enero 14, 2011

Maldita delicia. Capitulo XIV

¡¡Aaaaaah!! (eso es un grito de emocion).

Si. Hoy mis queridas lectoras, y mi Cricri :), es un dia muy emocionante. Digo, todos los dias deben serlo, pero hoy en especifico lo es.


Estremamos portada de Maldita delicia. Si que si :) La vida de estas chicas dará giros inesperados y muy lemmoneros XD ¡Uf! Se que les encanta eso, y claro a ellas también je.


Con este capi espero que se infarten. Tenia a mi Cricri pendiendo de un hilo. Pero finalmente aqui tienes el capi, mi Cricri. Disfrutalo tanto o más que ellas :P


Así que ya saben, no se me mueran que aun falta lo mejor. Regresos, bienvenidas, sorpresas. ¡Ah! Y para que vean que no soy tan mala como paresco XD, les diré un secretin... Alguien más vive en el edificio con Renata y Luna. Alguien... Solo puedo decir eso, pero... Pronto sabrán quien es ;) Atentas a los detalles.


Oh, y no olviden mandarnos sus dudas y todo lo que les ronde por la mente a nuestra base de operaciones... El link esta en la columna derecha. Con el titulo de "Tu preguntas, yo respondo :) ".


Se cuidan y enjoy ^^



14. No me detendre así que no lo pidas

Emily Wildest

-¿Podemos largarnos de aquí? – inquirió Patrick, con una sonrisa perversa en su rostro.
-Si – sonreí.

Dejamos la cafetería. Subimos a mi camioneta, él manejaba.
Casi podía oler su desesperación.
Cruzo las calles rápidamente, mientras le decía el camino a mi casa.

Bajamos. Prácticamente corrimos. Busque en mi bolso mi juego de llaves.

-Dios… - jadeo y abrazándome por detrás, echo mi cabello a un lado. Comenzó a besar mi cuello.
-Patrick… - gemí al sentir la dureza de su deseo chocando con mi trasero. Delicioso. Caliente. Sucio.
-Por Dios, Emily. Sino abres, te juro que te tomare aquí afuera – soltó lujurioso, lamiendo mi cuello.
Estremeciéndome por completo.
-Me encanta que pienses de esa forma – dije sonriendo.
Intente concentrarme en buscar las llaves.
Las encontré, al tiempo que Patrick deslizaba sus manos por mi silueta y jalaba mi falda para atraerme más a su dura entrepierna.
Gemí.
Logre abrir y entramos. Con risas ahogadas y la respiración agitada.
Patrick cerró la puerta de una patada y me aventó a la pared del pasillo.
-Emily… No sabes como deseo esto, desde el primer momento en que te vi. Intelectual, sexy, letal en tu escritorio. Te haré el amor… ¿Estas de acuerdo?

¿Qué si estaba de acuerdo? ¡Joder! Rogué por una noche de sexo con él, cada noche que lo tuve frente a mi escritorio.

Le hice saber que esta más que de acuerdo con su petición. Me quite el saco y empecé a desabotonar mi blusa.
-Ya… déjame hacer los honores – pidió tomando mis manos. Su piel bronceada contrastaba con mi piel.
Mirándome a los ojos, continúo abriendo mi blusa. Botón por botón. Mientras mi corazón amenazaba con salirse de mi pecho. Sus dedos largos rozaban la piel expuesta de mi sostén. Enchinandome. Estremeciéndome. Mojándome.

Jadee sin proponérmelo cuando él se inclino a morder y a lamer mi piel.
-Oh Dios…
-Puedes decirme Patrick – dijo. Reí.
Aventó mi blusa. Me observaba con hambre. Como un depredador.

Bajo mi falda. Sus manos tibias bajaron junto con ella hasta mis tobillos. Y de vuelta subieron hasta tomar mi cadera, envuelta en un liguero negro.
-¿Siempre vistes tan sexy?
-Solo si hay suerte…
-Pues nena. Hoy es tu noche de suerte – soltó.

Sonreí abiertamente.
Él se hinco frente a mí. Bajando lentamente con besos por mi vientre. Mire al techo. Temblé.

Patrick tomo una de mis piernas y la coloco sobre su hombro. ¡Oh Dios!
Se acerco más a mí. Su nariz rozaba mi monte de Venus. Mismo que ardía en deseo por él.
Tanto tiempo sin un hombre que me hiciera gritar. Eso ni yo podía creerlo. Ni mi 911, Dorian, estaba disponible. Había tenido que salir con el equipo de la Universidad a un partido en Los Ángeles. Eso si que es tener mala suerte.

Los curiosos dedos de Patrick acariciándome sobre la delgada tela de mis bragas me hicieron perder el hilo de mis pensamientos. Jadee.
-Si…
-No me detendré. Así que no lo pidas – dijo.

Si. Por favor, si.

Abrió los broches que sostenían mis medias negras al liguero y quitando mí pierda de su hombro, bajo mis bragas hasta el suelo. Prácticamente él manejaba mi cuerpo. Me hizo subir un pie y después el otro para quitarme las bragas y olfatearlas después perversamente.

Eso sin duda alguna, me mojo. Más…

Cerré las manos en puños a los costados. Ansiosa por lo que pasaría después.

Él monto mi otra pierna sobre su hombro y alzo la mirada hasta encontrarse con mis ojos. Se relamió los labios.
Un segundo después perdí su vista. Se hundió entre mis piernas. Jadee y temblé o temblé y jadee, no lo se.

-¡Aaaah!
Él no contesto.
Mientras yo me retorcía de placer al sentir su lengua y sus dedos largos en mi ya húmedo cuerpo.
Creí caerme, entonces él con una mano tomo mi cadera.
Continúe temblando mientras él y su lengua ardiente torturaba mi botón.

El mundo dio vueltas ante mi cuerpo, envolviéndome con el fuego abrasador del Sol. Con el frío de los polos. De nuevo al calor y entonces…
Mi cuerpo exploto con grito que llevaba ‘Patrick’ en los labios.
Creí que caería, si, de nuevo; Patrick se puso de pie y con los ojos dilatados me tomo del rostro y me beso.

Mi cuerpo estallo en júbilo. Como si sintiera de nuevo. Cada poro de mi cuerpo saltaba de alegría. Cada célula bailaba. Cada pulgada de mi piel rejuvenecía, renacía ante el beso. Ante el sabor de sus labios y su lengua. Ante el fuego que sus manos en mi cadera desprendía.

Viva. De nuevo.
Casi podía llorar de felicidad.

-¿Dónde duermes?
-¿Dormir? – regrese a tierra.
Parpadee desconcertada. Sentí sus dedos acariciar mi cabello, colocando un mechón detrás de mi oreja.
-Quiero verte tendida en tu cama – beso mis labios fugazmente.
-Ok – asentí, atontada.
Jale su mano. Él se inclino y tomo mis bragas entre sus dedos.
-Lo siento – lo mire desconceertada – ¿Qué pensaran si las ven ahí tiradas?
-Pensaran que me desnude con rapidez para que el hombre más sexy del mundo me tomara desesperado – dije.
-Ah, entonces no es nada malo – las arrojo a su espalda.

Entramos a mi habitación.
Encendí la luz de las mesitas de noche. Él encendió la luz de la habitación, que iluminaba toda la pieza.
-Te dije que quería verte…
Corto la distancia entre los dos y desabrocho mi sostén.
-No hay duda. Eres hermosa.
Sus dedos rozaron las cimas de mis senos. Los temblores regresaron a mi cuerpo.
-Zapatillas altas, medias, liguero. Mi fantasía hecha realidad – observo mi cuerpo detenidamente. Sonriendo sin mostrar los dientes. Una arruguita se formo al lado de su boca. Enloquecí.

Me desnudo despacio. Lamiendo mi piel. Lento. Torturándome. Besándome.
Tumbándome en la cama, se deshizo de su saco. Tomo mis manos y las llevo a su pecho. No me sentí capaz de abrir los botones, pero lo logre después de que su mirada avellanada me incitara a hacerlo. A terminar lo que habíamos comenzado días atrás.
Tras miradas furtivas en la oficina. Al cruzar los pasillos. Él sabia que le miraba el trasero al inclinarse a tomar agua por los bebederos. Él sabia que tanto lo deseaba. Sin embargo nunca dijo nada. Solo sonreía.

Su pecho estaba cubierto por una fina capa de oscuro vello. Sus músculos se marcaban a cada respiración. A cada movimiento. Por cada toque de mis manos.
Abrió mis piernas y se coloco entre ellas arrodillado. En boxer. Tenso por su pasión.
Tome aire y metí las manos, con cierta timidez. Si, me sentí cohibida ante este magnifico hombre.
Mi mano encontró lo que buscaba. Y lo tomo prisionero. Lo escuche jadear. Contener el aliento con los ojos cerrados.
-Hazlo – pidió, casi rogando.
Lo hice.
Frote. Suave, lento. Disfrutando de sus gestos, de los sonidos que se escapaban de sus labios. Me hinque frente a él. Besando su pecho, continúe frotando. Aumente el ritmo cuando sus gemidos se incrementaron.
-Basta… basta…
-¿Cómo dices? – murmure en su oído.
-Detente. Por favor.
Lo hice, muy a mi pesar.
Abrió los ojos.
Me arrojo a la cama. Abrió mis piernas y se deshizo de sus boxers con una rapidez asombrosa. Sonreí.
-Quiero hacerte gritar.
-Hazlo – gemí.

Relamiendo una vez más sus labios, tomo mi cadera y me arrastro hasta él. Sentí la dureza de su sexo en la entrada de mi cuerpo.
De apoco se unió. Mordí mis labios, estire los brazos para colgarme de su cuello. Su nariz rozo mi cuello. Respirando agitado y con pesadez.
Una vez unidos por completo, empezó a moverse adentro y afuera esta vez con potencia. Saliendo por completo y entrando con mayor vigor.
Mis gritos y jadeos no se hicieron esperar. Este hombre era un jodido genio.
-Mmh… Pat… Patrick… ¿Dónde aprendiste esto? – pregunte abrazándolo con las piernas, para sentirlo más profundo.
-Es natural, preciosa – dijo con suficiencia. Alzo mi cuerpo, acariciando mi espalda, besando mis labios. Nuestras lenguas danzaron gustosas. Mordí sus labios. Jale sus cabellos cuando comenzó a frotar mi botón, al ritmo de sus candentes movimientos…

_*_

Renata Cotty
Nota: Continuación Capitulo X

Después de que Jared salio de mi departamento visite a Luna. Toque a su puerta con los nudillos.

-Ella salio temprano… con un chico… de ojos azules… – informo la Señora Spencer. La vecina que sabia de la vida de todos en el edificio.
-¡Ah! Hmm, gracias, creo.
-De nada, Renata – sonrío la señora. Dio media vuelta y bajo a su departamento.
Seguro que ya venia de recopilar chismes de los pisos de arriba.

Vaya, mi Luna no estaba, ¿A dónde se habrá metido? En fin… Ojala y por fin se dio un encuentro con Tristán.

Salí a la calle. ¿Qué haría tanto tiempo sin Luna?
Camine sin rumbo por la acera. Pateaba un par de hojas de los árboles. Era otoño.

Sin pensarlo me encontré en la estación de trenes de la ciudad. La gente iba y venia con prisa. Sin mirar a nadie y chocando con todos.
Entre y me senté en una de las bancas de espera. Era grato ver a la gente correr de aquí para allá como locos. Me hacia sentir de cierta forma tranquila. El bullicio de la ciudad iba conmigo.
Recargue mi espada, subí mis piernas y las abrace contra mi pecho, envolviéndolas con los brazos. La gente ni se percataba de mi presencia. Yo tampoco lo hubiera hecho de llevar la misma presión que ellos sobre los hombros. Mi única presión era poder establecer mis sentimientos de una buena vez. Saber que demonios quería, claro, aparte de a Lex, Jared y William entre mis piernas. Suspire.

-¿Renata?

Mire al frente. Era Lex.
-Lex… ¿Qué haces aquí?
-Voy llegando, de Kansas…
Tenía una maleta negra con rueditas a sus pies. Una chaqueta color caramelo de piel, una playera blanca y sus jeans. Mmmh.
-Bienvenido.
-Gracias. No pensé encontrarte aquí, ¿esperas a alguien? – pregunto mirando fugazmente a su alrededor.
-No, solo… vine a dar una vuelta – me puse de pie. -¿Vas a tu casa?
-Si… estoy rendido.
-¿Puedo acompañarte?
-Pero que preguntas. ¡Claro que puedes! Un poco de compañía femenina no me caería mal. Fue un fin de semana con puros hombres. Estoy hasta el cuello de machismo – sonrío.

Salimos de la terminal y subimos a un taxi. Pronto me encontré descendiendo del taxi y esperando en el umbral a la espera que de él abriera su casa.
-Listo – introdujo la llave en la cerradura. Se escucho un clic. Me invito a entrar primero.
-¿Con quien estuviste en Kansas? – pregunte una vez que nos sentamos en la sala. Lex estiro las piernas y los brazos.
-Con Jack, y su padre. Y unos amigos de su padre. Estuvimos de pesca. Jack tenía mucho de no ver a sus padres. Y como Luna esta tan ocupada con su trabajo, nos fuimos sin ella.
-Oh, te divertiste – observe.
-Si… aunque la vida de la ciudad me relaja. Los suburbios de Kansas son atractivos, pero el ajetreo citadino es sin duda mi favorito. Allá no se descomponen tantos autos como aquí – sonrío. Recargo la nuca sobre sus brazos. –Es bueno estar de nuevo en casa.
-Si, es bueno tenerte de vuelta – dije sin pensar. –Yo… digo…
-No te disculpes. Yo también te extrañe – quito los brazos de detrás de su cabeza y jugueteo con los mechones sueltos de mi cabello. –Te extrañe mucho… No tienes ni idea.

Su aroma y cercanía me enchinaban la piel. Lo deseaba. Él lo sabía. Todos lo sabíamos. Cartón, mi gato, lo sabía.

Tomo mi mentón y me acerco a sus labios para besarnos. Oh Dios, como extrañaba sus labios.
Desesperada me monte sobre él. Sonriendo contra mi boca continúo el beso.
Lo escuche reír mientras le arrancaba la ropa. Si hubiera podido desgarrarla sin duda lo hubiera hecho. No tenia tiempo de bajarle correctamente los jeans, simplemente metí mi mano a su entrepierna, que me esperaba ansiosa y le hice soltar un gemido contra mi cuello.

Torture su razón, frotando, apretando y arañando la delicada piel de su sexo. Él nunca pidió que me detuviera, sus ojos se cerraban con fuerza, su cabeza estaba echada hacia atrás y logre besar la columna de su garganta.

-Oh, Rens… Si, así nena… así – jadeaba.
-¿Así? – preguntaba con una fingida voz inocente. Tocaba su punta con el pulgar y frotaba. Estaba tan duro que sus mejillas se sonrojaron.

Quería que se corriera por mi causa. Pero ansiaba aun más la unión de nuestros cuerpos.
Como si de desvestirme dependiera mi vida, lo hice. Lex me miro, sonriendo con picardía. Me atrajo a su pecho y bajándose un poco más los jeans nos unimos en un jadeo.

Subía y bajaba mi cuerpo con sus manos sobre mis caderas. Mi cabello se alborotaba por los movimientos tan rápidos y fuertes. -Si… muévete… - murmuraba lamiendo mis pechos.
Su lengua trazaba círculos en mis pechos, y sus dientes jalaban con delicadeza mis pezones. Recargue las manos en sus muslos. Él invadió mi cuerpo con un dedo y rió satisfecho cuando grite.
De pronto… palmeo mi trasero. Gemí. Aun más excitada.
-Hazlo de nuevo – pedí brincando sobre él.
-Te gusta – no fue una pregunta y percibí orgullo en su voz.
-De una extraña forma me encanta – dije. –Una más.
Y me palmeo. Acariciando mi trasero después. Calmando el delicioso dolor de sus palmadas.
-.-

Recostados sobre su sofá, Lex acariciaba mi espalda con sus dedos. Ya estaba desnudo por fin.
Mis piernas terminarían arqueadas de un momento a otro.
-Tengo hambre… - dijo. Sus entrañas lo secundaron y estalle en risas.
-¿No te fue suficiente? – subí una pierna sobre su estomago.
-Nena, no tengo nunca suficiente de ti – acaricio mi muslo. –Nunca tendré suficiente.
-¿Quieres que prepare algo de comer? – ofrecí.
-Oh no, te siento tan bien sobre mi cuerpo que olvidare mis tripas por un par de horas más.
Jalo mi rostro hasta el suyo y me beso. Su mano bajo por entre mis piernas y jadee en su boca cuando sus dedos se hundieron en mis pliegues.
Desquiciando. Aumentando mis ganas. Subiendo el calor de mi cuerpo. Provocando más humedad…


_*_

Jennifer Lamb

Emily me contó lo que Luna había descubierto del tal Andy. Y al contrario de lo que ellas pensaron. De que me daría miedo y empezaría de más paranoica, no fue así. Me entro más curiosidad por saber más de él. Tal vez si lo encontraba él me diría algo más sobre mi madre, sobre la vida que llevo en Londres, y como era su matrimonio, si ella era feliz. Si fue feliz.

Después del trabajo anduve por Central Park, alimente a los patos en el lago y bajo un árbol espere a que la noche cayera.
-¿Qué haces aquí tan solita? Con el frío que hace.
Era Rosty.
-Solo… No quería estar en casa – confesé.
-Hmmm. ¿Quieres estar en la mía?
-Si me invitas.
-Siempre serás bienvenida – sonrío, estiro su mano para que la tomara. Lo hice.
-¿Me mostraras por fin el Gym de Robert?
-Seguro – me paso un brazo por encima de los hombros y anduvimos lento hasta que por fin llegamos a su gym.

Subimos las escaleras. De lejos parecía una bodega. Ya adentro, el piso estaba forrado de azul. De colchones azules. Un carril de sacos de pelea. Un par de peras para golpear más al fondo. Unos aparatos de pesas en el extremo paralelo a la puerta de entrada. Del lado derecho una oficina y detrás de eso, una puerta para las regaderas.
-¿Qué te parece?
-Muy lindo.
-Vamos. Ambos sabemos que apesta.
-¡Claro que no! – refunfuñe. –Nunca había estado en un gimnasio, y menos uno exclusivo para hombres – informe echándole un vistazo a todo el lugar. –Creo que te visitare seguido.
-Eso ni en tus sueños. No dejare que los malandrines que vienen te miren. Estas como quieres y no quiero que esos canallas te incomoden – jalo de mi cadera hasta su cuerpo.

La tela de algodón de sus pantalones deportivos me dejó sentir en el vientre el poder su arma. Letal. Satisfactoria.
-Se cuidarme sola. Además, ya estoy acostumbrada.
-¿Segura? – inquirió alzando una ceja. -¿Y sabes cuidarte de un entrenador furioso y con un dolor en la entrepierna que grita tu nombre?
-Creo que puedo manejarlo – Alce la rodilla y roce su entrepierna.
-Mmmh, si, creo que puedes – atrapo mi pierna y la coloco al lado de su cadera.

Me arrastro a lo que parecía ser su oficina y sentándose en su silla de respaldo alto, me hizo sentarme a horcajadas sobre él.
-Jennifer, no sabes como agradezco que hoy vistas falda – dijo acariciando mis nalgas.
-Pues – me acerque a su oído – agradecerás que hoy no lleve nada debajo.
-¿Qué? – jadeo.
-Lo que escuchas – tome una de sus manos y la metí dentro de mi falda.
Sus dedos acariciaron mis pliegues, haciéndome suspirar.
Mi cuerpo cobro vida y la curiosidad por el tal Andy se fue al carajo. Con Rosty debajo de mi cuerpo no había nada más que su potente entrepierna y mis ganas de sentirlo explotar en mi cuerpo. Solo eso.

-Oh si, Jenn… - Mordía mis pechos mientras embestía con fuerza alzando la cadera para llegar más profundo en mi cuerpo.
-Mmmh… - gemía rogando llegar.

De pronto, Rosty me tomo en sus fuertes brazos y me subió a su escritorio. Tiro todo con un manotazo. Así podía embestir con más vigor. Lo supe porque casi lloro de placer. Rosty sabía como hacerme gritar.
Sus manos se aferraron a mis nalgas. Mi falda yacía sobre mi cintura, la tela estaba revuelta. Mi blusa de holanes estaba abierta y mi sostén había desparecido de mi cuerpo.

-Venga, te siento llegar… - su voz estaba ronca.
Su rostro perlado en sudor y sus manos… Sus manos no dejaban de tocarme.
Sonreí al verlo cerrar los ojos y perderse entre mis senos. Su lengua trazaba figuras sin sentido sobre ellos, y sus labios besaban mi cuello.
-Ross – jadee.
Lo abrace con las piernas para llevarlo conmigo y sentir como se derramaba en mí.
Su grito fue más fuerte que el mío. Y llevaba mi nombre con fuego.

-.-

-¡Dios! – casi grito.
Salio de mi cuerpo. Sus mejillas aun rojas. Sudaba. Me sentó sobre su escritorio. Tenía las piernas entumecidas. Me aferre tanto a su cadera que me dolían los muslos.
-¿Qué sucede? – me vio fruncir el ceño cuando me alcanzo mi sostén.
-Nada, solo… me canse – admití.
-Oh nena – Se acerco y me abrazo, posando su mentón sobre mi cabeza. –Me asustaste. Creí que te había lastimado.
-Rosty, eres grande, pero no Godzilla – sonreí terminando de abotonar mi blusa.
Él estallo en una carcajada que le tenso lo músculos cuando tomo aire.
-¿Eso es un cumplido? – pregunto. Acaricio mis piernas.
-Creo – admití.
Alzo las cejas y me dio un beso tierno. De esos que vez en las películas y que te hacen sentir maripositas. Esos que te hacen olvidar y desear aun más a la otra persona.
-Tengo que llevarte a mi casa. Y no dejar que te levantes de mi cama…
-Me agrada la idea…

_*_

Luna Phellan
Nota: Continuación Capitulo VIII

Desperté en mi casa cerca del medio día. La luz del sol me daba en el rostro. Hice sombra con mi mano.
Mire alrededor. Algo se movió a mi lado. Voltee. Estuve a punto de gritar, pero entonces observe el cabello despeinado que se me hacia tan familiar. Era Chuck.

Suspire aliviada. Pensé que había venido a casa con un extraño. Pero entonces las tripas se me tensaron. Asome mi cabeza por debajo de las sabanas moradas de mi cama. Si… Mi ropa estaba en su lugar.
Me derrumbe de vuelta en la cama. Aliviada. Me puse de lado y observe como dormía Chuck. Si, como aquel vampiro loco que observaba a su amada dormir. Salvo que Chuck no era mi amado. Sonreí tan solo de pensarlo.
Las cejas gruesas que enmarcaban los ojos celestes de Chuck me llamaban a tocarlas. Lo hice. Mi dedo índice las trazo sin cansancio. Hasta que él abrió los ojos.
-Vaya… Has vuelto – dijo con una deslumbrante sonrisa.
-¿Volver?, ¿de donde?
-De Borracholandia.
-Ah…
-Nena, deja de tomar así. Cualquiera podría aprovecharse de ti…
Me asuste.
-¿De verdad? Tan mal me pongo…
-Lu, la razón de esa borrachera se que tiene nombre. Y se también, que tu lo sabes.

Enmudecí.
Mi borrachera solo tenía un nombre. Jensen. Y odiaba eso. No importaba cuantas veces me dijera que eso había llegado a su fin. No importaba tampoco cuantas veces mirara a hurtadillas a Tristan. Sabía que eso tampoco seria. Lo sabía y odiaba eso: mi realidad.

-.-

-Teclea “Andy”. Anda, anda, anda… - presionaba a Chuck a su espalda.
Estábamos en mi casa. Era ya muy noche. Viernes. Con un par de botellas de vino vacías sobre la mesa.
-Tranquila, Lu. No soy tan rápido.
-Oh, vamos ya. Eres un nerd y lo sabes – le di un golpe en el hombro.
-Tranquila. No presiones.

Chuck se había colado en las listas de pasajeros de los aviones de Nueva York. Había tantos Andys que me dolía la cabeza tan solo de leerlos.
-Si nos descubren estamos muertos. No se si esto sea legal, pero…
-Chuck – regañe- todo lo que tu haces es ilegal.
-Calla – sonrío. –Andy… - murmuro. –Quizá si revisamos los pasaportes…
-¡Hazlo, hazlo! – apure.

Chuck no tardo nada en revisar. Le dije desde cuando más o menos había Jennifer visto al tipo. Y la descripción.
-Un Dios griego – bufo. –Eso no me dice nada…
-Venga ya. Ojos marrones. Tez blanca… Dios griego. Eso es fácil.
Chuck volteo los ojos.
Los Andys jóvenes que encontraba, no eran lo que yo llamaría un Dios griego. Así que los descarte de inmediato.
Finalmente cerca de las 3 de la mañana me tumbe en un sofá y me arrope con un chal. Miraba adormilada a Chuck que tecleaba con rapidez en mi ordenador. De vez en vez le daba un trago a su copa de vino. Y cuando sentía mi mirada sobre él, se giraba a observarme unos segundos. Sus ojos celestes me apaciguaban y me hacían desear saltarle encima. Pero no, solo éramos amigos.
Para no sentir esa tensión entre nosotros le gritaba.
-Anda ya Chuck. Trabaja – gritaba en broma.
Chuck sonreía y volvía su vista a la pantalla.
Cerré los ojos un par de segundos. Solo para no mirarlo.
-¡Hey! ¡Soy un genio o qué! – grito.
Me desperté de golpe. Me puse de pie y mire la pantalla a espaldas de Chuck, sobre su hombro. Entrecerré los ojos por la luz que desprendía la pantalla.
Si… Un Dios griego. Andrew Norton.
-Llamare a Emily… - dije y tome mi móvil.
-¿Ahora? Son las… - miro su reloj en su muñeca izquierda – cuatro de la mañana.
-¿Ah si? – pregunte. –No importa. Esto es importante…
-Si tú lo dices… - alzo los hombros y se fue a sentar al sofá.
Agradecí a Chuck su ayuda mientras buscaba a Emily en mis contactos.
-Esto te costara caro, Lu. Muy caro…
-¿Qué es lo que quieres?
-¿Recuerdas la noche que fui por ti a León, tu bar?
-Solo recuerdo que subimos a un taxi… - murmure mientras buscaba a Emily. Joder mis contactos se habían borrado, ¡Qué demonios!
-Oh… es decir que no recuerdas… nada – recargo su cabeza en sus manos, sus codos estaban sobre sus piernas.
-Eso dije – alce la miraba para verlo. -¿Qué hice?
Él sonrío de lado. Se puso de pie.
-Espera, ya encontré el nombre – alce un dedo, mientras él se acercaba.

Un tono…
-Tiene que ser algo muy bueno para llamar a las 4 de la mañana – Emily gruño.
-Si… si que lo es – Chuck se recargo a mi lado. –La que debería de gruñir soy yo… Pero como somos amigas…
-Habla, Lunática.
-¿Esta Jennifer por ahí?
-No.
-Bien. Quiero que tú me des tu opinión primero.
-Luna, me estas dando miedo.
Si… Y Chuck a mi. Se había sentado en una silla frente a mí. No dejaba de mirarme.
-Ok… Me metí en un lío por esto. ¿Sabes?
Y ese lío se llama Chuck. Con esa mirada…
-Luna, habla. Ahora – exigió.
-Andy, Andrew Norton…
-¿Es ingles?
-Británico, si – confirme. –Según mi fuente… - ¡Que fuente! Luna reacciona. –Llego hace un par de semanas. No es un delincuente, - me incline a ver la pantalla – no dice donde vive. Al parecer eso es más confidencial.
-Acuéstate con tu fuente – sugirió. Espero que eso no lo haya escuchado Chuck.
-¡Emily!
-Bromeo…
Pero nosotras no, ¿cierto, Lu?
Shh, calla.
-Ok. ¿Cuándo le diremos eso a Jennifer? No quiero que se asuste, ya ves como es de paranoica – Una loca en potencia sin duda.
-Si… ok, le plantearemos las cosas. Además, la escuchaste, el tipo esta como un Dios.
Más que eso. –Vaya que si.
-Bueno, ya hablaremos de eso mañana, más tarde. Descansa, Lunática, te escucho cansada.
-Si, lo estoy. Descansa igual. Adiós.

Colgué.

-Así que… no recuerdas nada… - continuo Chuck.
-Chuck. Dime que fue lo que hice.
-Ah nada… Solo intentaste violarme en el auto, después en tu sala, en el diván justamente.
-¡¿Qué?! – chille. Mi corazón amenazo con detenerse. –Estas jugando, ¿cierto?
-Luna… - suspiro. –Somos amigos.
-Si…
-Jamás jugaría contigo. Jamás. Somos más sinceros que el mismo Papa. ¿Ajá? – se puso de pie. Cruzo la distancia que lo separaba de mí. –Y Luna… el mismo Papa sabe que me encantas…
Me quede helada. ¿Lo decía en serio?
-Yo se que estabas ebria. Pero sabes… Los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Tú te escuchabas muy convincente.
-Chuck – jadee. –Yo…
-Shh… - puso un dedo sobre mis labios. –No tienes por qué decir nada.
-Si… Si, si Chuck si tengo – di un paso hacia atrás, choque con la mesa. Estaba acorralada. –Chuck… me…
-Ya – atajo. –Entiendo. Solo hay un hombre en tu vida y ese es Jensen. Lo entiendo. Tu y yo somos amigos de toda la vida también entiendo eso. Pero ¿sabes? Me vuelves loco, Luna. Loco.
-¿De verdad?
Chuck se carcajeo.
-Luna, si no me encantara pasar tiempo contigo, no estaría aquí, a las 4 de la mañana buscando a un tipo que si, definitivamente esta como Dios… - bufo.
-Chuck… - gemí. Era tan lindo escuchar eso. –Somos…
-Amigos – termino por mí. –Lo entiendo. ¿Sabes? Mejor me voy…
Dio media vuelta y cruzo la estancia hasta la puerta.
-¡No! Charles… No… - corrí hasta la puerta. –También me gustas.
-Como amigo…
Fruncí los labios. ¿Por qué me la ponía tan difícil?
-Eres… muy guapo.
-Ja, Luna… se que no seremos novios. Ni amigos con derechos. Solo…
-¿Quieres tener sexo conmigo? – sentencie. Un nudo se formo en mi interior.
-No... Mira… Esto es difícil – froto su nuca. –Quiero hacerte el amor.
-Lo hubieras dicho antes – sonreí.
-No me entiendes… Luna, me gustas. Siempre me has gustado, pero… tú te decidiste por el imbécil de Evan. Es mi amigo si, pero eso no le quita lo imbécil. No solo Jensen odiaba a Evan – recordó.
-Pensé que no te gustaba… - murmure.
-Ja. Necesito ser gay para que no me gustes – dio un paso más hacia mi y tomo mi cabello. –Solo quiero que sepas esto. Te quiero… y jamás, jamás te lastimare. Jamás – aseguro.
Casi me suelto a llorar de felicidad.
-Se que no lo harás. Siempre has sido bueno conmigo y… has estado cuando más te necesito.
-Si… esperando una oportunidad de entrar en tu loca vida – admitió.
-Quiero ser libre…
-Y siempre lo serás. Solo déjame demostrar que soy mejor que esos imbéciles con los que te aventuras… - tomo mi nuca. –Quiero que sepas que estaré a tu lado… siempre – sus dedos acariciaron mis mejillas. –Luna… deja que te haga el amor por primera vez en tu vida…

Sentencio un segundo antes de unir sus labios con los míos.

5 comentarios:

Ada Parthenopaeus dijo...

Estyo atragantada... si ellas lo disfrutaron yo igual.... mierda todo fue tan... diria una amiga moje braga como loca.... que capitulo tan entretenido y lemmonero si me encnarta el lemmon me encanta maldita delicia y que puedo decirte Sensei que suerte tienes estas 4 con estos tipos tan hot.... al que no quieran me lo pueden enviar apartado postal abjo... Diooooooos mori con chuck moriiiiiii... y que puedo decir Rosty wowow...Patrick.....aaaaaaaa ahora mimente piensa en cosas sucias, me rei con lo de la nalgada y con Luna diciendo que estaba casanda.... eniwey esperare el viernes ansisiiisiima

Ale de Moesia dijo...

Oh mis dioses!!! Que tremendo cai amore mio mi Beu!!! me tienes asi O_O!!! quiero mas es como una droga maldita delicia deliciosa xD tendras que decirme mas!! ahora mismo me pregunto si acaso hay alguien para escoger, por que todos son excelentes ahora no sabria con quien se queda cada una. Por que mejor no de todos los pretendientes se hace uno?? xD yo y mis ideas jajaja quiero mas!! asi como en el comercial de Tang jajaja amo la historia y amo el capi!!!!! que puedo decir dios!!! te amo mi Beu!!!! Y lo sentarse a pensar rodeada de gente es algo que comparto con esa rens!! es tranquilizador!! y lo de rosty!! tremendas declaraciones es "grande" jaja xP quiero a patrick!!! ah y Chuck mi dios casi enfurecia si luna le decia el "te quiero pero solo como amigo xD jajajaja

Besos!!
Xau!!!

Karla Medina dijo...

omg estugo, bomba estuvo muy bueno, esa suerte, ese gym, hooo Lex, Rosty,Chuck,Patrick estuvo woooo sin palabras que muchachas tan traviezas jajajajaja estuvo genial ya quiero leer el otro capitulo xD

VioletaHerondale dijo...

Por las pelotas de Telhu! Primero: Este capitulo estuvo hecho un infarto de principio a fin!

a Ver enmarcaremos esto "-Oh Dios…
-Puedes decirme Patrick –"

Ese Patrick si sabe como .... ok no pero si sabe! xD

Luego la zorra de Renta salidita de la cama y va con mi hombre tss. Mis fantasias me dejarán pensar que algún día Lex me diga lo que Chuck a Lu "deja que te haga el amor por primera vez en tu vida" Morí con eso! además porque el chuck está mmmm... mejor que las m&m´s !

Pero ya lo verás mi Beu que un día Lex terminará en mis brazos.... xD

Violet dijo...

He leido como una posesa esta primera temporada, termine este capi entre feliz, extasiada, me encanta que estas chicas tengan a sus backups masculinos!!! eso chicas!! hay que usarlos que para eso estan!!! ademas estan buerorrisimos todos!!! ya estoy ansiosa por terminar estas temporada y devorar la siguiente!
Aunque he tenido que hacer malabares porque en el ipad no puedo leer este nuevo formato en el ipad aparece con fondo negro y no veo una p.. letra!!! pero me las arreglo para leer hasta la madrugada!!!

Las chicas del Té de Lemmon

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