marzo 22, 2012

El lado Oscuro: 9. Ahogado de dolor

No se imaginan cuanto tardo en subir una entrada a este su amado blog. En serio, incluso yo me sorprendo por la facilidad que tengo de distraccion xD Ya sea por el malnacido del facebook, o el maravilloso mensajero, incluso las paginas que tengo abiertas para buscar imagenes, o mi madre, viniendo a preguntarme que hago y abordarme con busquedas en la web que ella tiene que hacer pero no sabe como realizar, o mi padre ¡Ay mi papá! xD Con sus: "Bruja, ven" - asi me dice xD - y yo corro a la sala y veo el televisor, mi padre ve peliculas que hemos visto miles de veces y siempre con su "A que no he visto esa..." xD jajaja. Entonces es facil distraerme... Jajaja, tardo de una a dos horas casi en subir un capi... Ya es por Juana o por Chana, pero aqui tienen nueva entrega :3
Enjoy ^^
 

9. Ahogado de dolor

*Click, La que se fue - Elefante
La mansión le resultaba pequeña cuando ella estaba dentro, cuando podía escuchar el sonido de sus altos tacones chocar contra el piso marmoleado del hall, la cocina, su baño, su habitación... Ahora los pasillos le resultaba eternos, no había más ruidos de sus altos tacones ni mucho menos la risa que Melanie le provocaba, ni hablar de su perfume, no había nada de ella… Nunca más.

-¿Gusta café, señor Hardenbrook? – pregunto la nueva mujer que reemplazo a Winter.

Bran levanto la mirada, estaba en el comedor pequeño, leyendo la plana de cotilleos de los famosos en el periódico de esa mañana. Winter le hubiera separado las secciones y ya tendría a su vista la divertida caligrafía que siempre terminaba la pequeña noticia con una carita feliz, formulada por dos puntos y un paréntesis. Esos pequeños detalles le hacían el día a Bran. La nueva ama de llaves, misma que olvido su nombre apenas la mujer puso un pie en la mansión, no tenia esos detalles, su estatura sobrepasaba la de Winter, y tenia de delicada lo que un toro al embestir a los toreadores. Su osca figura y su rostro igual de dulce que el de un bulldog, lo tenía tan encantado como una patada en el trasero con botas picudas.

-Un whisky doble – ignoro la pregunta de la mujer. Saco un cigarrillo y lo encendió.

Pensar que solo habían pasado tres semanas desde la partida de Winter. A decir verdad, se sentía como una eternidad. Esos 21 días parecían haber tenido más de 24 horas, cada minuto se sentía como si 90 segundos pasaran para que comenzara el siguiente minuto. Incluso, el sol veraniego se había negado a salir, tal como Melanie. La niña pasaba el día entero en su habitación, ya que le fue prohibido entrar a la habitación de Winter, ese lugar era para Bran.

Masoquista como siempre había sido, hurgaba los cajones de Winter en busca de alguna señal de ella, algún detalle que le dijera algo más de su maid personal. Sin embargo, lo único que mantenía el olor de Winter aun en la mansión, era esa botella larga de perfume, que la chica había olvidado. Al menos ese aroma lo transportaba a mejores días, a los momentos que compartía con ella. Y si los veía de forma objetiva, fuera de cuadro, no culpaba a Winter por haber dejado el trabajo con él, ella también merecía una vida plena, lejos de estas enormes cuatro paredes… Le costaba aceptarlo, pero era mejor que ella estuviera lejos del monstruo que era él.

Termino su cigarrillo, con un trago termino su whisky, e ignoro el ardor de su garganta y su estomago. Se froto los ojos y paso la mano por su cabello. El ama de llaves no era lo único que había cambiado en la Mansión Hardenbrook, el largo cabello de Bran que le caía hasta la altura de los hombros fue sustituido por un corte moderno. Su barba crecía dándole un aspecto descuidado. Un par de días Samantha estuvo feliz de ese nuevo estilo de su novio, después, cuando él solo tenía tiempo para whiskys dobles y cajetillas de cigarrillos, termino harta de su actitud, aburrida y acida, aun más de lo normal.

 Bran se había negado a buscarla. Tenía todos los medios para encontrarla, podía saber en un parpadeo a que se dedicaba, donde vivía, incluso si tenía novio y cuantas veces a la semana cogía con aquel que estaría al lado de ella, claro, solo si quisiera. Podía tener incluso, la llave del lugar donde viviera, saber cuántas veces hacia las compras de despensa, si tomaba el tren subterráneo para ir a trabajar, podía saber todo de ella con solo chascar los dedos.

-Señor Hardenbrook – su secretaria lo abordo antes de entrar a su oficina, lugar que era el segundo hogar de Bran. La chica llevaba consigo una libreta donde anotaba las llamadas pendientes y las llamadas recientes. –Samantha Wo…

-Cállate – ordeno, levanto la mano y frunció el ceño. –No quiero llamadas, ni nada por el estilo, si llama Samantha, no estoy, ¿bien? Para nadie, ¿quedo claro?

-S-si-si señor – asintió errática y volvió a su sitio.
 

Sobra decir que la mañana fue eterna, sin mencionar la hora de la comida. Winter siempre le mandaba la comida de su restaurante favorito, el delicioso pedazo de filete más papas asadas cada lunes, con media botella de vino, los martes era más nutritivo, chop suey, los miércoles… Bran dejo de torturarse con lo que sucedía en el pasado, nunca más recibiría la comida en su oficina, ahora tenía que salir a comer como el resto de sus empleados, y eso no sería problema si él supiera, que al volver a la mansión estaría Winter esperándolo en el hall, con esa silueta tan exquisita que apenas abría la puerta su cuerpo ardía en deseo por estar con ella, dispuesta a tomar su saco y su maletín con una sonrisa cariñosa que tanto la caracterizaba. No tendría problema alguno si al llegar después de un miserable y aburrido día en la oficina, soportando a su secretaria, Winter lo esperara dispuesta en su traje de maid para ser llevaba al paraíso de placer que Bran se dedicaba a crear entre sus muslos.

De nuevo Bran olvido la comida. Encendió un nuevo cigarrillo y lleno su vaso de whisky con hielo hasta la mitad, aun era un cobarde, se había planteado beber directo de la botella.

Iba a terminar su tercer cigarrillo y su quinto vaso de whisky cuando a su oficina entro su secretaria, o como ella pedía ser llamada su “asistente ejecutiva”, Bran la miro molesto, con toda la ira acumulada a través de la oscuridad de sus verdes ojos.

-Si mal no recuerdo…

-Llamaron de su casa, señor, su sobrina…

-¡Qué! – se puso de pie de un salto. – ¿Qué paso con ella? – rodeo su escritorio hasta estar frente a la su “asistente ejecutiva”, tomo a la mujer de los hombros, la zangoloteo para que dijera el resto de la noticia, la mujer estaba pálida, tal vez por la mirada de Bran o tal vez la noticia sobre Melanie si era grave.

-Esta en el hospital…

Bran soltó a la mujer, tomo su maletín y salió como si volara de la oficina, se olvido de usar el ascensor, bajo las escaleras, prácticamente saltando los escalones de cuatro en cuatro, otras de cinco en cinco, como un felino.

Arranco su auto y estuvo a nada de chocar con una camioneta de valores. Llamo a Lumiere… sus manos le temblaban.

-Señog – contesto el chef. –La niña, Melanie…

-¿Ella esta bien? ¡¡Dímelo!! – golpeo el volante cuando un semáforo en rojo lo obligo a detenerse.

-Señog… - la voz de aquel hombre sonaba a disculpa.

-No… - Bran no quería pensar lo peor, no podía. – ¡¡Habla con un demonio!! – piso el acelerador directo al hospital.

Aparco el auto aun con Lumiere murmurando cosas en francés.

Gritoneo a la recepcionista, pidiendo informes sobre su sobrina.

-¿Es familiar? – pregunto aquella regordeta mujer que a través de sus gafas examinaba el aspecto y cada detalle de éste, no era para menos, Bran tenia ojeras debajo de los ojos, el cabello despeinado y la corbata desajustada.

-¡Soy su tío! ¿Es suficiente para ti? – golpeo la barra que lo separaba de la mujer.

-Habitación 221 – dijo con la voz entrecortada.

Corrió de nuevo. En el pasillo, en la sala de espera estaba Lumiere, Briseida y la otra mujer.

-¿Qué le paso a Mel? – se anuncio.

El primero en voltear fue Lumiere.

-Señog… No fue culpa suya, ella…

-¡Y una mierda! ¡Como esta Melanie! – repitió al borde de la locura.

-Señor… - Briseida se atrevió a hablar, esperando más gritos. –Melanie fue a la playa con Soledad – Bran miro a la nueva ama de llaves, ese era su nombre, Soledad. Nada más indicado para reemplazar a Winter. – ¿Recuerda la tabla de surf que la señorita Wi… - el dolor regreso a Bran – la tabla de surf que le compro?

-¿Qué más? Omite los detalles Briseida.

-La niña se metió al mar y la corriente la llevo a unas rocas, la perdí de vista unos minutos – se disculpaba la mujer, Soledad, el reemplazo de Winter – los rescatistas la sacaron del agua inconsciente y con un golpe en la cabeza.…

El desapego con que esas palabras salieron de su boca, fueron como un balde de agua fría.

-No… - Lumiere lo llevo con rapidez a una silla. –Dime que no es cierto, Lumiere, dímelo – lo tomo de las solapas de su casaca de chef. –Dime que ella…

-Necesitan que usted figme unos papeles, señog, dijegon que tienen que llevagla a un Nueva Yogk paga opegagla…

-Si, si…

Melanie podía ser el mismo hijo del Diablo encarnado en una niña de 14 años, pero era su familia, su única familia. El verano no podía terminar así.
 

Lumiere lo acompaño a Nueva York. El helicóptero en el que trasladarían a Melanie solo podía ser ocupado por dos familiares, y a vista que Bran no tenía a más nadie, Lumiere pidió – Bran no pudo negarse, sabía que se derrumbaría si aquel hombre con temple de caballero antiguo no iba acompañándolo – ir. Las mujeres, Briseida y Soledad regresaron a la mansión.

No se atrevió a mirar a Melanie, recostada sobre la camilla, entre sabanas blancas y tubos por todos lados, le recordaba a su hermano. Y eso lo hizo sentir aun más miserable y solo, había prometido cuidar a Melanie, ¡que buen tío era!

-Ella estaga bien, señog…

Bran levanto un extremo de su boca.

-Eso espero, Lum.
 

El vuelo en helicóptero no demoro en arribar al helipuerto del Hospital de Nueva York, Bran había exigido trato de primera calidad, así diera hasta su última posesión para obtener ese servicio. Con cuidados veloces llevaron a Melanie a la operación. Bran firmo cuanto papel estuvo frente a él, excepto el de la donación de órganos.

-¡¡Ella no esta muerta!! ¡Largo! ¡Malditos carroñeros! – gruño a viva voz.

Con nulos resultados Lumiere lo calmaba. El hombre no podía continuar mirándolo así, hizo lo que tenía que hacer, antes de que el joven Hardenbrook terminara por agonizar en un dolor que ni él podía soportar.

-¡Lumiere!

Media hora después, aproximadamente, una cantarina y tierna voz hizo que Bran levantara la cara, estaba sentado en el suelo, con las rodillas a la altura del rostro, oculto tras la sombra de su dolor y sus brazos.

El alma le regreso al cuerpo cuando la vio de nuevo, corría hacia ellos con el cabello agitándose tras ella, notoriamente agitada, sus mejillas estaban rojas y sus ojos los podía ver aun más azules que el cielo mismo.

Winter abrazo a Lumiere y murmuro cosas con él, alejados de Bran. Él los observaba desde su sitio en el suelo del pasillo, en la improvisada sala de espera.

Se puso de pie trabajosamente cuando ella se acerco a él.

-¿Cómo esta Mel?

-No me han dicho nada, están operándola… - se sorprendió de escuchar su propia voz.

-Ella se pondrá mejor, ya verás – el toque de su mano sobre su mano se sintió como el Paraíso, casi tan celestial como cuando en descuido, ella lo tocaba a la hora del almuerzo o la cena, solo que esta vez no había temor de mirarlo a los ojos.

-Eso espero – dijo abrumado. Trago un nudo en su garganta, y miro el suelo, era un cobarde por no aguantar su tibia mirada, por no decir nada para evitar que se fuera. –Si no te hubieras ido… Mel… Ella estaría…

-Bran, lo lamento tanto…

-No más que yo… - se zafo de su agarre y la dejo en el pasillo. Él no era del tipo religioso, pero sus pies y sus pasos cansados lo llevaron a la capilla del hospital. Apenas había puesto las rodillas sobre el suelo, cuando Winter apareció detrás de él y lo tomo del hombro.

-Lumiere te llamo, ¿no?

-Si – susurro. – ¿Cómo has estado? – se atrevió a preguntar lo obvio.

-Como judío en medio de la Segunda Guerra Mundial, tal vez mejor – agrio como siempre, contesto.

-Mejor me voy…

-¡No! – le tomo la mano. –No me dejes…

Por primera vez en toda su vida hablo desde el corazón.

-No soportaría entrar a ver a Melanie sin ti… Por favor… No me dejes… de nuevo – el dolor en su voz y en su mirada no podía ser más cierto. La desesperanza lo carcomía poco a poco, perder a su nunca familia, así bien la niña fuera como una grano en el culo, no se lo podía permitir.

Por raro, incluso enfermo que pareciera, ver a Melanie a la hora de la cena cuando llegaba de la oficina le recordaba a su hermano, él siempre hacia enojar a Bran, sin embargo sabia que lo amaba.

A Winter aquel dolor le traspaso el corazón. Su dolor y su petición eran genuinos.

-Bran.

Y para sorpresa suya, Bran la abrazo.

-Si se mue…

-No digas eso – atajo su frase destructiva con el toque de sus dedos sobre sus labios. –Ella estará bien, yo la cuidare – prometió.

-No prometas algo que no vas a cumplir, Win. Renunciaste y…

-Eso no quiere decir que me he olvidado de ti – sonrió fugazmente. –O de Melanie…

-O yo de ti – el toque de su mano sobre su mejilla, le hizo cerrar los ojos.

Los recuerdos de su infancia y parte de su adolescencia con Bran le azotaron el corazón. Su cuerpo le exigió volver a sus brazos de nuevo. ¿Podía arriesgarse a tener algo real con Bran, sin estar bajo su techo las 24 horas?
 

Bran se derrumbo en los brazos de Winter hasta que quedo seco de tanto maldecir y de ocultar sus lágrimas entre el largo y negro cabello de ella y la curva deliciosa entre su cuello y hombro.

-Melanie te ha extrañado mucho – hablo por fin. Busco su mirada, con cautela, como un gato acercándose a las manos de un desconocido.

-Y yo a ella, mucho. Solo le deje una nota cuando…

-Lo sé, grito por todo el pasillo cuando la encontró y… - se separo de ella, rasco su nuca, aun su nuevo corte de cabello lo desconcertaba al no encontrar su larga melena que revolvía nervioso – me arrojo su tazón de cereal al verme llegar sin… ti. No me dirige la palabra salvo cuando me lanza directas sobre lo imbécil que soy – finalizo con una sonrisa. –Estoy de acuerdo con ella, soy un imbécil, uno muy grande.

-Lo eres – corroboro, mordió su labio inferior. Bran no perdió detalle de ese gesto. –Soledad es muy eficiente – cambio de tema con rapidez.

-¿Quién? – el ceño fruncido y confundido de Bran le hizo rodar los ojos.

-La mujer que envió la agencia.

Aun con signo de interrogación plasmado en la frente Bran asintió.

-No tan eficiente como tú. Es decir… Ella no sabe que es lo que almuerzo, mucho menos lo que ceno y el postre que hace – formulo en su demacrado pero atractivo rostro una mueca de asco – prefiero beber café en mis zapatos.

-No puede ser tan mala…

-¡Claro que si! Dios – meció su cabello. –Me siento estúpido…

-Samantha debe estar encantada con tu nuevo corte, la escuche murmurar algo sobre su estilista y un montón de estupideces que me dieron miedo realmente.

-No fui con su estilista, yo mismo me realice el corte, no podía ser tan difícil.

-Solo si te gustan las mordidas de caballo sobre el cabello – levanto los hombros bromeando.

-Gracias por venir, Winter.

-Vine por…

-Lo sé, por Melanie. Lo sé…

-Aunque me da gusto verte y saber que estas…

-¿Bien? – levanto la ceja. – ¿Te parece que estoy bien? – abrió los brazos. –Pues necesitas un examen de la vista, cariño. ¡Estoy mejor que bien! ¡Fabuloso! ¡Estupendo! ¡Magnifico!

-No necesitas ser irónico conmigo, Bran.

-Nena, estoy lejos de ser irónico contigo, muy lejos, créeme. Ahora… Lumiere te llamara para que te enteres de la evolución de Melanie, gracias por venir a verla.

-Ni creas que me voy a ir…

-Tú no eres nada de ella, vete.

-¿Qué demonios sucede contigo?

-Lo normal, soy un hijo de puta, ahora vete – señalo el pasillo.

-¿Por qué te comportas así conmigo? – la voz entrecortada de Winter le perforo su podrido corazón.

-¡Vete! – gruño ignorando olímpicamente el dolor de su celeste mirada.

-¡Imbécil! – le propino una bofetada antes de alejarse por el largo pasillo y perderse de su vista.

Lumiere se acerco a Bran, desconcertado por la repentina partida de Winter.

-¿Qué sucedió, señog?

-No puedo estar cerca de ella sin desearla, Lumiere. Eso pasa.

-Señog, tampoco puede negag que la necesita – dijo como un gran y antiguo sabio.

Bran torció una sonrisa amarga.

-No, no puedo negarlo – apretó el hombro de Lumiere y salió corriendo por el pasillo por el que Winter camino.
 

Las lágrimas de Winter caían hasta sus labios.

-¡Winter! – Hunter la tomo entre sus brazos. La chica sintió de nuevo el aire en sus pulmones mientras el rubio frotaba su espalda con ternura. – ¿Como esta tu hermana?

Con una pequeña mentira piadosa Winter le había dicho a Hunter que la trajera al Hospital.

-No se…

-Vamos, no puede ser tan grave…

-¡Winter! – era Bran el que gritaba detrás de ella.

Al parecer, si podía ser más grave.

-¿Bran?

-¿Qué haces aquí, Hunter? – Winter tomo aire antes de mirar a Bran. Se acercaba a ellos con pasos firmes y presuntuosos, la ceja levantada, listo como una fiera, para atacar.

-Traje a Winter para que viera a su hermana…

-¿Eso te dijo?

-Bran… - Winter intento detener sus palabras, Bran estaba dispuesto a escupir la verdad como bolas de fuego.

-Vino porque Lumiere la llamo, vino porque Melanie esta en el quirófano.

-¿Ella esta bien?

-No se – zanjo. –Dile la verdad Win.

Winter miro con odio a Bran, y luego en disculpa a Hunter.

-No sabía cómo decirte que Melanie estaba aquí y que Lumiere me llamo… Yo…

-Shh, no pasa nada.

Bran no soportaba la tranquilidad de esos dos.

-Supongo que Winter no te ha contado la razón de su renuncia…

-Bran, cállate.

-Tiene que saberlo, querida.

-¿Qué tengo que saber?

-Bran – rogo.

-Digamos que en resumen… Le pagaba por acostarse conmigo…

-¡¡ERES UN HIJO DE PUTA!! – bramo Winter lanzándose a Bran para golpearlo.

-¡Es la verdad! – Bran la tomo de las muñecas para alejarla de su rostro. –Eras mi puta personal y lo disfrutabas como una perra…

-¡¡NO!! ¡¡ES MENTIRA!! ¡¡MENTIRA!!

-¡Anda, dile a Hunter como gemías porque te cogiera!

Hunter miro por un segundo a Winter y sus intentos por callar a Bran, después a Bran con esa sonrisa que formulaba cuando se salía con la suya y después de nuevo a Winter con lágrimas en los ojos y un dolor profundo grabado en la mirada. Eso era algo que no iba a tolerar. Tomo a Winter de la cadera para alejarla de Bran, era mucho más alto que Bran y mucho más fuerte que Winter, así que fue fácil.

Una vez que dejo a Winter de lado con el rostro crispado en dolor y húmedo por las lágrimas que sus ojos sin cesar derramaban, miro a Bran con esa sonrisa de victoria en los labios.

-Eres un hijo de puta – dijo y lo golpeo en la cara con toda su fuerza. Bran cayó al suelo con la nariz rota.

-¡Hunter! – chillo Winter cuando el rubio levanto en el aire a Bran, tomándolo de la camisa, para darle un nuevo golpe. Cerró los ojos al escuchar el puño, macizo de Hunter, chocar contra la mandíbula de Bran. El heredero Hardenbrook intento defenderse, pero la enormidad del rubio no se lo permitió. Lo dejo molido en el suelo, su camisa blanca manchada de sangre.

-Llámala de nuevo puta y hare que te comas las bolas, Bran, lo juro – lo señalo con el dedo.

-¿Cuánto le pagas… por follar… contigo? – Bran escupió la sangre de su boca al suelo.

Hunter tenso la mandíbula y lo golpeo de nuevo. Bran se doblo de dolor.

-Ya veo… - trastabillo hasta recargarse en la pared. –No te la has cogido, amigo… Deberías… - Hunter le apretó el cuello. –Solo digo… - el rubio apretó su garganta – que deberías…

-Hunter – susurro Winter, muerta de miedo tras ellos.

-Aléjate de ella, ¿oíste?

-Pensé que éramos amigos, Hunt – tomo aire a raudales cuando Hunter lo soltó.

-Yo también – gruño Hunter sin mirarlo, dándole la espalda para tomar la mano de Winter e irse de ahí.

-Hunter, yo…

-No digas nada… Si no me lo mencionaste antes fue para evitar esto… - Winter miro sus manos rojas, parte por la sangre de Bran, parte por abrir la piel de sus nudillos, y su mejilla ligeramente roja por un golpe que, atinado, Bran le propino, mismo que apenas sintió el rubio, en medio de toda su furia. –No quería asustarte…

-Y yo no quería…

-Ya – se detuvo en el estacionamiento del hospital para tomar su rostro entre sus manos. –No me importa que hayas hecho en tu vida pasada. No me importa lo que diga ese… imbécil – gruño –, me importas tu y nadie más que tu.

-No merezco nada de ti, Hunter. Ya oíste a Bran, él… él me pagaba por ser su…

-No repitas esa palabra. Tuviste tus razones y las respeto.

-Mis razones – bufo. –Ahora mis razones son más estúpidas y absurdas.

-Winter – sin soltar su rostro, agrego – eres una gran mujer…

-Soy una  gran estúpida mujer, Hunter – corto. –Solo quería saber si Melanie estaba bien, sabía que vería a Bran, y pensé que él… No sería el animal que siempre fue. Siempre me sentí su puta, escondida tras las sombras de su casa, bajo esa careta de empleada y jefe. Hubo un tiempo en el que pensé que en verdad le interesaba y me sentí una Cenicienta… Claro que jamás dejaría a Samantha por… mi – sonrió amarga. –Dejar a la preciosa modelo por su ama de llaves. Ni en un millón de años. Y ahora… - intento mirar en otra dirección, más Hunter no se lo permitió. Su metro sesenta y cinco no era competencia para los dos metros de sensualidad de Hunter y esas suaves manos que sostenían con cuidado y ternura sus mejillas húmedas. –Ahora me doy cuenta del error en el que viví. Tras una mentira que yo misma cree… Soy una estúpida, una estúpida y una puta…

-Te prohíbo que digas eso de ti, Winter – regaño.

-¿Qué? ¿Qué fui la puta mejor pagada de California? – levanto una ceja. –Lo fui – quiso sonreír, más el dolor de su pasado la golpeo con tubo. –Fui la puta mejor pagada de California… Y Bran no mentía acerca de como gemía para que él me cogiera. ¡Dios! Era jodidamente bueno en eso – esta vez una amarga y enferma risa salió de su garganta, incluso ella se asusto del tono que tuvo. Tan fuera de si, tan amargo, tan desquiciante. –Lo disfrutaba como solo una puta bien pagada podría disfrutar revolcarse con un cliente…

-Winter… - Hunter soltó su rostro y la atrajo a su duro torso. A Winter estar entre los brazos de Hunter solo le provoco más llanto. Uno que no ceso hasta que maldijo a los cuatro vientos y a todos los Dioses por sus sueños, por sus castillos de arena creados en nubes en el cielo, cerca del Paraíso, donde sin pensarlo mucho, sentía que Bran la llevaba cada noche.

-No puedo negar que disfrutaba coger con él – dijo escondida en el pecho de Hunter. –El muy bastardo era bueno… - rio amarga.

-No hables más…

-Solo… Solo… Solo no quería que supieras que sales con una puta escondida tras la fachada de una nana y ama de llaves, Hunter. No quería que pensaras que lo hice por dinero, porque no fue así… Lo hice porque… porque creí… Creí como una niña cree en las hadas y los unicornios…

-No fue tu culpa, Win. A veces la conciencia tiene que hablar con sordos.

Subió la mirada hasta situarse en la profundidad del celeste de Hunter.

-O con tarados – agrego acida. –La razón por la que permanecí en el lado oscuro de la mansión fue la perdición de todo hombre…

-Amor – termino por ella.

Asintió.

-Amor – suspiro. –No cabe duda que el amor es ciego, sordo y estúpido.

-Nunca es tarde para retomar el camino…

-¿Aun hay esperanza para una ciega, sorda y loca como yo?

-¿El agua del mar es salada?

-Si.
-Siempre hay esperanza, Win, siempre...

2 comentarios:

Violet dijo...

Uffff!!! me la pase casi sin respirar!! crei que me daba algo cuando Hunter le partio la madre al imbecil de Bran... pero que carajos le pasa a ese idiota como puede amarla asi y herirla de esa manera.... de verdad es unHDP hecho y derecho.... me enoje mucho, pero me encanto, me encantaron ese par de minutos en lo que se reencontraron Bran y Win y aunque fue toda una catastrofe ahora entiendo que el la ama pero debe mantener su estupida posicion social... ay que dificil....
Gracias B por que en verdad amo esta historia!!

PD es clasico de las mamas que te ven en internet y necesian que les hagas algo!!!

Violet dijo...

Ay estaba atan enojada anoche con Bran, que ya no atine a decri nada de la pobre Mel, espero que sobreviva, y que se vaya a vivir con Win en lo que se recupera, porque seguramente la niña lo menos que va a querer sera estar cerca de su maldito tio!!! oohhh! tambien podrian venir sus tias de españa a verla, ay si, ya quiero verlas!!! jaja!!

Las chicas del Té de Lemmon

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