas. No le importaban mis intentos de ser una buena diseñadora. Jamás le intereso algo de mí. Pero fui tan ciega… El amor es ciego y sordo. No escuche a Emily cuando me dijo que lo había visto en su bar con una chica. Le dije mentirosa, pero ella estuvo a mi lado. Cuando… cuando ese bastardo se estaba tirando a una desgraciada en mi cama.

Mi alma se desgarro cuando le escuche decirle que la amaba.

-Voy al tocador… - me puse de pie rápidamente, justo cuando las lágrimas empezaban a salir de mis ojos.

Corrí a los baños de mujeres que según tenia entendido estaban al fondo del salón. Enjugue mis lágrimas con un pañuelo. Ahí estaba Luna, parada en el pasillo tronando sus dedos.

-Lu…
Giro para verme. Su rostro era un poema.
-Jen – apenas logro sonreír.
-¿Estas bien?
-No. Estoy que me muero de nervios. Quieren que de un discurso, sabes como me pongo al hablar en público. No se como no tartamudeo, pero casi hablo en un susurro. Dios. Estoy que me muero. Mi jefa ya me dice Luna, ¿puedes creerlo? Se sabe mi nombre. Además, lo de ayer, no puedo seguir aquí, no puedo. En menos de 10 minutos empieza esto y estoy que me muero. Oh mis Dioses, ¿Qué voy a hacer? ¿Y si me desmayo? Pondré en ridículo a mi jefa, ella ha puesto toda su confianza en mí. No puedo hacerle esto, me matara y después les mostrara mis entrañas a todo mundo, y después… - entonces empezó a respirar con dificultad. La tome de los hombros.

Luna siempre hablaba como merolico, pero cuando era algo frente a miles de personas entonces se ponía a sudar como un cerdo. Solo bromeo, solo le sudan ligeramente las manos.

-Venga, todo saldrá bien. Además solo agradecerás, es como cuando le dan el Oscar a la mejor actriz. ¿Ok?
-Si todo fuera así de fácil, Jen – murmuro.
-Mira, iré al tocador, vamos. Te hace falta algo de color en los labios – la jale al baño.

-Ya estas mejor. Solo sonríe – pellizque sus mejillas.
-Bien – asintió.

Me daba pesar dejarla ahí sola. No podía hacer nada más. Ella tenía que enfrentar esto sola. Y sabía que lo lograría. Todas lo hacemos tarde que temprano. Para Luna había llegado el momento. Esperaba que pronto llegara para las demás.




**
Luna Phellan

Respire un par de veces más. Solo agradecer el premio. Si, solo eso.

Y si… ¿y si aparecía él? ¿Qué se supone que haría? Me desmayaría de nuevo, lo se. Es que nadie puede ser tan guapo…

Salí del baño y me dirigí a la parte de atrás del escenario, donde me condenaría o me ganaría el aprecio de Dorothea Van Gulick. Esperaba con todas mis fuerzas que fuera lo segundo.

Mire a las mesas, ahí estaban mis amigas.
Renata platicando con Lex, Rosty y mi hermano platicaban, seguro de autos o de su gimnasio. Emily, estaba al lado de Dorian y los dos cuchicheaban con Jennifer.

-Viendo al publico, ¿ah? – una voz a mi espalda me sobresalto. –Lo siento, no quería asustarte.

Gire. Y la boca se me callo al suelo. Era el hijo de Dorothea, Tristan.

-Hola, soy Tristan – el tipo sonrío. –Tú eres Luna. Todos hablan de ti, bueno, todos en mi familia hablan de ti. Mi madre no te baja del pedestal, quiere ponerte un altar, pero no le digas a nadie que yo te dije. Si mi madre se entera que te lo dije, me mata.

¿Su madre?, ¿Todos en su familia?

-Ah, soy Tristan Van Gulick – dijo como si hablara con una niña, haciéndome recordar el primer encuentro. –Quizá no me recuerdas. Te desmayaste el día que nos conocimos.

El tipo no dejaba de mirarme, yo no tenía voz. Quizá por su descomunal sensualidad, su aroma a… cuero. Su sonrisa tan amigable le formaba arruguitas cerca de los ojos. Sus ojos… pardos.

-¿Te comió la lengua el ratón? – bromeo. Negué enérgicamente. –Oh, estas nerviosa – sin previo aviso sus manos tomaron las mías. –Tranquila, nadie morirá… bueno, si te desmayas de nuevo, mi madre te matara, pero es lo de menos.

¿Acaso eso tenia que darme ánimos? Quería a mi Renata… Solo ella podía darme ánimos con chistes tontos como los de él.

-Disculpe, Sr. Van Gulick, su madre quiere ver a Luna – Lizi apareció detrás de Tristan.

¡Oh no! Ahora me matara…

-Vamos – Lizi estiro su mano. –Pareces a punto de caer desmayada.

Camine de su mano hasta una habitación del hotel. Mis manos comenzaron a sudar y mi pulso se acelero. Tristan iba a mi lado.
-Déjenos solas – les dijo Dorothea a Lizi y a su hijo una vez que entramos a la habitación.

No quería testigos.
-Pasa Luna – dijo desde un sillón de respaldo alto. Su cabello canoso brillaba, parecía mercurio líquido.
-Oh, niña, pero si pareces fantasma – se puso de pie y llamo por teléfono.
A los pocos minutos Lizi entro a la habitación, con una botella de agua pequeña y unas pastillas.
-Tomate una Lu, es un calmante – dijo sonriendo.
Asentí.
Casi me bebí toda el agua.
Lizi salio. Dorothea se acerco y hablo.
-Respira Luna. No quiero que te desmayes de nuevo

¿Me pareció ver una sonrisa?
No, seguro que mi mente ya me jugaba bromas. Primero su hijo y luego…

Mi cerebro apenas funcionaba después de ver a ese Dios. Tristan y su mirada hipnotizante, sus manos grandes y fuertes tocando las mías, su sonrisa sensual, su cabello que quería acariciar…

¡Dios, Luna! ¡Es el hijo de tu jefa!

Creo que Dorothea me dio un par de consejos. Recuerdo que asentí un par de veces, que ella me miro comprensiva antes de darme algo pequeño que llevaba entre mis dedos temblorosos, un sujeta papeles diminuto y color plata.

Yo estaba tras bambalinas, pero al cabo de unos minutos me dijeron que podía sentarme con mis amigos.

Apenas me senté, Jack me abrazo, sus enormes brazos me rodearon y al fin logre respirar.

-Mamá te manda saludos y te desea suerte.
Susurre un “gracias”. Tenia la boca seca. Renata me sonrío y estiro la mano para que la tomara.
-Lo harás bien, Lunática – dijo. Su apoyo y temple siempre me daban fuerzas.

Emily me miraba con ojos tiernos. Raro en ella, que prácticamente perforaba con la mirada.

-Por eso me honra presentarles a la fotógrafa de la revista, la señorita Luna Phellan – escuche.
Me puse de pie. Mis amigos estallaron en aplausos, todos en realidad, incluso Dorothea. Camine al estrado.

Una mano suave rozo mi muñeca, mire la mano.
-Suerte – Era Tristan.
-Gracias – le dije sonriendo.

Subí. Respire un par de veces, concentrándome en verlos desnudos. No era buena idea cuando tienes a ese hombre hermoso frente a ti. Con traje negro y corbatín.

Intente no desmayarme. Y lo logre.

-Buenas noches…


Después de todo no fue tan malo hablar ante todos, bueno, si solo miraba directo a esos ojos pardos y sonrisa sensual, nada era difícil. Nada.

Baje del estrado después de agradecer la oportunidad y de jurar y perjurar que no los defraudaría. Dorothea asintió desde su lugar en la mesa.




**
Emily Wildest

Ahora mi niña Luna, era toda una mujer de negocios.
Me alegraba mucho por ella, mucho en verdad. Creí que caería al piso una vez que la vi en el estrado, dando su pequeño discurso. Fue rápido y concreto. Casi como uno de entrega de Oscar. Seguro que Jennifer le ayudo.

Después de la presentación, empezó la fiesta.
Luna se desparramo en el lugar, su hermano la abrazo y las demás lo hicimos después de él.

-No estuvo mal, Luna – le dije.
-Si, eso creo. Gracias por estar aquí. En verdad muchas gracias.
-No llores, vamos a bailar.
-Oh no, yo no bailo. Necesito estar ebria lo saben.
Todas nos reímos.
-Bueno, yo quiero un poco de vino.


La fiesta duro casi toda la noche. Su jefa se despidió de Luna y le dijo que la esperaba el lunes a primera hora en su nueva oficina. Luna casi, en realidad, todas casi nos atragantamos con la cena.

-Vamos a casa, que hay algo que no hemos terminado – Dorian beso mi oreja.
Nos deslizamos juntos a la salida.

“Hay algo que no hemos terminado”, hmmm, esa frase me podía. Todo Dorian me podía.

De camino al Hotel Palace, la mano curiosa de Dorian se deslizo entre mis piernas, él apenas lograba mantener derecho el auto mientras que yo gemía de placer.

>
-¿Qué tenemos aquí? – canturreo con una sonrisa.
-Nada…
-No lo creo. Es… una tanga negra. Me encantan – dijo. Su mano estaba en mi trasero, aun no salíamos de mi casa.

Su cuerpo choco con el mío en la puerta de salida y restregó su dureza en mi vientre, mojándome más.
Subió mi vestido y deslizo mis bragas al suelo, las levanto después y las olfateo perversamente.
-Hmm, la niña esta lista.
-Oh vamos, no me hagas esperar – pellizque sus nalgas.

Me cargo. Cruce mis tobillos en su cadera. Con una mano masajeaba mi centro húmedo. Sus dedos gloriosos y sabios me tenían con el piso dando vueltas.
No vi el momento en que bajo el cierre de sus pantalones negros y entro en mí con tanta fuerza que mordí su hombro.

Me hizo el amor con tanto salvajismo que yo quería estar toda la noche desnuda para él. Lo quería a él desnudo sobre mí toda la maldita noche.

Imagino que algo de coherencia lo tomo por sorpresa porque cerca de las diez de la noche, comenzó a vestirse. Se levanto del sofá y me miro con más lujuria que antes, cuando tenía su cara entre mis piernas.
-No queremos llegar tarde a la presentación de Luna, ¿o si? – pregunto con la esperanza de que sucumbiera ante sus encantos.

Estuve a punto, créanme. De no ser porque las chicas me matarían.

Esa fue la razón de mi tardanza. No suelo ser impuntual, pero él es un caso especial.

6 comentarios:

Ale de Moesia dijo...

Uff...Este capi... dios!! lo ame!!! Oh si lex!!! esta frase!!
-Buen punto. Pues si. Me hizo el amor de todas las formas posibles, aun me pregunto como es que me siento derecha después de la noche de sexo maratónico con Lex. ¡Dios! – bufe. No tenía intención de recordarlo, no frente a Luna. Una tiene su pudor.

Dios que el me quite el mio xD ya sabes eso del pudor xD ame el capi de principio a fin, tengo una sonrisa boba ahora en mi rostro!! claro despues de las lagrimas que se me salieron con las palabras de jenn!!
En serio que lo ame, le di todo, todo de mí. Lo ame sin límites. Y él solo jugo conmigo. Debí de ser más lista cuando yo le decía que lo amaba y él respondía besándome. Esa era una señal. No se interesaba por mis cosas. No le importaban mis intentos de ser una buena diseñadora. Jamás le intereso algo de mí. Pero fui tan ciega… El amor es ciego y sordo. No escuche a Emily cuando me dijo que lo había visto en su bar con una chica. Le dije mentirosa, pero ella estuvo a mi lado. Cuando… cuando ese bastardo se estaba tirando a una desgraciada en mi cama.

Mi alma se desgarro cuando le escuche decirle que la amaba...

eso me mato mi beu escribes dios!!! amo como escribes, me haces sentir cada sentimiento, cada sensacion!!

Ya quiero el proximo capi!!! por favor!!!

Te amoo mi beu!!

Besos!!

Suerte!!

Xau!!! =D

Ada Parthenopaeus dijo...

Reitero tienes a los mejores arrinconables diria que pdo a trsitanb peor ya me dicen que es exclusivo pero mi Dorian oooh madre miaa que hombre tan sexy y condenamente Dioooos ... te quedooo super super super mega bello ya quiero ler mas moirs graicas miles

Teles dijo...

Oh Beu!!!! Me encanta la relación que tienen las cuatro es súper real!! y Tristán....Diossssssss!!!!
Voy a por otro!!
Un beso
T.

Teles dijo...

Y joder....Dorian!
Dorian!!! Dorian!!! Ahhhhh!!!!

VioletaHerondale dijo...

Mi Beu aunque me duele reconocerlo esa ok la Nata es tan contadora como yo y ama a Lex como yo pero shh diablos! no le digas que Dorian es.... DORIAN xD ok sigo

Violet dijo...

me fascinan estas amigas!! y esos hombres deliciosos mmmhhh!!! justo lo que necesito antes de irme a dormir!!

Las chicas del Té de Lemmon

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