enero 06, 2011

Maldita delicia. Capitulo XII*

¡¡Feliz Año Nuevo!!
¿Como se la pasaron en Navidad?, ¿En vispera de Año nuevo? Todo perfecto, espero.

Bueno, yo de regreso al mundo del blogger. A dejarles un nuevo capitulo de MD. Si... seguia Emily, pero este capi de Lunática ya lo tenia desde hace mucho y como esta Luna se me estaba atrasando, decidi montarlo antes. Ai sirve que conocen un poco más a esta loca :D
Sin más, les deseo nuevamente un año fabuloso. Y si no cumplen sus deseos este año, no desesperen, queda otro más, antes de que el mundo se acabe XD jaja. Broma :P

12. El fondo del whisky


Nota: Continuación capitulo IX

Luna Phellan

-Chuck, contesta pedazo de nerd – gruñí contra mi móvil, mientras me encaminaba al tren subterráneo.
-¿Ho…hola? – pregunto adormilado mi amigo.
-Chuck, lamento despertarte…
-No, no creo que lo sientas – interrumpió mi disculpa con esa voz acida que me hacia quererlo tanto.
-Bien, no lo siento. Pero no tengo a donde más ir… - rogué que él me aceptara en su casa, un jueves a primera hora de la mañana.
-Claro, a las 5 de la mañana nadie que no este sobrio tiene a donde ir… - dijo y seguro que sonrío.
-Te veo en tu departamento entonces – sentencie sin darle alguna salida para declinar mi auto invitación a su hogar.
-No tengo otra opción. Solo espero que no vomites en mi alfombra como la última vez – gruño.
-No lo haré, cretino – asegure. –Necesito algo más que sal de uvas para sentirme mejor.
-Te espero. Y tráeme un café de camino acá. Lo merezco ya que me despiertas de madrugada.
-Ok.
-¿Estas bien? – ahora la pregunta del millón.
-No… - murmure entrando al vagón.
-Bien… no tardes. Aquí te espero.

Colgó.

Rogué no toparme con Renata o con Jennifer o con Emily o lo que era aun peor con Jensen. Baje del vagón y eche a correr hasta llegar a su puerta. Vivía en un loft cerca del puente de Brooklyn. Abrió la puerta con el cabello despeinado, -no es que se peinara de cualquier forma-, y unos calzoncillos blancos.

-Entra. ¿Mi café?
-Mierda, lo olvide.
-Lo supuse y por eso encendí la cafetera – sonrío y tomo mi mano para hacerme pasar.

Su casa era de una sola planta, del lado izquierdo estaba la barra de la cocina y sus alacenas sin puertas donde colocaba sus platos, vasos y demás cosas, su nevera, que como buen soltero tenia cervezas y comida precocida, como yo. Acostumbraba comer en la barra, donde tenía bancos largos y sillas.




En la sala, donde ningún sofá combinaba, tenia una mesa de centro, y un par de botellas vacías encima. Creo que alcance a ver algo brillante.

-¿Y esto? – solté su mano y me dirigí a la mesa, mi curiosidad pudo más y tome un arete largo, de pequeños eslabones.
-Soy hombre y tengo mis necesidades. Descuida, la chica huyo después de saber que no quería más que una noche con ella aunque… - se rasco la barbilla – también debió de haber sido porque le dije otro nombre y no por el que sus padres decidieron llamarle.
-Eres un cretino.
-Lo siento, pero ella tenia nombre de… Nessa, torpeza… no se, en realidad. Y no me importa mucho de cualquier forma – alzo los hombros. Tomo sus gafas de la barra de la cocina y después de tallarse un poco los ojos cruzo sus brazos sobre su pecho y me miro.
-¿Y bien?
-Jensen… y tu le diste mi numero. Pedazo de traidor.
-Si. Culpable. Pero… ¿Qué paso?
-Tú sabes que pasa cuando él toca suelo norteamericano – suspire y me tire en su sofá de dos plazas.
-Vaya que si. El muy bastardo me quito varias chicas antes de que decidiera irse a quitarles las pulgas a los chimpancés en algún lugar de la selva Amazónica.
-¿Qué? ¿Sabias donde estuvo todo este tiempo?
-¿Qué? ¡No! Solo es un decir. El hijo de puta, que su madre tan linda en paz descanse no tiene la culpa de engendrar a un pedazo de mierda como lo es, fue y será Jensen; te decía: el hijo de puta nunca me dijo donde estaba. Intente sacarle la información, en serio que si, Lu. Su tío Lou tampoco ayudo mucho. Y ahora, dudo que él supiera donde estaba su sobrino.


Paso la mano por su despeinado cabello, camino a donde yo me encontraba y alzando mi cabeza un poco, se sentó.

-En serio lamento haberle dado tu número. Pero él lucia como que quería remediar… las cosas entre ustedes. Y bueno, solo soy un mortal que quiere verte feliz. Pero la cague y lo siento, ¿ok?
-¿Lo viste antes de darle mi numero? – Alce la vista hasta él.

Chuck tenia la barba de días y le sentaba muy bien, y unos ojos azules preciosos.

-No, solo lo escuche. Desde que llego a Manhattan, la única que lo ha visto eres tú y Clarisse. No creo que Jason sepa que él volvió. Y dudo que le de un abrazo de bienvenida una vez que se entere.
-Si… supongo que no – exhale.
-Por lo tanto… cuéntame que paso con Jensen.
-Bueno, huí de su casa. Y te agradecería que no le dijeras donde vivo, porque te juro… - me incorpore, dejando de recargar mi cabeza en sus piernas – te juro que te olvidaras de tus noches de sexo esporádico, Charles – apreté su entrepierna entre mis manos.
-¡Oh joder! – jadeo. –Ya va, ya va. Entiendo… Solo deja. Deja… ¡Oh Luna!

Lo solté y él dio un brinco lejos de mí. Tenía una mano entre sus piernas y las mejillas coloradas y no de excitación.

-Eres una perra, lo sabes, ¿cierto?
-Si, lo se.

Después de un rato de mirarme con ojos celestes llenos de odio, decidió darse un baño y vestirse. Regreso a la barra de la cocina, donde yo enfriaba mi café, vestido con unos jeans y una camisa negra.

Tomo un sorbo de su café.
-¿Quieres que te lleve a tu casa? Luces como si te hubieran dado una buena cojida – sonrío perverso.
-Cállate, basura – gruñí.

Él estallo en risas. En cambio yo no sabia donde meterme. Si, Jensen era un Dios en la cama y fuera de ella. Era un experto desnudo y vestido. Maldito, lo odio por conocerme tan bien y saber como me gustaba que me besaran y que me tocaran y que me hablaran… Lo odio.

-Vale, ¿entonces qué? – Se inclino sobre la barra. Sus ojos me observaban atentos, lo podía sentir, a pesar de que yo no alzara la mirada. –Hey, en serio lamento haberle dado a Jensen tu número. Lo escuchaba como si quisiera remediar todo. Lo siento en serio.
-Errar es humano, perdonar – Repetí una línea de mi película animada favorita: El camino hacia el Dorado.

Misma que obligaba a Chuck a ver conmigo cada que podíamos. Cada que me sentía con ganas de cantar.

“No se si pueda ser capaz, de ser un santo y no pecar… No quiero suplantar a un querubín”
((Click aqui, para escuchar la cancion))




-¿Te llevo a tu casa o no tienes por que trabajar hoy?
-Si, si tengo qué… es jueves – suspire y termine mi café de un sorbo.

Chuck me llevo a casa, subió conmigo a mi departamento. No tenia auto, decía que eso era solo para los que necesitan impresionar a las chicas.
-Yo tengo todo lo que necesito debajo de mis jeans – rezaba orgulloso.
-Seguro – volteaba los ojos cada que repetía eso.

Por el contrario, él amaba las motocicletas.

-¿Quieres pasar un momento? – le dije abriendo la puerta.
-Si quieres que te lleve a tu trabajo solo tienes que decirlo – alzo las cejas.
-Ok, si quiero.
-Lo sabia – entro y se tumbo en mi diván. –Amo esta cosa… ¿ahora tengo que contarte mis problemas emocionales?
-Si quieres… - alce los hombros. –Me daré un baño, no tardo.

Entre a mi habitación. No tarde mucho, ya que pronto serian las 8 y si me demoraba más llegaría tarde. Me había ganado la confianza de Dorothea y no la echaría a la basura por mis tontos sentimientos añejados.

-¡Lista! – grite. Chuck inspeccionaba mis cosas, como siempre.
-Tienes un mensaje en tu contestadota.
Apretó el botón para reproducirlo.

“Hey, Lu… ¿Dónde demonios estas? ¡¡Contesta!!”, era Jack.

Error, no era uno, eran como cuatro. Segundo: “Maldita sea, Lunática. Levanta el teléfono y dame señales de vida por favor”, si que era dramático mi hermano. “Ok, ok, no debí maldecir. Si estas con alguna de tus conquistas. Quiero que sepan que soy su hermano, no su novio psicótico, gracias a Dios. ¡Contesta!”, al menos ahora se explicaba. Y el ultimo: “Entiendo, no estas en casa, pero en cuanto oigas esto, llámame. Soy Jack y el tipo de los 3 mensajes pasados también era yo. Te quiero, Lunática”, al final siempre era lindo conmigo.

-¿Lo llamaras?
-No… - negué con la cabeza.
-Pero él dijo…
-Venga, mi hermano dice muchas cosas, lo llamare más tarde, ¿ok?
-Como tú quieras – acepto rendido, alzando las manos. –A trabajar entonces.

En menos de lo que canta un gallo legamos a mi trabajo.
-Cualquier cosa me llamas, en serio ¿eh?
-Sip, Chucky.
-Y no me digas así, que no soy el estúpido muñeco que mata a los niños con armas que solo él encuentra mortales. ¿Bien?
-Uhh, que miedo. Ok. Buen día, Chuck.

Lo vi alegarse a toda velocidad de ahí. Era un loco y lo quería mucho.

Subí, esta vez por el levador. Al llegar arriba, Lizzi me hizo señas. Me acerque a ella.

-Hola, ¿Qué pasa?
-La Sra. Van Gullick, quiere verte en su oficina. Te llamamos toda la tarde ayer, pero no te encontramos ni en tu móvil, ni en tu casa. Llame a tu hermano incluso.
-Oh.

Joder. Ahora estaba sin empleo. Toque con los nudillos la puerta de mi jefa. Lizzi dijo “Suerte”, sin articular sonido. Asentí.

-Adelante – La voz de mi jefa era aun más amenazadora.
-¿Me llamaba, Sra. Van Gulick? – pregunte.

Al entrar, vi a la chica de las fotos de ayer. Samantha Woods. Era aun más hermosa ya que la veías de cerca. Mis tripas dieron un vuelco.

-Luna. Te presento a Samantha Woods. Platicamos acerca de una sesión de fotos con ella, ¿recuerdas? – Dorothea sonrío.

¡¡Sonrío!!
No sabía si era hacia mi o por la chica que era novia de su hijo. De cualquier forma sonrío.
-Ah si, si recuerdo.
-Todos hablan de tu trabajo, Luna – la chica sonrío. Dientes perfectos. El cielo me odia sin duda alguna.
-Oh, espero que sea para bien – le dije en broma.
-Por supuesto. Sra. Van Gulick, muchas revistas darían cualquier cosa por tener a Luna en su equipo – comento Samantha con una sonrisa resplandeciente.
-Lo se, pero la tengo yo, y créeme niña, no la dejare ir.
-Vaya… Pues gracias.

Que mi jefa dijera eso de mi y que los rumores que comentaba Samantha fueran ciertos, me hacia sentir en las nubes. Me hacia olvidar un poquitín mis problemas.

-Luna, quiero que le hagan una sesión, ¿podría ser en tu casa?
-¡Claro que si!- exclame.
-Perfecto. Enviare al maquillista a tu casa. ¿Esta bien?
-Si, si, lo que sea – asentí.
-Lizzi, quiero que envíes a Harry a casa de Luna. Si, no me importa donde este, lo quiero ahora – gruño. Colgó un segundo después. –Luna, te importaría establecer el concepto de la sesión con Samantha en tu oficina, vendrán un par de clientes aquí.
-No, esta bien. Sígueme – le dije a Samantha, que después de despedirse de beso de mi jefa, me siguió agitando su rubia cabellera.

Ahora fraternizaba con la novia del tipo que me tenía vuelta una loca. Ok, después de… Ya, Jensen estaba fuera de mi lista ahora. Él me lastimo y no caería presa a sus brazos. No.

Al terminar de establecer el concepto de las fotografías, nos enviaron en auto a mi departamento. Mi hogar estaba limpio y recogido, no había botellas de cerveza vacías en la mesita de la sala. Sin embargo tenía un par de libros sobre ella.

-Así que… Aquí ocurre la magia – observo Samantha que entro después de mi y Harry al final, con un par de técnicos en luces.
-Algo por el estilo – conteste y la guíe al pequeño estudio. –El baño esta en esa puerta, puedes cambiarte ahí o en mi habitación si lo deseas.
-Claro, gracias – sonrío.

Empezaba a odiar esas putas sonrisas angelicales. Putas modelos, putas todas.

Harry me miro, y de pronto, por extraño que parezca, sentí como si leyera mis pensamientos. Harry era un tipo que definitivamente era gay. Aun así era muy bueno en su trabajo, y solo abría la boca cuando tenía algo que decir, no solo para decir estupideces como el resto de los mortales, incluyéndome.

Samantha salio del cuarto de baño con un deslumbrante vestido rojo, de tela vaporosa. El escote embonaba perfecto con su busto. Harry comenzó a maquillarla y a elogiar su larga y rubia cabellera en ondas.

Me mire de reojo al reflejo de mi ventana, mis rizos estaban alborotados, no tenia perfectas ondas como Samantha.

Y así, entre mi baja autoestima y la sonrisa de Sammy, transcurrió la sesión de fotografía. Hubo al menos 3 cambios de vestuario. Y en cada maldito vestido nuevo, ella lucia asquerosamente bien. Más que bien.
Al término, cuando el cielo rojo y sus rayos empezaban pasar a través de las persianas de mi salita, Harry y los técnicos se fueron. Samantha se quedo, y no tuve otra elección más que ofrecerle un café. Lo malo es que no tenia cianuro, y más malo era que mi jefa la quería en su portada.

-Es un lindo lugar – comento y observo el departamento.
-Gracias.
-¿Es tuyo o lo rentas?
-Mio – conteste.

¿A que venia todo eso? ¿Quería ser mi amiga acaso? ¿Quería burlarse de que ella tenía entre sus piernas al delicioso de Tristan? Perra.

Ella asintió y dio un sorbo con elegancia a su taza de café. Todas mis tazas eran de figuritas graciosas, esta vez eran unos puercos bailarines los que se asomaban entre sus largos dedos de uñas rojas.

-El hijo de Dorothea esta guapísimo – exclamo y sus ojos azules se posaron en mí, esperando una respuesta.
-No lo he notado – conteste de inmediato.
-Oh, vamos. Todas te detestan porque trabajas con Dorothea y porque su hijo pasa por tu oficina todos los días.

¿Cómo es que ella sabía eso? Ah ya… Las chismosas de los reportajes. Malditas boquiflojas.

-Bueno… yo me enfoco en mi trabajo – conteste segura.

Si esto era una trampa para que Dorothea me despidiera no lograría nada.

-Lastima, porque esta buenísimo. Bueno, me tengo que ir, tengo una cita – de nuevo esa puta sonrisa.
-Que bien – estúpido lado Gregory House.
-Lo se… - Bajo de un brinco del banquito alto que estaba en mi desayunador frente a mi salita, que daba como ventana a mi cocina.
-Seguro – evite voltear los ojos.
-Suerte, Lunis.

¿Eh? ¿Lunis? ¿Qué demonios…?

La acompañe a la salida. Como si mi suerte no pudiese ser más vomitada, en el pasillo estaba la Sra. Spencer, o metiche Spencer como disfrutaba llamarla.

-¡Luna! – exclamo y se encamino a mi puerta.
Había hecho contacto visual con sus viejos ojos lagañosos, así que no tuve más elección que hacerme la loca e intentar cerrar con rapidez la puerta contra su arrugada cara.

Tome mi bolso y lo cruce por mi pecho.

-Oh, Sra. Met… Spencer – salude al salir y cerrar la puerta. –Llevo prisa, no sabe como me encantaría escuchar las historias del tipo del 5to piso, pero llevo prisa, mucha. Lo lamento, aunque… no mucho ¿sabe?

La Sra. Spencer me miraba boquiabierta mientras descendía de a dos escalones hasta la planta baja.

Una vez afuera, llame un taxi. Mismo que me llevo a la Editorial donde trabajaba, al menos ahí estaría segura de Doña Metiche.

Entre a mi oficina y cerré la puerta. Suspire y me derrumbe en mi silla. Si todo seguía como estaba envejecería prematuramente. Puros problemas atraía a mi simple vida.

El teléfono sonó y di un brinco.

-¿Hola? – pregunte al contestar.
-Buenas tardes, ¿con la señorita Luna Phellan?
-Si, ella habla, ¿Quién la busca?
-Mucho gusto, soy Logan Lacrosse. Soy el nuevo inversionista de “León”…

Nuestro Bar.

-Oh, mucho gusto Sr. Lacrosse. ¿En que puedo servirle?

La voz del tipo era ronca. Seguro que era alguna conquista de Emily.

-Quisiera hacer una cita con usted, para hablar sobre el bar.
-Bueno, para eso esta la abogada Ann Cohen – conteste amable.
-Si, lo se. En realidad quiero hablar de cosas… más… como decirlo…
-Personales – lo ayude. –Sr. Lacrosse, las cosas como son.

El tipo silencio unos segundos y soltó una risita.

-Si, es verdad. Quiero conocer a las dueñas del bar, es todo.
-Bien, por ahí hubiera empezado, Sr. Lacrosse.
-Logan, por favor.
-Bueno, Logan. Tengo libre el martes de la próxima semana, ¿estará usted disponible para una comida?
-Si, me parece adecuada la oferta – contesto.
-Vale, nos vemos entonces. ¿Conoce el restaurante Chino de la 5ta avenida?
-Claro…
-Nos vemos ahí… a las 4 de la tarde. Que pase un buen día señor Lacrosse.
-¿Cómo sabre que es usted?
-Oh, cierto. Bueno, usted entra y pregunta por mí… Adiós – colgué.

Así que conocer a las dueñas del bar. Eso sonaba a que quería cortejar a mi amiga y Emily no se dejaba. Bueno, al menos comería gratis con los chinos.

_*_

Las fotografías de Samantha le gustaron tanto a Dorothea que de inmediato dijo que quería el mes de Diciembre con ella en vestido rojo como portada. Puto vestido rojo. Aun faltaban al menos mes y medio para esa portada, así que andaría sin el fantasma de Samantha observándome en las esquinas o en los autobuses.

No hubo viernes social, ni viernes de ver culos masculinos, ni viernes de cervezas gratis en León. No hubo más que solo trabajo, presión y estrés. Afortunadamente los días que siguieron tampoco hubo Jensen. Al parecer también había desparecido de la faz de la tierra una vez más. Algo muy inteligente por parte de él.

El martes se hizo presente y mientras yo garabateaba cuernos y bigotes de diablo en la cara angelical de Samantha, las 4 de la tarde se acercaban. Tome mis cosas y baje a la calle.

Subí a un taxi y pague a la 5ta avenida. Baje y entre al restaurante.
-Hola, señorita Phellan – Cho, la recepcionista del lugar me saludo.

No era porque comiera al menos un martes a la semana en el restaurante, no, que va. Solo era por mi linda cara.

Me dio la mesa de siempre, cerca del cuadro de osos panda.
-Oh, tranquila, Cho, espero a alguien. Preguntara por mi… - comunique.
-Uh, perfecto – sonrío.

Dejo dos platos sobre la mesa redonda. Era bufete y podías comer hasta reventar. El reloj de números dorados del centro del lugar marcaba las 4 cuando un hombre alto, de barba y gran porte se apareció ante mis ojos.

Oh por todos los Santos del Cielo. El hombre era guapísimo. Seguro que Emily solo se hacia del rogar para tenerlo en su cama gozando de placer.

-¿Señorita Phellan? – pregunto estirando la mano.
-Señor Lacrosse – estreche su enorme mano.




Mi cuerpo se calentó. Fue imposible no imaginarlo entre mis sabanas moradas, con el cuerpo sudoroso y esos labios carnosos trazando mapas en mi cuerpo.

-Aquí esta su plato. Comamos. No hablo de mi vida personal con el estomago vacío – le dije sonríete.
Él asintió y me siguió. Se sirvió un poco de carne de cerdo, y rollos primavera con algo de arroz. Por mi parte, no pude evitar los aros de cebolla, unas bolitas chistosas de las cuales no sabía el nombre y algo de pasta.

Él comía elegantemente, y yo me limite a imitar sus movimientos con los tenedores y los cuchillos. Odiaba tener que comer como Dios manda. Con Jack todo era sin lineamientos sociales. La comida era un placer más en el mundo, y uno que no debía ser negado para nadie.

Cuando empecé con el postre, que esta vez fue helado de yogurt, Logan empezó el bombardeo de preguntas.

-¿Dónde conociste a Emily, Luna?
-En la Universidad – conteste. –No íbamos en la misma carrera, pero me tope con ella en la clase de dibujo con modelos desnudos – anuncie.
-Oh, si, se escucha típico de ella – sonrío.

Oh, esa sonrisa. Entonces recordé cuando rió por el teléfono. Esa debió de ser la sonrisa que se formo en sus labios.

-¿Y tu…?
-¿Yo qué?
-¿Cómo conoces a Emily?
-Bueno… hace mucho.
-Explícate – exigí dejando mi cuchara al lado del plato de helado.
-Eso es parte de mi vida personal.
-¿Y acaso no preguntas cosas de mi vida personal, también? – contraataque.

El silencio se hizo presente. Él se rasco el puente de la nariz.
-Supongo que si. Bueno, la conocí… cuando joven. Hace mucho.
-¿Qué quieres saber de Emily, exactamente?
-Ella…
-Ah ya. No, no sale con nadie. A veces solo con Dorian, pero él aunque esta como quiere, solo es una aventura.
-Oh – bajo la mirada.
-¿Temes ser una aventura para Emily? Venga hombre. ¿Quién dijo que las chicas no podemos tener aventurillas? ¿O eres de esos que reprimen la libertad de las mujeres?, porque si es así, déjame decirte que te equivocaste de chica – casi gruñí.

Espere su respuesta. Solo negó con la cabeza.
-Me alegro que Emily viva su vida – sus ojos oscuros se veían tristes.
-Todos tenemos derecho ha hacerlo, ¿no crees?
-Supongo… unos más que otros.
-¿Por qué dices eso?
-¡Vamos por unos tragos!
-Vale… vamos – tome mi bolso.

Él pago la cuenta, como tenia planeado. Al salir del restaurante y de que Cho me hiciera una señal de aprobación con los pulgares, Logan pidió su auto. Un Alfa romeo plateado. Me ayudo a subir y después me llevo a un bar lejos del bullicio de la ciudad. De inmediato pensé que me secuestraría, pero después de que él dejo el auto cerca del bar, supe que no era así. Parecía ser un tipo caballeroso, inteligente y con el alma hecha pedazos.



Entramos al bar. Los tipos de la puerta lo conocían, y los de la barra le enviaron de inmediato una botella de whisky. Dos vasos de vidrio cortado y un poco de hielo.

-Con dos cubitos – le dije. Él casi lleno mi vaso.

Él suyo fue un doble. Y suspiro. Lo vacío de un trago y de nuevo lo lleno. Yo apenas le di un sorbito a mi vaso. De nuevo él vacío su vaso y después su respiración se hizo pesada. Quisiera decir que después de vaciar los vasos de un trago se tranquilizo, pero no. Logan bebió en silencio, y mientras yo termine mi vaso, él ya había llenado y vaciado con la misma velocidad su vaso al menos unas 7 veces. Algo muy malo le rondaba la mente. Algo que lo tenía al borde, al límite. No sabía si era Emily, pero si era ella seguro que fue muy malo o mala. Pero si algo sabia de Emily era que ella ponía las cosas claras desde el principio.

-¿Logan… estas bien? – tome su mano y sus ojos ahora rojos e inundados de lagrimas me regresaron la mirada.
-¿Luzco como si estuviera bien? – pregunto.
-No.
-Que lista – ironizo.
-Dime que pasa, ¿puedo ayudarte en algo? Soy buena escuchando – estreche su mano.

Él quiso sonreír, pero no se formo una sonrisa en su boca.

-Perdí a la que creía era el amor de mi vida – dijo y se acerco más a mi.
-¿Emily?
-No…
-¿Quién entonces? – pregunte y acaricie su cabello sin poder evitarlo.
-Molly. Ella era como una luz, una luz que no debí tocar nunca. Ella tuvo que haber vivido una vida mejor, una vida duradera y larga. No la miseria que yo le hice vivir.
-¿De que demonios estas hablando? – tome su rostro.
-Ella esta muerta, por mi culpa. Todo por mi puta culpa. Me vio, mirándola y enloqueció, le dije que la había olvidado, pero… solo le mentí y me engañe a mi mismo… - se aventó a mis brazos y empezó a llorar.

¿Qué hace una con un tipo ebrio y llorando entre sus brazos? Me paralice.

-Ya… - Ahora me sentía como Sheldon cuando Leonard se siente mal, en The Big Bang Theory. –Calma, calma…
-Yo aun la amo, Luna. Y me siento terrible por perder a Molly.

No entendía ni una sola palabra, pero si eso servia para que él se tranquilizara, lo iba a escuchar.

-Quizá… quizá si te sinceras contigo mismo, todo se solucione, ¿no crees?
-No lo se.

Limpio sus húmedas mejillas.

-Es afortunada de tenerte – acaricio mi rostro.
-Si, seguro que si – dije, sin saber de qué mierda hablaba.
-Mi Molly murió y aun así… la amo a ella.
-¿A quien?
-A Emily… la amo con todo mí ser.

Su confesión me dejo paralizada de nuevo. Esta vez no sabia que consejo de Sheldon podía servirme.

-¿Quién era Molly? – pregunte bajito.
-Mi esposa… - bajo la mirada.
-Oh – no supe que más decir.

Eso si que era una pena muy grande. Llorar por la que alguna vez fue parte de tu vida, y tú amando a alguien más. Eso si que era una mierda de vida.

Logan se quedo tumbado en el sofá unos minutos más. Con la cara oculta por la sombra de una lámpara. La botella de whisky estaba vacía y entre sus manos.

-Hey… ¿Logan? – le di unos leves golpecitos a sus mejillas.

Su confesión aun retumbaba mis sentidos.

-No me siento bien – dijo con la voz pastosa.
-¿Quién lo estaría después de beber dos botellas de whisky? – le dije.
-Luna, -tomo mi muñeca – no repitas nada de lo que paso aquí, por favor.
-Yo…

No podía prometerlo.

-Júralo. Emily no debe saber que la amo, que muero por ella.
-Ya, tranquilo. Lo juro.


Mordí mis labios. Esto era algo muy pesado de cargar.

Un Valet parking nos dejo en su casa. Al parecer lo conocían tan bien que sabían que continuamente él se perdía en alcohol. Me dejo las llaves de su auto y yo, con más fuerza que cuidado, lo lleve a su cama. No lo desvestí, ya que seguro no aguantaría las ganas de darle algún mordisco en algún lugar, así que solo le quite el saco y la corbata, ah y los zapatos.

Aventándolo sobre las colchas y buscando algo con que taparlo, di con una fotografía de una chica hermosa y de cabellos dorados. Molly seguramente. Tenia de fondo un campo de árboles frutales y la chica sonreía alegre. En otra más estaba Logan con una chica pelirroja. Reconocí a Emily de inmediato. Ellos sonreían y estaban abrazados. No podía limitarme a solo observar, así que saque la fotografía del portarretratos. En la parte de atrás se podía leer el año en que se tomo la fotografía. En esos años aun no conocía a Emily, ninguna nos conocíamos entre si, creo.

Deje la fotografía en su lugar y volví a mi búsqueda inicial. Halle finalmente una frazada a cuadros escoceses y se la eche encima. Me asegure también de que él quedara de lado, así no podría ahogarse con su vomito y yo no cargaría con un muerto, como él.

-Emily… - llamo.
-Mmmh, soy Luna.
-Lo siento, lo siento tanto. Lamento haberte dejado… lamento todo y lamento lo que dije… Te amo, hermosa – su mano de borracho jalo de mi muñeca y atrayéndome a su boca me beso con tanta pasión que aun sabiendo que el beso no era para mi, me deje llevar por el sabor y la pasión del acto.

Eso estaba mal, lo sabia, pero sus manos grandes y calidas, acariciaron mi espalda.

-Logan – jadee empujándolo con mis debiluchos brazos.
-Emily… - repetía.

Sus manos bajaron a mi cadera y obligaron a que me sentada a horcajadas sobre él. Me quede quieta cuando sus labios bajaron por mi cuello. Su barba raspaba y no se… sentí que alguien más me besaba. Cerré los ojos y como toda una zorra me deje acariciar por sus sabios besos.

-Emily…

Bien, ese nombre empezaba a molestarme. Pero que diablos. Él no besaba a Luna, besaba a mi amiga, a Emily. Me despegue de él. Tome el reloj de números verdes de su mesa de noche y le di un golpe en la cabeza. Solo esperaba que eso no lo matara.

Baje de un salto al piso. Llame a Chuck mientras acomodaba a Logan sobre las cobijas y me percataba de que no sufriera algún daño mayor.

-¿Hola?
-Soy yo, Chuck. Luna… ¿podrías venir por mí?
-No me digas que estas de nuevo entre las sabanas de Jensen. ¿Dónde quedo el… “No caeré en su juego de nuevo”?

Gruñí ante su comentario. Si, yo había dicho eso. Aun así, él no podía quejarse, él era mi amigo y era su trabajo ayudarme. Además él no sabia lo que había pasado entre Jensen y yo el día en que se fue. Solo sabia que él me había lastimado al irse, solo que no sabia de que magnitud era el dolor de mi pecho.

-Cállate, idiota – le di la dirección y él a regañadientes dijo que no tardaría en llegar.

Chuck subió al departamento y lo deje pasar.
-¿Ahora te dedicas a seducir millonarios? – silbo al observar el departamento de dos pisos de Logan.
-No, es amigo de Emily. Esta ebrio y lo traje a su casa.
-Mmmh – asintió.
-Él esta arriba, por si quieres verlo.
-No quiero… creo en ti, Lu – sonrío.
-Más te vale – lo señale.

Mire sus escaleras y me pregunte de donde saque la fuerza para subir tantos escalones hasta su habitación. Ahora la pregunta del millón era, ¿por qué Emily lo dejo? ¿Qué le había pasado realmente a Mollly, su esposa? Todo era un secreto, y seguro que él por la mañana no sabría ni que lo golpeo, aunque viera su reloj abollado de una esquina.

Desaparecí con Chuck. Después de que él me llevo a mi departamento y de que me deseo un buen día, me amenazo:

-Luna, la próxima vez que me llames, más te vale estar perdida en alcohol. Así eres más divertida… y sexy – dijo y antes de que yo pudiera lanzarle un ladrillo él acelero su motocicleta y se perdió entre los autos.

3 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

WTF!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
No me jodas asi o mas intenreante este Fic... por Dios pobre mi Emily a veces em identifico tanto tanto taonto con ella ...y Luna con Jesen Oh Luna tno te resiste... Por dio mori con aquella escena del besooo nooo lo puedo creeer... morii ansiosa espero elste

Ale de Moesia dijo...

Mi amore Beu el capi me encanto esa luna oh por todos mis dioses!!! cof cof su amigo chucky que lo presente xD me encanta como es!! es una girl power y tambien odio la puta sonrisa de comercial de samantha ¬_¬ ademas la oio por que goza al tristan en toda la extencion de la de la... palabra jajaja quiero a ese logan no hay duda alguna aunque eso que te llamen por otro nombre es... despreciable jaja pero io si lo he hecho jaja xD pero lo mio fue un inocente error xD jajaja te amoo mi beu!! genial capi y espero que ese Jensen mi dios!!! io conozco a su amigo pero oh Jensen un dios en la cama y fuera de ella eso que ni que... Me leere ahora mismo el capi de Emily!! mis dioses estoy asi :3 te amoo mi beu suerte!! besos!!
Xau!!! xD

VioletaHerondale dijo...

Esta Luna me cae re bien! chiiarros! y ahora? con el Logan ya no sé ni que esperamos xD
sigo....

ps* más sesión de Jensen pls! xD

Las chicas del Té de Lemmon

LinkWithin

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...