octubre 22, 2010

Maldita delicia. Capitulo IV

Hola, queridos lectores (:
Como cada viernes, si, como cada Viernes! :D

Seeee, ¡viernes!

Feliz cumple a mi amiga Juanis por su vigesimo primer cumpleaños, ahora si ya es legal en todo el planeta.

Por eso hoy celebraremos :P


Yupiti-yuuu! XD

Ok, aqui les dejo el 4to capitulo de Maldita delicia. Les queria subir una nueva portada del la Historia con los bombones de cada una, pero aun no la termino y... aun no conocen a todos los bombones asi que eso terminaria por ser Spoiler ;(

Por eso mejor las dejare en ascuas, si soy mala persona, por eso me voy a poner alcoholizada esta noche, neh, solo porquito :3 Sin más, enjoy ^^





4. Mis secretos son tus secretos

Emily Wildest

-¿Por qué no dejas de engañarme Emily?

Voltee los ojos ante la tonta pregunta de Dorian. Parecía un novio de secundaria, por favor, estaba ya por cumplir treinta y ese tonto quería un noviazgo de mano sudada. No, eso no iba conmigo.

-¿Engañarte? – alce una ceja. –Dorian, las cartas te las puse sobre la mesa. Tú y yo, solo nos divertimos. Es delicioso lo que haces con esa lengua, pero tú y yo no somos nada. No confundas el amor con lo que tenemos, bebé.
-¿Qué? – exploto. Ay no por favor.
-Eso – di media vuelta, camine hacia mi camioneta.
Mi gran sueño cumplido, mi Lincoln Navigator blanca.

-Hey, mírame… -Dorian jalo mi codo para que quedáramos frente a frente en el estacionamiento de la Universidad.
-Te miro, Luka.
-Dime que fue lo que paso entre nosotros, dímelo.
-Nada, solo fue sexo. Solo eso. Dorian, vamos… Somos adultos. No eres nada para mí. Solo sexo. Uno muy bueno – si que era genial.
-Ok, entiendo. – Soltó mi brazo, sonrío con amargura, sus ojos azules estaban derrotados.

Se alejo de ahí con un caminar resuelto. Miro hacia donde yo estaba antes de entrar a la Universidad.

No podía sentir nada por él. Solo éramos… no éramos nada, ni amigos, nada.

No me permitiría un nuevo error en mi vida. No. No desde que Logan me dejo por esa linda chica de piernas largas y rubia.

“Ella si es comprometida”, dijo antes de dejarme. Idiota. Comprometida mis… ¡Idiota!

Subí a mi camioneta, hoy tenia un par de asuntos en el bar donde Luna y yo éramos inversionistas. Era mi turno de ir a las juntas con los nuevos proveedores y esas cosas.


Entre al bar. Tenía varios sofás por todo el lugar. Me encantaba eso, siempre fue mi sueño tener un lugar así, me dejaban entrometerme en la decoración y en varias cosas más. Prácticamente el lugar ya era nuestro. Era genial.

-Buenas tardes, señorita Wildest – saludo el gerente del bar, Arthur.
-Hola, Artie – con la mano me invito a sentarme. La sala de juntas estaba sobre la barra del bar. Desde ahí se veía toda la pista de baile, a los lados el piso VIP del bar.
-Ya que estamos todos aquí, - decía Artie con voz profunda – me permito presentarles a, el señor Lacrosse.
-¿Qué? – grite. Grite como una histérica.

Logan.

-Hola Emi, me doy cuenta que no me has olvidado – dijo con esa jodida voz sensual.
-¿Cómo olvidarte, imbésil? – escupí. -¿Qué mierda haces aquí?
-Señorita Wildest… él es el nuevo inversionista… - dijo Arthur bajito, intentando calmarme, algo que jamás lograría.
-¿El nuevo inversionista? – pregunte como si mis oidos me fallaran.
-Si – confirmo bajito.
-Púdrete, no te quiero en mi bar, no te quiero…
-Lo siento linda, pero esa no es tu decisión. Es del señor Deline – dijo altanero.
-No – gruñí.

Me comportaba como una niña, pero…
¿Cómo pudo aparecerse en mi vida? Se había ido a California con su perfecta prometida, a procrear niños como conejos.

Mis entrañas estaban echa nudo; mi cara, roja seguro; mis manos en puños dispuestas a partirle la cara a ese cretino; y de suerte no tenia colmillos que sino… Su carne ya estaría esparcida por todo el lugar.

-Señorita Wildest – murmuro Artie con miedo.
-¿Qué? – lo mire, parecía más pequeño.
-El señor Lacrosse…
-¿Él qué? ¿Este hijo de puta que hace en mi bar?
-Uy, ¿con esa boquita comes? – soltó sonriendo, Logan.
-Con esta boquita te mandare al infierno – lo señale. – Lárgate de mi bar o yo misma me asegurare de que te comas tus bolas.

Salí echa una fiera del salón de juntas, baje veloz las escaleras.

-Oh, señorita Wildest – el señor Deline me intercepto antes de salir del bar.


Él era un hombre genial, muy listo. No se dejaba engañar por nadie. Solo había algo que le disgustaba: Que lo llamasen Jimmy. Para todos era James.

-Hola, Sr. Deline – le di mi mejor sonrisa.
-Imagino que ya conoció a mi nuevo inversionista – dijo con naturalidad.
-Imagina bien.
-¿Qué le parece?
-Me cago en su puta madre. Sr. Deline, no puedo seguir un minuto más aquí, lo siento… - alce la mano para callar cualquier palabra que me tranquilizara.

El Sr. Deline, podía calmar a la fiera dentro de mí. Pero hoy no quería estar calmada, quería estallar, quería romperle la cara a ese infeliz. Ese bastardo me había dejado, ¡¡a mi!! Me dejo para casarse con la “señorita perfecta”. Una que era la novia sumisa. Yo no seria esclava de nadie. Menos de él, aunque le amara como nunca antes ame.

Al verlo de nuevo, mi estúpido corazón quería saltarle a los pies, pero no. Ya no.

Recargue la cabeza en el volante de mi camioneta. Y empecé a llorar desconsolada.

Como si lo pidiera, mi teléfono móvil empezó a sonar. Era Jennifer. Enjugue mis lágrimas.

-¿Pasa algo, Jen?
-Oh no, solo para saludar… ¿tienes algo? ¡Estas llorando! – lo ultimo no era una pregunta.
-Yo…
-Oh, si lo haces. ¿Qué paso? ¿Paso algo en la Universidad?, ¿Te hizo algo el bastardo de Dorian?, ¿Te despidieron?, ¿Qué pasa, dime? – grito como loca.
-Logan… - solloce.
-¿Qué? Pero, pero… ¿él no estaba en California con “Doña perfección”?
-Estaba… ahora es inversionista en el bar.
-¿¡¡Qué!!?
-Si, así como lo oyes. Ahora mismo se burla de mí, de mi falta de control emocional.
-No, no le des el gusto Em. Regresa ahí y dile que ya no lo necesitas… - ese silencio era porque sí lo necesitaba. Lo necesite cada segundo en esos 4 años que no estuvo conmigo.
-Tienes razón – ataje sus palabras de ayuda. –Iré ahí y… - tome aire – vera que soy…
-Una mujer independiente, sin necesidad de un hombre, que eres feliz… sin él – termino con duda.

Yo también lo dudaba. Lo dudaba y mucho.

Verlo ahí, con ese traje oscuro, con esa barba, tal y como me gustaba, con su mirada caliente, que me mojaba, con… con todo el porte de un hombre que jamás fue ni será mío.

-Te veo más tarde, Jen. Gracias – colgué.

Seque mis lágrimas en el camino al bar.

Arthur, el Sr. Deline y ese asqueroso bastardo, aun estaban en la oficina.

-Hola, deben disculparte chicos. Sr. Deline, lo siento, Artie, Ann, Josh - dije refiriéndome a los abogados – los demás – dije y tome mi sitio, al lado del Sr. Deline –síndrome premenstrual, ya saben.

Ann Cohen, mi abogada sonrío asintiendo. Era una abogada perfecta, perra cuando tenía que serlo, justo mi tipo de abogada.

Retomaron la charla.

Un par de anotaciones más para las medidas legales. Por fin la junta había terminado, me levante despidiéndome de mano de los abogados, del Sr. Deline y de Arthur. Baje las escaleras hasta la salida. Me sentía derrotada, pero no le daría el gusto a Logan de verme de nuevo abatida, ese bastardo no tendría más de mi. No.

-Hey, Emily – su voz me seguía hasta el estacionamiento.

Lo ignore, desactive el seguro de mi camioneta. Dispuesta a subirme y olvidar esto, tendría que volver a verlo el próximo mes pero eso era lo de menos podía aguantar otros treinta días más sin él, sin su mirada oscura sobre mi piel, sin sus manos grandes y fuertes recorriéndome, sin sus labios carnosos y suaves besándome, sin sus dientes devorándome, sin él… amándome.

Vamos, pase 4 años sin él. Sin sus caricias, besos y miradas. Podía estar más tiempo sin él.

-Hey, Emmy – grito de nuevo y me adelanto el paso.
Cerró la puerta con su mano.
-Lamento…
-No lamentas nada, Logan – lo ataje. –Quítate, llevo prisa.
-Siempre tan evasiva.
-Dame permiso, Logan – le dije lentamente, intentando calmarme.
-Emmy, ¿podemos tomarnos un café?
-Solo si es cianuro y te lo tomas tu. Quítate – grite.
-Bien - quito su mano pero ésta fue a mi muñeca. –En verdad lo siento, Em. Yo… tuve que volver.

La voz que siempre me enchino la piel ahora parecía triste. No tenía ese tono de satisfacción que siempre tenia.

-Si, ajá – voltee los ojos. No había querido ver directo a esos oscuros ojos, porque sabía que me perdería en ellos. Subí con miedo la mirada. No me gusto lo que vi.
-Se que no importara, pero… Nada olvídalo – sonrío con tristeza y se alejo de mi.

Mi cuerpo pedía a gritos su confort. Se lo negué. No le daría el gusto, nunca más.

Subí y arranque la camioneta.

Pronto estaba frente a nuestra cafetería, esa donde ahora las chicas seguramente estaban discutiendo el primer fin de semana de Luna como la fotógrafa de Dorothea Van Gulick. Eso al menos me distraería un poco.

Practique mis sonrisas para que se vieran naturales al entrar, esperando que las chicas no se enteraran nunca de lo que paso con Logan, solo Jennifer lo sabia y así se quedaría. Aun así ella no conocía toda la historia. Me daba vergüenza contarle que estuve a nada de casarme con él, pero mis miedos estúpidos me dejaron a nada del altar.


¿Qué esperaba Logan? Apenas tenia 23 años. ¡¡Carajo!! Ni yo misma sabía que quería de mi vida, él quería una esposa de planta y yo quería conocer el mundo. Conocer mis posibilidades, mismas que no tenía ahora. Cada chico con el que había estado, me había dicho que dejara de engañarme, de engañarlo. Así como hoy Dorian. Los dejaba con facilidad por miedo a enamorarme de ellos. Por miedo a desear algo más que un acoston con ellos.



**
Jennifer Lamb

Después de que Emily colgara. Recibí una llamada de Renata, decía que teníamos que vernos urgentemente en el lugar de siempre. Obvio iríamos al lugar de siempre, pero ella decía que primero quería estar a solas conmigo. Ok, eso era sospecho.

Salí de la tienda, donde trabajaba del medio día a las 5 de la tarde. Muchas visitas de muchachos pubertos curioseando por la tienda. Nada relevante.

Llegue a la cafetería, Renata estaba ahí, con un café americano, pedí un capuchino.
-Listo, ¿que querías decirme?
-Algo muy serio. Y no quiero que lo sepa Luna.

Abrí la boca y no emití sonido. ¿Por qué no quería que Luna supiera? ¿No eran ellas tan amigas que no tenían secretos?

-Lo se, lo se, suena feo, pero… no pude evitarlo Jen, no pude. Caí rendida ante esa mirada azul, esa sonrisa, ese porte, esa elegancia, ante ese hombre – suspiro.
-No entiendo nada, Rens, dime que pasa.
-El viernes pasado, Luna y yo, nos topamos con un hombre guapísimo. Él le dio su numero a Luna, ella no le llamo, con la noticia de su empleo y eso, imagino que lo olvido. Entonces… el lunes, mi jefa – mientras contaba su historia, Renata empezaba a ponerse más nerviosa – mi jefa me dijo que tenia una propuesta para mi. Accedí, pensando que era mi nuevo puesto en el trabajo. Lo cual era casi cierto. Mi jefa quería que trabajara para una Asociación.
-¿Qué asociación? – presione al ver que Renata tomaba aire, ahora más nerviosa.
-Una Asociación que… la verdad no entendí bien, pero el punto es que él trabaja ahí. Él es uno de los fundadores.
-¿Quién es él?
-Oh, el hombre que conocimos en el tren. El que cortejaba a Luna y…
-Te gusta.
-Si… Yo se que Luna no se molestara, pero me siento mal al ocultárselo.
-Pues no le mientas. Dile que te gusta, no creo que ella se moleste. Luna no es celosa, mira que si me quitaras a Rosty si me pondría fiera – acepte con un rubor en mis mejillas.
-Lo se. No se que hacer.
-Dile la verdad. Ella no se molestara por eso.
-Pero si lo hará cuando sepa que le he mentido por una semana entera cuando me pregunta como va el trabajo. Cuando me pregunta cuando me darán un puesto mejor, cuando me dice a que se debe la sonrisa estúpida que llevo por el tren hasta llegar a casa. – soltó muy a su pesar.
-Mira… yo…

Iba a decirle que pensaba y en eso apareció Luna. Renata la miro con vergüenza, Luna nos sonrío a ambas y pidió lo de siempre, un café frío.

-Que día tan pesado el de hoy, en realidad todos son pesados. ¿Pasa algo?

Nos miro recelosa.

-Nada – sonreí.
-Ok – frunció los labios. –Ustedes me ocultan algo… - nos señalo.
-Nada – volví a decir.
-Bien.
Su café llego y aun seguíamos en silencio.

Renata se oculto tras un periódico, Luna estaba distraída leyendo una revista de cine que no se percato de que el periódico era de ayer.

Entonces de la nada, como siempre ocurren las cosas malas, un hombre rubio entro a la cafetería.

-Oh, Rens, que bueno que te encuentro. Me dijeron en la oficina que venias para acá – decía mirando a mi amiga, que estaba sentada mirando al ventanal de entrada.

Como si lo viera en cámara lenta, Luna abrió los ojos y la boca ligeramente, dejo sobre la mesa la revista. Renata miro fugazmente a Luna y después le regalo al hombre una sonrisita nerviosa. Yo no sabía si reírme o cubrirme por la bomba que había caído.

-Ho-hola Sr. Northman – dijo Renata intentando sonar respetuosa, el hombre hizo una mueca.
-Ya te dije que solo William.
-Ok.

Luna y yo continuamos en silencio. Al parecer el hombre no se percataba de nosotras. Solo tenía ojos para Renata. Luna miro a Renata, ahora si fue una mirada penetrante, sus ojos grises decían muchas cosas en esa mirada. Se percato del compañerismo con el que solo William miraba y saludaba a Renata.

-Will- William – corrigió veloz Renata. Un pequeño desliz y Luna se enteraría que no era solo William sino que ahora era Will. –Luna, ¿recuerdas a William? – pregunto con voz temblorosa.
-Si – dijo Luna poniéndose de pie.
-¡Luna! - exclamo el hombre. Sonrío como si un rayo de sol lo iluminara. –Jamás pensé volverte a ver. Tu amiga me dijo que estabas fuera de la ciudad.

Uh, una mentira. Pero ahora ya no sabía cuantas llevábamos.

-Volví – continúo Luna con la mentira de Renata.
-Me alegro. ¿Y dime qué tal has estado? Espere tu llamada como un tonto… - ahora el hombre empezaba a divagar, Luna estaba por contestar su pregunta y su reproche, cuando Renata interrumpió.
-¿Para qué me buscabas, William? – Ahora si uso su nombre completo. Remedio su desliz.
-Ah, cierto. Si, para unos asuntos de la empresa. Solo serán unos minutos, después te dejare de molestar – aseguro mirando de nuevo a Luna.

Renta asintió. Saco dinero de su bolso y se alejo de la mesa.
-Salgamos – lo invito y el hombre sonrío.
-Claro. Solo será unos minutos- insistió mirando a Luna.

Luna asintió. Ambos salieron de la cafetería. Caminaron lejos del ventanal, desde donde bien podríamos mirarlos. Renata estaba muy nerviosa y ya veía el porqué de sus nervios. El tipo era todo un adonis. Alto, fuerte, caballeroso, con elegancia. A nadie más que a él le sentaba tan bien el peinado de ladito. A nadie, lo juro.


Mire a la mesa, donde descansaban un par de billetes verdes y monedas. Luna tomo de nuevo su lugar, miro de nuevo la revista.
-¡Demonios! – grito de repente. –Tengo que ir a mi oficina.

Saco dinero también y corrió hacia la salida. Ahora si había explotado la bomba, porque una cosa era que cayera y otra que explotara como había pasado apenas Luna corrió a la calle.
No me dio ni tiempo de decir una palabra. Las ondas oscuras de su cabello brincaban en la dirección contraria al edificio de su trabajo. Estaba destrozada, lo sabía. Así como Renata lo estaba.

Mire la mesa. El dinero de Luna siempre estaba hecho una bola en sus jeans, el de Renata, estaba doblado por la mitad. Luna cargaba un pequeño monedero en forma de cajita delgada en su bolso cruzado estilo cartero, Renata un bolso muy elegante y su monedero de piel negra.

Ambas eran diferentes, pero a la vez parecidas. A ninguna le gustaba mentir ni que le mintieran. Ahora parecía que sus visiones habían cambiado. Solo esperaba que su amistad no. Ver a esas dos enojadas no era nada bueno. Nada.

Termine mi café y espere. A los 20 minutos más o menos de la partida inesperada de Luna, regreso Renata con el hombre detrás.
-¿Dónde esta Luna? – jadeo Renata.

El nudo en su garganta era muy notorio, parecía a punto de llorar.

-Dijo que olvido algo en la oficina – Después de todo no era una mentira, ¿o si?
-Lastima – suspiro William. –Me hubiera gustado tomar un café con ella. Será para después –agrego con esperanza. –No olvides lo de mañana, ¿de acuerdo Rens?

Renata negó con la cabeza y sonrío tímida. En despedida William le dio un beso en la mejilla, al igual que a mí.

-Mucho gusto… - William quedo en silencio, dejando un espacio para mi nombre.
-Jennifer – sonreí.
-Hasta luego Jennifer, que tengan una linda tarde – dijo y salio de la cafetería.

Renata se desplomo en la silla y marco de inmediato a Luna. Ella no contesto. Intento de nuevo y así tres veces más, y en cada uno de los intentos no hubo respuesta por parte de Luna.

-Me odia…
-No, ella no te odia, odia la mentira, Ren. Y tu…
-Mentí. ¿Qué tenia que hacer? Lo has visto, es un Vikingo, vamos, ¡es de Islandia! – grito. – Su voz, su acento, sus ojos…. No pude resistirme.
-Si, te entiendo… pero porque dijiste que Luna salio de la ciudad, ¿ah? – No quería hacerla sentir mal, pero…
-No se, no se… - meneo la cabeza. –Me invadió el monstruo. Una parte de mi quería venganza…
-¿Venganza? ¿Hacia Lunática? Ella no es muy… coqueta que digamos.
-Ella… ella intento seducir a Lex – dijo.
-Oh.

No sabía ahora que más pensar ni que decir. Lo cierto era que Luna no era lo que digamos una experta en el ligue, era muy tímida, las demás no lo éramos tanto. ¡Vamos! Si a mi me dan su numero yo marco y después me hago del rogar. Eso todas lo saben. Al menos no Luna, que solo le conocimos un novio y un par de tontos papaloteando su contorno. Nada que necesitemos explicar ni contar.

-Soy una mala amiga – sollozo Renata.
-Bueno, solo un poquitín mentirosa – bromee.

Renata no entendió mi broma y empezó a llorar.

-Oh, vamos. No llores. Además el hombre te invito a salir mañana, ¿ah?
-S-si…
-¿A dónde?
-Una cena. Por parte de la empresa. Será en honor al padre de él. Seré su pareja.
-Bien.
-No, no lo esta. Mentí de nuevo diciendo que… que… que Luna tenia compromisos y que… bueno, él casi me lo pidió porque yo le negué a Luna.
-Ay, Ren.
-Pero… ¿Acaso no dicen que en la Guerra y en el Amor, todo se vale? – pregunto con esperanza.

Quise contestar. Solo sonreí de lado. No se si esa ley aplicara para las amigas de toda la vida. Esperaba que si, sino ya estábamos jodidas.


**
Renata Cotty

¿Pero que había hecho?

Ahora Luna seguro me odiaba.

-Mejor me voy a casa, tengo que hablar con ella – me puse de pie.

Tome un taxi hasta el departamento. No tenía tiempo de caminar las 5 manzanas que eran al tren y así perderme de ver a Luna, y explicarle lo que había pasado con el Vikingo.

El taxi no tardo mucho en llegar, supuse que Luna no había llegado al departamento, porque las cartas aun estaban en al pie de su puerta. Espere en el pasillo hasta que la vi llegar.
-Lu…
-Hola, Ren. ¿Cómo te va?
-Yo… ¿podemos hablar?
-Estamos hablando – sonrío.
-Si, quiero hablar de William.
-¿Qué tiene? A ti te gusta… - alzo los hombros.
-Si, pero…
-Ya, mira. Mentiste, ¿por que?… porque él te gusta. Y creo que esta bien. Él es un guapísimo hombre, de eso estamos las dos seguras – camino a su puerta, levantando las cartas de su tapete de entrada.
-Luna… yo…
-Esta bien, Ren, todo bien. Que te diviertas – dijo y entro a su departamento.

No hubo portazo, ni gritos, ni miradas profundas ni acecinas. Pero yo aun me sentía culpable.

Toque su puerta y ella abrió de inmediato.

-¿Qué pasa? – dijo con voz suave. Ella no podía ocultar el enojo, porque estaba molesta.
-Tú dime que pasa.
-Nada, eso pasa. Renata, me lastimo que me hayas mentido… por él. ¿Por qué no me dijiste que por él era la sonrisa? Yo no iba a quitártelo, ni se como hacerlo. ¡Santo Dios! No soy una bruja… no lo soy. Soy tu amiga… o eso creía que era.
-No, Luna, somos amigas.
-Ahora no lo se. Me traicionaste. Dijimos que no habría mentiras entre nosotras. Y mira… - por su mejilla rodó una lágrima. Ella bajo la mirada.
-Perdóname… - tome su mano.
-Ok, esta bien – limpio sus lagrimas. –Yo solo… no quiero mentiras. Sabes que odio eso – sus labios temblaron, ella dejo de hablar.

Sabía que ella lo odiaba, así como yo. Ahora también lloraba.

-Me siento fatal, Lu. En verdad.
-Si… yo también mentí ¿sabes? Pero no a ti, a mí. Porque… porque soy una tonta. Ahora ya, ya todo esta hecho. Mira, te amo, lo sabes. No quiero que nada cambie entre nosotras.
-Yo también te amo. Oh, Luna, en serio, perdóname. – Me avente a abrazarla, rogando que ella no me rechazara. No lo hizo.
-No soy la victima, Ren – dijo aspirando su nariz.
-No quería mentir, pero enserio que William me gusta.
-Si, entiendo. Mira – se separo del abrazo y limpio su rostro –no más mentiras, ¿ok? Te diré mi mentira, aunque no se si sea una mentira como tal.
-No más mentiras – jure. –Ahora dime…

Mordió su labio inferior.

-Vamos, entremos. No quiero que la vecina escuche.

Al entrar cerró la puerta y puso la cadena, dejo las llaves a un lado de la puerta. Camino a la cocina y de la nevera saco una cerveza.
-El hijo de mi jefa… ¡me encanta! – casi grito.

Ahora sabía que volvíamos a ser las de antes. Amaba esa recuperación milagrosa de nosotras. Sabia que podíamos resolver nuestros problemas rápidamente, pero no sabia que tan rápido.

-Pervertida.
-Si, un poco – acepto. -¿Quieres una? – alzo la botella ámbar invitándome una cerveza.
-No.
-Ok. Si, bueno, se llama Tristan. Y joder que esta buenísimo – camino a su sala y se aventó su diván morado. –No se que hace que… Por él me desmaye – dijo y bajo la mirada.
-¿Qué? ¿Por qué no me lo dijiste?
-Porque… Ay no se, Rens, yo solo… me deslumbre. Cosa que jamás me había pasado y por lo que me siento avergonzada. ¡Él es hijo de mi jefa! – grito y se puso de pie. –Me vuelve loca y para colmo ahora trabaja cerca del edificio de su madre. Siempre la va a ver y comen juntos y para mi desgracia siempre pasa frente a mi oficina y lo tengo que ver.
-¿Era el tipo de cabello largo? Es que también fue al hospital cuando te desmayaste.
-¿Fue? Ay no. Si, el de cabello largo. Sino fuera hijo de Dorothea no tendría problemas con verlo a hurtadillas, pero Neal, el asesor de moda de la revista, ya se dio cuenta. Es la mano derecha de Dorothea. Le dirá a todo mundo.
-Ya veo… bueno, por ver no se paga – le dije sonriendo.
-En mi caso si voy a pagar, Ren. Con mi empleo si Dorothea se entera.
-No tiene porque enterarse. Es un secreto. Tu secreto.
-Ahora nuestro secreto, Ren. No les digas a las chicas. Me da vergüenza que sepan que me gusta un motorista salvaje hijo de mi jefa ex modelo – se ruborizo.
-Pues no es feo el tipo. Al contrario.
-Mucho más que guapo. Pero igual… tiene novia. Los escuche una vez que fui a la oficina de Dorothea. Hablaban de una tal Samantha Woods. Seguro que es hermosa. Pero bueno… espero no pagar por ver – sonrío con perversión esta vez.

Yo suspire. Volvíamos a ser las de antes. Y eso créanme era mejor que cualquier cosa en el mundo.

5 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

No es por sonar deseperada dpero ya que Em dejo ami Dorian marcharse me lo puedes enviar ami casa para consentirlo digo.... el tio es como yo quiero, como tu queires y disponible mandamelo no asm sip:) por otra parte y no quoero sonar peor jajajajaja me regalas a logan!!! no quiero dejar a Em sin chicos pero jajaj me gusto (rojita).... MI moriiis super este capitulooooo Ren casi jode su amistad por un par de bolas noooo!!!! amo la relacion de Lunatica y renatica jajjaja wiii!!!! con ansias elsiguiente

Ada Parthenopaeus dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Ale de Moesia dijo...

Que capi amore!!! Esa Emily pobre de ella, y pobre de Dorian!! T_T y ese Logan!! dios lo mato!! xD jajaja Jenn me ha sorprendido, mira q pareciera que es medio elitista pero es una excelente amiga =D Y Renata y Luna peleadas!! Eso si no me lo esperaba lo juro!!! U_U Renata no debio haber mentido, y menos por William!!! Dios tal vez por Lex jajaja Broma!! ella no debe mentir nunca a su Media naranja a su mejor de las mejores amigas xD Y Sera pareja de will en la cena y si Lex se entera??? Dios Beu me haces divagar en posibles cosas que pudieran pasar y esperare el viernes amore por que no es ya viernes?? ¬¬ TE amoo mi Beu!!

Dame un adelanto!!! xD

Suerte!!
Besos!!
Xau!!!

VioletaHerondale dijo...

Dude, no es por ser mala ni por envidiosa bueno si y que! pero ves?? mendiga Nata cortada! la Lu tanto que la ama y esta de mentirosa y luego con él y Lex! que se joda y me lo den :D ps* amo a Jenn

Violet dijo...

si. que fue un enredo entretenido... ya esta saliendo el pasado de todas. y si se mancho Nata con lo del vikingo...
que por cierto me encanta!!! y Samantha Woods!!!!!???? la misma de Bran del lado oscuro!???

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