enero 26, 2011

Búscame - Capitulo VIII

Hola chicas. Mitad de semana. Si... Yo ya quiero que sea viernes, ¿Ustedes?

Bien, como les dije o les comente en un capitulo de Maldita delicia, habrá sorpresas... Y si son listas lo descubrirán ;) Y como se que si lo son. Aquí entre estas letras esta una pista :D Ya me siento como en Pistas de Blue XD jaja

Ay que tiempos aquellos... ("El correo ya llego anunciando su canción y grito con emoción: ¡¡CORREOO!!", jaja, malditas drogas). Se que deje botada Búscame, pero es que me concentre tanto en Maldita delicia que deje a Eric un ratin. Pero de nuevo vuelve a la carga, y con Amelie con todas las pilas ;D

Ojala les guste este capitulo :3 y que rían mucho X) Se cuidan, nos leemos pronto.


Capitulo VIII

-Oh, ¿usted cree? – la voz y después las risas de dos mujeres en mi departamento me despertaron.

Una sin duda era la risa escandalosa de Amelie, la otra…
-Claro que si, este chico, Eric es un tipo bastante serio, pero cuando venia aquella chica, la de los cabellos marrones, bueno… cambiaba su semblante. Tú me pareces más adecuada para él.
-Vaya, pues gracias, ¿quiere más café señora Spencer?

¡¡¿Qué?!!

¡La señora Spencer en mi departamento! Esto debe ser una pesadilla, y Amy ofreciéndole café… ¡Joder!

-Oh, no querida, tengo mucho trabajo que hacer en mi departamento, ya sabes, el trabajo de una nunca termina.
-Si, ya veo. Además, usted se tiene que enterar de todo lo que pasa en el edificio, ¿no es cierto? Es muy amable de su parte el contarme la vida de Eric, cosa que por cierto no desconozco, he sido parte de ella por… digamos, toda mi vida. Muchas gracias, ya sabe donde es la salida.

Un silencio de muerte se escucho en la salita. Yo contuve una carcajada. Después el ruido de una puerta cerrándose.

-Vieja bruja – bufo Amelie cuando por fin me aparecí por la sala.
-Buenos días, ¿con que fraternizando con el enemigo, ah?
-Es una loca… me pregunto que si era tu hermana. Loca, ¿Qué le importa? – decía molesta.

Uy, Amelie molesta, esto era nuevo y, si, déjenme decirlo, excitante.

-¿Sabes que te ves hermosa cuando te enojas? – le dije tomándola de la cadera. Amelie se estremeció.
-No, no sabia – contesto sonrojada.
-Pues ahora lo sabes… - bese su cuello.
-Mmmh, lamento decirte que no suelo enojarme seguido.
-Ajá – respondí contra su cuello.
-Eric… - gimió. –Tengo que ir a buscar empleo, no seré más tu parasito.
-No eres mi parasito – la mire a los ojos.
-Si lo soy, llevo dos semanas haciendo de tu mucama, yo no estudie Artes Plásticas para ser tu mucama – se quejo, cruzando los brazos sobre su pecho.
-Lo se, pero… yo no te pedí que tendieras mi cama todos los días, ni que llevaras mi ropa a la lavandería, tu misma lo haces.
-Si, ya… no lo haré más. Iré a pedir empleo. ¿Bien?
-Bien… - lleve su cabello detrás de la oreja, se estremeció. Adoraba eso.
-El desayuno esta en la cocina.
-¿Lo ves? Tu sola haces todo…
-No te emociones, solo es café y pan tostado con mantequilla, no soy una gran cocinera – dijo alzando la barbilla.

Recogió su cabello en una coleta, se puso un saco negro y tomo su bolso, uno pequeño que cruzaba sus pechos desquiciándome. Trague con dificultad, al verla agacharse a tomar las tazas de café de la mesita de centro, sus jeans le abrazaban su trasero con lujuria.

-Volveré cuando tenga empleo – dijo segura regresando de la cocina.
-Ok, suerte.
-Gracias. No soy de las típicas personas que le piden a Dios no encontrar empleo, así que regresare con uno.
-Lo que digas.

Amelie seria mi heroína si volvía a casa con un empleo, uno chiquito, lo que fuera, pero que tuviera empleo.

-Buen día, Eric – se puso de puntitas y me dio un beso rápido.

No fui tan hábil ya que se me escapo de las manos, estaba dispuesto a desearle algo más que suerte a esa diablilla de ojos azules. La vi salir entre risas del departamento.

Tome una larga bocanada de aire. Bueno, ya empezaba mi día.



-Eah, hombre… ¿Quién es la afortunada de compartir tu cama? – canturreo Cameron.
-Amelie – respondí con una sonrisa.

No podía dejar de sonreír.

-¿La chica de los ojos azules?, ¿la misma que fue casi arrestada por pelearse con un taxista?

Casi ser arrestada, ja, recordaba eso.

Amelie venia esposada, junto con un taxista, que tenia un golpe en el ojo izquierdo. Amelie alegaba que el tipo estuvo a punto de atropellarla, que no respeto la señal amarilla de prevención y que estuvo a nada de matarla. Ella comenzó a gritarle improperios, claro, al tipo se le hizo fácil encararla. No contaba con que Amelie no le teme a nada y ella le dio un golpe. Mismo que tendría morado horas después.

Dejaron libre a Amelie, y al taxista le dieron una multa, porque después el video de vigilancia vial, lo demostró culpable. Fin del caso.

-Si, ella, la misma.
-Puf, hombre, es linda y…
-Anda, dilo… - le urgí, sabia lo que diría.
-Si bueno, no te ofendas, pero es un poco rara, en buen sentido, claro.
-Si, es muy rara – sonreí.
-Ya va, quita esa cara de felicidad, que me das asco – gruño y salio de mi oficina.


No podía quitarla, tener a Amelie estas dos semanas, fueron mejor que todos los meses que tuve por solo un par de horas a Serena. Era una mierda al compararlas, lo se. Pero es que solo así podía medir mi nivel de felicidad.

El tiempo para mi fortuna paso volando. Salí del departamento de policías, dirigiéndome al tren. Un mensaje de Amelie antes de que entrara a la estación me detuvo.

“Lo conseguí, soy mesera” - casi podía verla brincar de alegría.

“¿Mesera, ah? Que bien” – conteste.

No tardo ni un minuto y ella me devolvió el mensaje.

“Se que no es nada de lo que estudie, pero los del Museo me dijeron que me llamarían después”, al mensaje le agrego una carita feliz.

“Ok, tendremos que celebrar. Te veo en el departamento” – entre a la estación.

“Sip. Adiós” – su mensaje me llego minutos después de que subí al tren.

La vi llegar al departamento con una bolsa de papel en las manos. De ahí saco su nuevo uniforme, según me dijo cuando se lo media por encima de la ropa.

-Es un restaurantito. Hay chicas muy lindas y simpáticas ahí. ¿Esta lindo mi uniforme, no? – sonrío.
-Si, es lindo.
La falda era azul, arriba de la rodilla, blusa blanca y un chaleco color amarillo mostaza. Se vería bien en él.

-Mañana empieza mi capacitación – suspiro - , espero hacerlo bien. No quiero ser más tu parasito.
-Ya te dije por la mañana que no eres mi parasito, ¿entiendes? – camine hasta ella pues me encontraba en el desayunador y ella en el sofá negro de piel.
-Ok, entiendo – asintió aun con la cabeza agachada.
-¿Quieres salir a cenar o algo? Para celebrar tú nuevo empleo.
-Vale, iré a lavar mis dientes – beso mi nariz y salio disparada al baño.
No tardo nada. Solo se coloco una cinta en su cabello y se la ato en un mono de lado en su cabeza.

Tome su mano cuando salimos del edificio, logre escuchar como la Sra. Spencer se pegaba a su puerta.

-Volveremos tarde Sra. Spencer, no nos espere despierta – grito Amelie mirando hacia atrás.
-Eres malvada, la Sra. Spencer es una vieja bruja…
-No tiene derecho a meterse en la vida de los demás.
¿Sabes? Hasta me contó de un par de chicas que viven tres pisos más abajo. ¡No tiene porque meterse en su vida! – gruño.
-Si… esas chicas no causan tantas anomalías como tu – le dije en broma.
-Si, supongo que no. La Sra. Spencer dice que ellas nunca han llevado a un chico… A un solo chico a su casa. Sino a varios, bueno, pero que le importa – continuaba quejándose mientras caminábamos por la acera.


Tomamos un taxi a un pequeño restaurante chino en la 5ta avenida. Cho sonrío al verme con Amelie. Esa mujer era bastante… peculiar. Sus andares eran un poco saltarines y siempre con una sonrisa amable en el rostro. Alzo los pulgares cuando nos dejo en nuestra mesa con dos platos para el buffet.
-Te conocen por aquí, ¿ah? – comento.
-Algo por el estilo – sonreí.

Servimos un poco de todo en nuestros platos. La comida ahí era fabulosa. No solo era barato, sino delicioso también.

Cuando terminamos la comida, y caminábamos de regreso a casa. Pasamos por una vinatería, donde me hice de un vino tinto delicioso. Era muy recomendado y según decían era exquisito. Eso bastaría para celebrar el nuevo empleo de Amelie.
Tome de nuevo su mano y seguimos por la acera. Amelie me tenía abrazado de la cadera. Era raro caminar así con ella. Sentirme unido a ella. Querido por ella. Amado.

A una calle de llegar al edificio donde vivíamos. Se me detuvo el corazón. Serena estaba en la acera. Lucia furiosa…
-¿Con que por ésta me dejaste? – grito hacia nosotros.
Faltaban al menos unos 10 metros. Su voz resonaba furica, colérica.
-Serena… - Una chica rubia la jalo del brazo, pero ella se zafo. –No… no Sam. ¡Por esta gata! – señalo a Amelie.
Amelie la miro, después me miro y volvió sus ojos a Serena.
-Serena, por favor… - pedí acercándome. Error. Me propino una cachetada.
-¡Hey! – Amelie tomo mi mejilla. -¿Estas bien? – sonó preocupada.
-Si, si estoy bien – sonreí.
-¿Por qué? ¿Por qué? – repetía Serena y se colgó de mi chaqueta empujando a Amelie.
-¡Tu sabes por qué! – le grite, no estaba para sus escenas de borrachos despechados.
Ella me dejo, y no teníamos nada que ver. Así que esto había llegado al fin. Tenía a Amelie en mis brazos y no la dejaría por ella.
-Lárgate, Serena. Tú y yo, como tu misma dijiste, nunca existió. Vete – ordene.
Estire mi mano a Amelie y ella la tomo sonriente. Serena la miro.
-¡Perra! – le grito.
Amelie soltó mi mano y en una escena de 3 segundos, mire como en cámara lenta como Amelie le daba un puñetazo en la nariz a Serena. Como Serena se doblaba de dolor y caía de rodillas al piso. Su amiga rubia se hinco a consolarla, mientras miraba a Amelie furiosa.
¡Ja! Todo eso en 3 segundos. ¡Amelie es mi chica!
-Y vuelves a decirme perra… y sabrás cuan perra puedo ser – le dijo dándole la espalda y entrando con los puños cerrados al edificio, donde yo estaba como espectador.

Subió decidida y en silencio hasta nuestro piso.
-¿Ella era… tu novia?
-No, nunca fuimos nada.
-¿Eran amigos?
-No…
-¿La amas?
-No.
-¿Lo dices en serio?
Abrí la puerta y ella entro, sin dejar de mirarme.
-Amelie… - comencé – ella y yo, nunca fuimos nada. Y si, hablo en serio cuando digo que no la amo.
-Bien… - suspiro. –Porque si la amas… Yo… yo debería disculparme por interferir entre ustedes.
Casi me tiro a reír.
-¿Qué parte de no la amo, no entendiste?
-Ya… - sonrío volviendo a ser la misma Amelie. -¿Le di un buen golpe, no?
Estalle en risas finalmente.
-¡Puch! – exclame. –Sin duda eres mi heroína – la abrace.

Ella empezó a besarme. Solo había una cosa para celebrar a mi nueva heroína. Una maratón de sexo. ¡Si!

1 comentario:

Ale de Moesia dijo...

Excelente capi!!! solo puedo decir que creo ia se aaa!! ame el capi!!! Eric lo amo y esa Amy es genial!!! jaja esa señora Spencer xD y creo conocer al par de chicas de 3 pisos abajo xD de hecho puedo decir que las conozco muy pero muy bien xD jajaja Asi que Samy la de la puta sonrisa Angelical es amiga de Serena!!! Uff ahora la odio mas q aier xD te amoo mi Beu escribes super duper genial!!! YO tambien ia quiero que sea viernes!!

Suerte!!!
Besos!!
Xau!!!

PD:Espero que conozca a V jajaja xD

Las chicas del Té de Lemmon

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