marzo 02, 2012

El lado Oscuro: 7. ¿Dónde está mi brócoli?

Un tanto estresada, pero... bien despues de todo (:
Bien dicen por ahi: Uno no sabe lo que tiene, hasta que lo ve perdido.
Disfruten de esta nueva entrega ^^ Nos estamos leyendo :D
¡¿Que les parece el nuevo diseño del Tea Party? *.*
7. ¿Dónde está mi brócoli?

Samantha Woods, la hermosa rubia con curvas despampanantes regreso a Nueva York el martes a primera hora. Melanie se despidió de ella en la entrada y le dio un fuerte abrazo con una recomendación que le hizo hervir la sangre a la hermosa modelo: “Una rosquilla más y por poco no te rodeo completamente con los brazos, Sammy”.
Con un caliente beso se despidió de Bran y subió al auto que la llevaría al aeropuerto con la promesa de que su novio estaría con ella el próximo domingo para la subasta de los artefactos antiguos que estaban en la colección de la familia Hardenbrook. “Ahí estaré, amor”, prometió frunciendo los labios el joven heredero. “Y también yo, ¡será divertidísimo!”, juro Melanie dando brinquitos. La rubia no logro ocultar el estremecimiento y el mohín de asco que se formo en su rostro de perfecto ángel.
-Hogar, dulce hogar sin la modelo obesa… - Melanie se tumbo en uno de los sofás del salón.
-Ella no es gorda, Mel – corrigió Winter llevándole galletas con un vaso de leche de chocolate.
-¿Y? Ella no me agrada, las rubias son unas putas, todas.
-¡Melanie Hardenbrook-Marshall! – su tío apareció en el salón. –Cuida esa boquita o hare que laven la boca con jabón.
-¡Ja! – puso los ojos en blanco. –Tú le dices putas a todas, no me vengas con tonterías, Bran.
-Soy tu tío y puedo hacerlo – la señalo. –Winter, no más galletas para Melanie.
-¡Qué! – la niña se incorporo de inmediato. –No me llevaras a Nueva York y ahora me quitas las galletas, en serio, ¿Qué diablos te pasa?
-Melanie, cierra tu bocota. ¿Bien? No iras a Nueva York porque no es un viaje de placer – miro fugazmente a Winter – son negocios. Ahora lárgate a tu habitación, no quiero verte – señalo las escaleras.
Furiosa la niña dio un manotazo al platón de las galletas y estas salieron volando junto con el platón, que al chocar con el suelo se hizo añicos. Winter pego un brinco y se aparto de los pedazos de porcelana rotos y las galletas destrozadas.
-¡Maldita niña! – gruño en respuesta Bran.
-No entiendo, me llevara a mí, tendría que llevar a la niña, ella es su familia… - se arrodillo para levantar las galletas y el resto del platón.
-A ti no te tengo que cuidar, a ella si – la tomo del mentón para que lo mirara. –Llama a Briseida y vamos a divertirnos en tu habitación.

Winter no tardo en hacer lo que Brandon le pedía. Briseida asintió y tomo una escoba y una bolsa de basura para recoger el desastre que Melanie había causado, no sin antes regalarle una sonrisa a Winter, la chica de inmediato se puso nerviosa. ¿Briseida sabría algo de ellos dos ocultos en las sombras?
Desnudos y jadeantes, Bran se deslizaba dentro de ella despacio y mirándola a los ojos, las piernas de ella lo abrazaban y sus uñas se clavaban en sus costillas.
-¡Dioses! – rugió Bran, próximo a su propia liberación. La tomo del cuello y la levanto para pegarla a su pecho, sus senos se levantaban al ritmo de su respiración y sus pieles se tocaban sudorosas, como si se unieran. Ella salto un par de beses sobre él, enviándolo al lugar más maravilloso, solo ella podía azotarlo de placer, como si miles de lenguas de fuego pasearon por su cuerpo, allá donde ella hundiera las uñas o sus dientes. Su lengua bailaba contenta reconociéndola con dulces y exigentes besos.
-¡Ah! – Winter abrió los ojos para mirarlo, mientras ambos se corrían.
Bran le regreso la mirada, oscura debido a la dilatación de sus pupilas y esos verdes ojos esmeraldas la reflejaban mejor que un espejo.
-Jamás te pedí como se debe que fueras conmigo a Nueva York – hablo de pronto, los espasmos del orgasmo de Winter apenas desaparecían y permanecían unidos, abrazándose. –Quiero que vayas para no tener que soportar a Samantha todo el tiempo, pero podrás andar por ahí a tus anchas mientras hago mis negocios – despejo el rostro de ella con las puntas de sus dedos, sus cabellos negros se pegaban a sus mejillas.
-Bien, iré con usted.
-Gracias – esa palabra la sorprendió tanto que Bran lo noto. Él mismo sabia que nunca agradecía nada, esta vez la palabra salió por sí sola. –Si tengo modales, aunque lo dudes, Win – beso su mejilla y se tumbo en la cama. –Ahora tengo… - se alejo de ella y tomo su ropa del suelo. –Mañana salimos temprano, alista tus maletas.
-Lo hare, señor – asintió abrazando la sabana de la cama contra la desnudez de su cuerpo.
-Buenas noches – una vez vestido salió de la habitación.


Jamás había visitado Nueva York, no tenía tiempo para viajar en su único día libre en la mansión. La gente corría apresurada por todos lados, olvidándose de los demás y pensando en los pendientes. Aquí, la vida pasaba más deprisa que un parpadeo.
Se hospedaron en el Hotel Empire. Bran dijo conocer al dueño del lugar, o al menos eso profesaba su padre cuando aún vivía. Claro que no dormirían juntos, como tanto deseaba Bran, ella tuvo su propia  habitación y él estuvo en otra, las habitaciones eran continuas, así Bran podía escabullirse con Winter cuando quisiera y sin levantar sospechas.
Desempacaron y descansaron el resto de la mañana. Winter solo tenía una maleta, que incluyo su traje de maid y un par más de lencería provocativa que el mismo Bran se encargo de incluir. Para la hora de la comida, Bran llamo a su puerta tocando tres veces con los nudillos. Winter abrió con un vestido negro  de encaje que se ajustaba a su pecho.
-Luces preciosa…
La chica asintió sonrojada y salió de la habitación.
-Tengo una comida con mi abogado, muero de hambre así como tú, ¿o me equivoco?
-No, en serio tengo hambre, señor – camino a su lado por el pasillo hasta el ascensor.
-Winter, no estamos en la mansión como te podrás dar cuenta – juntos entraron a la cabina. La chica lo miro levantando un poco la mirada. –Solo dime, Bran, como en los viejos tiempos, ¿si?
-Bien, lo hare – sonrió abiertamente.
Las puertas se abrieron en el lobby y salieron del ascensor.
La comida iba a ser en “Colors & Promises”  uno de los restaurantes que justo en estos tiempos tenía más popularidad, a Bran le encantaba ser asediado por los paparazzis, muy en el fondo lo adoraba, sin embargo tenía que portar la careta de aburrición y sus siempre usados: “Sin comentarios”, cada que algún reportero acosador le preguntara acerca de su relación con Samantha; la rubia por el contrario, amaba, y ella si lo exteriorizaba, los fotógrafos acosadores, nada podía hacerla más feliz que hablar de su carrera que iba en despunte, la relación con Bran y su vida como modelo que era, según ella, extenuante.
El lugar no era muy grande, pero si tenía una enorme fila con personas que deseaban entrar. Bran se acerco a un tipo de traje que estaba en un estrado pequeño donde tenían una libreta con las personas que ya tenían una mesa.
-La mesa está reservada para 3, a nombre de Hardenbrook, Brandon Hardenbrook – le dijo al hombre que lo miro un segundo y después paso las hojas de su libreta con rapidez.
Winter pasó los ojos por el sitio. Acogedor e íntimo. Con sillas  de respaldos altos y mesas redondas. Más que un lugar para cerrar tratos o hablar de negocios, el sitio era digno de citas íntimas y románticas, eso fue lo primero que le vino a la mente al ver las velas sobre las mesas y los candelabros que colgaban del techo que iluminaban el restaurante a media luz. Por los techos colgaban guirnaldas con luces blancas, las mesas que estaban ocupadas, mayormente por parejas que tenían las manos entrelazadas y las frentes juntas, le provocaba cosquillas de ternura en el estomago. Lucían tan enamorados que daban envidia.
-Hey, Winter, por aquí – Bran la tomo del codo.
Ambos siguieron al camarero que los llevo a una de las mesas del centro del restaurante, justo debajo de los candelabros colgantes, la exquisita pieza parecía de cristal, Winter lo miraba embelesada.
-Logan adora este lugar, lo empezó de cero – dijo Bran, jalándole la silla para que ella se sentara.
-Es hermoso – exclamo maravillada sentándose.
Bran la observo curioso cuando tomo su lugar frente a ella, hasta que fue interrumpido por un enorme rubio.
-Lamento llegar tarde, ese maldito trafico del demonio – Bran y el enorme rubio se dieron un abrazo fraternal y después estrecharon con fuerza sus manos, Winter intento ponerse de pie.
-Woah, ¿Quién es esta bellísima mujer?
-Winter Strong, una amiga de la infancia – informo Bran.
Winter casi se cae de la silla cuando lo escucho decir eso.
-Hunter Trott – tomo la mano de Winter y le beso el dorso de la misma. –Un enorme placer…
Bran aclaro su garganta, Hunter parpadeo como si despertara de un sueño y tomo su lugar al lado de Winter.
-Así que son amigos…
Winter asintió con una sonrisa ligera.
-Es hija del ama de llaves de la familia. Llevo toda la vida conociéndola.
¿Por qué diablos Bran diría algo así?
-No me digas… Así que conociste a ese infeliz desde que tenía los mocos embarrados en la cara – Hunter soltó una fuerte carcajada. Su sonrisa era tierna, sus ojos celestes preciosos y desprendía un aura pacifica, daban ganas de abrazarlo solo de verle la enorme sonrisa en el rostro.
-Algo así – levanto los hombros restándole importancia.
-Basta de hablar de mí, ordenemos de comer que muero de hambre… - interrumpió Bran.
-Dicen que la especialidad del chef es la pasta y los filetes. Tengo ganas de vino tinto así que me inclino por un filete…  - anuncio con orgullo Hunter.
-¿Conoces al chef? – inquirió Winter.
-No, pero… tengo una amiga que si – le guiño un ojo, ese gesto le provoco un sonrojo que se noto de inmediato en su pálida piel.
-Pasta entonces – gruño Bran. Llamo al camarero y ordenaron, pasta boloñesa para Bran, lasaña para Winter y un filete enorme para el rubio, más una botella de vino.
-Y dime, Winter, ¿a qué te dedicas? – pregunto Hunter.
-Cuida a Melanie mientras esta en América – contesto Bran de inmediato.
-¿Eres su nana?
-Algo así.
-¿Algo así? – entorno los parpados. – ¿Qué estudiaste, Winter?
Winter bajo la mirada. Si bien solo había terminado la preparatoria con honores y comenzado la carrera en la Universidad, la tuvo que dejar cuando la enfermedad de su madre la hizo volver a California. Summer no quería volver a la mansión, deseaba que su madre viviera con ella en Manhattan, Sibyl se negó rotundamente a abandonar a Bran y a la niña, Melanie. Así que Winter la ayudo, abandonando sus estudios Universitarios para cuidar a su madre.
-Deje la Universidad…
-¿Cómo dices? – Bran se sobresalto.
-La deje cuando mi madre no podía cuidar por si misma a Melanie. Ella adoraba a la niña, como si fuera de su propia sangre, y quería que la cuidara como si fuera mi hermana – el nudo en su garganta le hizo forzar la voz.
-¿Dejaste la Universidad para cuidar a la sobrina de Bran? – repitió Hunter.
-Si – confirmo –, es una niña encantadora y lo vale – agrego con orgullo.
-¿Si solo eres su nana, porque no regresaste a la Universidad? La niña pasa poco tiempo en California, la mayor parte de su vida es en el internado en Londres.
Winter mordió su lengua, pensando con rapidez la respuesta.
-Miren, llego la comida – Bran rompió ese desagradable silencio, tenía que aceptar que Hunter  tenía un agudo olfato para descubrir la raíz de los asuntos, tanto personales como de negocios. No quería que hondara más en la vida de Winter, que se unía a la suya propia de una manera lujuriosa y reveladora.

Comieron en silencio, para fortuna de Bran. Cuando terminaron la comida, ordenaron whisky y hablaron de negocios. Winter permaneció en silencio, formulando historias en su mente que parecieran coherentes. No se imaginaba diciendo que no regreso a la Universidad porque era la ama de llaves de Bran y que aparte de todo se tomaban su tiempo para conocerse desnudos en la oscuridad de la casa todos los días. Y ahora que lo pensaba, toda su vida estaba alrededor de Bran y de Melanie. La niña como había dicho antes, valía la pena, pero… ¿Bran lo valía? Él tenía novia, y circulaban fotos de ellos tanto en la web como en las revistas. No sentía envidia, por supuesto que no. Solo se preguntaba si tenía que vivir de esa forma por el resto de su vida. Oculta tras las sombras y tras las mascaras de sus puestos en la escalera social. Ella siendo la simple ama de llaves, y él siendo el playboy magnate que podía darse el gusto de tener dos mujeres en su vida sin que ninguna le negara nada. No era justo que su vida solo fuera eso. Amaba a Melanie, y estaba segura de amar a Bran, quizá no de la forma en que las parejas estaban aquí a su alrededor, besándose y sonriendo, sabía que nunca amaría de esa forma, no a Bran, porque él no la amaría así tampoco. Tenía que salir de ese lugar y vivir como hizo su hermana. Las razones que alguna vez tuvo para permanecer en la mansión ahora le resultaban absurdas. Solo fueron pretextos para saber si algún día Bran la tomaría en serio. Ahora sabía que él nunca lo haría.
-¿Winter? ¿Sigues con nosotros? – Hunter le tomo la mano y la hizo volver de sus pensamientos. – ¿Estás bien?
-Solo pensaba – sonrió.
-¿En que si es que puedo preguntar?
-¿Puedo hablar contigo un segundo, Bran? – la chica se puso de pie, pasando por alto la pregunta y la mirada curiosa de Hunter, Bran la siguió. Llegaron al pasillo que los llevaba a los sanitarios.
-¿Qué pasa? ¿Estas aburrida? Ya casi tenemos los pendientes en orden, solo un par de minutos más…
-Renuncio.
-¿Cómo? ¿A qué renuncias?
-A ti. No volveré a la mansión, Bran.
-¿Estas de broma?
-Nunca he hablado más en serio en mi vida. No volveré contigo a California, o quizá lo hare para recoger mis cosas.
-¿De qué se trata esto?
-Solo de mí renunciando a ti.
-No entiendo… ¿Por qué?
-No hay nada que entender, Bran. Ya no quiero ser tu ama de llaves… Solo eso.
-¿Qué pasara con Melanie? Tu madre quería que la cuidaras…
-¿Cómo te atreves a usar esa carta contra mí? Eso es vil.
-Bien, como sea – bufo. –Vuelve a California, cuando regrese no quiero saber más nada de ti, ¿quedo claro?
-Transparente – levanto la barbilla.
Lo dejo en el pasillo, ella volvió a la mesa y tomo su bolso.
-¿Todo en orden? – Hunter la tomo de la mano.
-Perfecto – la chica sonrió de oreja a oreja. –Soy libre, ¿y tu?
-Como un ave – le guiño el ojo.
-Te veo luego entonces…
-Espera – se puso de pie y le dio su tarjeta. –Búscame cuando vuelvas a Manhattan.
Winter tomo la tarjeta y la guardo en su bolso.
-Lo hare. Gracias – se puso de puntitas para darle un beso en la mejilla y salió del restaurante.

Bran regreso a la mesa hecho una fiera.
-¿Todo en orden? – Hunter sonrió.
-Como las bragas de puta – rugió Bran y termino su whisky de un trago.
-¿Qué paso allá?
-La despedí – contesto tajante.
-¿Qué, por qué?
-Hunter, somos amigos, no hagas esas preguntas. ¿Bien?
-Hey, tranquilo tigre, solo preguntaba – levanto las manos calmándolo. Si no lo conociera mejor diría que estaba como un hombre cuando lo deja su novia, furioso y confundido.
-Como sea… Terminemos esto cuanto antes, tengo que ir a coger a Samantha – sentencio.
-¡Uy! Me ha quedado claro.

La habitación que Bran había reservado para Winter estaba vacía. Ninguna nota, salvo el traje de maid que estaba sobre la cama. Había sido una fantasía de Winter que él la tomara como su maid, la chica tenía ideas fascinantes cuando se trataba de sexo, y esa en particular era su favorita. Para estas horas, donde el ocaso cruzaba el ventanal de la habitación de Bran, Winter ya tendría que estar llegando a California, tomando sus cosas para salir de la mansión y para siempre de la vida de Bran. 
Era difícil imaginarse la vida en California sin ella. La mansión le resultaría enorme sin su delicada silueta cruzando los pasillos. No podría vivir en ese lugar, soportando a Melanie el resto del verano. La niña, podía jurarlo, estaría más insoportable. Y estaba seguro de querer, ahora si, ahogarse con un pedazo de brócoli.

4 comentarios:

Violet dijo...

que, que????? pero que paso ahi, de repente teniamos a los amantes escondidos y plaf! le llego el entendimiento a Win y todo acabo??? en serio???? me he quedado perpleja !!!

¡¡bamh!! dijo...

Tu tranquila Violet (: Esto esta lejos de terminar.

Violet dijo...

Creo que ya me recupere de la primera impresion, ahora solo espero que Bran sufra como un HDP y luche por Win, pero como es un bastardo arrogante seguro que no lo va a hacer enseguida...

¡¡bamh!! dijo...

Jajajaja, tienes razon, es un bastardo y cerdo arrogante :D

Las chicas del Té de Lemmon

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